/ viernes 15 de marzo de 2019

Anatomía de lo Social

Mis tres amigos y los 100 días de gobierno

De cualquier manera, me parece que todavía no se puede hacer una evaluación total de un gobierno cuando apenas han transcurrido 100 días, y tal si se pueda decir, cuando menos, del interés mostrado para enfrentar tantos problemas que han sido producto de la administración anterior; a pesar de ello, aunque ha sido muy lento el avance, eso creo, ya se pueden vislumbrar algunos aciertos

  • Con el pesar por las altas temperaturas sentidas en esta última semana, mi amigo de la cordura caminaba, junto conmigo, hacia el lugar de las reuniones...

Sofocando el intenso calor con un folder que llevaba en las manos, a manera de abanico; en algunos momentos, sacaba un paliacate de su bolsa para limpiarse las gotas de sudor que perlaban su frente; realizando esas acciones constantes, estaba seguro le servían como un paliativo ante lo inclemente del clima. Me parece -dijo- que nos debemos comprar una sombrilla para cubrirnos del sol y, además, evitar las afectaciones de la piel, pues ya con los años se vuelve más frágil y susceptible a contraer alguna enfermedad de la piel y, la verdad, si puede ser complicado para nosotros, dada la edad que nos acompaña.

Tienes razón le -respondí- solo tendremos que buscar alguna que sea para caballeros, pues no me veo con una de esas exclusivas para las mujeres; al captar la ironía de mis palabras se sonrió y refutando mis palabras -comentó- pues será el sereno, prefiero cargar con una sombrilla de colores a traer quemaduras en los brazos y la cara, así es que acompáñame a una tienda donde pueda adquirirla. Como teníamos algunos minutos de holgura para llegar con el resto de los amigos, tomamos un nuevo camino. De pronto me detuve y señalando hacia un lugar de la Plaza de la Constitución le sugerí volviera la mirada hacia el sitio que le indicaba, justo donde se encontraban bailando las camadas de “güegües” con motivo del carnaval; mira -le decía en tono de broma- ahí están “bailando” los catrines, pregúntale a uno de ellos donde compró su paraguas y asunto concluido; compras la tuya y nos vamos al café…

Todo quedo en intención, de momento se aparecieron unas nubes salvadoras y nos regresamos por el camino andado, hasta llegar al lugar de costumbre; una vez en el establecimiento, donde ya nos esperaban, tomamos nuestra silla, no sin antes darnos el saludo, acompañado de un efusivo abrazo entre nosotros; una vez instalados, solicitamos de inmediato se nos sirviera la taza del delicioso y aromático café; momento que aprovechó el amigo de la buena posición económica para expresar su comentario. Le reclamaba aquí al hombre necio -Mientras hablaba señaló con el dedo índice al referido- sobre el nuevo gobierno y de las promesas dichas en la campaña, y solo para ilustrar un poquito el asunto, le cuestionaba, ¿No que iban a bajar los precios de la gasolina?, ¿No que la salud era una prioridad? De ninguna manera -prosiguió- en todas partes además del desabasto de combustible los precios son muy desiguales, eso, por un lado, por el otro están los problemas en los medicamentos, la falta de ellos ha provocado severas crisis y el agravamiento de muchos enfermos; entonces, no puedes decir que estamos bien en este nuevo periodo sexenal…

Sin poder terminar su comentario le quitó el uso de la voz el interpelado; te equivocas -fue el inicio de sus palabras- de esas dos cosas que señalas, los problemas se los debemos al pasado gobierno; por un lado la liberación de los precios en las gasolinas han dejado al arbitrio de los expendedores la cantidad pedida por cada litro comprado, ni que decir del robo de altos funcionarios de Pemex, enriquecidos en exceso por tanto abuso cometido; y de las medicinas ni hablar, era abusiva, producto de un mal gobierno, la exclusividad otorgada a tres firmas o laboratorios, que han servido, hasta ahorita, para limitar el suministro de medicamentos de alta necesidad, ahí también imperaba la corrupción, esos son los verdaderos culpables del aumento de enfermos sin atención, agregándole a este fenómeno, las obras inconclusas de hospitales de primer nivel, y bueno, para terminar y taparte la “bocota” todos los problemas actuales son la herencia de tus antiguos patrones…

Nada de eso -le refutaron- es a la incompetencia de los nuevos funcionarios de gobierno; quienes no han podido con el paquete, así es que no presumas de algo que hasta ahorita no han podido hacer.

