/ viernes 19 de octubre de 2018

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines

Thomas Hobbes

Consultas

Incertidumbre, caos, preocupación, son algunas de las características, entre otras tantas, sobre el comportamiento del gobierno cuya asunción se encuentra muy próxima, particularmente por las inusuales formas de iniciarse; así ha quedado evidencia desde el resultado electoral, el posicionamiento de los futuros encargados de las diversas secretarías se han adelantado a los tiempos, el proceso de la entrega recepción, pareciera, ha concluido, las decisiones e intervención en algunos asuntos de interés nacional son el testimonio claro de ese involucramiento aún sin haber tomado la protesta de rigor.

Por eso la incertidumbre, no se sabe ahora a quién acudir, si a los próximos secretarios o a quienes todavía se encuentran en funciones, por eso de las grandes contradicciones vinculadas a los procesos institucionales, como ocurrió con la “solicitud” hecha por María Elena Álvarez-Buylla Roces, Premio Nacional de Ciencia 2017, al todavía titular del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, respecto de suspender todas las convocatorias que comprometan recursos para el siguiente año; se puede entender, entre líneas, primero como una instrucción y después la primera decisión, desacertada desde luego, por atentar contra la comunidad científica y los investigadores en ciernes, quienes dependen de una beca para darle continuidad o concluir con sus estudios; de igual manera supone una reducción a los presupuestos asignados a esta área del saber y de la ciencia; en contra sentido, no desacato, cuando menos en lo que concluye la administración actual, los becarios pueden estar tranquilos en la percepción del beneficio.

Bajo esta premisa y en consideración a las “actuales” formas de legitimar una decisión, sería necesario entonces convocar a la ciudadanía para preguntarles si están o no de acuerdo en suspender todos los trabajos que se realizan en favor no solo de la ciencia, sino en esa parte sustantiva de aportación a enfrentar los fenómenos causados por las inercias sociales en todos sus aspectos, dígase salud, educación, seguridad, leyes etc…

Por supuesto se crearían grandes confusiones hasta llegar al caos, si bien es cierto que se vive en un estado democrático, cuando menos así se piensa, debe haber criterios definidos, es decir, no puede pensarse que todo debe resolverse a través de consultarle al pueblo cuáles deberían ser las formas de conducir el futuro de un país, al contrario, la autoridad del Ejecutivo debe legitimarse en función de cumplir en todo momento con lo que se mandata en la Constitución; darle a los individuos la oportunidad de disfrutar sus derechos y garantías circunscritos en el documento de referencia, esa es la mejor forma de demostrar la capacidad e inteligencia para asumir un cargo de gran envergadura, todavía es tiempo de reconsiderar las formas en que se pretende actuar en las decisiones.

Las preocupaciones surgen en vista de lo hecho por los nuevos funcionarios de gobierno, que rompen, en un momento dado, con los ofrecimientos vertidos en la campaña, ofrecimientos que generaron confianza entre los ciudadanos, se notaba la oportunidad de cambiar el estado actual de las cosas, por lo tanto, el triunfo se lo deben no tanto al hartazgo en contra del actual gobierno, sino a esa expectativa del cambio, en lo individual y lo colectivo; sin embargo, ante las declaraciones, explicaciones y justificaciones de lo que se dijo y hoy resulta que no se dijo así, pues las preocupaciones existen en cuanto se pronostica que no habrán los cambios prometidos.

De cualquier forma, las cosas seguirán el curso natural en su temporalidad, la investidura se tomará conforme se encuentra establecido constitucionalmente, los funcionarios y secretarios asumirán el poder junto con sus responsabilidades; sin embargo, hasta el momento se mantiene la duda: ¿seguirán basando sus decisiones con base a las consultas ciudadanas o asumirán el compromiso propio de la naturaleza de sus cargos? Ojalá se reconstituyan las posturas y los integrantes del gabinete presidencial propongan lo más acertado en la realización de las actividades correspondientes; dicho de otra manera, hagan lo que a cada quien le corresponde sin desapegarse, desde luego, a los ordenamientos legales respectivos.

