/ viernes 5 de abril de 2019

ANÁLISIS-ANATOMÍA


Política vs educación

La educación es algo admirable, pero está bien recordar de vez en cuando que nada que merezca la pena saber puede ser enseñado

OSCAR WILDE/ Escritor

  • Inagotables serán los problemas en el sistema educativo nacional en cuanto cada una de sus partes no asuma las responsabilidades de su competencia; la desarticulación de los elementos, propician, un trabajo con tendencias particulares, olvidándose del fin último de la educación, los estudiantes.

De ahí la importancia de armonizar, sin confrontar, ni independizar, desempeñando un trabajo colaborativo, según las funciones, de los componentes de esta compleja estructura.

Con base a la premisa anterior, el señalamiento alude, justamente, a la conciliación de lo político con lo académico, en el ámbito que les corresponda, es decir, desde la política, deberán crearse las condiciones prácticas aplicables a una realidad, en cuyo ejercicio, se atiendan las necesidades demandadas por la comunidad, se le asignen los presupuestos. con la obvia observancia de su distribución y aplicación, así mismo, se acabe con la burocracia en los procesos educativos, eliminando la inutilidad del llenado de formatos y las famosas reuniones de vinculación semanal, limitantes del trabajo en las aulas. En tanto a quienes realizan cotidianamente, las labores en las escuelas, les compete, cumplir con las disposiciones establecidas en la normatividad, así como con la obligación moral inherente a sus actividades magisteriales.

Alejados de esta concepción, respecto del funcionamiento de un sistema, aún siguen las diferencias entre algunas de sus partes; desestabilizándolo, por una lado las inconformidades de grupos de profesores, ante el supuesto de no haber recibido respuesta a sus demandas; por es,o se atreven a invadir, como ha sido su costumbre, con marchas y plantones, los espacios comunes donde se afectan a otros ciudadanos y, lo más grave, el bloqueo de los accesos a los recintos donde se habrán de definir las líneas de acción y operación del sistema, en una “nueva” reforma.

Esta postura, desde luego, también ha provocado espasmos legislativos, aprovechando oportunidades para declarar el detenimiento en las modificaciones a la ley, al final como lo mencionaba el legislador Mario Delgado, “no hay prisa en aprobar la reforma”. Evidentemente, lo ocurrido, entre declaraciones y acciones, han obligado a posponer la discusión sobre las supuestas abrogaciones de algunas leyes impuestas por la reforma hecha por el gobierno anterior.

Lamentable para el sistema, estos “desacuerdos”, entre inconformes, legisladores y autoridades del ramo; sobre todo de ese grupo de maestros, cuya absurda postura hace evidente, solo la persecución de fines particulares; poco importa, para ellos, el proceso para adecuar las condiciones de mejora en el ámbito escolar; los reclamos, así se entienden, sirven solo para desestabilizar, para obstaculizar las propuestas, así como también, en el beneficio de algunos cuantos “líderes” que utilizan a sus seguidores bajo el pretexto de exigir el cumplimiento a sus demandas; por supuesto, esa bandera de aparente lucha se encuentra anquilosada en el tiempo, permitida, además, por las autoridades; aquí es el momento y la oportunidad para identificar a aquellos que abandonan su importante tarea educativa, para sancionarlos de acuerdo al incumplimiento de sus responsabilidades; la prudencia y la tolerancia, argumentos de este gobierno, ya han sido agotadas, cuando menos, en quienes han sido afectados colateralmente por estas posturas tan radicales.

Por otro lado, se percibe un sometimiento de los congresistas, al acordar con los inconformes, les permitan trabajar para recuperar las sesiones que se perdieron durante el bloqueo; si estas formas se siguen permitiendo, el poder legislativo dejará de serlo, porque seguramente habrán de sumarse otras corrientes -dígase sistemas- a estas maneras de exigencia social y de complacencia institucional.

Desde otra perspectiva puede suponerse, como una estrategia de dilatación en las modificaciones, abrogaciones, o adiciones en las leyes educativas, con el también supuesto interés, de mejorar, en todos los aspectos, el nuevo modelo educativo NME; si así fuera, no habría necesidad de tantas concesiones, simplemente, el ejercicio del poder del estado en la intervención de un asunto de interés nacional.

