/ viernes 20 de abril de 2018

Anatomía de lo social

Debemos desconfiar unos de otros. Es

nuestra única defensa contra la traición.

Tennessee Williams


Incongruencias


Tal vez sea una estrategia para fortalecer la imagen deteriorada del sistema de gobierno, o bien para abonarle algunos puntos al presunto sucesor del Ejecutivo; de cualquier manera, las circunstancias reales se oponen a tan “nobles” pretensiones. Lo mencionado es en relación al anuncio hecho por el actual Secretario del Trabajo sobre la instalación de una mesa de análisis para revisar si hay aumento o no a los salarios, comportamiento “lógico” ante las expresiones vertidas por algunos candidatos sobre la posibilidad de incrementar, precisamente, las retribuciones a quienes aportan sus fuerza de trabajo en los ambientes laborales.

Luego entonces, se sobrentiende, en una primera instancia, como un buen argumento en el sentido de contradecir a quienes se han atrevido, dígase candidatos, a realizar ese tipo de planteamientos, como quiera que sea, se presuponen, además, una serie de incongruencias en el discurso. En independencia al interés verdadero del asunto, el foro proyectado puede aprovecharse para una revisión de salarios, no de los minisalarios, al contrario, de los altos y millonarios funcionarios, para que, aunque sea nominalmente, se les ajuste de acuerdo a su reales funciones, muchas de ellas sin ninguna utilidad pública; como aquellos “asesores” que le cargan la maleta a los magistrados, por citar un ejemplo.

Curándose en salud, el flamante secretario argumentó en el pasado aniversario de la Confederación de Trabajadores y Campesinos que estas expresiones tienen un tinte político, sin criterios de racionalidad económica, señalando, como consecuencia, un alto costo para el país; es decir, se aumentarían los costos en la producción, habría incremento de precios y se afectaría el empleo; en contrasentido, de ahí la incongruencia, afirma que la referida mesa de discusión se había programado para el primer cuatrimestre del año, basándose en la revisión de los salarios para un “posible” aumento. Como el tiempo casi se agota, la reunión resultará solo un requisito legal, en apariencia justificada y, obviamente, sin resultados de beneficio para la clase trabajadora.

Más allá de si existe un interés político sobre el tema, lo cierto es sobre la necesidad de responderle a los trabajadores, no solo con palabras, sino con hechos, en sus añejas demandas sobre aumentos de carácter obligatorio en función del alto costo de los energéticos, principalmente de la gasolina, factor principal para generar todo lo dicho por el secretario del Trabajo, cada vez hay mayor inflación, menos empleos, pérdida del poder adquisitivo, entre otros tantas cosas, por ello entre lo que se defiende y se deja de hacer existen enormes incongruencias.

Después de lo verdaderamente importante, respecto de los salarios, se encuentran, en el camino cotidiano, y con el fervor de los próximos cambios en las estructuras del poder, otras incongruencias encontradas justamente entre los aspirantes a accesar al círculo de los privilegiados; prueba fehaciente es el recién celebrado debate entre los aspirantes a ocupar la jefatura de gobierno de la Ciudad de México; sus participaciones, limitadas en sus propuestas, fueron el centro de la morbosa atención de los ciudadanos; en la disputa por posesionarse en las preferencia electorales, el ataque entre los opositores se matizó de descalificaciones entre sí; y aunque fue una primera etapa, es evidente que las propuestas o los planes de trabajo se quedaran en el cajón de los respectivos escritorios; además no hay necesidad de señalamientos, el pueblo es el mejor juez y será el encargado de sancionarlo en las próximas elecciones; por eso la incongruencia es entre lo que se pudo haber dicho para bien y entre lo que se dejó entrever para denostarse.

Aprovechando el ejemplo del debate y sus incongruencias, también se puede particularizar sobre algún candidato; basta mirar la propaganda, en cualquiera de sus características, para notar esas formas de utilizar el doble lenguaje o bien de hacer evidente el desconocimiento de los niveles de autoridad; verbigracia, hubo quien dijo que utilizaría a las fuerzas federales para combatir el narcotráfico, olvidándose que en la jefatura en disputa no se tiene la autoridad para un ejercicio de esta naturaleza; de igual manera en la referente a una propuesta por regular las marchas en la ciudad; tal vez la propuesta como tal no sea absurda, lo absurdo es cuando se refiere a la regulación del tiempo y del espacio, en este sentido se puede suponer la realización de una manifestación nocturna para no afectar a los 350 ciudadanos que de manera indirecta la sufren; por supuesto que también se genera la burla al referirse a la obligatoriedad de los manifestantes de dejar limpias las calles por donde realicen su marcha, seguramente habrán de presupuestarse escobas, bolsas para basura, contenedores, entre otros utensilios de limpieza que sirvan para esta buena iniciativa.

