/ viernes 5 de octubre de 2018

Anatomía de lo Social

Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular

Théophile Gautier.

Mis tres amigos y algo de Tlaxcala

No se puede evitar el expresar algunas de las inconveniencias de transitar por las calles de la ciudad, sea en vehículo o caminando, y no solo es una expresión particular, sino el comentario del pueblo, así como de algunos visitantes de otros lugares, sean del país o del extranjero; lo malo es que lo negativo rebasa en un alto porcentaje las cosas que van en contrasentido, es decir, lo que pudiera ser bueno. Ese era el comentario que hacíamos entre mi amigo el de la cordura y su servidor en camino al establecimiento donde nos reuniríamos con los otros dos compañeros…

A punto de llegar, se hizo una última apreciación: Tlaxcala capital, sin temor a equivocarme -como lo hemos dicho otras veces-, tiene una arquitectura impecable, particularmente en los edificios construidos hace más de cuatro siglos; solo mirarla transporta al pasado, en consecuencia, se convierte en motivo de orgullo para quienes aquí vivimos; sin embargo, hay muchas cosas que la han ido convirtiendo en un lugar sin espacios para disfrutarse; desafortunadamente, no hay autoridad que asuma la responsabilidad de tomar el control y rescatar todo aquello que se ha ido perdiendo…

Justo cuando llegamos al lugar saludamos a quienes ya se encontraban instalados en la silla correspondiente; después de ello nos acomodamos y, de inmediato, se solicitó se nos sirviera, como siempre, la deliciosa y aromática taza de café; al mismo tiempo les referíamos lo que en el camino veníamos platicando…

Justamente sobre ese tema quisiera abordar mi intervención -tomó la palabra el amigo que casi siempre así lo hacía, el de la bonanza- Tlaxcala es uno de los estados más bellos del país; su cultura, en todos los aspectos, no tiene comparación, por eso recibimos una gran cantidad de turistas, quienes dejan grandes cantidades de dinero en su estancia por nuestra tierra; y bueno, además, en esta semana mencionar los magnos eventos que se realizan para celebrar el CDXCIII aniversario de su fundación; un motivo más para sentirnos orgullosos de ser tlaxcaltecas…

No cabe duda -le interrumpieron- que tu mirada solo percibe lo que a tu juicio es lo bueno de la capital, pero pierdes de vista, otras cosas, que afectan todo lo bueno que podemos tener…

Con lo dicho -aproveché para apropiarme de la voz- eso es precisamente lo que desde el inicio se les dijo, y que veníamos comentando antes de llegar, sobre el claroscuro de Tlaxcala, particularmente de la capital; se ha permitido rebasar los límites de la prudencia, el orden y, de alguna manera, de la ley, pues se hace evidente, el desinterés de las autoridades para reordenar el sentido de las cosas…

No sé bien a que te refieras -interrumpió el iniciador del tema- pero para mi gusto nada hay que cuestionar, siempre que tenga oportunidad hablaré bien de mi querido Tlaxcala y de la buena anfitronía de sus habitantes; no lo digo yo, sino las estadísticas, turistas y derrama económica lo definen; por eso reconozco a las autoridades por su labor constante en aras de beneficiar esta parte de la cultura y la economía…

Te voy a conceder la razón -intervino el amigo de las contradicciones- aunque esta vez no es lo acostumbrado; ni duda existe en esa parte buena de Tlaxcala; y todos lo hemos dicho; sin embargo, tu postura es la misma que tienen muchas autoridades, su ceguera institucional, no les permite reconocer y aceptar que hay mucho que corregir; cuando eso ocurra, Tlaxcala volverá a ser la misma de antes, obvio, me refiero a la capital, y también en adicional a otras ciudades del estado, que también tienen lo suyo; para ilustrar lo dicho, mencionare algunos de los problemas cotidianos: semáforos sin la menor idea de control vehicular, tiempos en total desorden; instalación en lugares inapropiados; es decir, los semáforos inteligentes, se supone que son los nuestros, en lugar de agilizar el tráfico colaboran en los embotellamientos; ejemplos, entre muchos tantos, los de la entrada de la colonia Loma Bonita, 3 segundos dura el de acceso; el recientemente instalado frente a la clínica del ISSSTE, sin sentido de la proporción en el flujo de automóviles, alcanzados por los que suben por la prolongación Morelos y los que salen de la Joya por la esquina donde hay una tienda de conveniencia; ni que decir del de la independencia, justo el del asta bandera; un caos; y luego, si vas por algunas calles alejadas un poco del centro, encontraras remiendos en el asfalto; cuya duración máxima es de quince días; ejemplifico otra vez, las calles de Ocotlán, en todas partes hay baches, con el consabido deterioro de los autos que por ahí circulan; y bueno, que me dices de los enormes estacionamientos de taxis, la invasión de las calles ya la privatizaron; lo peor es cuando pretendes estacionarte, de inmediato vienen los insultos de los choferes bajo el argumento de que ese es un lugar prohibido; en otros aspectos, el cambio de nombre de la plaza de la constitución a “plaza comercial”; la de Xicohténcatl al de la “hamburguesa y el hot dog” todo esto, brevemente comentado le ha cambiado la imagen a la capital; así es que no podemos presumir de algo que no se tiene.

