/ martes 22 de marzo de 2022

AIFA, del capricho a la improvisación

Finalmente este lunes, el Presidente de México inauguró el que sería uno de los proyectos clave de su gobierno, cuando se encuentra a poco más de la mitad de su administración.

Dejando de lado las críticas de carácter político, existen diversas razones técnicas que daban cuenta de la inviabilidad del proyecto de Santa Lucía, así como la viabilidad del aeropuerto de Texcoco.

El único argumento que López Obrador utilizó para cancelar la obra del que sería uno de los aeropuertos más importantes del mundo, fue el "hallazgo" de actos de corrupción, que hasta el momento, carecen de sustento legal o investigación alguna al respecto.

La Presidencia de la República afirmó en un comunicado oficial, que con la cancelación del NAIM:Se evitó un desastre ecológico mayor, una severa explosión demográfica en la Zona Oriente del Valle de México, la sobre explotación de recursos escasos como el agua, el dispendio de enormes recursos públicos y la herencia de altos compromisos financieros a las siguientes administraciones; evitó, además, el desperdicio de la infraestructura aeroportuaria existente y los riesgos del comportamiento de pistas e instalaciones en un terreno inestable y complejo.

Sin embargo, ninguno de estos argumentos, principalmente en materia de sustentabilidad ambiental, fueron utilizados para evitar el inicio de dos obras que claramente se contraponen con el argumento presidencial: el tren maya, que ha derribado árboles, lastimado mantos acuíferos y dañando los ecosistemas de flora y fauna de la región, así como la construcción de la refinería de Dos Bocas, donde en pleno siglo XXI, lejos de la dinámica de la industria de la generación de energía, y de otras afines al consumo de combustibles de alto impacto en dióxido de carbono, cuya apuesta es por la reducción en el uso de combustibles que dañen al medio ambiente.

En materia económica, cancelar el NAIM representó la pérdida de al menos 45 mil empleos y un impacto negativo en las arcas gubernamentales, que se traduce en 331 mil 996 millones de pesos tirados a la basura, lejos de los 100 mil millones de pesos estimados por la federación para realizar la cancelación del aeropuerto de Texcoco; es decir, con lo que se ha gastado por la cancelación, se pudieron haber construido cuatro aeropuertos Felipe Ángeles. ¡De ese tamaño es el daño a la Nación!.

Dicho sea de paso, la construcción del aeropuerto de Texcoco representaba también una oportunidad de crecimiento económico para Tlaxcala, derivado de la cercanía que éste tenía con la entidad.

Ayer se inauguró un aeropuerto que aún no tiene vialidades listas para el fácil acceso de los pasajeros, peor aún, no cuenta con las acreditaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional, ni de Trasporte Aéreo, lo que hasta ahora impide que el AIFA, opere vuelos con destino a los Estados Unidos, aunado a la reducción de la calificación en materia de seguridad aérea en la que se encuentra nuestro país, al haber incumplido con los estándares internacionales,

El aeropuerto se trata además, de una construcción en la que ni el propio arquitecto Francisco González-Pulido, creador del diseño, tuvo injerencia alguna, al haber sido prácticamente desplazado por el Ejército mexicano, en el proceso de construcción del proyecto, situación que derivó en el deslinde de la obra de quien debería haber sido el primer responsable.

Una más de la 4T.

Agradezco el favor de su lectura.

Finalmente este lunes, el Presidente de México inauguró el que sería uno de los proyectos clave de su gobierno, cuando se encuentra a poco más de la mitad de su administración.

Dejando de lado las críticas de carácter político, existen diversas razones técnicas que daban cuenta de la inviabilidad del proyecto de Santa Lucía, así como la viabilidad del aeropuerto de Texcoco.

El único argumento que López Obrador utilizó para cancelar la obra del que sería uno de los aeropuertos más importantes del mundo, fue el "hallazgo" de actos de corrupción, que hasta el momento, carecen de sustento legal o investigación alguna al respecto.

La Presidencia de la República afirmó en un comunicado oficial, que con la cancelación del NAIM:Se evitó un desastre ecológico mayor, una severa explosión demográfica en la Zona Oriente del Valle de México, la sobre explotación de recursos escasos como el agua, el dispendio de enormes recursos públicos y la herencia de altos compromisos financieros a las siguientes administraciones; evitó, además, el desperdicio de la infraestructura aeroportuaria existente y los riesgos del comportamiento de pistas e instalaciones en un terreno inestable y complejo.

Sin embargo, ninguno de estos argumentos, principalmente en materia de sustentabilidad ambiental, fueron utilizados para evitar el inicio de dos obras que claramente se contraponen con el argumento presidencial: el tren maya, que ha derribado árboles, lastimado mantos acuíferos y dañando los ecosistemas de flora y fauna de la región, así como la construcción de la refinería de Dos Bocas, donde en pleno siglo XXI, lejos de la dinámica de la industria de la generación de energía, y de otras afines al consumo de combustibles de alto impacto en dióxido de carbono, cuya apuesta es por la reducción en el uso de combustibles que dañen al medio ambiente.

En materia económica, cancelar el NAIM representó la pérdida de al menos 45 mil empleos y un impacto negativo en las arcas gubernamentales, que se traduce en 331 mil 996 millones de pesos tirados a la basura, lejos de los 100 mil millones de pesos estimados por la federación para realizar la cancelación del aeropuerto de Texcoco; es decir, con lo que se ha gastado por la cancelación, se pudieron haber construido cuatro aeropuertos Felipe Ángeles. ¡De ese tamaño es el daño a la Nación!.

Dicho sea de paso, la construcción del aeropuerto de Texcoco representaba también una oportunidad de crecimiento económico para Tlaxcala, derivado de la cercanía que éste tenía con la entidad.

Ayer se inauguró un aeropuerto que aún no tiene vialidades listas para el fácil acceso de los pasajeros, peor aún, no cuenta con las acreditaciones de la Organización de Aviación Civil Internacional, ni de Trasporte Aéreo, lo que hasta ahora impide que el AIFA, opere vuelos con destino a los Estados Unidos, aunado a la reducción de la calificación en materia de seguridad aérea en la que se encuentra nuestro país, al haber incumplido con los estándares internacionales,

El aeropuerto se trata además, de una construcción en la que ni el propio arquitecto Francisco González-Pulido, creador del diseño, tuvo injerencia alguna, al haber sido prácticamente desplazado por el Ejército mexicano, en el proceso de construcción del proyecto, situación que derivó en el deslinde de la obra de quien debería haber sido el primer responsable.

Una más de la 4T.

Agradezco el favor de su lectura.