/ lunes 23 de abril de 2018

AMLO, Anaya y Meade, factores determinantes en la elección de senadores y diputados federales


  • Asegura la victoria de Morena la acertada selección de candidatos para su fórmula tlaxcalteca al Senado
  • Ana Lilia Rivera y Álvarez Lima, sin obstáculos a la vista en su camino rumbo al Senado de la República
  • Pese a soportar el lastre de EPN, del PRI y de Meade, Anabell Alvarado aspira al escaño de primera minoría


En pos de las tres senadurías tlaxcaltecas que estarán en juego el próximo 1º de julio, hace ya días que recorren pueblos y ciudades de la entidad seis aspirantes de tres distintas coaliciones. Mas como la ley establece que cada una debe presentar una fórmula con dos candidatos, la ciudadanía no los elegirá por separado sino emparejados. Concluidos que fueron los procesos de selección al interior de los partidos y armonizados en sus coaliciones sus diferentes intereses, estas son finalmente las propuestas que han presentado a la consideración del elector: Juntos haremos Historia, a Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima; Por México al Frente, a Minerva Hernández y Gelacio Montiel; y Todos por México, a Anabell Alvarado y Florentino Domínguez.


ELECCIONES ENTRELAZADAS

Las últimas reformas electorales desdeñaron la alternativa de escalonar por mitades a los miembros del Senado, de forma tal que cada tres años se renovase el cincuenta por ciento de ese cuerpo colegiado. Así pues, los comicios en los que sexenalmente toca integrar el Senado son coincidentes -como en la era del partido “casi único”- con aquellos en los que se elige al Presidente de la República. A esa circunstancia obedece que, con independencia de las prendas personales de los aspirantes a llegar a la mal llamada Cámara Alta, sus probabilidades de triunfo suelen guardar estrecha relación con las que a su vez tiene de llegar a Los Pinos el candidato presidencial que encabeza su partido o coalición.


LA FÓRMULA LOPEZOBRADORISTA

Lo mismo, pero dicho de un modo más directo: antes de apostar por tal o cual fórmula conviene atender a las encuestas, esas que, por lo menos hasta antes del debate de ayer, colocaban a Andrés Manuel López Obrador muy por delante de Ricardo Anaya, y a años luz del sumergido José Antonio Meade. Añada usted a su cálculo que los tlaxcaltecas tienen marcada propensión -comprobada en varias elecciones- a votar por el tabasqueño y sus candidatos, y entonces concluirá conmigo que los momios claramente favorecen a los abanderados de Morena, Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima, ubicados respectivamente en el primero y segundo sitio de su fórmula. Vale recordar que la primera mayoría obtiene para su coalición dos escaños; el tercero toca a quien ocupe el primer lugar de la que consiga ser la primera minoría.


ANA LILIA RIVERA

Gracias a los buenos oficios de Patricio Lima fue que conocí a Ana Lilia Rivera. No preciso cuándo se dio el encuentro, pero fue hace años, quizá seis, quizá ocho, quizá más. Conversé con ella en extenso; a la sazón era una joven animada de los más limpios propósitos; creía en los suyos, en sus iguales, en sus costumbres, en sus tradiciones, y los defendía con emoción. En ese tiempo su causa era la defensa del maíz criollo en contra de la intrusión de las semillas transgénicas que -decía- acabarían por desnaturalizar el bien más preciado y característico de los pueblos originarios. Su decir no era desordenado; al contrario, sus ideas iban hilándose unas tras otras de forma articulada. Pensé que, cuando a esa joven le llegara la madurez y pudiera alzar su mirada de modo que oteara el complejo mosaico de la patria, sería una representante popular incorruptible, genuina y lúcida. Hace unos días le oí exponer su ideario… y no, no me equivoqué. Llegó el tiempo de Ana Lilia, una tlaxcalteca que pronto nos dará motivos para enorgullecernos de ella.


JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ LIMA

En mi visión ideal de la política, Álvarez Lima reúne las virtudes que ha de tener un senador en su acepción más clásica. De edad madura, con un amplio acerbo de experiencias de la índole más diversa, José Antonio es además un gran ser humano, ávido permanentemente de conocimientos, incansable lector, articulista notable, culto, de palabra directa y clara, equilibrado, sensato, discreto, cauteloso, bueno en esencia. Un hombre sabio, en suma, cuya vida sencilla y austera linda con lo monacal. Sí, Álvarez Lima es mi amigo, y estoy consciente que esa amistad quita objetividad a estas apreciaciones, afectadas por el respeto, la admiración y el agradecimiento que le profeso. Mas pese a esa debilidad que reconozco, tengo la certeza de que, si el voto le favorece, representará con honradez y dignidad a esa Tlaxcala que hace años le tocó gobernar, y a la que le abrió las puertas a la democracia, con pleno respeto a la voluntad popular y sin mirar su personal conveniencia ni la de su antiguo partido.


