/ viernes 9 de marzo de 2018

Accidentados y muertos: ¿quién es el responsable?

Por medio de estas páginas informativas se dio a conocer el terrible accidente de la unidad de transporte público (combi), que viajaba por la llamada “autopista de la muerte” donde la voladura de una llanta en pésimo estado provocó choque y volcadura de la camioneta donde viajaban 16 ocupantes de los que perdieron la vida en forma instantánea siete de ellos, enlutando a siete hogares. Y… surge una interrogante ¿quién es el culpable? ¿Será un solo culpable o habrá más? ¿Será el conductor que murió con el tremendo impacto? ¿El dueño de la unidad de transporte público? ¿Las autoridades encargadas de regular la velocidad? ¿O quienes otorgaron el “permiso” de viajar por la autopista? ¿Quiénes, quiénes serán los culpables del acontecimiento luctuoso?

La alta velocidad del automotor acusa al conductor como responsable del accidente por abusar de la velocidad que marcan los señalamientos carreteros. Y ese abuso lo pagó con su vida. Pero el conductor no es el responsable de la llanta deteriorada, sino del dueño de la unidad automotora quien debe estar atento al buen estado integral del vehículo. Quien debe ofrecer seguridad a pasajeros con el buen estado y funcionamiento de las partes mecánicas del autotransporte. Delicado e importante es el funcionamiento correcto de: frenos, dirección, llantas y motor.

Las “autoridades” encargadas de regular la velocidad mediante vigilancia, es y ha sido nula, por ello; la arbitrariedad de conductores que carecen de educación vial y otras veces que no cuentan con licencia para manejar, aprovechan la ausencia de la autoridad de tránsito para abusar de la velocidad y las paradas indebidas en una autopista donde está prohibido el ascenso y descenso de pasajeros no solamente de combis, porque también lo hacen autobuses que viajan a la ciudad de México, los que, de paso sea dicho, cobran como servicio de primera y no lo son. Las autoridades de tránsito federal y estatal, saben que no deben transitar vehículos de servicio público y mucho menos hacer paradas para dar el servicio de transporte exponiendo gravemente vidas de pasajeros.

Culpables de esas muertes y otras más son, precisamente, las autoridades responsables del uso de carreteras, ellas han permitido al transporte colectivo utilizar la autopista. Esas autoridades también cuentan en su haber este tipo de accidentes por no aplicar las normas de tránsito en vigor.

¿Qué prisa llevaba el chofer de la combi accidentada? Por lo que se sabe de expresiones de conductores del servicio público, tienen la presión de dueños de las unidades, porque les exigen el dinero del pasaje por turno en cantidades que la mayoría de veces no pueden entregar. Y por ello se ven obligados a desarrollar altas velocidades no solo en carretera sino en la propia ciudad capital. Es una explicación y hasta justificación de las “carreritas” en la pequeña ciudad. Dichas “carreritas”, les permiten obtener más pasaje (a veces), para cumplir las condiciones económicas impuestas del patrón, ello en detrimento de los peatones quienes tienen que dar paso prioritario a peligrosos conductores de combis de pasaje público. Este caso y sus consecuencias no desean resolverlo las autoridades correspondientes. Seguro es, que hay motivos poderosos, porque a la fecha no se atreven a poner orden.

Si algún día se contara con autoridad responsable del transporte público, aplicaría normas para proteger a usuarios, por ejemplo: exigir menor número de pasajeros por unidad motora, y asientos con cinturones de seguridad. Actualmente, automotores como la accidentada “permiten” hasta 24 pasajeros, cuyo sobrepeso pone en peligro la estabilidad automotora, esta práctica a diario se registra, con la venia de la policía de vialidad. ¿Por qué no levantan infracción? Solo ellos (los agentes de tránsito), lo saben. Y, permiten y han permitido esa impunidad en perjuicio del público usuario.

¿Qué autoridad revisa el aspecto mecánico vehicular? Trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes solo supervisan números de serie de motores y carrocería a combis, camioncitos y coches. Lo que hacen con cámaras fotográficas. Se interrogó respecto a supervisión mecánica de dichas unidades, y la respuesta fue: se ignora. Ahí mismo, se notó falta de tornillos que sujetan a rines de llantas a unidades seminuevas en revisión, las que ocupan seis: tenían cuatro y las de cinco; tenían tres. Otras observaciones: ¿Por qué se permite a unidades de servicio público expeler humo excesivo por su de escape? ¿Por qué permiten autoridades de vialidad el molesto sonido que emiten los frenos sin forros en buen estado?

Tal vez un día se puedan elegir autoridades que verdaderamente se preocupen y ocupen por el bienestar del pueblo. ¿Y usted respetable lector puede señalar al verdadero culpable del suceso letal acaecido en la “autopista de la muerte”?