Oigan -dijo el amigo de la mesura- porque no le pedimos a nuestro camarada que escriba una columna de todo eso que esta pesimamente regulado y sirve de que las autoridades tomen cartas en el asunto; digo, sería algo así como una solicitud de atención a los problemas ya citados. En señal de aprobación todos alzaron la mano y se selló el compromiso para cumplirlo.

Por otro lado -prosiguió- dejemos el beneficio, mejor dicho, la oportunidad a quienes les corresponda. corregir las anomalías señaladas y, por otro lado, pues el deber de involucrarnos en los festejos conmemorativos; como una excelente forma de sumarnos a esos casi cinco siglos de la fundación de Tlaxcala.

Creo -dijo el amigo de la buena posición social- habrá algunas conferencias sobre lugares de mucha historia, como el de la Catedral de la Asunción, en otros tiempos el convento de San Francisco; muestra de cine, en un edificio de la calle Lardizábal; y ahí también se hablará de historia; la muestra gastronómica de platillos tlaxcaltecas; la participación de grupos musicales en el zócalo de la ciudad, entre otros que ahorita no recuerdo…

Espero tengas los boletos para ir a todos esos eventos -le increparon-, aunque se dice que son gratis, todo se está controlando con los rigurosos “pases”, entregados por los organizadores. El aludido movió la cabeza en negativo, dejándonos solo con la mera información. Ante la respuesta, acordamos esperar para celebrar en el siguiente aniversario, con la posibilidad de que nos puedan obsequiar los boletos correspondientes y no solo a algunos elegidos. Mientras tanto mejor disfrutemos de otra taza de café, dijo el que hablaba…


Vistas las cosas en la cámara oscura del recuerdo, toman un relieve singular

Théophile Gautier.

Mis tres amigos y algo de Tlaxcala

No se puede evitar el expresar algunas de las inconveniencias de transitar por las calles de la ciudad, sea en vehículo o caminando, y no solo es una expresión particular, sino el comentario del pueblo, así como de algunos visitantes de otros lugares, sean del país o del extranjero; lo malo es que lo negativo rebasa en un alto porcentaje las cosas que van en contrasentido, es decir, lo que pudiera ser bueno. Ese era el comentario que hacíamos entre mi amigo el de la cordura y su servidor en camino al establecimiento donde nos reuniríamos con los otros dos compañeros…

A punto de llegar, se hizo una última apreciación: Tlaxcala capital, sin temor a equivocarme -como lo hemos dicho otras veces-, tiene una arquitectura impecable, particularmente en los edificios construidos hace más de cuatro siglos; solo mirarla transporta al pasado, en consecuencia, se convierte en motivo de orgullo para quienes aquí vivimos; sin embargo, hay muchas cosas que la han ido convirtiendo en un lugar sin espacios para disfrutarse; desafortunadamente, no hay autoridad que asuma la responsabilidad de tomar el control y rescatar todo aquello que se ha ido perdiendo…

Justo cuando llegamos al lugar saludamos a quienes ya se encontraban instalados en la silla correspondiente; después de ello nos acomodamos y, de inmediato, se solicitó se nos sirviera, como siempre, la deliciosa y aromática taza de café; al mismo tiempo les referíamos lo que en el camino veníamos platicando…

Justamente sobre ese tema quisiera abordar mi intervención -tomó la palabra el amigo que casi siempre así lo hacía, el de la bonanza- Tlaxcala es uno de los estados más bellos del país; su cultura, en todos los aspectos, no tiene comparación, por eso recibimos una gran cantidad de turistas, quienes dejan grandes cantidades de dinero en su estancia por nuestra tierra; y bueno, además, en esta semana mencionar los magnos eventos que se realizan para celebrar el CDXCIII aniversario de su fundación; un motivo más para sentirnos orgullosos de ser tlaxcaltecas…

No cabe duda -le interrumpieron- que tu mirada solo percibe lo que a tu juicio es lo bueno de la capital, pero pierdes de vista, otras cosas, que afectan todo lo bueno que podemos tener…

