/ viernes 7 de septiembre de 2018

Anatomía de lo Social

Una sola cosa nos explica bien la historia y es en qué consisten los malos gobiernos

Thomas Jefferson

El informe de gobierno

Hasta el último momento la petulancia del ejecutivo dio muestras de insensatez, hasta el límite de absurda incoherencia; su discurso, ofrecido en Palacio Nacional con motivo del sexto informe de gobierno, en momentos parecía convertirse en una mascarada, pretendiendo, seguramente, manipular la conciencia del pueblo para que le dieran crédito a sus palabras; sin embargo, para quienes padecieron, durante todo el periodo, condiciones de precariedad, no aceptaron su retórica, pues los hechos, como siempre, dirán más que las palabras.

En elaborada sinopsis del sexenio, se abordaron -en el discurso- algunos temas de interés colectivo; aunque los resultados presentados perdieron objetividad en cuanto se valoraron en términos de estadística, sin considerar el impacto social y la nula aceptación de la realidad; por ello, de la misma manera se analizan, desde una perspectiva popular, las palabras del ya casi saliente presidente de la república.

En principio, la referencia se orienta a tres de los ejes rectores del gobierno: político, social y económico; base inicial para los cuestionamientos; en cuanto político, si se le interpreta, como el arte de gobernar; se dejó mucho que desear; los desatinos y malas decisiones, fundadas en las magnificadas reformas, abrieron la brecha para la inconformidad de la ciudadanía; las aprobaciones, desde al congreso, maniataron a la sociedad, su indefensión, quedo asentada en las leyes; obligando a su aceptación: el pueblo, como siempre, aguantó estoicamente las arbitrariedades y abusos de las autoridades encargadas de aplicarlas.

Consecuentemente, el impacto en la sociedad, fue contrario a las presumidas reformas: las leyes laborales y educativas, fueron las más agresivas; el derecho a manifestarse se restringió, el derecho a la huelga se extinguió; la evaluación a los maestros, fue el catalizador para atomizar al magisterio y el detonante para quitarle a muchos maestros su fuente de trabajo; luego entonces, nada se puede presumir, la división magisterial provocó, además, serios problemas en todos los procesos educativos, particularmente el de la enseñanza y el aprendizaje.

Tampoco puede aceptarse un discurso en cuyo contenido se mantenga la mentira; en este contexto, hablar sobre una estabilidad económica; no cabe en el diccionario de los pobres; la falta de empleos, el constante aumento en los productos de la canasta básica; generaron, entre otras tantas, problemas de salud, la imposibilidad de ingresar a las instituciones educativas, en esta caso, no por falta de interés, sino por no contar con los recursos elementales para los gastos principales que se requieren, pues la educación, aunque aparentemente gratuita, hoy en día tiene un costo, al que muchos no pudieron acceder.

Para cubrir o enaltecer, eso se le quiso hacer creer al pueblo, los logros obtenidos, se hicieron patentes las infaltables estadísticas; y como siempre ha ocurrido, se usaron cifras, cuya credibilidad solo podía determinarse ante la observancia de la realidad, sin embargo, como eso, obvio no es posible, se usaron los números para construir el supuesto engaño.

Como un claro ejemplo y solo para ilustrar lo dicho; se mencionó que se tienen finanzas públicas sanas; pues se tienen 78% más de contribuyentes que hace seis años, y una deuda manejable y decreciente. No se dijo si en esos números se incluyeron a los potentados, aquellos que se les ha dispensado el pago de millonarias cantidades de impuestos; sin duda, eso no se hiso posible, como tampoco es creíble que casi se duplicara el número de contribuyentes si no hubo oportunidades de trabajo y mucho menos la fuente de las mismas; de la deuda, pues se hubieran mostrado los números reales para saber si efectivamente ésta ha decrecido; más dudas que credibilidad se crearon en este sentido.

Tenemos, según el Ejecutivo, la inflación más baja en el sexenio, eso desde hace más de cincuenta años. Se crearon por año, durante el periodo, 800 mil empleos; suponiéndose la creación de 4 millones en este rubro; el encarecimiento de la vida y los modestos trabajadores situados en las esquinas de las ciudades, sí como todos los de la informalidad, dan el testimonio de los logros obtenidos o, mejor dicho, de los objetivos alcanzados.

