/ viernes 1 de junio de 2018

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

Nunca hay que pactar con el error, aun cuando parezca sostenido por textos sagrados.

Mahatma Gandhi

Distractores

Mientras el proceso electoral sigue su curso, en su contexto, puede distinguirse, entre otras cosas, el arduo trabajo de los aspirantes a ocupar un cargo público por elección, realizando con ahínco sus actividades proselitistas, cuyo propósito implícito es impactar, con sus propuestas, en el ánimo de los votantes, consecuentemente, si esto se logra, pues podrán asegurar el triunfo esperado; sin duda, estas acciones permean la vida cotidiana en todo el país, sin embargo, en contrasentido, aparecen algunos factores, utilizados por los medios de comunicación televisados así como por la tecnología a través de las redes sociales, para denostar o desviar la atención de los ciudadanos, adjetivando este último aspecto como un buen distractor.

Sin que parezca extraño, los distractores han sido utilizados a través del tiempo, particularmente en este tipo de eventos de carácter político-electoral, para menguar el interés ciudadano por el mismo proceso, ocupándose de atender lo que los medios les ofrecen. No se puede soslayar la creencia sobre la naturaleza de los mismos, donde los participantes en el proceso ya mencionado pierden presencia y, por supuesto, credibilidad; es decir, la distracción es provocada por quienes, se supone, no logran posicionarse en la escala de las preferencias de la gente, así como sus protectores.

Entendiendo al distractor como un instrumento que logra persuadir la atención de una persona de lo importante, para llevarla a un campo de lo superfluo, magnificando eventos que además hagan olvidar la realidad en que se vive, si todo eso requiere dinero, pues es fácil señalar a los promotores que le invierten grandes cantidades para manipular la conciencia de las personas y utilizarlos, al final, para su conveniencia.

Par ilustrar lo dicho se puede utilizar el ejemplo de la reciente boda del príncipe Harry con Meghan Markle, definida por los medios de comunicación como “un cuento de hadas”, tres elementos se destacaron para lograr el objetivo: la distracción; obvio, el rating, contabilizado en millones de personas que siguieron el evento, fue muy elevado, desde luego, en esa numerosa audiencia, se incorporaron a los paisanos “ávidos” de ser testigos de tan fastuosa ceremonia, logrando con ello gestar en muchas personas el sueño de lograr la posibilidad de efectuar una boda en circunstancias parecidas, dicho de otra manera, la unión entre la riqueza y la pobreza.

En otra interpretación se puede concebir la idea de cómo esa influencia mediática, efectivamente hizo olvidar, aunque de forma pasajera, la difícil situación en que se encuentra el país, donde la realidad es permeada por la pobreza, el desempleo, la violencia y la corrupción; así es que ahora, terminado el sueño, habrá que enfrentarse a la verdad de las cosas.

Aunque se diga otra cosa, otro distractor de gran calado es el ya muy próximo mundial de futbol, donde puede observarse también la ocupación de millones de ciudadanos, hoy convertidos en aficionados, donde el interés, en muchos casos, no es el certamen en sí mismo, sino en función de los resultados. Esa discusión, justamente se convierte en un distractor más, para limitar la conciencia y la realidad, de cualquier forma, en su parte más reducida, el conjunto de la playera “verde” está en la boca de muchos; primero por el pésimo y absurdo proceder del técnico, pues a unos días de tener su primer encuentro oficial, todavía sigue haciendo pruebas y ensayando grupos diferentes, en consecuencia, así lo dice la afición, los resultados serán funestos, la derrota es inminente. Bueno, ni siquiera -el técnico- ha definido quiénes serán los veintitrés jugadores que integrarán la selección, todo se convierte, por su forma, en un excelente distractor y en auténtico instrumento de control de la conciencia democrática, dejando para después otras cosas más importantes.

Sin poder precisar, en cada uno de los casos, quiénes son los creadores intelectuales de los distractores, lo cierto es que su ejercicio ha servido para desvirtuar imágenes, proyectos, propuestas y personas, pero sobre todo para acrecentar la inconciencia de las personas en cuanto se necesita tomen una decisión importante; por eso, debe ser importante divulgar los oscuros intereses de los distractores a fin de que, hasta donde sea posible, puedan evitarse.

