/ viernes 11 de marzo de 2022

Anatomía de lo Social | 8M

De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.

Thomas Hobbes

Sin duda, las expectativas esperadas en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer fueron parcialmente alcanzadas, en virtud de los acontecimientos ocurridos en esta fecha, donde las mujeres se manifiestan para continuar una lucha de hace muchos años, como se sabe, la naturaleza del movimiento ocurrió en cuanto un grupo de mujeres trabajadoras fueron terriblemente reprimidas en una exigencia por reducir los tiempos laborales y la eliminación del trabajo infantil; dese luego, aunque existen otras versiones, el reconocimiento oficial se concede por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año de 1975, promulgando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

En este proceso de temporalidades y espacios, el común de las expresiones y movilizaciones de las mujeres se da en contra de la desigualdad, la discriminación y la violencia de género que ha sufrido este grupo, generalmente, los reclamos en contra de las autoridades, al considerarlas responsables de la levedad con la que se atienden sus demandas.

Como un paliativo, además del interés por evidenciar el respeto a esas solicitudes de atención, se pudo constatar la organización de algunos eventos, donde la participación de las mujeres de Tlaxcala las convirtió en los factores de cambio dentro del contexto social en el que se desempeñan; en este sentido, en estas actividades hicieron presencia diversas instituciones públicas, educativas y del ámbito de la economía, considerando como un objetivo común el empoderamiento de la mujer y la importancia de su papel, o papeles, que desempeña en la familia, en el trabajo y en el desarrollo social.

En este sentido, no se puede negar, entonces, no solamente por los festejos, el posicionamiento que han logrado las mujeres en cualquiera de los espacios que en otros tiempos eran exclusivos de los hombres; desde luego, por su dedicación, superación y trabajo, han logrado superar esas diferencias que las colocaban por debajo de las características establecidas por costumbres anticuadas y añejas; hoy en día, esas diferencias se han ido diluyendo, siendo la mujer un elemento infaltable en la vida laboral y económica del país.

Desde esta perspectiva, las mujeres han mantenido una lucha constante, superando las desigualdades en las que se encontraban sometidas, por eso, se considera que las celebraciones para reconocer sus logros, quizá insuficientes, sirvan como buenos ejemplos para todas aquellas cuyas pretensiones sean también la de mejorar su situación económica, posiblemente sea el principal motivo de superación, así como el de compartir con su familia lo conseguido basado en su esfuerzo y dedicación.

Todo esto, al parecer, es lo que se ha denominado el empoderamiento de la mujer, no solo por conseguir igualdades, sino por equilibrar la balanza social que se inclinaba en gran medida del lado de los varones; por ello, aunque todavía se esperan nuevas conquistas, el reconocimiento debe ser permanente para las mujeres que trabajan, de las que luchan día a día para ayudar al sostenimiento de la familia, o también de aquellas cuyo doble papel de padre y madre logran hacer de su hijos e hijas hombres y mujeres de bien; ellas son las que hacen el cambio en cualquiera de sus aspectos.

  • Desafortunadamente, además de lamentable, esta conmemoración y celebración fue salpicada de suciedad por personas que convirtieron las supuestas aspiraciones de igualdad en vandalismo y agresiones a sus iguales, así como a otras personas que se atrevieron a observar las mal llamadas movilizaciones para exigir el respeto a los derechos humanos y de libertad a sus ideologías, desafortunadamente equivocadas en la esencia del movimiento, ni siquiera puede llamarse feminista, y sí de odio manipulado por sentirse ignoradas y abandonadas.

Dicho de otra manera, para quienes desvirtuaron la esencia del feminismo y de una petición que busca igualdades, solo se puede repudiar, pues usaron el anonimato, oculto bajo paliacates y capuchas, para destruir no solo infraestructuras, sino la historia de un pueblo, notable en muchos de los edificios que pinturrajearon sin el menor recato de prudencia; esas personas, mujeres, dicen, deben de ser sancionadas de acuerdo a sus faltas, daño al patrimonio cultural del pueblo.

Una vergüenza para quienes han demostrado, una enorme responsabilidad, donde la femineidad, no se toma como bandera para lastimar y provocar, porque también se molestaron por las acciones cometidas, desconociendo a quienes vandalizaron y agredieron; por eso, se debe normar también para que el siguiente ocho de marzo no se vuelvan a repetir sus malas acciones, y sí en las aspiraciones legítimas que les corresponden a las mujeres.

