/ viernes 29 de marzo de 2019

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

La maldición de Malinche

Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados eran los hombres barbados de la profecía esperada…

Gabino Palomares

Sin tener conocimiento pleno de la existencia, así como del contenido, de las ya famosas cartas elaboradas por el presidente, o quizá por alguno de sus asesores, así como la remisión al Rey Felipe VI de España y a Jorge Mario Bergoglio, nombre secular del Papa Francisco, generó, mediáticamente, una infinidad de posturas y comentarios, sobre todo lo referente a la solicitud de disculpas por los agravios cometidos en el pasado en contra de los pueblos originarios durante la conquista; este es el argumento principal divulgado por todas partes.

Desde luego, se han destacado, aquellas en cuyo contexto temporal se han mantenido, obvio, bajo el supuesto de reservadas para la historia únicamente. De ahí los primeros cuestionamientos, sobre el interés del reclamo, si es una exigida disculpa, ningún otro sentido debe contener la solicitud; sin embargo, si se exigiera una reparación de los daños, ésta, queda más que justificada, pues el reembolso de toda la riqueza, extraída, con exceso, por los españoles, ayudaría a resolver, en l actualidad, los graves problemas económicos en permanencia desde hace muchos años -dígase siglos- entonces, podría suponerse, la suma de miles de mexicanos a esa original demanda.

En otro sentido, si solo se solicita la disculpa por escrito, de manera muy sutil, la misma ya fue enviada y expresada por el Rey Español, al pedirle al presidente no se juzgue bajo consideraciones contemporáneas un pasado compartido, mejor habría de trabajarse sobre una perspectiva constructiva para mantener la hermandad de los pueblos.

En términos más académicos, debiera revisarse ese proceso de imposición o de intercambio realizado entre dos culturas diferentes, un ejemplo claro de ello, fue el proceso de colonización, donde el enfrentamiento, con el avasallamiento de los conquistadores, les permitió la modificación de las costumbres, lenguas, valores religión, entre otras tantas, sobre los colonizados, este proceso de aculturación se dio mediante el uso de la fuerza y de las armas. En ese mismo contexto, la religión invadió, sutilmente la conciencia y las creencias de los conquistados.

Partiendo de esas dos ideas, casi generalizadas, los quinientos años transcurridos, podrán entrar a la política del perdón y el olvido; desafortunadamente, nada podrá cambiar la realidad de las cosas, es decir, por muchas disculpas recibidas, no habría forma de reparar los daños causados por este acontecimiento histórico, y del saqueo de las riquezas llevadas por los españoles a su metrópoli; cuando menos es la historia enseñada en las aulas.

Más allá del uso de la fuerza y de las armas, la aculturación espiritual, ha quedado profundamente arraigada en la conciencia de los mexicanos, revertirla, podría resultar, además de compleja, un atentado en contra de la fe de los creyentes católicos, esa delicada y sutil conquista, además, no tendría forma de remediarse, hoy en día, desde este punto de vista religioso, las disculpas no tendrían sentido, por eso, quizá, el Vaticano, no ha expresado voz alguna con la intención de disculparse, más bien, se asumió una postura de comprensión y consideraciones a tan singular solicitud.

A la luz de tan inesperada, cuando menos así se concibe, postura diplomática nacional, también existen otras condiciones donde cabe la posibilidad de rescatar, la particular forma de entender, el devenir de los cinco siglos cumplidos, en especial para los tlaxcaltecas; como por ejemplo, para terminar con ese estigma de “traidores” ante el desconocimiento de quienes así lo concebían, afortunadamente, existen algunas de las aportaciones realizadas en este sentido, como la del historiador Nazario Sánchez M., señalando que “Desde hace mucho tiempo (con mayor repercusión en la época de la independencia) se ha pensado que los tlaxcaltecas fueron desleales a la “patria” por aliarse con los españoles; sin embargo, hay que recordar que en esa época no existía México como denominación de país o nación , por ello debemos preguntarnos, ¿traidores a quién?”. De igual manera se ha dicho sobre la alianza con los españoles, por la defensa de su autonomía, de su territorio, entre otras cosas, sobre el presunto sometimiento del pueblo azteca contra la república de Tlaxcala.