Aunque parezca absurdo o complicado, resulta imperioso promover una nueva cultura donde pueda separarse lo superfluo de la realidad, no se puede vivir soñando, por el contario, se debe trabajar para romper con la inercia manipuladora de los dueños del capital y del poder, descubriendo, con un serio análisis, sus pretensiones de seguir oprimiendo a quienes se dejen, sobreponiendo lo tangible de las cosas, a lo ficticio construido a la sombra de los medios de comunicación, en especial de la televisión.

También, como para ilustrar lo real de ficticio, lo auténtico de lo banal, tenemos dos buenos ejemplos, la continuidad en el aumento a las gasolinas y la complicada posición de la moneda mexicana respecto al dólar. En la primera instancia, desde la liberación de los precios, y el otorgamiento de concesiones a los particulares, el precio, de acuerdo al lugar, se aplica de manera arbitraria, no importa que sean centavos la diferencia, sino en cuanto se convierten, o traducen, en millones de litros y pesos, pero la consecuencia final la pagan los callados consumidores, haciendo filas para cargar combustible sin importarles el precio del combustible, así como los indirectamente afectados, los abandonados por el sistema, quienes resienten los altos precios, en los productos consumibles de primera necesidad; eso es lo real.

Por otro lado, la depreciación de la moneda, si hace seis años el dólar apenas rebasaba, o llegaba a los trece pesos, en la actualidad se cotiza, en cerca de los veinte pesos, en algunos lugares ya rebasado; actuando libremente los bancos, al poner con criterios abusivos, los precios de compra y venta de la moneda verde.

Finalmente, en el contraste de lo real y lo absurdo, los distractores tienen un papel fundamental para apaciguar cualquier tipo de rebelión, sin necesidad de usar la coacción popular, solo la persuasión permitida por los mismos afectados. Ante tan evidentes y polarizadas posturas, solo queda decidir hacía cual lado se inclina la balanza de cada quien; ojalá, de acuerdo a los intereses particulares, sea el mejor, procurando hacer a un lado, eso que tanto afecta y que se tienen en muchas partes y lugares: los distractores.

Nunca hay que pactar con el error, aun cuando parezca sostenido por textos sagrados.

Mahatma Gandhi

Distractores

Mientras el proceso electoral sigue su curso, en su contexto, puede distinguirse, entre otras cosas, el arduo trabajo de los aspirantes a ocupar un cargo público por elección, realizando con ahínco sus actividades proselitistas, cuyo propósito implícito es impactar, con sus propuestas, en el ánimo de los votantes, consecuentemente, si esto se logra, pues podrán asegurar el triunfo esperado; sin duda, estas acciones permean la vida cotidiana en todo el país, sin embargo, en contrasentido, aparecen algunos factores, utilizados por los medios de comunicación televisados así como por la tecnología a través de las redes sociales, para denostar o desviar la atención de los ciudadanos, adjetivando este último aspecto como un buen distractor.

Sin que parezca extraño, los distractores han sido utilizados a través del tiempo, particularmente en este tipo de eventos de carácter político-electoral, para menguar el interés ciudadano por el mismo proceso, ocupándose de atender lo que los medios les ofrecen. No se puede soslayar la creencia sobre la naturaleza de los mismos, donde los participantes en el proceso ya mencionado pierden presencia y, por supuesto, credibilidad; es decir, la distracción es provocada por quienes, se supone, no logran posicionarse en la escala de las preferencias de la gente, así como sus protectores.

Entendiendo al distractor como un instrumento que logra persuadir la atención de una persona de lo importante, para llevarla a un campo de lo superfluo, magnificando eventos que además hagan olvidar la realidad en que se vive, si todo eso requiere dinero, pues es fácil señalar a los promotores que le invierten grandes cantidades para manipular la conciencia de las personas y utilizarlos, al final, para su conveniencia.

Par ilustrar lo dicho se puede utilizar el ejemplo de la reciente boda del príncipe Harry con Meghan Markle, definida por los medios de comunicación como “un cuento de hadas”, tres elementos se destacaron para lograr el objetivo: la distracción; obvio, el rating, contabilizado en millones de personas que siguieron el evento, fue muy elevado, desde luego, en esa numerosa audiencia, se incorporaron a los paisanos “ávidos” de ser testigos de tan fastuosa ceremonia, logrando con ello gestar en muchas personas el sueño de lograr la posibilidad de efectuar una boda en circunstancias parecidas, dicho de otra manera, la unión entre la riqueza y la pobreza.

