/ viernes 27 de julio de 2018

Al rescate del petróleo enajenado

Deja el actual gobierno federal hundida la economía del país. La deuda ancestral que detuvo el gobierno de Díaz Ordaz, con la mínima cantidad en comparación de la contraída por subsiguientes gobiernos y que ha estado aumentando hasta la fecha, no ha sido frenada; sino por el contrario.

Esfuerzo titánico espera a integrantes del gobierno de López Obrador para poder pagar la gran deuda histórica que ocupa el 43% del Producto Interno Bruto (PIB), nacional. Reprobable lo que la clase política dominante integrada por personajes que sería sucio mencionarlos, han actuado contra los intereses que corresponden al pueblo, el que ahora decidió extirparlo con el deseo que sea para siempre.

El pueblo está informado por los medios de comunicación de las gestiones que está realizando entre ellas la integración de su futuro secretariado y se espera que su esfuerzo y capacidad devuelva al pueblo fuentes de trabajo que anteriores sistemas de gobierno cercenaron por medio de convenios sin contemplar que generarían miseria y todo lo que trae consigo.

La clausura de la refinería de petróleo de Azcapotzalco es vivo ejemplo de eliminación de fuentes de producción y desde luego de trabajo, siguieron las demás refinerías las que disminuyeron el refinado del crudo hasta el 50%, y después otras más dejaron de funcionar bajo el fútil pretexto de que la extracción de crudo había disminuido, por lo tanto ya no había suficiente crudo para convertirlo en gasolinas, esa fue explicación a medias de los directores de PEMEX.

Mientras el gobierno mexicano clausuraba refinerías, en Texas las compañías petroleras construían refinerías, las que ahora venden las gasolinas a México. Aplicando el sentido común, ¿será coincidencia que los gobiernos nacionales cierren refinerías y el país del Norte y se prepare para producir más gasolina para exportar y el inmediato importador sea nuestro país? Actualmente esa industria texana vende a México gasolina cara y desde el punto de vista comercial una interrogante: ¿No sería mejor que PEMEX gestionara más producción de crudo, para nuestras refinerías que están reposo? Porque el tesoro del gobierno mexicano ha dejado de recaudar dividendos hacia el extranjero con la compra de hidrocarburos. Son millones de dólares que se pagan a empresas texanas, dinero que debiera invertirse para enriquecer nuestra economía.

Es un hecho que los gobiernos federales pasados hicieron dispendio de las ganancias del petróleo con el agregado de que los directivos de la industria petrolera hicieran caso a los ingenieros que demostraron patriotismo al opinar que debiera emplearse un capital para la detección de nuevos mantos de oro negro, opiniones científicas que fueron soslayadas por los cómplices de la clase política.

Ahora López Obrador ha propuesto construir una gran refinería en Tabasco, con el propósito de abastecer al consumo nacional, dándose prioridad a la producción de petróleo crudo en fuentes localizadas en el Golfo, pozos que aumentarían la producción de gasolinas. Lógico es que urge la explotación de mantos petrolíferos, porque sin el crudo de diferentes grados incluyendo el más espeso o pesado, no puede haber producción de hidrocarburos. Por el momento se piensa en la construcción de una refinería pero también se tiene el proyecto de erigir otra en el Estado de Campeche.

Actualmente del 100% del consumo nacional de gasolinas el 74% se compra a los EE. UU., esa gran fuga de capital, debiera invertirse en México, y en última instancia en reestructurar a pozos y refinerías así como adquirir tecnología que permita perforaciones a grandes profundidades marinas. Dato preciso: las refinerías después de 45 años apenas en 2015 iniciaron las rehabilitaciones. Otra opinión es dejar de exportar petróleo crudo a países como: España, Corea del Sur y Japón sin embargo los “consejeros comerciales” opinan que no debe dejarse de exportar crudo, porque se perdería el mercado. Sin embargo, no puede seguir la venta de crudo barato y continuar con la adquisición de gasolina cara.

Dadas las circunstancias que requiere el país para refinar crudos, debe iniciarse por tomar lo que existe, en tanto se extraiga más mineral del subsuelo.


