/ viernes 17 de agosto de 2018

Anatomía de lo Social

De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos

Santiago Rusiñol i Prats

Dinero fácil

A quienes la necesidad les provoca buscar soluciones fáciles a sus problemas, en especial, los relacionados al dinero; se convierten en víctimas de gente inescrupulosa, estafadores disfrazados de generosidad, hábiles con la palabra y el don del convencimiento; entre otras tantas características utilizadas para manipular la conciencia de las personas de buena fe, convirtiéndolos en sujetos cautivos, con la promesa de enriquecerse de manera muy rápida, obvio, mediante una “inversión” mínima en cantidad.

Así se construye una estructura para desfalcar a los necesitados; un primer individuo invita a un grupo de personas, condicionándolos a multiplicar la invitación a otro numero semejante, donde, se dice, mientras más inviertan más rápido tendrán sus ganancias; es ahí, donde la ilusión de obtener grandes cantidades los convierte en promotores y trabajadores de un sujeto, muchas veces desconocido; una vez reunidas las cantidades fijadas, entregadas a los supuestos inversionistas, el dinero no produce, pero si crecen los intereses de un dinero pedido a préstamo. Evidenciando esta “fantasía”, se pretende evitar el engaño, eludiendo, a toda costa, las invitaciones de hacerse ricos de la noche a la mañana.

Pocas personas logran sustraerse al encanto del dinero fácil, además de convertirse en “clientes inversores” quedan sometidos a las obligaciones de aumentar las cantidades de dinero, así como de “nuevos” sujetos enganchados, esta fórmula le ayuda solo al iniciador del “proyecto” dejando en la indefensión, quizá hasta legal, a los intermediarios, pues ellos padecen el reclamo de las ganancias, excusándose de no ser ellos los poseedores del dinero.

Aunque sea una constante el crecimiento de los incautos, siempre será bueno advertir de las consecuencias; como en este caso de las ya famosas criptomonedas o el Bitcoin; como una primera advertencia habrá de remitirse a las páginas web de los ofertantes, con la seguridad de que no se encontrará información fidedigna sobre la autenticidad de la empresa, de su estructura legal, las políticas de privacidad, las reglas de operación; entre otros requisitos que garanticen la inversión.

Cuando este cuidado no se tiene, es fácil dejarse llevar por información falsa, utilizada en el internet, donde se pierde el sentido de la realidad, cayendo en el engaño de historias de “éxito” donde sus iniciadores se han convertido en multimillonarios a partir de haber invertido sus ahorros en estos sistemas de inversión; cada vez que se visita una página en internet, es común encontrarse imágenes de personas cuyo argumento las sitúa siendo modestas trabajadoras o de la tercera edad, convertidos actualmente en potentados, asegurando que fue una pequeña cantidad invertida el origen de su riqueza.

Si en algún momento se llega a sentir la curiosidad o la tentación de ganar dinero rápido, se deberá verificar, se insiste, la autenticidad de la empresa, buscando si ésta misma se encuentra regulada; esto quiere decir, que se puede certificar por una compañía -que la regula- cumple con todos los requisitos mínimos necesarios que garanticen su operatividad, de lo contrario se estaría arriesgando inútilmente el dinero.

De igual manera se aprovecha, la fragilidad emocional de los futuros nuevos ricos; construyéndose historias, tan absurdas, que paradójicamente, son las más creíbles; como en el caso, magnificado obviamente por los defraudadores, del menor de edad que apostó a sus padres que ganaría mucho dinero, si eso pasaba el muchacho abandonaría la escuela; aunque la historia es mucha más larga, esta parte basta para cuestionar su credibilidad; en una primera instancia, no se puede pensar que un menor, por condiciones legales, pueda ser parte de un sistema financiero; por otro, lado su ignorancia al no ir a la escuela, por obviedad, no le permitiría manejar el dinero soñado; y por último ¿De donde sacaría el dinero para invertirlo? Evidentemente y a todas luces, todo resulta más falso que la riqueza soñada.