Por medio de estas páginas informativas se dio a conocer el terrible accidente de la unidad de transporte público (combi), que viajaba por la llamada “autopista de la muerte” donde la voladura de una llanta en pésimo estado provocó choque y volcadura de la camioneta donde viajaban 16 ocupantes de los que perdieron la vida en forma instantánea siete de ellos, enlutando a siete hogares. Y… surge una interrogante ¿quién es el culpable? ¿Será un solo culpable o habrá más? ¿Será el conductor que murió con el tremendo impacto? ¿El dueño de la unidad de transporte público? ¿Las autoridades encargadas de regular la velocidad? ¿O quienes otorgaron el “permiso” de viajar por la autopista? ¿Quiénes, quiénes serán los culpables del acontecimiento luctuoso?

La alta velocidad del automotor acusa al conductor como responsable del accidente por abusar de la velocidad que marcan los señalamientos carreteros. Y ese abuso lo pagó con su vida. Pero el conductor no es el responsable de la llanta deteriorada, sino del dueño de la unidad automotora quien debe estar atento al buen estado integral del vehículo. Quien debe ofrecer seguridad a pasajeros con el buen estado y funcionamiento de las partes mecánicas del autotransporte. Delicado e importante es el funcionamiento correcto de: frenos, dirección, llantas y motor.

Las “autoridades” encargadas de regular la velocidad mediante vigilancia, es y ha sido nula, por ello; la arbitrariedad de conductores que carecen de educación vial y otras veces que no cuentan con licencia para manejar, aprovechan la ausencia de la autoridad de tránsito para abusar de la velocidad y las paradas indebidas en una autopista donde está prohibido el ascenso y descenso de pasajeros no solamente de combis, porque también lo hacen autobuses que viajan a la ciudad de México, los que, de paso sea dicho, cobran como servicio de primera y no lo son. Las autoridades de tránsito federal y estatal, saben que no deben transitar vehículos de servicio público y mucho menos hacer paradas para dar el servicio de transporte exponiendo gravemente vidas de pasajeros.

Culpables de esas muertes y otras más son, precisamente, las autoridades responsables del uso de carreteras, ellas han permitido al transporte colectivo utilizar la autopista. Esas autoridades también cuentan en su haber este tipo de accidentes por no aplicar las normas de tránsito en vigor.

¿Qué prisa llevaba el chofer de la combi accidentada? Por lo que se sabe de expresiones de conductores del servicio público, tienen la presión de dueños de las unidades, porque les exigen el dinero del pasaje por turno en cantidades que la mayoría de veces no pueden entregar. Y por ello se ven obligados a desarrollar altas velocidades no solo en carretera sino en la propia ciudad capital. Es una explicación y hasta justificación de las “carreritas” en la pequeña ciudad. Dichas “carreritas”, les permiten obtener más pasaje (a veces), para cumplir las condiciones económicas impuestas del patrón, ello en detrimento de los peatones quienes tienen que dar paso prioritario a peligrosos conductores de combis de pasaje público. Este caso y sus consecuencias no desean resolverlo las autoridades correspondientes. Seguro es, que hay motivos poderosos, porque a la fecha no se atreven a poner orden.

Si algún día se contara con autoridad responsable del transporte público, aplicaría normas para proteger a usuarios, por ejemplo: exigir menor número de pasajeros por unidad motora, y asientos con cinturones de seguridad. Actualmente, automotores como la accidentada “permiten” hasta 24 pasajeros, cuyo sobrepeso pone en peligro la estabilidad automotora, esta práctica a diario se registra, con la venia de la policía de vialidad. ¿Por qué no levantan infracción? Solo ellos (los agentes de tránsito), lo saben. Y, permiten y han permitido esa impunidad en perjuicio del público usuario.

¿Qué autoridad revisa el aspecto mecánico vehicular? Trabajadores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes solo supervisan números de serie de motores y carrocería a combis, camioncitos y coches. Lo que hacen con cámaras fotográficas. Se interrogó respecto a supervisión mecánica de dichas unidades, y la respuesta fue: se ignora. Ahí mismo, se notó falta de tornillos que sujetan a rines de llantas a unidades seminuevas en revisión, las que ocupan seis: tenían cuatro y las de cinco; tenían tres. Otras observaciones: ¿Por qué se permite a unidades de servicio público expeler humo excesivo por su de escape? ¿Por qué permiten autoridades de vialidad el molesto sonido que emiten los frenos sin forros en buen estado?

Tal vez un día se puedan elegir autoridades que verdaderamente se preocupen y ocupen por el bienestar del pueblo. ¿Y usted respetable lector puede señalar al verdadero culpable del suceso letal acaecido en la “autopista de la muerte”?