LA DISPUTA POR LA SEGUNDA MAYORÍA

Así como hay pocas dudas acerca de quién ganará esa primera mayoría, sí las hay, en cambio, para saber cuál de las otras dos opciones obtendrá el escaño restante, si la priista Anabell Alvarado con la coalición Por México al Frente, o la panista Minerva Hernández abanderando a Todos por México. Descarto tanto al perredista Gelacio Montiel como al tricolor Florentino Domínguez, no porque carezcan de méritos personales sino porque el lugar secundario que ocuparán en la boleta electoral hace prácticamente imposible que puedan alcanzar esa tercera senaduría. En lo personal me inclino a pensar que Anabell podría imponerse a Minerva, por cuanto la priista dispondrá del respaldo de una estructura gubernamental de la que hasta hace poco fue secretaria de Gobierno, puesto que la puso en contacto con los entresijos ocultos de la realidad política del estado.


ANABELL ALVARADO

La carrera administrativa y política de Anabell está caracterizada por la brevedad e intermitencia de su labor en los cargos que le fueron conferidos y por haberlos desempeñado indistintamente en Tlaxcala, en el Estado de México y en la capital de la República. Como figura pública aparece en mi radar el primer año de la gestión de Mariano González, del que fue secretaria particular unos pocos meses, al término de los cuales abandonó el puesto para irse a Barcelona a perfeccionar sus estudios. Antes había asistido a González, también como particular, cuando aquel fue presidente del PRI estatal y luego senador. Esa última experiencia le valió a Anabell incorporarse a la administración del gobernador mexiquense Peña Nieto durante los cinco años que se prolongó su estancia en aquellas lares. De vuelta a Tlaxcala, y como primer paso hacia una diputación federal, se la designó líder de la CNOP local. De San Lázaro, previa renuncia a su curul, pasó a la Secretaría de Gobierno, cargo que le confió el mandatario Marco Antonio Mena, y al que también renunció para ahora postularse al Senado por la coalición Todos por México. En resumen: una priista avezada, iniciada a la vera de Mariano González y con cursos avanzados de formación política en la afamada escuela atlacomulquense. Esa es Anabell Alvarado.


  • Asegura la victoria de Morena la acertada selección de candidatos para su fórmula tlaxcalteca al Senado
  • Ana Lilia Rivera y Álvarez Lima, sin obstáculos a la vista en su camino rumbo al Senado de la República
  • Pese a soportar el lastre de EPN, del PRI y de Meade, Anabell Alvarado aspira al escaño de primera minoría


En pos de las tres senadurías tlaxcaltecas que estarán en juego el próximo 1º de julio, hace ya días que recorren pueblos y ciudades de la entidad seis aspirantes de tres distintas coaliciones. Mas como la ley establece que cada una debe presentar una fórmula con dos candidatos, la ciudadanía no los elegirá por separado sino emparejados. Concluidos que fueron los procesos de selección al interior de los partidos y armonizados en sus coaliciones sus diferentes intereses, estas son finalmente las propuestas que han presentado a la consideración del elector: Juntos haremos Historia, a Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima; Por México al Frente, a Minerva Hernández y Gelacio Montiel; y Todos por México, a Anabell Alvarado y Florentino Domínguez.


ELECCIONES ENTRELAZADAS

Las últimas reformas electorales desdeñaron la alternativa de escalonar por mitades a los miembros del Senado, de forma tal que cada tres años se renovase el cincuenta por ciento de ese cuerpo colegiado. Así pues, los comicios en los que sexenalmente toca integrar el Senado son coincidentes -como en la era del partido “casi único”- con aquellos en los que se elige al Presidente de la República. A esa circunstancia obedece que, con independencia de las prendas personales de los aspirantes a llegar a la mal llamada Cámara Alta, sus probabilidades de triunfo suelen guardar estrecha relación con las que a su vez tiene de llegar a Los Pinos el candidato presidencial que encabeza su partido o coalición.


LA FÓRMULA LOPEZOBRADORISTA

Lo mismo, pero dicho de un modo más directo: antes de apostar por tal o cual fórmula conviene atender a las encuestas, esas que, por lo menos hasta antes del debate de ayer, colocaban a Andrés Manuel López Obrador muy por delante de Ricardo Anaya, y a años luz del sumergido José Antonio Meade. Añada usted a su cálculo que los tlaxcaltecas tienen marcada propensión -comprobada en varias elecciones- a votar por el tabasqueño y sus candidatos, y entonces concluirá conmigo que los momios claramente favorecen a los abanderados de Morena, Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima, ubicados respectivamente en el primero y segundo sitio de su fórmula. Vale recordar que la primera mayoría obtiene para su coalición dos escaños; el tercero toca a quien ocupe el primer lugar de la que consiga ser la primera minoría.