Con lo dicho -aproveché para apropiarme de la voz- eso es precisamente lo que desde el inicio se les dijo, y que veníamos comentando antes de llegar, sobre el claroscuro de Tlaxcala, particularmente de la capital; se ha permitido rebasar los límites de la prudencia, el orden y, de alguna manera, de la ley, pues se hace evidente, el desinterés de las autoridades para reordenar el sentido de las cosas…

No sé bien a que te refieras -interrumpió el iniciador del tema- pero para mi gusto nada hay que cuestionar, siempre que tenga oportunidad hablaré bien de mi querido Tlaxcala y de la buena anfitronía de sus habitantes; no lo digo yo, sino las estadísticas, turistas y derrama económica lo definen; por eso reconozco a las autoridades por su labor constante en aras de beneficiar esta parte de la cultura y la economía…

Te voy a conceder la razón -intervino el amigo de las contradicciones- aunque esta vez no es lo acostumbrado; ni duda existe en esa parte buena de Tlaxcala; y todos lo hemos dicho; sin embargo, tu postura es la misma que tienen muchas autoridades, su ceguera institucional, no les permite reconocer y aceptar que hay mucho que corregir; cuando eso ocurra, Tlaxcala volverá a ser la misma de antes, obvio, me refiero a la capital, y también en adicional a otras ciudades del estado, que también tienen lo suyo; para ilustrar lo dicho, mencionare algunos de los problemas cotidianos: semáforos sin la menor idea de control vehicular, tiempos en total desorden; instalación en lugares inapropiados; es decir, los semáforos inteligentes, se supone que son los nuestros, en lugar de agilizar el tráfico colaboran en los embotellamientos; ejemplos, entre muchos tantos, los de la entrada de la colonia Loma Bonita, 3 segundos dura el de acceso; el recientemente instalado frente a la clínica del ISSSTE, sin sentido de la proporción en el flujo de automóviles, alcanzados por los que suben por la prolongación Morelos y los que salen de la Joya por la esquina donde hay una tienda de conveniencia; ni que decir del de la independencia, justo el del asta bandera; un caos; y luego, si vas por algunas calles alejadas un poco del centro, encontraras remiendos en el asfalto; cuya duración máxima es de quince días; ejemplifico otra vez, las calles de Ocotlán, en todas partes hay baches, con el consabido deterioro de los autos que por ahí circulan; y bueno, que me dices de los enormes estacionamientos de taxis, la invasión de las calles ya la privatizaron; lo peor es cuando pretendes estacionarte, de inmediato vienen los insultos de los choferes bajo el argumento de que ese es un lugar prohibido; en otros aspectos, el cambio de nombre de la plaza de la constitución a “plaza comercial”; la de Xicohténcatl al de la “hamburguesa y el hot dog” todo esto, brevemente comentado le ha cambiado la imagen a la capital; así es que no podemos presumir de algo que no se tiene.

Oigan -dijo el amigo de la mesura- porque no le pedimos a nuestro camarada que escriba una columna de todo eso que esta pesimamente regulado y sirve de que las autoridades tomen cartas en el asunto; digo, sería algo así como una solicitud de atención a los problemas ya citados. En señal de aprobación todos alzaron la mano y se selló el compromiso para cumplirlo.

Por otro lado -prosiguió- dejemos el beneficio, mejor dicho, la oportunidad a quienes les corresponda. corregir las anomalías señaladas y, por otro lado, pues el deber de involucrarnos en los festejos conmemorativos; como una excelente forma de sumarnos a esos casi cinco siglos de la fundación de Tlaxcala.

Creo -dijo el amigo de la buena posición social- habrá algunas conferencias sobre lugares de mucha historia, como el de la Catedral de la Asunción, en otros tiempos el convento de San Francisco; muestra de cine, en un edificio de la calle Lardizábal; y ahí también se hablará de historia; la muestra gastronómica de platillos tlaxcaltecas; la participación de grupos musicales en el zócalo de la ciudad, entre otros que ahorita no recuerdo…

Espero tengas los boletos para ir a todos esos eventos -le increparon-, aunque se dice que son gratis, todo se está controlando con los rigurosos “pases”, entregados por los organizadores. El aludido movió la cabeza en negativo, dejándonos solo con la mera información. Ante la respuesta, acordamos esperar para celebrar en el siguiente aniversario, con la posibilidad de que nos puedan obsequiar los boletos correspondientes y no solo a algunos elegidos. Mientras tanto mejor disfrutemos de otra taza de café, dijo el que hablaba…