Al viejo estilo de las promesas en los discursos, pareciera que hay candidatos sin unan visión administrativa, es decir, construir planes o proyectos a futuro, cualquiera lo sabe, debe sustentarse con un presupuesto para realizarlos, sin embargo, cuando se habla de ampliaciones en el transporte, se divaga con el argumento de que el mismo será autofinanciable, dicho de otra manera, todo lo que se obtenga de un servicio será para financiar otro.

De igual forma, en uno de los spots televisados, un actor increpa a un candidato sobre las pésimas condiciones de las “vitrinas”, pero otra actriz le dice de la delincuencia y el acoso, asunto evadido, prefiriéndose tocar el otro aspecto, de todos modos, modernizar para comodidad de los usuarios, no es sinónimo de cambio, el reclamo va en el sentido de los actos delincuenciales cometidos en vehículos de transporte, luego entonces, ni porque viaje un candidato en un microbús significa el fin de los robos y asaltos.

Más incongruencias en contra de una sociedad en constante evolución; una mente conservadora se opondrá siempre al cambio de mentalidades y a la formación de nuevas pautas de comportamiento; no estar de acuerdo con el uso de la mariguana para fines lúdicos es una evidencia de ello; no aceptar la adopción por parejas del mismo sexo, es tener un pensamiento contario a los principios constitucionales, cuando se le otorga al individuo la facultad para decidir sobre lo que mejor le convenga como individuo; en fin, seguramente veremos o escucharemos otros discursos fuera de la realidad.

Como ciudadano, debe aspirarse legítimamente a tener un buen gobierno para beneficio de la colectividad; ojalá que el debate entre los presidenciables, se aleje de aquellas formas donde las diatribas son una constante, mejor que se debata en el sentido de las propuestas o del interés por mejorar las condiciones de vida de la población; eso sería la mejor oportunidad de demostrar la capacidad para dirigir y administrar una nación, de lo contrario, si se involucran en las denostaciones todo el debate estará plagado de incongruencias.

Debemos desconfiar unos de otros. Es

nuestra única defensa contra la traición.

Tennessee Williams


Incongruencias


Tal vez sea una estrategia para fortalecer la imagen deteriorada del sistema de gobierno, o bien para abonarle algunos puntos al presunto sucesor del Ejecutivo; de cualquier manera, las circunstancias reales se oponen a tan “nobles” pretensiones. Lo mencionado es en relación al anuncio hecho por el actual Secretario del Trabajo sobre la instalación de una mesa de análisis para revisar si hay aumento o no a los salarios, comportamiento “lógico” ante las expresiones vertidas por algunos candidatos sobre la posibilidad de incrementar, precisamente, las retribuciones a quienes aportan sus fuerza de trabajo en los ambientes laborales.

Luego entonces, se sobrentiende, en una primera instancia, como un buen argumento en el sentido de contradecir a quienes se han atrevido, dígase candidatos, a realizar ese tipo de planteamientos, como quiera que sea, se presuponen, además, una serie de incongruencias en el discurso. En independencia al interés verdadero del asunto, el foro proyectado puede aprovecharse para una revisión de salarios, no de los minisalarios, al contrario, de los altos y millonarios funcionarios, para que, aunque sea nominalmente, se les ajuste de acuerdo a su reales funciones, muchas de ellas sin ninguna utilidad pública; como aquellos “asesores” que le cargan la maleta a los magistrados, por citar un ejemplo.

Curándose en salud, el flamante secretario argumentó en el pasado aniversario de la Confederación de Trabajadores y Campesinos que estas expresiones tienen un tinte político, sin criterios de racionalidad económica, señalando, como consecuencia, un alto costo para el país; es decir, se aumentarían los costos en la producción, habría incremento de precios y se afectaría el empleo; en contrasentido, de ahí la incongruencia, afirma que la referida mesa de discusión se había programado para el primer cuatrimestre del año, basándose en la revisión de los salarios para un “posible” aumento. Como el tiempo casi se agota, la reunión resultará solo un requisito legal, en apariencia justificada y, obviamente, sin resultados de beneficio para la clase trabajadora.