Qué difícil -intervino el amigo de la cordura- resulta encontrar las palabras específicas para conciliar sus opiniones, o cuando menos tratar de hacerlo, sin embargo, me atrevería a señalar que, efectivamente, hasta el momento no se puede argumentar el triunfo de un sistema, en cuanto apenas se inicia con los trabajos necesarios para restablecer, en una primera instancia, el orden en las cosas, después, la implementación de los nuevos criterios de gobierno en la resolución, no solo de los problemas de primera necesidad, sino de todos aquellos que invariablemente, son exigidos por el pueblo, y bueno, los dos asuntos ya comentados, necesitan, por obligación, atenderse y resolverse.

De cualquier manera, me parece -continuó con la voz- que todavía no se puede hacer una evaluación total de un gobierno cuando apenas han transcurrido 100 días, y tal si se pueda decir, cuando menos, del interés mostrado para enfrentar tantos problemas que han sido producto de la administración anterior; a pesar de ello, aunque ha sido muy lento el avance, eso creo, ya se pueden vislumbrar algunos aciertos; sobre todo en el afán de modificar las absurdas reformas a la constitución, lo que, por naturaleza, ha trastocado instituciones, procedimientos, así como los presupuestos para el cumplimiento de cada una de ellas. Por eso, a mi parecer, que es deber de los ciudadanos esperar el tiempo prudente para ver los resultados, quizá entonces si se pueda cuestionar al sistema y sus operadores…

Puede que tengas alguna razón -le reviró quien le había precedido en la palabra- no es momento todavía de acreditar lo hecho hasta ahora, lo qué si es cierto, aunque han transcurrido apenas cien días, pueden notarse ciertos avances, ojalá, todo lo logrado, pueda superarse en los hechos…

Como debe de ser -volvió a la voz el interrumpido- que no sean las estadísticas la que hablen, mejor la respuesta a los problemas, es decir, nada de números y si de obras que den testimonio real de la participación de las instituciones en ese tipo de cuestiones; además, creo, debe ser una prioridad, el problema de la salud, que no escatimen esfuerzos ni dinero para atender a todos aquellos que necesitan, para vivir, de atención inmediata, así como se les apliquen los medicamentos necesarios; lo demás, ya es una añadidura; mientras el pueblo esté sano, todos tendrán la facilidad para desempeñarse en sus actividades, por el contrario, un pueblo enfermo, es débil y fácil de vencer. Po eso, además de ésta exigencia, hay que darle oportunidad al gobierno que siga haciendo las cosas…

Mejor cambiemos de tema -dijo el de la bonanza- y pidamos otra taza de café para disfrutar el resto de la tarde…


Mis tres amigos y los 100 días de gobierno

De cualquier manera, me parece que todavía no se puede hacer una evaluación total de un gobierno cuando apenas han transcurrido 100 días, y tal si se pueda decir, cuando menos, del interés mostrado para enfrentar tantos problemas que han sido producto de la administración anterior; a pesar de ello, aunque ha sido muy lento el avance, eso creo, ya se pueden vislumbrar algunos aciertos

  • Con el pesar por las altas temperaturas sentidas en esta última semana, mi amigo de la cordura caminaba, junto conmigo, hacia el lugar de las reuniones...

Sofocando el intenso calor con un folder que llevaba en las manos, a manera de abanico; en algunos momentos, sacaba un paliacate de su bolsa para limpiarse las gotas de sudor que perlaban su frente; realizando esas acciones constantes, estaba seguro le servían como un paliativo ante lo inclemente del clima. Me parece -dijo- que nos debemos comprar una sombrilla para cubrirnos del sol y, además, evitar las afectaciones de la piel, pues ya con los años se vuelve más frágil y susceptible a contraer alguna enfermedad de la piel y, la verdad, si puede ser complicado para nosotros, dada la edad que nos acompaña.

Tienes razón le -respondí- solo tendremos que buscar alguna que sea para caballeros, pues no me veo con una de esas exclusivas para las mujeres; al captar la ironía de mis palabras se sonrió y refutando mis palabras -comentó- pues será el sereno, prefiero cargar con una sombrilla de colores a traer quemaduras en los brazos y la cara, así es que acompáñame a una tienda donde pueda adquirirla. Como teníamos algunos minutos de holgura para llegar con el resto de los amigos, tomamos un nuevo camino. De pronto me detuve y señalando hacia un lugar de la Plaza de la Constitución le sugerí volviera la mirada hacia el sitio que le indicaba, justo donde se encontraban bailando las camadas de “güegües” con motivo del carnaval; mira -le decía en tono de broma- ahí están “bailando” los catrines, pregúntale a uno de ellos donde compró su paraguas y asunto concluido; compras la tuya y nos vamos al café…