No podía faltar, el “nuevo” modelo energético, basado, como todo lo demás, en las reformas; gracias a él, los mexicanos, no solo los que tienen automóvil, pagan un precio “muy modesto” por la gasolina, los casi veinte pesos por litro, son la muestra fehaciente, aunque las consecuencias, no sean las esperadas; pues, se reconoce, el control que se tiene sobre los permisionarios y transportistas; sus costos son iguales al inicio; quizá esto equilibre, un poco entre el valor de uso de los combustibles y el valor de cambio; los resultados, no necesitan argumentos, todo sube, válgase la expresión, mientras siga subiendo el precio de los energéticos; sobre todo, también hay que decirlo, se logró, la mayor inversión extranjera de la historia, más de 192 mil millones de dólares; lográndose así la controvertida y negada privatización de este tipo de recursos; de todos modos, el informe, cumplió con las expectativas de unos cuantos.

Como los remanentes de los energéticos han sido aprovechados, se puede decir, que los pobres, o muchos de ellos, dejaron de serlo, pues se les incluyó en una serie de programas de asistencia social, con ello, su posición en las estadísticas se modificó significativamente; por ejemplo, en los primeros cuatro años de gobierno, 2.2 millones de pobres superaron las condiciones de pobreza extrema; pasando a ser solamente pobres. El origen de la causa, se debió a la creación de la Estrategia Nacional de Inclusión; mecanismo, según se estableció en su conformación, que permitió enfocar los esfuerzos de las dependencias federales y los gobiernos locales que sirvió de manera simultánea, atender el conjunto de carencias sociales que son origen y consecuencia de la pobreza.

Hasta aquí, cuando menos en los discursos oficiales de cada año, ha concluido otro periodo sexenal, la evaluación le corresponde a cada ciudadano, de acuerdo a sus circunstancias y condiciones particulares; en las que, con seguridad, no habrá nada que pueda reflejar los grandes beneficios construidos solo en la imaginación; la realidad superó, por mucho, las manipuladas estadísticas, quedándose el país, con ninguna fortaleza y si con las debilidades propiciadas por una mala administración gubernamental, no solo del presidente sino de muchos de sus colaboradores. Ojalá todo pueda cambiar y no solo, como ahora, todo quede en palabras e informes.

Una sola cosa nos explica bien la historia y es en qué consisten los malos gobiernos

Thomas Jefferson

El informe de gobierno

Hasta el último momento la petulancia del ejecutivo dio muestras de insensatez, hasta el límite de absurda incoherencia; su discurso, ofrecido en Palacio Nacional con motivo del sexto informe de gobierno, en momentos parecía convertirse en una mascarada, pretendiendo, seguramente, manipular la conciencia del pueblo para que le dieran crédito a sus palabras; sin embargo, para quienes padecieron, durante todo el periodo, condiciones de precariedad, no aceptaron su retórica, pues los hechos, como siempre, dirán más que las palabras.

En elaborada sinopsis del sexenio, se abordaron -en el discurso- algunos temas de interés colectivo; aunque los resultados presentados perdieron objetividad en cuanto se valoraron en términos de estadística, sin considerar el impacto social y la nula aceptación de la realidad; por ello, de la misma manera se analizan, desde una perspectiva popular, las palabras del ya casi saliente presidente de la república.

En principio, la referencia se orienta a tres de los ejes rectores del gobierno: político, social y económico; base inicial para los cuestionamientos; en cuanto político, si se le interpreta, como el arte de gobernar; se dejó mucho que desear; los desatinos y malas decisiones, fundadas en las magnificadas reformas, abrieron la brecha para la inconformidad de la ciudadanía; las aprobaciones, desde al congreso, maniataron a la sociedad, su indefensión, quedo asentada en las leyes; obligando a su aceptación: el pueblo, como siempre, aguantó estoicamente las arbitrariedades y abusos de las autoridades encargadas de aplicarlas.

Consecuentemente, el impacto en la sociedad, fue contrario a las presumidas reformas: las leyes laborales y educativas, fueron las más agresivas; el derecho a manifestarse se restringió, el derecho a la huelga se extinguió; la evaluación a los maestros, fue el catalizador para atomizar al magisterio y el detonante para quitarle a muchos maestros su fuente de trabajo; luego entonces, nada se puede presumir, la división magisterial provocó, además, serios problemas en todos los procesos educativos, particularmente el de la enseñanza y el aprendizaje.