Si el rumbo no cambia, se podrá decir que el nuevo régimen basará sus decisiones en la opinión de los ciudadanos, sin considerar si son expertos o cuando menos tengan un conocimiento claro sobre lo que habrá de responderse en las encuestas; de igual manera, que no se manipule ni tampoco se mantenga la postura que será el pueblo quien decida.

Por el contrario, si no hay cambios, ya existen comentarios, algunos aparentemente razonables, sobre la búsqueda de una autorización popular en temas tan importantes como: el aumento a los energéticos, la descentralización de las instituciones sin aludir a lo comentado la semana anterior del magnificado tema de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

Luego entonces, que se consulte al pueblo si está de acuerdo en que los precios de la gasolina bajen; su validez y aprobación generalizada seguramente les darán a las autoridades el respaldo respectivo, y la gasolina, así como todos los energéticos, podrán bajar sus costos y precios; por ejemplo, que se reduzca el precio de la gasolina, cuando menos, al precio que tenía cuando se inició el presente sexenio ($10.72 la magna). Con seguridad a quienes se entreviste estarán de acuerdo en que se haga lo conducente para ello.

En otro contexto, también deberá llevarse a consulta si existe acuerdo en que se proceda a la descentralización de las instituciones; también es casi seguro que los ciudadanos no estarán de acuerdo en esta “propuesta”, pues no solo implica mover espacios, sino también mover a miles y miles de trabajadores, lo que provocaría un enorme caos y una multimillonaria cantidad de dinero para la movilización; sería suficiente, como se ha hecho en otros periodos de gobierno, la mutilación del escudo nacional, el cambio de siglas institucionales, la fusión de secretarias, nada nuevo tampoco, pero sí se podrían evitar problemas colaterales con estos cambios anunciados.

Para terminar, si las consultas ciudadanas se ponen de moda, habrá de suponerse o imaginarse que todo se hará bajo esos esquemas, por lo tanto, sin ser democracia, se darán elementos alternos para seguir provocando incertidumbre, caos y preocupaciones en el próximo periodo de gobierno sexenal.


De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines

Thomas Hobbes

Consultas

Incertidumbre, caos, preocupación, son algunas de las características, entre otras tantas, sobre el comportamiento del gobierno cuya asunción se encuentra muy próxima, particularmente por las inusuales formas de iniciarse; así ha quedado evidencia desde el resultado electoral, el posicionamiento de los futuros encargados de las diversas secretarías se han adelantado a los tiempos, el proceso de la entrega recepción, pareciera, ha concluido, las decisiones e intervención en algunos asuntos de interés nacional son el testimonio claro de ese involucramiento aún sin haber tomado la protesta de rigor.

Por eso la incertidumbre, no se sabe ahora a quién acudir, si a los próximos secretarios o a quienes todavía se encuentran en funciones, por eso de las grandes contradicciones vinculadas a los procesos institucionales, como ocurrió con la “solicitud” hecha por María Elena Álvarez-Buylla Roces, Premio Nacional de Ciencia 2017, al todavía titular del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, respecto de suspender todas las convocatorias que comprometan recursos para el siguiente año; se puede entender, entre líneas, primero como una instrucción y después la primera decisión, desacertada desde luego, por atentar contra la comunidad científica y los investigadores en ciernes, quienes dependen de una beca para darle continuidad o concluir con sus estudios; de igual manera supone una reducción a los presupuestos asignados a esta área del saber y de la ciencia; en contra sentido, no desacato, cuando menos en lo que concluye la administración actual, los becarios pueden estar tranquilos en la percepción del beneficio.

