/ miércoles 9 de mayo de 2018

Amnistía o justicia transicional

La situación de violencia que vive nuestro país y que no es contenida por el Estado provoca, por un lado, un exceso de tensión en la ciudadanía, los jóvenes, por ejemplo, aumentan su estrés y su tensión, que llegan al extremo de incrementar el porcentaje de suicidios en México.

Los ciudadanos viven espantados en su vida cotidiana, comerciantes cierran negocios por exigencia de cuotas, miedo permanente y generalizado en muchos estados del país por levantones o secuestros exprés.

¿Cómo restablecer el “Estado de derecho” que aminore impunidad y atempere violencia?

Una propuesta en la campaña presidencial de la República habla sobre la amnistía que, para precisarla, refiere a una justicia transicional como opción para pacificar al país y base para el desarrollo social.

La amnistía quiere decir perdón, pero no es general, no a asesinos, torturadores, violadores, etc., esta figura es solo una posibilidad que abonaría a la estrategia de seguridad, tiene temporalidad y va como estrategia y medio para rehacer la política económica disminuida por la violencia.

La justicia transicional como estrategia de pacificación en este país tiene como centro de atención a la víctima, con sus cuatro garantías fundamentales: 1.- La Verdad. 2.- El acceso a la justicia. 3.- Mecanismo de no repetición y 4.- La reparación del daño.

Estos principios son la base de la estrategia de la amnistía, que tiene dos ejes o propósitos principales: La pacificación del país y la recomposición del tejido social con supuestos específicos.

Si es que consideran necesario despenalizar la droga, despenalizar la mariguana, esto refiere el consumo lúdico, y debe complementarse con cultivo y posesión, pero antes se requeriría una gran consulta a la sociedad para que le indique al gobierno por donde ir en este espinoso tema.

Existe una muy alta criminalidad propiciada por la falta de legalidad en todo este proceso, por la impunidad que manda señales a la sociedad de que el delito no se castiga.

Dos variables juntas que hacen mucho daño a la seguridad y pacificación del país, no hay percepción de riesgo de castigo, por tanto, la delincuencia aumenta; si este drama se siembra en una sociedad pobre sin empleo y sin oportunidades, la violencia se multiplica.

Por ello, atacar las causas de la violencia pasa por otorgar a la juventud oportunidades de desarrollo, escuela concluyente, empleo inicial, todo esto con apoyo estatal, con subsidio escolar, con ello se establecería la primera piedra para pacificar al país.

La amnistía no es para delitos graves, las víctimas son los destinatarios principales de esta estrategia para pacificar al país, procurando un acceso a la justicia, la justicia transicional cuando el problema social y la pretensión es transitar hacia el restablecimiento de la paz social, de la vida cotidiana armónica y el respeto al Estado de derecho.

Uno de los problemas centrales es identificar las variables que permitieron llegar a tanta violencia, quiénes y cómo abrieron la caja de Pandora, liberando todos los males que nos aquejan hoy como país.

Sabemos que somos paso de drogas hacia los Estados Unidos y la política norteamericana que nos encajona a ser patio trasero del imperio, acá se aporta violencia y muertos, y el imperio las armas, cuando la droga cruza la frontera, allá todo está controlado para llegar hasta el consumidor sin violencia.

Una ventaja que tienen los vecinos es que en varios estados despenalizaron el consumo de la mariguana y aquí todavía nos asusta o nos queremos dar golpes de pecho, cuando tenemos a más de 200 mil jóvenes en los penales por consumo o posesión de pequeñas dosis.

Cuando estos miles de jóvenes salgan del penal en el futuro, ¿cómo se van a incrustar en la sociedad?, están en la cárcel porque no hemos sido capaces, como sociedad y gobierno, de pasar de la prohibición a la regulación de la mariguana, esos jóvenes no deberían estar presos ni formar parte de las amplias redes del hampa, la falta de actualización de las leyes y la situación económica precaria empuja a los jóvenes a delinquir.

Si a la premisa de amnistía o justicia transicional le agregamos atemperar la corrupción, mejorar el ingreso y rescatar el Estado de derecho, estos elementos regresarían una parte de la confianza a la sociedad, así, el crecimiento económico podría, en parte, darse por añadidura.

De este enfoque de amnistía a un linchamiento electorero sobre la pretensión de liberar violadores, asesinos y capos, dista un poco, estamos en campaña y persuadir al electorado con difamaciones, arriesgamos a esfumar el ultimo contenido de la caja de Pandora, la esperanza de pacificar al país y regresar al crecimiento económico.

La esperanza en el comercio internacional, llámese TLC o TTP, se desvanece según el maestro Arnulfo R. Gómez, que nos dice: “El comercio exterior ha dañado seriamente a varios sectores de la planta productiva, a la economía mexicana en general, con reducida generación de riqueza, desaparición de empresas exportadoras, aumento de la informalidad, emigración y, lo peor, importantes núcleos de población ingresan a la delincuencia, al no haber oportunidades de satisfacer necesidades básicas”.