Tampoco puede aceptarse un discurso en cuyo contenido se mantenga la mentira; en este contexto, hablar sobre una estabilidad económica; no cabe en el diccionario de los pobres; la falta de empleos, el constante aumento en los productos de la canasta básica; generaron, entre otras tantas, problemas de salud, la imposibilidad de ingresar a las instituciones educativas, en esta caso, no por falta de interés, sino por no contar con los recursos elementales para los gastos principales que se requieren, pues la educación, aunque aparentemente gratuita, hoy en día tiene un costo, al que muchos no pudieron acceder.

Para cubrir o enaltecer, eso se le quiso hacer creer al pueblo, los logros obtenidos, se hicieron patentes las infaltables estadísticas; y como siempre ha ocurrido, se usaron cifras, cuya credibilidad solo podía determinarse ante la observancia de la realidad, sin embargo, como eso, obvio no es posible, se usaron los números para construir el supuesto engaño.

Como un claro ejemplo y solo para ilustrar lo dicho; se mencionó que se tienen finanzas públicas sanas; pues se tienen 78% más de contribuyentes que hace seis años, y una deuda manejable y decreciente. No se dijo si en esos números se incluyeron a los potentados, aquellos que se les ha dispensado el pago de millonarias cantidades de impuestos; sin duda, eso no se hiso posible, como tampoco es creíble que casi se duplicara el número de contribuyentes si no hubo oportunidades de trabajo y mucho menos la fuente de las mismas; de la deuda, pues se hubieran mostrado los números reales para saber si efectivamente ésta ha decrecido; más dudas que credibilidad se crearon en este sentido.

Tenemos, según el Ejecutivo, la inflación más baja en el sexenio, eso desde hace más de cincuenta años. Se crearon por año, durante el periodo, 800 mil empleos; suponiéndose la creación de 4 millones en este rubro; el encarecimiento de la vida y los modestos trabajadores situados en las esquinas de las ciudades, sí como todos los de la informalidad, dan el testimonio de los logros obtenidos o, mejor dicho, de los objetivos alcanzados.

No podía faltar, el “nuevo” modelo energético, basado, como todo lo demás, en las reformas; gracias a él, los mexicanos, no solo los que tienen automóvil, pagan un precio “muy modesto” por la gasolina, los casi veinte pesos por litro, son la muestra fehaciente, aunque las consecuencias, no sean las esperadas; pues, se reconoce, el control que se tiene sobre los permisionarios y transportistas; sus costos son iguales al inicio; quizá esto equilibre, un poco entre el valor de uso de los combustibles y el valor de cambio; los resultados, no necesitan argumentos, todo sube, válgase la expresión, mientras siga subiendo el precio de los energéticos; sobre todo, también hay que decirlo, se logró, la mayor inversión extranjera de la historia, más de 192 mil millones de dólares; lográndose así la controvertida y negada privatización de este tipo de recursos; de todos modos, el informe, cumplió con las expectativas de unos cuantos.

Como los remanentes de los energéticos han sido aprovechados, se puede decir, que los pobres, o muchos de ellos, dejaron de serlo, pues se les incluyó en una serie de programas de asistencia social, con ello, su posición en las estadísticas se modificó significativamente; por ejemplo, en los primeros cuatro años de gobierno, 2.2 millones de pobres superaron las condiciones de pobreza extrema; pasando a ser solamente pobres. El origen de la causa, se debió a la creación de la Estrategia Nacional de Inclusión; mecanismo, según se estableció en su conformación, que permitió enfocar los esfuerzos de las dependencias federales y los gobiernos locales que sirvió de manera simultánea, atender el conjunto de carencias sociales que son origen y consecuencia de la pobreza.

Hasta aquí, cuando menos en los discursos oficiales de cada año, ha concluido otro periodo sexenal, la evaluación le corresponde a cada ciudadano, de acuerdo a sus circunstancias y condiciones particulares; en las que, con seguridad, no habrá nada que pueda reflejar los grandes beneficios construidos solo en la imaginación; la realidad superó, por mucho, las manipuladas estadísticas, quedándose el país, con ninguna fortaleza y si con las debilidades propiciadas por una mala administración gubernamental, no solo del presidente sino de muchos de sus colaboradores. Ojalá todo pueda cambiar y no solo, como ahora, todo quede en palabras e informes.