En otra interpretación se puede concebir la idea de cómo esa influencia mediática, efectivamente hizo olvidar, aunque de forma pasajera, la difícil situación en que se encuentra el país, donde la realidad es permeada por la pobreza, el desempleo, la violencia y la corrupción; así es que ahora, terminado el sueño, habrá que enfrentarse a la verdad de las cosas.

Aunque se diga otra cosa, otro distractor de gran calado es el ya muy próximo mundial de futbol, donde puede observarse también la ocupación de millones de ciudadanos, hoy convertidos en aficionados, donde el interés, en muchos casos, no es el certamen en sí mismo, sino en función de los resultados. Esa discusión, justamente se convierte en un distractor más, para limitar la conciencia y la realidad, de cualquier forma, en su parte más reducida, el conjunto de la playera “verde” está en la boca de muchos; primero por el pésimo y absurdo proceder del técnico, pues a unos días de tener su primer encuentro oficial, todavía sigue haciendo pruebas y ensayando grupos diferentes, en consecuencia, así lo dice la afición, los resultados serán funestos, la derrota es inminente. Bueno, ni siquiera -el técnico- ha definido quiénes serán los veintitrés jugadores que integrarán la selección, todo se convierte, por su forma, en un excelente distractor y en auténtico instrumento de control de la conciencia democrática, dejando para después otras cosas más importantes.

Sin poder precisar, en cada uno de los casos, quiénes son los creadores intelectuales de los distractores, lo cierto es que su ejercicio ha servido para desvirtuar imágenes, proyectos, propuestas y personas, pero sobre todo para acrecentar la inconciencia de las personas en cuanto se necesita tomen una decisión importante; por eso, debe ser importante divulgar los oscuros intereses de los distractores a fin de que, hasta donde sea posible, puedan evitarse.

Aunque parezca absurdo o complicado, resulta imperioso promover una nueva cultura donde pueda separarse lo superfluo de la realidad, no se puede vivir soñando, por el contario, se debe trabajar para romper con la inercia manipuladora de los dueños del capital y del poder, descubriendo, con un serio análisis, sus pretensiones de seguir oprimiendo a quienes se dejen, sobreponiendo lo tangible de las cosas, a lo ficticio construido a la sombra de los medios de comunicación, en especial de la televisión.

También, como para ilustrar lo real de ficticio, lo auténtico de lo banal, tenemos dos buenos ejemplos, la continuidad en el aumento a las gasolinas y la complicada posición de la moneda mexicana respecto al dólar. En la primera instancia, desde la liberación de los precios, y el otorgamiento de concesiones a los particulares, el precio, de acuerdo al lugar, se aplica de manera arbitraria, no importa que sean centavos la diferencia, sino en cuanto se convierten, o traducen, en millones de litros y pesos, pero la consecuencia final la pagan los callados consumidores, haciendo filas para cargar combustible sin importarles el precio del combustible, así como los indirectamente afectados, los abandonados por el sistema, quienes resienten los altos precios, en los productos consumibles de primera necesidad; eso es lo real.

Por otro lado, la depreciación de la moneda, si hace seis años el dólar apenas rebasaba, o llegaba a los trece pesos, en la actualidad se cotiza, en cerca de los veinte pesos, en algunos lugares ya rebasado; actuando libremente los bancos, al poner con criterios abusivos, los precios de compra y venta de la moneda verde.

Finalmente, en el contraste de lo real y lo absurdo, los distractores tienen un papel fundamental para apaciguar cualquier tipo de rebelión, sin necesidad de usar la coacción popular, solo la persuasión permitida por los mismos afectados. Ante tan evidentes y polarizadas posturas, solo queda decidir hacía cual lado se inclina la balanza de cada quien; ojalá, de acuerdo a los intereses particulares, sea el mejor, procurando hacer a un lado, eso que tanto afecta y que se tienen en muchas partes y lugares: los distractores.