En una actuación aislada, en apariencia, las declaraciones del titular de la Secretaría de Educación Pública, pretenden una conciliación entre las posturas contrarias al régimen, por eso, en primera instancia, se hace el llamamiento al diálogo, abierto y permanente, con la representación magisterial opositora, esgrimiendo el argumento basado en el cumplimiento de lo ofrecido por el presidente, en referencia a la abrogación de leyes impuestas en el pasado, de igual manera, se dijo que “los ajustes que se hagan a la iniciativa serán todos para atender lo que la educación pública requiere y así se pueda conformar una verdadera oferta educativa del nivel que merecen la niñez y la juventud del país”. Lográndose, lo anterior, con la participación de todos los involucrados en los quehaceres educativos.

Con todo lo ocurrido en estos días, y como si hubiera sido una convocatoria de participación, aparecieron algunos organismos para proponer sean considerados algunos criterios, como la inclusión, que abarque todos los entornos educativos; esta recomendación se refiere particularmente a quienes presentan necesidades educativas especiales; como una idea, no pueden negarse sus bondades, sin embargo, este criterio de inclusión no tiene nada de novedoso, existen centros de atención para personas con discapacidad; los llamados Centros de Atención Múltiple (CAM), en cuyas competencias se encuentran, la de preparar a sus estudiantes, no en todos los caos, para integrarlos a las escuelas regulares; dicho de otra forma, se cumple con esa forma de inclusión a los esquemas educativos.

Evidentemente, no puede negarse, el interés de mejorar, solo falta, conformar un proceso de integración, sin parcialidades, debe ser el todo, para poder lograr el funcionamiento de todo el sistema; además de actuar, no solo por el sentido común, sino a la luz de algunas corrientes teóricas que les den fundamento a todos los procesos. De lo contrario, aunque se sumen las partes, nunca podrán ser mayores que el todo, y seguiremos viviendo en una lucha estéril, entre lo político, lo educativo, junto con sus integrantes.


Política vs educación

La educación es algo admirable, pero está bien recordar de vez en cuando que nada que merezca la pena saber puede ser enseñado

OSCAR WILDE/ Escritor

  • Inagotables serán los problemas en el sistema educativo nacional en cuanto cada una de sus partes no asuma las responsabilidades de su competencia; la desarticulación de los elementos, propician, un trabajo con tendencias particulares, olvidándose del fin último de la educación, los estudiantes.

De ahí la importancia de armonizar, sin confrontar, ni independizar, desempeñando un trabajo colaborativo, según las funciones, de los componentes de esta compleja estructura.

Con base a la premisa anterior, el señalamiento alude, justamente, a la conciliación de lo político con lo académico, en el ámbito que les corresponda, es decir, desde la política, deberán crearse las condiciones prácticas aplicables a una realidad, en cuyo ejercicio, se atiendan las necesidades demandadas por la comunidad, se le asignen los presupuestos. con la obvia observancia de su distribución y aplicación, así mismo, se acabe con la burocracia en los procesos educativos, eliminando la inutilidad del llenado de formatos y las famosas reuniones de vinculación semanal, limitantes del trabajo en las aulas. En tanto a quienes realizan cotidianamente, las labores en las escuelas, les compete, cumplir con las disposiciones establecidas en la normatividad, así como con la obligación moral inherente a sus actividades magisteriales.

Alejados de esta concepción, respecto del funcionamiento de un sistema, aún siguen las diferencias entre algunas de sus partes; desestabilizándolo, por una lado las inconformidades de grupos de profesores, ante el supuesto de no haber recibido respuesta a sus demandas; por es,o se atreven a invadir, como ha sido su costumbre, con marchas y plantones, los espacios comunes donde se afectan a otros ciudadanos y, lo más grave, el bloqueo de los accesos a los recintos donde se habrán de definir las líneas de acción y operación del sistema, en una “nueva” reforma.