Todo quedo en intención, de momento se aparecieron unas nubes salvadoras y nos regresamos por el camino andado, hasta llegar al lugar de costumbre; una vez en el establecimiento, donde ya nos esperaban, tomamos nuestra silla, no sin antes darnos el saludo, acompañado de un efusivo abrazo entre nosotros; una vez instalados, solicitamos de inmediato se nos sirviera la taza del delicioso y aromático café; momento que aprovechó el amigo de la buena posición económica para expresar su comentario. Le reclamaba aquí al hombre necio -Mientras hablaba señaló con el dedo índice al referido- sobre el nuevo gobierno y de las promesas dichas en la campaña, y solo para ilustrar un poquito el asunto, le cuestionaba, ¿No que iban a bajar los precios de la gasolina?, ¿No que la salud era una prioridad? De ninguna manera -prosiguió- en todas partes además del desabasto de combustible los precios son muy desiguales, eso, por un lado, por el otro están los problemas en los medicamentos, la falta de ellos ha provocado severas crisis y el agravamiento de muchos enfermos; entonces, no puedes decir que estamos bien en este nuevo periodo sexenal…

Sin poder terminar su comentario le quitó el uso de la voz el interpelado; te equivocas -fue el inicio de sus palabras- de esas dos cosas que señalas, los problemas se los debemos al pasado gobierno; por un lado la liberación de los precios en las gasolinas han dejado al arbitrio de los expendedores la cantidad pedida por cada litro comprado, ni que decir del robo de altos funcionarios de Pemex, enriquecidos en exceso por tanto abuso cometido; y de las medicinas ni hablar, era abusiva, producto de un mal gobierno, la exclusividad otorgada a tres firmas o laboratorios, que han servido, hasta ahorita, para limitar el suministro de medicamentos de alta necesidad, ahí también imperaba la corrupción, esos son los verdaderos culpables del aumento de enfermos sin atención, agregándole a este fenómeno, las obras inconclusas de hospitales de primer nivel, y bueno, para terminar y taparte la “bocota” todos los problemas actuales son la herencia de tus antiguos patrones…

Nada de eso -le refutaron- es a la incompetencia de los nuevos funcionarios de gobierno; quienes no han podido con el paquete, así es que no presumas de algo que hasta ahorita no han podido hacer.

Qué difícil -intervino el amigo de la cordura- resulta encontrar las palabras específicas para conciliar sus opiniones, o cuando menos tratar de hacerlo, sin embargo, me atrevería a señalar que, efectivamente, hasta el momento no se puede argumentar el triunfo de un sistema, en cuanto apenas se inicia con los trabajos necesarios para restablecer, en una primera instancia, el orden en las cosas, después, la implementación de los nuevos criterios de gobierno en la resolución, no solo de los problemas de primera necesidad, sino de todos aquellos que invariablemente, son exigidos por el pueblo, y bueno, los dos asuntos ya comentados, necesitan, por obligación, atenderse y resolverse.

De cualquier manera, me parece -continuó con la voz- que todavía no se puede hacer una evaluación total de un gobierno cuando apenas han transcurrido 100 días, y tal si se pueda decir, cuando menos, del interés mostrado para enfrentar tantos problemas que han sido producto de la administración anterior; a pesar de ello, aunque ha sido muy lento el avance, eso creo, ya se pueden vislumbrar algunos aciertos; sobre todo en el afán de modificar las absurdas reformas a la constitución, lo que, por naturaleza, ha trastocado instituciones, procedimientos, así como los presupuestos para el cumplimiento de cada una de ellas. Por eso, a mi parecer, que es deber de los ciudadanos esperar el tiempo prudente para ver los resultados, quizá entonces si se pueda cuestionar al sistema y sus operadores…

Puede que tengas alguna razón -le reviró quien le había precedido en la palabra- no es momento todavía de acreditar lo hecho hasta ahora, lo qué si es cierto, aunque han transcurrido apenas cien días, pueden notarse ciertos avances, ojalá, todo lo logrado, pueda superarse en los hechos…

Como debe de ser -volvió a la voz el interrumpido- que no sean las estadísticas la que hablen, mejor la respuesta a los problemas, es decir, nada de números y si de obras que den testimonio real de la participación de las instituciones en ese tipo de cuestiones; además, creo, debe ser una prioridad, el problema de la salud, que no escatimen esfuerzos ni dinero para atender a todos aquellos que necesitan, para vivir, de atención inmediata, así como se les apliquen los medicamentos necesarios; lo demás, ya es una añadidura; mientras el pueblo esté sano, todos tendrán la facilidad para desempeñarse en sus actividades, por el contrario, un pueblo enfermo, es débil y fácil de vencer. Po eso, además de ésta exigencia, hay que darle oportunidad al gobierno que siga haciendo las cosas…

Mejor cambiemos de tema -dijo el de la bonanza- y pidamos otra taza de café para disfrutar el resto de la tarde…