No puede omitirse la parte jocosa de este asunto tan controvertido; igual hay expresiones sobre el deber de disculparse con el pueblo de México por parte del presidente de los Estados Unidos, adelante tanto agravio y ofensas vertidas en contra de los paisanos; de igual forma pedirle a los chinos y coreanos se disculpen por invadirnos con productos desechables en los mercados del país, pero sobretodo, se disculpen por habernos arrebatado el comercio, miles de empleos y el haber deteriorado nuestra economía.

Entre la verdad de las cosas, en su parte histórica y la satírica, conque se abordó este peculiar asunto, se puede aprovechar para darle el valor de uso y de cambio, utlizando las circunstancias para lograr un nuevo posicionamiento del estado en el concierto nacional e internacional, a través de mostrarle, a otros países, la grandeza cultural del estado.

Aunque se han divulgado algunos eventos de carácter indistinto, debe ser importante, construir un nuevo paradigma sobre el comportamiento cultural de las personas, dicho de otra manera, se pueda incorporar a los planes de estudio, una materia, aunque ya la hubo en algún otro tiempo, que trate sobre los tópicos más importantes de Tlaxcala, para cuando alguien pregunte las personas sepan tanto de la historia, como de las costumbres y tradiciones del estado.

Pareciera difícil, cambiar el estatus quo de la cultura, pues eso representa modificar el pensamiento en la fácil apropiación de otras costumbres de otros lugares, por lo tanto, se debe tratar de rescatar lo autóctono, lo que representaría ir en contra de una inercia, de apariencia natural, ante la invasión lenta, aunque constante, de las formas y pautas culturales externas. De ahí entonces, en una interpretación contraria a las disculpas, mejor sería, trabajar bajo principios y valores sobre un cambio radical en las actuales formas de comportamiento, como un inicio para frenar la invasión de todo aquello que es extraño y que atenta contra las raíces de la nación.

Finalmente, la historia, esa que se ha enseñado, ahí se queda, la otra, aquella cuya esencia puede cambiarse, podrá anticipar nuevas oportunidades sin necesidad de pedir ni exigir nada a cambio, solo hacerlo por el bien del pueblo, para romper con las cadenas de 500 años de esclavitud, muchas veces, placentera.


La maldición de Malinche

Del mar los vieron llegar mis hermanos emplumados eran los hombres barbados de la profecía esperada…

Gabino Palomares

Sin tener conocimiento pleno de la existencia, así como del contenido, de las ya famosas cartas elaboradas por el presidente, o quizá por alguno de sus asesores, así como la remisión al Rey Felipe VI de España y a Jorge Mario Bergoglio, nombre secular del Papa Francisco, generó, mediáticamente, una infinidad de posturas y comentarios, sobre todo lo referente a la solicitud de disculpas por los agravios cometidos en el pasado en contra de los pueblos originarios durante la conquista; este es el argumento principal divulgado por todas partes.

Desde luego, se han destacado, aquellas en cuyo contexto temporal se han mantenido, obvio, bajo el supuesto de reservadas para la historia únicamente. De ahí los primeros cuestionamientos, sobre el interés del reclamo, si es una exigida disculpa, ningún otro sentido debe contener la solicitud; sin embargo, si se exigiera una reparación de los daños, ésta, queda más que justificada, pues el reembolso de toda la riqueza, extraída, con exceso, por los españoles, ayudaría a resolver, en l actualidad, los graves problemas económicos en permanencia desde hace muchos años -dígase siglos- entonces, podría suponerse, la suma de miles de mexicanos a esa original demanda.

En otro sentido, si solo se solicita la disculpa por escrito, de manera muy sutil, la misma ya fue enviada y expresada por el Rey Español, al pedirle al presidente no se juzgue bajo consideraciones contemporáneas un pasado compartido, mejor habría de trabajarse sobre una perspectiva constructiva para mantener la hermandad de los pueblos.

En términos más académicos, debiera revisarse ese proceso de imposición o de intercambio realizado entre dos culturas diferentes, un ejemplo claro de ello, fue el proceso de colonización, donde el enfrentamiento, con el avasallamiento de los conquistadores, les permitió la modificación de las costumbres, lenguas, valores religión, entre otras tantas, sobre los colonizados, este proceso de aculturación se dio mediante el uso de la fuerza y de las armas. En ese mismo contexto, la religión invadió, sutilmente la conciencia y las creencias de los conquistados.

