/ viernes 7 de mayo de 2021

Anatomía de lo Social | Candidatos

Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.

Joseph Joubert

Más allá de las denominaciones, por llamarlas las más grandes de la historia, o bien de las estadísticas, al suponerse la participación de millones de electores por el número de votantes, así como de los multimillonarios presupuestos para llevarlas a cabo, sin omitir, desde luego, los miles de cargos a disputarse en las próximas elecciones del mes de junio; estas características, aparentemente importantes, solo servirán para orientar, no para definirlas, las intenciones e intereses de quienes tendrán la obligación moral de emitir un sufragio.

Por ello, es imperioso hacer mención de las diferentes formas y tiempos, con base a la legalidad, para realizar los actos de proselitismo, cuyo propósito sea el de sugerir un cambio radical en las condiciones actuales del pueblo; es decir, conseguir el bienestar de la colectividad, mediante propuestas objetivas, basadas en un proyecto, donde la planeación, la buena dirección, y los otros elementos componentes de la administración, sean la base de un buen gobierno.

Bajo estas premisas, se hace evidente la convocatoria a la ciudadanía para que, a través de su participación, se pueda lograr una democracia donde se establezca una relación directa entre pueblo y gobernantes; esta sinergia de voluntades, sin duda, traerá, por consecuencia, el bienestar y el desarrollo de la colectividad, por obviedad, se requiere del concurso, a través del voto, de todos aquellos cuyo interés intrínseco, sea el de lograr el anhelado cambio en las condiciones actuales del pueblo.

Con esta forma de participación ciudadana, sin perder la conciencia individual, se deben tomar en consideración algunos otros criterios, que permitan tomar una decisión, libre y razonada, en la elección cuidadosa de quien será un digno representante del pueblo considerando, entre otras tantas cosas, las capacidades personales, las propuestas de trabajo, así como la conformación del grupo de colaboradores, con la firme convicción de trabajar para los gobernados.

Sin duda, a partir del inicio de las campañas, han surgido diversas opiniones, primero, por las nuevas formas y tiempos para realizarlas, así como las restricciones presupuestales, sin embargo, a pesar de ello, se ha notado el interés por escuchar las propuestas de cambio y de justicia social, así como la evidente inclusión de las mujeres en estas nuevas formas de hacer política.

Desde un observatorio particular, así como de algunos comentarios escuchados, se deben señalar, esas características que permiten, desde criterios de realidad, no de buenas intenciones, ni tampoco intereses de hacer historia; sino por el contrario, las propuestas de cambio que se construyen en función de las necesidades y demandas de la sociedad, para que sean los gobernados, quienes exijan a sus gobernantes el cumplimiento de sus propuestas.

Una vez establecidos los criterios de gobierno, de propuestas reales, de inclusión y participación, también se deben considerar algunos elementos de gran relevancia, porque es importante, en un buen gobierno, el perfil de los contendientes; es decir, hoy en día, no bastan solo las buenas intenciones, sino la experiencia en la política y en la administración pública, dicho de otra manera, para elegir a un buen candidato es imperioso revisar su trayectoria, el trabajo al servicio de las instituciones, las propuestas de un cambio radical para mejorar, así como un conocimiento pleno de la leyes, para usarlas en favor de las personas humanas.

Como la dicha de un pueblo depende de ser bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda.

Joseph Joubert

Más allá de las denominaciones, por llamarlas las más grandes de la historia, o bien de las estadísticas, al suponerse la participación de millones de electores por el número de votantes, así como de los multimillonarios presupuestos para llevarlas a cabo, sin omitir, desde luego, los miles de cargos a disputarse en las próximas elecciones del mes de junio; estas características, aparentemente importantes, solo servirán para orientar, no para definirlas, las intenciones e intereses de quienes tendrán la obligación moral de emitir un sufragio.

Por ello, es imperioso hacer mención de las diferentes formas y tiempos, con base a la legalidad, para realizar los actos de proselitismo, cuyo propósito sea el de sugerir un cambio radical en las condiciones actuales del pueblo; es decir, conseguir el bienestar de la colectividad, mediante propuestas objetivas, basadas en un proyecto, donde la planeación, la buena dirección, y los otros elementos componentes de la administración, sean la base de un buen gobierno.

Bajo estas premisas, se hace evidente la convocatoria a la ciudadanía para que, a través de su participación, se pueda lograr una democracia donde se establezca una relación directa entre pueblo y gobernantes; esta sinergia de voluntades, sin duda, traerá, por consecuencia, el bienestar y el desarrollo de la colectividad, por obviedad, se requiere del concurso, a través del voto, de todos aquellos cuyo interés intrínseco, sea el de lograr el anhelado cambio en las condiciones actuales del pueblo.

Con esta forma de participación ciudadana, sin perder la conciencia individual, se deben tomar en consideración algunos otros criterios, que permitan tomar una decisión, libre y razonada, en la elección cuidadosa de quien será un digno representante del pueblo considerando, entre otras tantas cosas, las capacidades personales, las propuestas de trabajo, así como la conformación del grupo de colaboradores, con la firme convicción de trabajar para los gobernados.

Sin duda, a partir del inicio de las campañas, han surgido diversas opiniones, primero, por las nuevas formas y tiempos para realizarlas, así como las restricciones presupuestales, sin embargo, a pesar de ello, se ha notado el interés por escuchar las propuestas de cambio y de justicia social, así como la evidente inclusión de las mujeres en estas nuevas formas de hacer política.

Desde un observatorio particular, así como de algunos comentarios escuchados, se deben señalar, esas características que permiten, desde criterios de realidad, no de buenas intenciones, ni tampoco intereses de hacer historia; sino por el contrario, las propuestas de cambio que se construyen en función de las necesidades y demandas de la sociedad, para que sean los gobernados, quienes exijan a sus gobernantes el cumplimiento de sus propuestas.

Una vez establecidos los criterios de gobierno, de propuestas reales, de inclusión y participación, también se deben considerar algunos elementos de gran relevancia, porque es importante, en un buen gobierno, el perfil de los contendientes; es decir, hoy en día, no bastan solo las buenas intenciones, sino la experiencia en la política y en la administración pública, dicho de otra manera, para elegir a un buen candidato es imperioso revisar su trayectoria, el trabajo al servicio de las instituciones, las propuestas de un cambio radical para mejorar, así como un conocimiento pleno de la leyes, para usarlas en favor de las personas humanas.