En otra modalidad en la búsqueda de dinero fácil, se hicieron muy populares, los famosos “telares” así conocidos cuando menos en Tlaxcala; donde se prometía una cantidad, multiplicada exponencialmente, respecto de la cantidad invertida; tal fama logro esta promesa que se involucraron cientos de personas y que al final, muchos de ellas, perdieron su dinero por las condiciones en la operación de esta otra fórmula de timo.

Su operación era más simple, en una estructura piramidal, se iban convenciendo a los participantes, quienes a su vez tendrían que convencer a otro número igual y así sucesivamente; cuando el grupo estaba consolidado, se reunían en algún lugar para entregar “en regalo” el dinero recaudado del grupo; sin embargo, hubo quienes descubrieron el engaño y las estructuras desaparecieron, y el dinero de muchos también se perdió en la nada, beneficiándose solo unos cuantos; desafortunadamente, como el dinero se otorgaba como un regalo, no cabían las exigencias de carácter legal; finalmente, entre pleitos y reclamos, esta trampa, por el momento, parece haber desaparecido.

Tal vez el comentario parezca trivial; sin embargo, el conocimiento de algunos casos -dígase personas- fue la causa para verter algunos comentarios, en razón de las mismas experiencias, los resultados fueron totalmente adversos; en ningún caso se pudo lograr obtener ganancias; se generaron enemistades, hubo endeudamiento con instituciones de crédito; se perdieron espacios patrimoniales y se terminaron los sueños de poder y riqueza.

Seguramente, la realidad, como ha ocurrido en otras ocasiones, no podrá vencer los sueños de los incautos, la necesidad seguirá siendo el catalizador para el convencimiento, los manipuladores seguirán existiendo en tanto las leyes no tipifiquen con claridad este tipo de delitos; se seguirán inventando nuevas formas de timo, fraude, y lo peor seguirá creciendo también el número de soñadores; de aquellos que piensan que la riqueza se obtiene de las maneras más simples. En contrasentido, se pueden sugerir nuevas formulas para conseguir esa movilidad soñada, entre esas, se pueden mencionar, la actitud para enfrentar las vicisitudes de la vida; dejar fluir la capacidad y la inteligencia para promover el cambio de las cosas y, por último, el trabajo, ésta es la mejor fórmula para generar ingresos y olvidarse de obtener dinero fácil.




De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos

Santiago Rusiñol i Prats

Dinero fácil

A quienes la necesidad les provoca buscar soluciones fáciles a sus problemas, en especial, los relacionados al dinero; se convierten en víctimas de gente inescrupulosa, estafadores disfrazados de generosidad, hábiles con la palabra y el don del convencimiento; entre otras tantas características utilizadas para manipular la conciencia de las personas de buena fe, convirtiéndolos en sujetos cautivos, con la promesa de enriquecerse de manera muy rápida, obvio, mediante una “inversión” mínima en cantidad.

Así se construye una estructura para desfalcar a los necesitados; un primer individuo invita a un grupo de personas, condicionándolos a multiplicar la invitación a otro numero semejante, donde, se dice, mientras más inviertan más rápido tendrán sus ganancias; es ahí, donde la ilusión de obtener grandes cantidades los convierte en promotores y trabajadores de un sujeto, muchas veces desconocido; una vez reunidas las cantidades fijadas, entregadas a los supuestos inversionistas, el dinero no produce, pero si crecen los intereses de un dinero pedido a préstamo. Evidenciando esta “fantasía”, se pretende evitar el engaño, eludiendo, a toda costa, las invitaciones de hacerse ricos de la noche a la mañana.

Pocas personas logran sustraerse al encanto del dinero fácil, además de convertirse en “clientes inversores” quedan sometidos a las obligaciones de aumentar las cantidades de dinero, así como de “nuevos” sujetos enganchados, esta fórmula le ayuda solo al iniciador del “proyecto” dejando en la indefensión, quizá hasta legal, a los intermediarios, pues ellos padecen el reclamo de las ganancias, excusándose de no ser ellos los poseedores del dinero.

Aunque sea una constante el crecimiento de los incautos, siempre será bueno advertir de las consecuencias; como en este caso de las ya famosas criptomonedas o el Bitcoin; como una primera advertencia habrá de remitirse a las páginas web de los ofertantes, con la seguridad de que no se encontrará información fidedigna sobre la autenticidad de la empresa, de su estructura legal, las políticas de privacidad, las reglas de operación; entre otros requisitos que garanticen la inversión.