Esta postura, desde luego, también ha provocado espasmos legislativos, aprovechando oportunidades para declarar el detenimiento en las modificaciones a la ley, al final como lo mencionaba el legislador Mario Delgado, “no hay prisa en aprobar la reforma”. Evidentemente, lo ocurrido, entre declaraciones y acciones, han obligado a posponer la discusión sobre las supuestas abrogaciones de algunas leyes impuestas por la reforma hecha por el gobierno anterior.

Lamentable para el sistema, estos “desacuerdos”, entre inconformes, legisladores y autoridades del ramo; sobre todo de ese grupo de maestros, cuya absurda postura hace evidente, solo la persecución de fines particulares; poco importa, para ellos, el proceso para adecuar las condiciones de mejora en el ámbito escolar; los reclamos, así se entienden, sirven solo para desestabilizar, para obstaculizar las propuestas, así como también, en el beneficio de algunos cuantos “líderes” que utilizan a sus seguidores bajo el pretexto de exigir el cumplimiento a sus demandas; por supuesto, esa bandera de aparente lucha se encuentra anquilosada en el tiempo, permitida, además, por las autoridades; aquí es el momento y la oportunidad para identificar a aquellos que abandonan su importante tarea educativa, para sancionarlos de acuerdo al incumplimiento de sus responsabilidades; la prudencia y la tolerancia, argumentos de este gobierno, ya han sido agotadas, cuando menos, en quienes han sido afectados colateralmente por estas posturas tan radicales.

Por otro lado, se percibe un sometimiento de los congresistas, al acordar con los inconformes, les permitan trabajar para recuperar las sesiones que se perdieron durante el bloqueo; si estas formas se siguen permitiendo, el poder legislativo dejará de serlo, porque seguramente habrán de sumarse otras corrientes -dígase sistemas- a estas maneras de exigencia social y de complacencia institucional.

Desde otra perspectiva puede suponerse, como una estrategia de dilatación en las modificaciones, abrogaciones, o adiciones en las leyes educativas, con el también supuesto interés, de mejorar, en todos los aspectos, el nuevo modelo educativo NME; si así fuera, no habría necesidad de tantas concesiones, simplemente, el ejercicio del poder del estado en la intervención de un asunto de interés nacional.

En una actuación aislada, en apariencia, las declaraciones del titular de la Secretaría de Educación Pública, pretenden una conciliación entre las posturas contrarias al régimen, por eso, en primera instancia, se hace el llamamiento al diálogo, abierto y permanente, con la representación magisterial opositora, esgrimiendo el argumento basado en el cumplimiento de lo ofrecido por el presidente, en referencia a la abrogación de leyes impuestas en el pasado, de igual manera, se dijo que “los ajustes que se hagan a la iniciativa serán todos para atender lo que la educación pública requiere y así se pueda conformar una verdadera oferta educativa del nivel que merecen la niñez y la juventud del país”. Lográndose, lo anterior, con la participación de todos los involucrados en los quehaceres educativos.

Con todo lo ocurrido en estos días, y como si hubiera sido una convocatoria de participación, aparecieron algunos organismos para proponer sean considerados algunos criterios, como la inclusión, que abarque todos los entornos educativos; esta recomendación se refiere particularmente a quienes presentan necesidades educativas especiales; como una idea, no pueden negarse sus bondades, sin embargo, este criterio de inclusión no tiene nada de novedoso, existen centros de atención para personas con discapacidad; los llamados Centros de Atención Múltiple (CAM), en cuyas competencias se encuentran, la de preparar a sus estudiantes, no en todos los caos, para integrarlos a las escuelas regulares; dicho de otra forma, se cumple con esa forma de inclusión a los esquemas educativos.

Evidentemente, no puede negarse, el interés de mejorar, solo falta, conformar un proceso de integración, sin parcialidades, debe ser el todo, para poder lograr el funcionamiento de todo el sistema; además de actuar, no solo por el sentido común, sino a la luz de algunas corrientes teóricas que les den fundamento a todos los procesos. De lo contrario, aunque se sumen las partes, nunca podrán ser mayores que el todo, y seguiremos viviendo en una lucha estéril, entre lo político, lo educativo, junto con sus integrantes.