Más allá de si existe un interés político sobre el tema, lo cierto es sobre la necesidad de responderle a los trabajadores, no solo con palabras, sino con hechos, en sus añejas demandas sobre aumentos de carácter obligatorio en función del alto costo de los energéticos, principalmente de la gasolina, factor principal para generar todo lo dicho por el secretario del Trabajo, cada vez hay mayor inflación, menos empleos, pérdida del poder adquisitivo, entre otros tantas cosas, por ello entre lo que se defiende y se deja de hacer existen enormes incongruencias.

Después de lo verdaderamente importante, respecto de los salarios, se encuentran, en el camino cotidiano, y con el fervor de los próximos cambios en las estructuras del poder, otras incongruencias encontradas justamente entre los aspirantes a accesar al círculo de los privilegiados; prueba fehaciente es el recién celebrado debate entre los aspirantes a ocupar la jefatura de gobierno de la Ciudad de México; sus participaciones, limitadas en sus propuestas, fueron el centro de la morbosa atención de los ciudadanos; en la disputa por posesionarse en las preferencia electorales, el ataque entre los opositores se matizó de descalificaciones entre sí; y aunque fue una primera etapa, es evidente que las propuestas o los planes de trabajo se quedaran en el cajón de los respectivos escritorios; además no hay necesidad de señalamientos, el pueblo es el mejor juez y será el encargado de sancionarlo en las próximas elecciones; por eso la incongruencia es entre lo que se pudo haber dicho para bien y entre lo que se dejó entrever para denostarse.

Aprovechando el ejemplo del debate y sus incongruencias, también se puede particularizar sobre algún candidato; basta mirar la propaganda, en cualquiera de sus características, para notar esas formas de utilizar el doble lenguaje o bien de hacer evidente el desconocimiento de los niveles de autoridad; verbigracia, hubo quien dijo que utilizaría a las fuerzas federales para combatir el narcotráfico, olvidándose que en la jefatura en disputa no se tiene la autoridad para un ejercicio de esta naturaleza; de igual manera en la referente a una propuesta por regular las marchas en la ciudad; tal vez la propuesta como tal no sea absurda, lo absurdo es cuando se refiere a la regulación del tiempo y del espacio, en este sentido se puede suponer la realización de una manifestación nocturna para no afectar a los 350 ciudadanos que de manera indirecta la sufren; por supuesto que también se genera la burla al referirse a la obligatoriedad de los manifestantes de dejar limpias las calles por donde realicen su marcha, seguramente habrán de presupuestarse escobas, bolsas para basura, contenedores, entre otros utensilios de limpieza que sirvan para esta buena iniciativa.

Al viejo estilo de las promesas en los discursos, pareciera que hay candidatos sin unan visión administrativa, es decir, construir planes o proyectos a futuro, cualquiera lo sabe, debe sustentarse con un presupuesto para realizarlos, sin embargo, cuando se habla de ampliaciones en el transporte, se divaga con el argumento de que el mismo será autofinanciable, dicho de otra manera, todo lo que se obtenga de un servicio será para financiar otro.

De igual forma, en uno de los spots televisados, un actor increpa a un candidato sobre las pésimas condiciones de las “vitrinas”, pero otra actriz le dice de la delincuencia y el acoso, asunto evadido, prefiriéndose tocar el otro aspecto, de todos modos, modernizar para comodidad de los usuarios, no es sinónimo de cambio, el reclamo va en el sentido de los actos delincuenciales cometidos en vehículos de transporte, luego entonces, ni porque viaje un candidato en un microbús significa el fin de los robos y asaltos.

Más incongruencias en contra de una sociedad en constante evolución; una mente conservadora se opondrá siempre al cambio de mentalidades y a la formación de nuevas pautas de comportamiento; no estar de acuerdo con el uso de la mariguana para fines lúdicos es una evidencia de ello; no aceptar la adopción por parejas del mismo sexo, es tener un pensamiento contario a los principios constitucionales, cuando se le otorga al individuo la facultad para decidir sobre lo que mejor le convenga como individuo; en fin, seguramente veremos o escucharemos otros discursos fuera de la realidad.

Como ciudadano, debe aspirarse legítimamente a tener un buen gobierno para beneficio de la colectividad; ojalá que el debate entre los presidenciables, se aleje de aquellas formas donde las diatribas son una constante, mejor que se debata en el sentido de las propuestas o del interés por mejorar las condiciones de vida de la población; eso sería la mejor oportunidad de demostrar la capacidad para dirigir y administrar una nación, de lo contrario, si se involucran en las denostaciones todo el debate estará plagado de incongruencias.