Bajo esta premisa y en consideración a las “actuales” formas de legitimar una decisión, sería necesario entonces convocar a la ciudadanía para preguntarles si están o no de acuerdo en suspender todos los trabajos que se realizan en favor no solo de la ciencia, sino en esa parte sustantiva de aportación a enfrentar los fenómenos causados por las inercias sociales en todos sus aspectos, dígase salud, educación, seguridad, leyes etc…

Por supuesto se crearían grandes confusiones hasta llegar al caos, si bien es cierto que se vive en un estado democrático, cuando menos así se piensa, debe haber criterios definidos, es decir, no puede pensarse que todo debe resolverse a través de consultarle al pueblo cuáles deberían ser las formas de conducir el futuro de un país, al contrario, la autoridad del Ejecutivo debe legitimarse en función de cumplir en todo momento con lo que se mandata en la Constitución; darle a los individuos la oportunidad de disfrutar sus derechos y garantías circunscritos en el documento de referencia, esa es la mejor forma de demostrar la capacidad e inteligencia para asumir un cargo de gran envergadura, todavía es tiempo de reconsiderar las formas en que se pretende actuar en las decisiones.

Las preocupaciones surgen en vista de lo hecho por los nuevos funcionarios de gobierno, que rompen, en un momento dado, con los ofrecimientos vertidos en la campaña, ofrecimientos que generaron confianza entre los ciudadanos, se notaba la oportunidad de cambiar el estado actual de las cosas, por lo tanto, el triunfo se lo deben no tanto al hartazgo en contra del actual gobierno, sino a esa expectativa del cambio, en lo individual y lo colectivo; sin embargo, ante las declaraciones, explicaciones y justificaciones de lo que se dijo y hoy resulta que no se dijo así, pues las preocupaciones existen en cuanto se pronostica que no habrán los cambios prometidos.

De cualquier forma, las cosas seguirán el curso natural en su temporalidad, la investidura se tomará conforme se encuentra establecido constitucionalmente, los funcionarios y secretarios asumirán el poder junto con sus responsabilidades; sin embargo, hasta el momento se mantiene la duda: ¿seguirán basando sus decisiones con base a las consultas ciudadanas o asumirán el compromiso propio de la naturaleza de sus cargos? Ojalá se reconstituyan las posturas y los integrantes del gabinete presidencial propongan lo más acertado en la realización de las actividades correspondientes; dicho de otra manera, hagan lo que a cada quien le corresponde sin desapegarse, desde luego, a los ordenamientos legales respectivos.

Si el rumbo no cambia, se podrá decir que el nuevo régimen basará sus decisiones en la opinión de los ciudadanos, sin considerar si son expertos o cuando menos tengan un conocimiento claro sobre lo que habrá de responderse en las encuestas; de igual manera, que no se manipule ni tampoco se mantenga la postura que será el pueblo quien decida.

Por el contrario, si no hay cambios, ya existen comentarios, algunos aparentemente razonables, sobre la búsqueda de una autorización popular en temas tan importantes como: el aumento a los energéticos, la descentralización de las instituciones sin aludir a lo comentado la semana anterior del magnificado tema de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM).

Luego entonces, que se consulte al pueblo si está de acuerdo en que los precios de la gasolina bajen; su validez y aprobación generalizada seguramente les darán a las autoridades el respaldo respectivo, y la gasolina, así como todos los energéticos, podrán bajar sus costos y precios; por ejemplo, que se reduzca el precio de la gasolina, cuando menos, al precio que tenía cuando se inició el presente sexenio ($10.72 la magna). Con seguridad a quienes se entreviste estarán de acuerdo en que se haga lo conducente para ello.

En otro contexto, también deberá llevarse a consulta si existe acuerdo en que se proceda a la descentralización de las instituciones; también es casi seguro que los ciudadanos no estarán de acuerdo en esta “propuesta”, pues no solo implica mover espacios, sino también mover a miles y miles de trabajadores, lo que provocaría un enorme caos y una multimillonaria cantidad de dinero para la movilización; sería suficiente, como se ha hecho en otros periodos de gobierno, la mutilación del escudo nacional, el cambio de siglas institucionales, la fusión de secretarias, nada nuevo tampoco, pero sí se podrían evitar problemas colaterales con estos cambios anunciados.

Para terminar, si las consultas ciudadanas se ponen de moda, habrá de suponerse o imaginarse que todo se hará bajo esos esquemas, por lo tanto, sin ser democracia, se darán elementos alternos para seguir provocando incertidumbre, caos y preocupaciones en el próximo periodo de gobierno sexenal.