/ viernes 6 de septiembre de 2019

ANATOMÍA DE LO SOCIAL

El informe de gobierno

Resulta una gran verdad que el destino de una ley cuyo significado se nos escapa, porque nos faltan una inmensidad de datos. Ferdinand Galiani

Polémico, como se esperaba por algunos, el informe del titular del ejecutivo, desde su inicio, estuvo permeado de cambios en su presentación, desde su nomenclatura principal, hasta el contenido; pues el llamado tercer informe de gobierno, desconcertó a quienes, por tradición, suponían el del día uno de este mes, como el Primer Informe del estado general que guarda la administración pública en este gobierno, desde luego, así establecido constitucionalmente; de alguna manera, al compromiso de entregarlo al Congreso, se le dio cabal cumplimiento. Más adelante, si hubiera el caso, durante el análisis y glosa, podrían surgir cuestionamientos en lo presentado, solicitándose una ampliación de aquellas partes, donde no existiera conformidad en lo descrito en el documento del informe.

Por supuesto, también se mencionaron los logros alcanzados en este breve periodo de tiempo del gobierno, sobre todo en aquello ofrecido en tiempos de campaña; destacándose, entre otras cosas, el otorgamiento de la pensión universal para los adultos mayores; las becas para los jóvenes emprendedores; el apoyo a los productores del campo; así como la inversión federal de más de mil proyectos diseñados para mejorar la situación actual del país.

No podían soslayarse los temas de inicio respecto de la suspensión de la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional; la intervención para combatir el robo de combustibles y, el logro de estabilidad económica fincada en el campo; concluyendo con las millonarias cantidades de dinero ahorradas y aplicadas bajo estos conceptos.

Otros aspectos observados en la presentación del mensaje, fue el hecho de no portar la banda presidencial, en apariencia intrascendente; de igual forma se evitó el uso exagerado de estadísticas para demostrar en números el logro de su gobierno; quizá porque, en este caso, los datos, se presentaban en las conferencias mañaneras y explicadas, en algunos casos, por los titulares de las dependencias convocadas.

En anticipación a lo formal del informe; se estuvieron trasmitiendo, en diferentes medios de comunicación, algunos spots donde se aseguraba el cumplimiento de los compromisos contraídos por el otrora candidato; aunque esas formas fueron usadas desde el presidente de las botas; hoy día retomaron su presencia, para darle marco a las expresiones populares del ejecutivo, bajo la expresión de ser “un hombre de palabra”.

De ahí, los argumentos sobre el cumplimiento de esa palabra, discursando que no se habían aumentado los impuestos; ni los precios de la gasolina y el diesel, como tampoco del gas, luz; y mucho menos la deuda pública; lo que sí aumento, fue el salario mínimo en un 16% como no ocurrió en 36 años.

En otro spot, se dijo que se habían terminado los sueldos de 700 mil pesos mensuales, se acabaron las pensiones millonarias a los expresidentes, así como también, el fin del estado mayor presidencial, y la inexistencia del avión presidencial, y los gastos médicos excesivos por muchos de los funcionarios públicos.

Evidentemente, más allá de las inusuales formas de presentar un informe presidencial, el contenido del mismo, quedará sometido, no solo a la valoración y aprobación del Congreso, sino además de los ciudadanos, pues son ellos, los verdaderos receptores de los “beneficios”, por lo tanto, son quienes habrán de darle valor a quien ha dicho que no es por presumir, pero soy un hombre de palabra y, por ello, los compromisos se cumplen.

Finalmente, esa evaluación popular, que es la verdaderamente importante, no la de 500 invitados que aplaudieron las palabras de un gobernante que hasta hoy, pareciera, ha perdido, por sus acciones, aquello que conquistó con sus palabras.

El informe de gobierno

Resulta una gran verdad que el destino de una ley cuyo significado se nos escapa, porque nos faltan una inmensidad de datos. Ferdinand Galiani

Polémico, como se esperaba por algunos, el informe del titular del ejecutivo, desde su inicio, estuvo permeado de cambios en su presentación, desde su nomenclatura principal, hasta el contenido; pues el llamado tercer informe de gobierno, desconcertó a quienes, por tradición, suponían el del día uno de este mes, como el Primer Informe del estado general que guarda la administración pública en este gobierno, desde luego, así establecido constitucionalmente; de alguna manera, al compromiso de entregarlo al Congreso, se le dio cabal cumplimiento. Más adelante, si hubiera el caso, durante el análisis y glosa, podrían surgir cuestionamientos en lo presentado, solicitándose una ampliación de aquellas partes, donde no existiera conformidad en lo descrito en el documento del informe.

Por supuesto, también se mencionaron los logros alcanzados en este breve periodo de tiempo del gobierno, sobre todo en aquello ofrecido en tiempos de campaña; destacándose, entre otras cosas, el otorgamiento de la pensión universal para los adultos mayores; las becas para los jóvenes emprendedores; el apoyo a los productores del campo; así como la inversión federal de más de mil proyectos diseñados para mejorar la situación actual del país.

No podían soslayarse los temas de inicio respecto de la suspensión de la obra del Nuevo Aeropuerto Internacional; la intervención para combatir el robo de combustibles y, el logro de estabilidad económica fincada en el campo; concluyendo con las millonarias cantidades de dinero ahorradas y aplicadas bajo estos conceptos.

Otros aspectos observados en la presentación del mensaje, fue el hecho de no portar la banda presidencial, en apariencia intrascendente; de igual forma se evitó el uso exagerado de estadísticas para demostrar en números el logro de su gobierno; quizá porque, en este caso, los datos, se presentaban en las conferencias mañaneras y explicadas, en algunos casos, por los titulares de las dependencias convocadas.

En anticipación a lo formal del informe; se estuvieron trasmitiendo, en diferentes medios de comunicación, algunos spots donde se aseguraba el cumplimiento de los compromisos contraídos por el otrora candidato; aunque esas formas fueron usadas desde el presidente de las botas; hoy día retomaron su presencia, para darle marco a las expresiones populares del ejecutivo, bajo la expresión de ser “un hombre de palabra”.

De ahí, los argumentos sobre el cumplimiento de esa palabra, discursando que no se habían aumentado los impuestos; ni los precios de la gasolina y el diesel, como tampoco del gas, luz; y mucho menos la deuda pública; lo que sí aumento, fue el salario mínimo en un 16% como no ocurrió en 36 años.

En otro spot, se dijo que se habían terminado los sueldos de 700 mil pesos mensuales, se acabaron las pensiones millonarias a los expresidentes, así como también, el fin del estado mayor presidencial, y la inexistencia del avión presidencial, y los gastos médicos excesivos por muchos de los funcionarios públicos.

Evidentemente, más allá de las inusuales formas de presentar un informe presidencial, el contenido del mismo, quedará sometido, no solo a la valoración y aprobación del Congreso, sino además de los ciudadanos, pues son ellos, los verdaderos receptores de los “beneficios”, por lo tanto, son quienes habrán de darle valor a quien ha dicho que no es por presumir, pero soy un hombre de palabra y, por ello, los compromisos se cumplen.

Finalmente, esa evaluación popular, que es la verdaderamente importante, no la de 500 invitados que aplaudieron las palabras de un gobernante que hasta hoy, pareciera, ha perdido, por sus acciones, aquello que conquistó con sus palabras.