Cuando este cuidado no se tiene, es fácil dejarse llevar por información falsa, utilizada en el internet, donde se pierde el sentido de la realidad, cayendo en el engaño de historias de “éxito” donde sus iniciadores se han convertido en multimillonarios a partir de haber invertido sus ahorros en estos sistemas de inversión; cada vez que se visita una página en internet, es común encontrarse imágenes de personas cuyo argumento las sitúa siendo modestas trabajadoras o de la tercera edad, convertidos actualmente en potentados, asegurando que fue una pequeña cantidad invertida el origen de su riqueza.

Si en algún momento se llega a sentir la curiosidad o la tentación de ganar dinero rápido, se deberá verificar, se insiste, la autenticidad de la empresa, buscando si ésta misma se encuentra regulada; esto quiere decir, que se puede certificar por una compañía -que la regula- cumple con todos los requisitos mínimos necesarios que garanticen su operatividad, de lo contrario se estaría arriesgando inútilmente el dinero.

De igual manera se aprovecha, la fragilidad emocional de los futuros nuevos ricos; construyéndose historias, tan absurdas, que paradójicamente, son las más creíbles; como en el caso, magnificado obviamente por los defraudadores, del menor de edad que apostó a sus padres que ganaría mucho dinero, si eso pasaba el muchacho abandonaría la escuela; aunque la historia es mucha más larga, esta parte basta para cuestionar su credibilidad; en una primera instancia, no se puede pensar que un menor, por condiciones legales, pueda ser parte de un sistema financiero; por otro, lado su ignorancia al no ir a la escuela, por obviedad, no le permitiría manejar el dinero soñado; y por último ¿De donde sacaría el dinero para invertirlo? Evidentemente y a todas luces, todo resulta más falso que la riqueza soñada.

En otra modalidad en la búsqueda de dinero fácil, se hicieron muy populares, los famosos “telares” así conocidos cuando menos en Tlaxcala; donde se prometía una cantidad, multiplicada exponencialmente, respecto de la cantidad invertida; tal fama logro esta promesa que se involucraron cientos de personas y que al final, muchos de ellas, perdieron su dinero por las condiciones en la operación de esta otra fórmula de timo.

Su operación era más simple, en una estructura piramidal, se iban convenciendo a los participantes, quienes a su vez tendrían que convencer a otro número igual y así sucesivamente; cuando el grupo estaba consolidado, se reunían en algún lugar para entregar “en regalo” el dinero recaudado del grupo; sin embargo, hubo quienes descubrieron el engaño y las estructuras desaparecieron, y el dinero de muchos también se perdió en la nada, beneficiándose solo unos cuantos; desafortunadamente, como el dinero se otorgaba como un regalo, no cabían las exigencias de carácter legal; finalmente, entre pleitos y reclamos, esta trampa, por el momento, parece haber desaparecido.

Tal vez el comentario parezca trivial; sin embargo, el conocimiento de algunos casos -dígase personas- fue la causa para verter algunos comentarios, en razón de las mismas experiencias, los resultados fueron totalmente adversos; en ningún caso se pudo lograr obtener ganancias; se generaron enemistades, hubo endeudamiento con instituciones de crédito; se perdieron espacios patrimoniales y se terminaron los sueños de poder y riqueza.

Seguramente, la realidad, como ha ocurrido en otras ocasiones, no podrá vencer los sueños de los incautos, la necesidad seguirá siendo el catalizador para el convencimiento, los manipuladores seguirán existiendo en tanto las leyes no tipifiquen con claridad este tipo de delitos; se seguirán inventando nuevas formas de timo, fraude, y lo peor seguirá creciendo también el número de soñadores; de aquellos que piensan que la riqueza se obtiene de las maneras más simples. En contrasentido, se pueden sugerir nuevas formulas para conseguir esa movilidad soñada, entre esas, se pueden mencionar, la actitud para enfrentar las vicisitudes de la vida; dejar fluir la capacidad y la inteligencia para promover el cambio de las cosas y, por último, el trabajo, ésta es la mejor fórmula para generar ingresos y olvidarse de obtener dinero fácil.