La situación de violencia que vive nuestro país y que no es contenida por el Estado provoca, por un lado, un exceso de tensión en la ciudadanía, los jóvenes, por ejemplo, aumentan su estrés y su tensión, que llegan al extremo de incrementar el porcentaje de suicidios en México.

Los ciudadanos viven espantados en su vida cotidiana, comerciantes cierran negocios por exigencia de cuotas, miedo permanente y generalizado en muchos estados del país por levantones o secuestros exprés.

¿Cómo restablecer el “Estado de derecho” que aminore impunidad y atempere violencia?

Una propuesta en la campaña presidencial de la República habla sobre la amnistía que, para precisarla, refiere a una justicia transicional como opción para pacificar al país y base para el desarrollo social.

La amnistía quiere decir perdón, pero no es general, no a asesinos, torturadores, violadores, etc., esta figura es solo una posibilidad que abonaría a la estrategia de seguridad, tiene temporalidad y va como estrategia y medio para rehacer la política económica disminuida por la violencia.

La justicia transicional como estrategia de pacificación en este país tiene como centro de atención a la víctima, con sus cuatro garantías fundamentales: 1.- La Verdad. 2.- El acceso a la justicia. 3.- Mecanismo de no repetición y 4.- La reparación del daño.

Estos principios son la base de la estrategia de la amnistía, que tiene dos ejes o propósitos principales: La pacificación del país y la recomposición del tejido social con supuestos específicos.

Si es que consideran necesario despenalizar la droga, despenalizar la mariguana, esto refiere el consumo lúdico, y debe complementarse con cultivo y posesión, pero antes se requeriría una gran consulta a la sociedad para que le indique al gobierno por donde ir en este espinoso tema.

Existe una muy alta criminalidad propiciada por la falta de legalidad en todo este proceso, por la impunidad que manda señales a la sociedad de que el delito no se castiga.

Dos variables juntas que hacen mucho daño a la seguridad y pacificación del país, no hay percepción de riesgo de castigo, por tanto, la delincuencia aumenta; si este drama se siembra en una sociedad pobre sin empleo y sin oportunidades, la violencia se multiplica.

Por ello, atacar las causas de la violencia pasa por otorgar a la juventud oportunidades de desarrollo, escuela concluyente, empleo inicial, todo esto con apoyo estatal, con subsidio escolar, con ello se establecería la primera piedra para pacificar al país.

La amnistía no es para delitos graves, las víctimas son los destinatarios principales de esta estrategia para pacificar al país, procurando un acceso a la justicia, la justicia transicional cuando el problema social y la pretensión es transitar hacia el restablecimiento de la paz social, de la vida cotidiana armónica y el respeto al Estado de derecho.

Uno de los problemas centrales es identificar las variables que permitieron llegar a tanta violencia, quiénes y cómo abrieron la caja de Pandora, liberando todos los males que nos aquejan hoy como país.

Sabemos que somos paso de drogas hacia los Estados Unidos y la política norteamericana que nos encajona a ser patio trasero del imperio, acá se aporta violencia y muertos, y el imperio las armas, cuando la droga cruza la frontera, allá todo está controlado para llegar hasta el consumidor sin violencia.

Una ventaja que tienen los vecinos es que en varios estados despenalizaron el consumo de la mariguana y aquí todavía nos asusta o nos queremos dar golpes de pecho, cuando tenemos a más de 200 mil jóvenes en los penales por consumo o posesión de pequeñas dosis.

Cuando estos miles de jóvenes salgan del penal en el futuro, ¿cómo se van a incrustar en la sociedad?, están en la cárcel porque no hemos sido capaces, como sociedad y gobierno, de pasar de la prohibición a la regulación de la mariguana, esos jóvenes no deberían estar presos ni formar parte de las amplias redes del hampa, la falta de actualización de las leyes y la situación económica precaria empuja a los jóvenes a delinquir.

Si a la premisa de amnistía o justicia transicional le agregamos atemperar la corrupción, mejorar el ingreso y rescatar el Estado de derecho, estos elementos regresarían una parte de la confianza a la sociedad, así, el crecimiento económico podría, en parte, darse por añadidura.

De este enfoque de amnistía a un linchamiento electorero sobre la pretensión de liberar violadores, asesinos y capos, dista un poco, estamos en campaña y persuadir al electorado con difamaciones, arriesgamos a esfumar el ultimo contenido de la caja de Pandora, la esperanza de pacificar al país y regresar al crecimiento económico.

La esperanza en el comercio internacional, llámese TLC o TTP, se desvanece según el maestro Arnulfo R. Gómez, que nos dice: “El comercio exterior ha dañado seriamente a varios sectores de la planta productiva, a la economía mexicana en general, con reducida generación de riqueza, desaparición de empresas exportadoras, aumento de la informalidad, emigración y, lo peor, importantes núcleos de población ingresan a la delincuencia, al no haber oportunidades de satisfacer necesidades básicas”.