ANA LILIA RIVERA

Gracias a los buenos oficios de Patricio Lima fue que conocí a Ana Lilia Rivera. No preciso cuándo se dio el encuentro, pero fue hace años, quizá seis, quizá ocho, quizá más. Conversé con ella en extenso; a la sazón era una joven animada de los más limpios propósitos; creía en los suyos, en sus iguales, en sus costumbres, en sus tradiciones, y los defendía con emoción. En ese tiempo su causa era la defensa del maíz criollo en contra de la intrusión de las semillas transgénicas que -decía- acabarían por desnaturalizar el bien más preciado y característico de los pueblos originarios. Su decir no era desordenado; al contrario, sus ideas iban hilándose unas tras otras de forma articulada. Pensé que, cuando a esa joven le llegara la madurez y pudiera alzar su mirada de modo que oteara el complejo mosaico de la patria, sería una representante popular incorruptible, genuina y lúcida. Hace unos días le oí exponer su ideario… y no, no me equivoqué. Llegó el tiempo de Ana Lilia, una tlaxcalteca que pronto nos dará motivos para enorgullecernos de ella.


JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ LIMA

En mi visión ideal de la política, Álvarez Lima reúne las virtudes que ha de tener un senador en su acepción más clásica. De edad madura, con un amplio acerbo de experiencias de la índole más diversa, José Antonio es además un gran ser humano, ávido permanentemente de conocimientos, incansable lector, articulista notable, culto, de palabra directa y clara, equilibrado, sensato, discreto, cauteloso, bueno en esencia. Un hombre sabio, en suma, cuya vida sencilla y austera linda con lo monacal. Sí, Álvarez Lima es mi amigo, y estoy consciente que esa amistad quita objetividad a estas apreciaciones, afectadas por el respeto, la admiración y el agradecimiento que le profeso. Mas pese a esa debilidad que reconozco, tengo la certeza de que, si el voto le favorece, representará con honradez y dignidad a esa Tlaxcala que hace años le tocó gobernar, y a la que le abrió las puertas a la democracia, con pleno respeto a la voluntad popular y sin mirar su personal conveniencia ni la de su antiguo partido.


LA DISPUTA POR LA SEGUNDA MAYORÍA

Así como hay pocas dudas acerca de quién ganará esa primera mayoría, sí las hay, en cambio, para saber cuál de las otras dos opciones obtendrá el escaño restante, si la priista Anabell Alvarado con la coalición Por México al Frente, o la panista Minerva Hernández abanderando a Todos por México. Descarto tanto al perredista Gelacio Montiel como al tricolor Florentino Domínguez, no porque carezcan de méritos personales sino porque el lugar secundario que ocuparán en la boleta electoral hace prácticamente imposible que puedan alcanzar esa tercera senaduría. En lo personal me inclino a pensar que Anabell podría imponerse a Minerva, por cuanto la priista dispondrá del respaldo de una estructura gubernamental de la que hasta hace poco fue secretaria de Gobierno, puesto que la puso en contacto con los entresijos ocultos de la realidad política del estado.


ANABELL ALVARADO

La carrera administrativa y política de Anabell está caracterizada por la brevedad e intermitencia de su labor en los cargos que le fueron conferidos y por haberlos desempeñado indistintamente en Tlaxcala, en el Estado de México y en la capital de la República. Como figura pública aparece en mi radar el primer año de la gestión de Mariano González, del que fue secretaria particular unos pocos meses, al término de los cuales abandonó el puesto para irse a Barcelona a perfeccionar sus estudios. Antes había asistido a González, también como particular, cuando aquel fue presidente del PRI estatal y luego senador. Esa última experiencia le valió a Anabell incorporarse a la administración del gobernador mexiquense Peña Nieto durante los cinco años que se prolongó su estancia en aquellas lares. De vuelta a Tlaxcala, y como primer paso hacia una diputación federal, se la designó líder de la CNOP local. De San Lázaro, previa renuncia a su curul, pasó a la Secretaría de Gobierno, cargo que le confió el mandatario Marco Antonio Mena, y al que también renunció para ahora postularse al Senado por la coalición Todos por México. En resumen: una priista avezada, iniciada a la vera de Mariano González y con cursos avanzados de formación política en la afamada escuela atlacomulquense. Esa es Anabell Alvarado.