Deja el actual gobierno federal hundida la economía del país. La deuda ancestral que detuvo el gobierno de Díaz Ordaz, con la mínima cantidad en comparación de la contraída por subsiguientes gobiernos y que ha estado aumentando hasta la fecha, no ha sido frenada; sino por el contrario.

Esfuerzo titánico espera a integrantes del gobierno de López Obrador para poder pagar la gran deuda histórica que ocupa el 43% del Producto Interno Bruto (PIB), nacional. Reprobable lo que la clase política dominante integrada por personajes que sería sucio mencionarlos, han actuado contra los intereses que corresponden al pueblo, el que ahora decidió extirparlo con el deseo que sea para siempre.

El pueblo está informado por los medios de comunicación de las gestiones que está realizando entre ellas la integración de su futuro secretariado y se espera que su esfuerzo y capacidad devuelva al pueblo fuentes de trabajo que anteriores sistemas de gobierno cercenaron por medio de convenios sin contemplar que generarían miseria y todo lo que trae consigo.

La clausura de la refinería de petróleo de Azcapotzalco es vivo ejemplo de eliminación de fuentes de producción y desde luego de trabajo, siguieron las demás refinerías las que disminuyeron el refinado del crudo hasta el 50%, y después otras más dejaron de funcionar bajo el fútil pretexto de que la extracción de crudo había disminuido, por lo tanto ya no había suficiente crudo para convertirlo en gasolinas, esa fue explicación a medias de los directores de PEMEX.

Mientras el gobierno mexicano clausuraba refinerías, en Texas las compañías petroleras construían refinerías, las que ahora venden las gasolinas a México. Aplicando el sentido común, ¿será coincidencia que los gobiernos nacionales cierren refinerías y el país del Norte y se prepare para producir más gasolina para exportar y el inmediato importador sea nuestro país? Actualmente esa industria texana vende a México gasolina cara y desde el punto de vista comercial una interrogante: ¿No sería mejor que PEMEX gestionara más producción de crudo, para nuestras refinerías que están reposo? Porque el tesoro del gobierno mexicano ha dejado de recaudar dividendos hacia el extranjero con la compra de hidrocarburos. Son millones de dólares que se pagan a empresas texanas, dinero que debiera invertirse para enriquecer nuestra economía.

Es un hecho que los gobiernos federales pasados hicieron dispendio de las ganancias del petróleo con el agregado de que los directivos de la industria petrolera hicieran caso a los ingenieros que demostraron patriotismo al opinar que debiera emplearse un capital para la detección de nuevos mantos de oro negro, opiniones científicas que fueron soslayadas por los cómplices de la clase política.

Ahora López Obrador ha propuesto construir una gran refinería en Tabasco, con el propósito de abastecer al consumo nacional, dándose prioridad a la producción de petróleo crudo en fuentes localizadas en el Golfo, pozos que aumentarían la producción de gasolinas. Lógico es que urge la explotación de mantos petrolíferos, porque sin el crudo de diferentes grados incluyendo el más espeso o pesado, no puede haber producción de hidrocarburos. Por el momento se piensa en la construcción de una refinería pero también se tiene el proyecto de erigir otra en el Estado de Campeche.

Actualmente del 100% del consumo nacional de gasolinas el 74% se compra a los EE. UU., esa gran fuga de capital, debiera invertirse en México, y en última instancia en reestructurar a pozos y refinerías así como adquirir tecnología que permita perforaciones a grandes profundidades marinas. Dato preciso: las refinerías después de 45 años apenas en 2015 iniciaron las rehabilitaciones. Otra opinión es dejar de exportar petróleo crudo a países como: España, Corea del Sur y Japón sin embargo los “consejeros comerciales” opinan que no debe dejarse de exportar crudo, porque se perdería el mercado. Sin embargo, no puede seguir la venta de crudo barato y continuar con la adquisición de gasolina cara.

Dadas las circunstancias que requiere el país para refinar crudos, debe iniciarse por tomar lo que existe, en tanto se extraiga más mineral del subsuelo.