/ viernes 12 de octubre de 2018

Acoso escolar: brutal

La palabra inglesa bullying se compone de dos voces: bully, con significado de matón brabucón, y la segunda acepción: intimidar, amedrentar, mangonear, y la terminación ing corresponde al gerundio español ando, endo. Lo que más se acerca al idioma español es la segunda acepción, sin embargo, autoridades educativas ya han hecho del vocablo inglés uso normal, en lugar de utilizar el que corresponde: acoso escolar, porque está aplicado a las agresiones que se efectúan entre niños y jóvenes escolares.

Penoso es conocer otro caso que acontece en la ciudad de Apizaco en la escuela secundaria Héroe de Nacozari, donde compañeros del niño Aldo Y. lo agredieron a puntapiés causando rompimiento de vejiga urinaria y estallamiento de bazo, el que tuvieron que extirpar.

Este tipo de agresiones entre alumnos dentro y fuera de la escuela se han dado desde la creación de los centros escolares en todo el mundo, se tiene la opinión de hombres y mujeres adultos de Apizaco que sus padres cuando se portaban mal en casa eran amenazados con ser enviados a la escuela antes mencionada como ejemplo de rigor ejercido por docentes. Actualmente se sabe que dicha escuela secundaria está certificada como “libre de acoso escolar”, y la pregunta se impone: siendo “certificada” dicha escuela, ¿por qué se ha dado este caso estremecedor y repugnante? Y otra interrogante más: ¿Quién es el culpable?

Existen muchos factores para señalar con índice de fuego quién es el culpable de hechos detestables: ¿Será el hogar impulsor de agresiones? ¿Será el maestro que no dirige adecuadamente la conducta escolar? ¿Será el ambiente callejero? ¿Quién? ¿Quién será?

Hay aspectos que pasan desapercibidos y se olvida que en la adolescencia se están produciendo cambios biológicos en el organismo y la presencia hormonal, induce hacia la agresividad, por tanto ahí la escuela y el hogar deben estar alertas para que el adolescente emplee sus impulso en forma adecuada, una de las formas: desempeñar algún deporte donde sus impulsos físicos y mentales tengan la actividad creativa. Pero… la opresión familiar que no permiten a los hijos salir a jugar y, entonces; la casa opera como cárcel que va almacenado fuerzas biológicas que en un momento dado estallan en forma violenta y lamentable.

Por el lado de la formación humana, es el hogar donde deben imbuirse a los hijos los valores indispensables para convivir en familia y en su entorno domiciliario, escolar y extraescolar. En el hogar se elaboran principios morales que norman conductas positivas para toda la vida, una de ellas: respetar para ser respetado. Pero… si en el hogar contempla a diario pleitos entre padres, golpes propinados a la madre por el padre, o el padre desobligado y además vicioso, entonces poco pueden hacer los maestros que atienden el segundo hogar, debido a que en el hogar primordial existe un ambiente totalmente negativo. En justicia para la sociedad, el Estado debiera establecer una escuela para padres, principalmente para aquellos que no tuvieron ejemplo familiares constructivos.

Los maestros no son responsables de agresiones que se dan fuera del centro escolar, su labor está dentro de la escuela, cierto es que su orientación en valores hacia el alumnado es para conducirse con el debido y respeto, dentro y fuera de la escuela.

La sociedad no debe desconocer la influencia negativa televisiva, cine e internet que han contribuido a la destrucción de valores que debieran observar todos los ciudadanos. Un ejemplo que se da en la escuela cuando el maestro pregunta al niño a que aspira cuando sea adulto y el discente responde: presidente de la república y otros contestan; padrote. Es copia de la sociedad, el maestro no ha querido ser analítico para definir cuáles son los valores axiológicos positivos o negativos de cada personaje.

En los años 50 del siglo pasado el abuso entre alumnos, era como siempre, el que mangoneaba a los “más débiles” o “más dejados” impotentes de defensa. Los abusadores de sus compañeros quitaban el “itacate” o parte de él, obligaban a hacer la tarea escolar, robaban lápices y cuadernos, y en el argot escolar al abusado se le conocía como “el puerquito de…”. Esas conductas negativas existen, y que también caen en el concepto de acoso escolar.