Partiendo de esas dos ideas, casi generalizadas, los quinientos años transcurridos, podrán entrar a la política del perdón y el olvido; desafortunadamente, nada podrá cambiar la realidad de las cosas, es decir, por muchas disculpas recibidas, no habría forma de reparar los daños causados por este acontecimiento histórico, y del saqueo de las riquezas llevadas por los españoles a su metrópoli; cuando menos es la historia enseñada en las aulas.

Más allá del uso de la fuerza y de las armas, la aculturación espiritual, ha quedado profundamente arraigada en la conciencia de los mexicanos, revertirla, podría resultar, además de compleja, un atentado en contra de la fe de los creyentes católicos, esa delicada y sutil conquista, además, no tendría forma de remediarse, hoy en día, desde este punto de vista religioso, las disculpas no tendrían sentido, por eso, quizá, el Vaticano, no ha expresado voz alguna con la intención de disculparse, más bien, se asumió una postura de comprensión y consideraciones a tan singular solicitud.

A la luz de tan inesperada, cuando menos así se concibe, postura diplomática nacional, también existen otras condiciones donde cabe la posibilidad de rescatar, la particular forma de entender, el devenir de los cinco siglos cumplidos, en especial para los tlaxcaltecas; como por ejemplo, para terminar con ese estigma de “traidores” ante el desconocimiento de quienes así lo concebían, afortunadamente, existen algunas de las aportaciones realizadas en este sentido, como la del historiador Nazario Sánchez M., señalando que “Desde hace mucho tiempo (con mayor repercusión en la época de la independencia) se ha pensado que los tlaxcaltecas fueron desleales a la “patria” por aliarse con los españoles; sin embargo, hay que recordar que en esa época no existía México como denominación de país o nación , por ello debemos preguntarnos, ¿traidores a quién?”. De igual manera se ha dicho sobre la alianza con los españoles, por la defensa de su autonomía, de su territorio, entre otras cosas, sobre el presunto sometimiento del pueblo azteca contra la república de Tlaxcala.

No puede omitirse la parte jocosa de este asunto tan controvertido; igual hay expresiones sobre el deber de disculparse con el pueblo de México por parte del presidente de los Estados Unidos, adelante tanto agravio y ofensas vertidas en contra de los paisanos; de igual forma pedirle a los chinos y coreanos se disculpen por invadirnos con productos desechables en los mercados del país, pero sobretodo, se disculpen por habernos arrebatado el comercio, miles de empleos y el haber deteriorado nuestra economía.

Entre la verdad de las cosas, en su parte histórica y la satírica, conque se abordó este peculiar asunto, se puede aprovechar para darle el valor de uso y de cambio, utlizando las circunstancias para lograr un nuevo posicionamiento del estado en el concierto nacional e internacional, a través de mostrarle, a otros países, la grandeza cultural del estado.

Aunque se han divulgado algunos eventos de carácter indistinto, debe ser importante, construir un nuevo paradigma sobre el comportamiento cultural de las personas, dicho de otra manera, se pueda incorporar a los planes de estudio, una materia, aunque ya la hubo en algún otro tiempo, que trate sobre los tópicos más importantes de Tlaxcala, para cuando alguien pregunte las personas sepan tanto de la historia, como de las costumbres y tradiciones del estado.

Pareciera difícil, cambiar el estatus quo de la cultura, pues eso representa modificar el pensamiento en la fácil apropiación de otras costumbres de otros lugares, por lo tanto, se debe tratar de rescatar lo autóctono, lo que representaría ir en contra de una inercia, de apariencia natural, ante la invasión lenta, aunque constante, de las formas y pautas culturales externas. De ahí entonces, en una interpretación contraria a las disculpas, mejor sería, trabajar bajo principios y valores sobre un cambio radical en las actuales formas de comportamiento, como un inicio para frenar la invasión de todo aquello que es extraño y que atenta contra las raíces de la nación.

Finalmente, la historia, esa que se ha enseñado, ahí se queda, la otra, aquella cuya esencia puede cambiarse, podrá anticipar nuevas oportunidades sin necesidad de pedir ni exigir nada a cambio, solo hacerlo por el bien del pueblo, para romper con las cadenas de 500 años de esclavitud, muchas veces, placentera.