De la igualdad de habilidades surge la igualdad de esperanzas en el logro de nuestros fines.

Thomas Hobbes

Sin duda, las expectativas esperadas en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer fueron parcialmente alcanzadas, en virtud de los acontecimientos ocurridos en esta fecha, donde las mujeres se manifiestan para continuar una lucha de hace muchos años, como se sabe, la naturaleza del movimiento ocurrió en cuanto un grupo de mujeres trabajadoras fueron terriblemente reprimidas en una exigencia por reducir los tiempos laborales y la eliminación del trabajo infantil; dese luego, aunque existen otras versiones, el reconocimiento oficial se concede por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el año de 1975, promulgando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

En este proceso de temporalidades y espacios, el común de las expresiones y movilizaciones de las mujeres se da en contra de la desigualdad, la discriminación y la violencia de género que ha sufrido este grupo, generalmente, los reclamos en contra de las autoridades, al considerarlas responsables de la levedad con la que se atienden sus demandas.

Como un paliativo, además del interés por evidenciar el respeto a esas solicitudes de atención, se pudo constatar la organización de algunos eventos, donde la participación de las mujeres de Tlaxcala las convirtió en los factores de cambio dentro del contexto social en el que se desempeñan; en este sentido, en estas actividades hicieron presencia diversas instituciones públicas, educativas y del ámbito de la economía, considerando como un objetivo común el empoderamiento de la mujer y la importancia de su papel, o papeles, que desempeña en la familia, en el trabajo y en el desarrollo social.

En este sentido, no se puede negar, entonces, no solamente por los festejos, el posicionamiento que han logrado las mujeres en cualquiera de los espacios que en otros tiempos eran exclusivos de los hombres; desde luego, por su dedicación, superación y trabajo, han logrado superar esas diferencias que las colocaban por debajo de las características establecidas por costumbres anticuadas y añejas; hoy en día, esas diferencias se han ido diluyendo, siendo la mujer un elemento infaltable en la vida laboral y económica del país.

Desde esta perspectiva, las mujeres han mantenido una lucha constante, superando las desigualdades en las que se encontraban sometidas, por eso, se considera que las celebraciones para reconocer sus logros, quizá insuficientes, sirvan como buenos ejemplos para todas aquellas cuyas pretensiones sean también la de mejorar su situación económica, posiblemente sea el principal motivo de superación, así como el de compartir con su familia lo conseguido basado en su esfuerzo y dedicación.

Todo esto, al parecer, es lo que se ha denominado el empoderamiento de la mujer, no solo por conseguir igualdades, sino por equilibrar la balanza social que se inclinaba en gran medida del lado de los varones; por ello, aunque todavía se esperan nuevas conquistas, el reconocimiento debe ser permanente para las mujeres que trabajan, de las que luchan día a día para ayudar al sostenimiento de la familia, o también de aquellas cuyo doble papel de padre y madre logran hacer de su hijos e hijas hombres y mujeres de bien; ellas son las que hacen el cambio en cualquiera de sus aspectos.

  • Desafortunadamente, además de lamentable, esta conmemoración y celebración fue salpicada de suciedad por personas que convirtieron las supuestas aspiraciones de igualdad en vandalismo y agresiones a sus iguales, así como a otras personas que se atrevieron a observar las mal llamadas movilizaciones para exigir el respeto a los derechos humanos y de libertad a sus ideologías, desafortunadamente equivocadas en la esencia del movimiento, ni siquiera puede llamarse feminista, y sí de odio manipulado por sentirse ignoradas y abandonadas.

Dicho de otra manera, para quienes desvirtuaron la esencia del feminismo y de una petición que busca igualdades, solo se puede repudiar, pues usaron el anonimato, oculto bajo paliacates y capuchas, para destruir no solo infraestructuras, sino la historia de un pueblo, notable en muchos de los edificios que pinturrajearon sin el menor recato de prudencia; esas personas, mujeres, dicen, deben de ser sancionadas de acuerdo a sus faltas, daño al patrimonio cultural del pueblo.

Una vergüenza para quienes han demostrado, una enorme responsabilidad, donde la femineidad, no se toma como bandera para lastimar y provocar, porque también se molestaron por las acciones cometidas, desconociendo a quienes vandalizaron y agredieron; por eso, se debe normar también para que el siguiente ocho de marzo no se vuelvan a repetir sus malas acciones, y sí en las aspiraciones legítimas que les corresponden a las mujeres.