La palabra inglesa bullying se compone de dos voces: bully, con significado de matón brabucón, y la segunda acepción: intimidar, amedrentar, mangonear, y la terminación ing corresponde al gerundio español ando, endo. Lo que más se acerca al idioma español es la segunda acepción, sin embargo, autoridades educativas ya han hecho del vocablo inglés uso normal, en lugar de utilizar el que corresponde: acoso escolar, porque está aplicado a las agresiones que se efectúan entre niños y jóvenes escolares.

Penoso es conocer otro caso que acontece en la ciudad de Apizaco en la escuela secundaria Héroe de Nacozari, donde compañeros del niño Aldo Y. lo agredieron a puntapiés causando rompimiento de vejiga urinaria y estallamiento de bazo, el que tuvieron que extirpar.

Este tipo de agresiones entre alumnos dentro y fuera de la escuela se han dado desde la creación de los centros escolares en todo el mundo, se tiene la opinión de hombres y mujeres adultos de Apizaco que sus padres cuando se portaban mal en casa eran amenazados con ser enviados a la escuela antes mencionada como ejemplo de rigor ejercido por docentes. Actualmente se sabe que dicha escuela secundaria está certificada como “libre de acoso escolar”, y la pregunta se impone: siendo “certificada” dicha escuela, ¿por qué se ha dado este caso estremecedor y repugnante? Y otra interrogante más: ¿Quién es el culpable?

Existen muchos factores para señalar con índice de fuego quién es el culpable de hechos detestables: ¿Será el hogar impulsor de agresiones? ¿Será el maestro que no dirige adecuadamente la conducta escolar? ¿Será el ambiente callejero? ¿Quién? ¿Quién será?

Hay aspectos que pasan desapercibidos y se olvida que en la adolescencia se están produciendo cambios biológicos en el organismo y la presencia hormonal, induce hacia la agresividad, por tanto ahí la escuela y el hogar deben estar alertas para que el adolescente emplee sus impulso en forma adecuada, una de las formas: desempeñar algún deporte donde sus impulsos físicos y mentales tengan la actividad creativa. Pero… la opresión familiar que no permiten a los hijos salir a jugar y, entonces; la casa opera como cárcel que va almacenado fuerzas biológicas que en un momento dado estallan en forma violenta y lamentable.

Por el lado de la formación humana, es el hogar donde deben imbuirse a los hijos los valores indispensables para convivir en familia y en su entorno domiciliario, escolar y extraescolar. En el hogar se elaboran principios morales que norman conductas positivas para toda la vida, una de ellas: respetar para ser respetado. Pero… si en el hogar contempla a diario pleitos entre padres, golpes propinados a la madre por el padre, o el padre desobligado y además vicioso, entonces poco pueden hacer los maestros que atienden el segundo hogar, debido a que en el hogar primordial existe un ambiente totalmente negativo. En justicia para la sociedad, el Estado debiera establecer una escuela para padres, principalmente para aquellos que no tuvieron ejemplo familiares constructivos.

Los maestros no son responsables de agresiones que se dan fuera del centro escolar, su labor está dentro de la escuela, cierto es que su orientación en valores hacia el alumnado es para conducirse con el debido y respeto, dentro y fuera de la escuela.

La sociedad no debe desconocer la influencia negativa televisiva, cine e internet que han contribuido a la destrucción de valores que debieran observar todos los ciudadanos. Un ejemplo que se da en la escuela cuando el maestro pregunta al niño a que aspira cuando sea adulto y el discente responde: presidente de la república y otros contestan; padrote. Es copia de la sociedad, el maestro no ha querido ser analítico para definir cuáles son los valores axiológicos positivos o negativos de cada personaje.

En los años 50 del siglo pasado el abuso entre alumnos, era como siempre, el que mangoneaba a los “más débiles” o “más dejados” impotentes de defensa. Los abusadores de sus compañeros quitaban el “itacate” o parte de él, obligaban a hacer la tarea escolar, robaban lápices y cuadernos, y en el argot escolar al abusado se le conocía como “el puerquito de…”. Esas conductas negativas existen, y que también caen en el concepto de acoso escolar.