/ viernes 8 de mayo de 2020

Anatomía de lo Social | ¿Celebraciones?

“Muchas maravillas hay en el universo: pero la obra maestra de la creación es el corazón materno”. Ernest Bersot

El domingo siguiente habrá de celebrarse, según el calendario, el día de la madre, para ello, así se estima, muchos estarán preparándose, desde hoy, con el propósito de encontrar la mejor forma de festejarlo; pues, sin duda, las afectaciones provocadas por la pandemia del Covid-19 harán mella, no solo en lo comercial, sino, además, en las tradicionales formas de mostrarle los afectos a quien les dio la vida.

Obvio, las circunstancias serán las condicionantes en el comportamiento de los festejantes, pues, seguramente, no podrán llevarle mañanitas, mucho menos invitarla a ese lugar donde se había hecho una tradición para el almuerzo o la comida, quizá la posibilidad, quien la tenga, sea comprarle algún objeto utilitario, o bien, alguna prenda de vestir, tal vez flores o hasta alguna alhaja o un perfume, entre otras tantas cosas; en fin, más allá de los obsequios, este año se presenta como oportunidad para el cambio de un paradigma muy añejo, por uno proveniente de la modernidad y, por supuesto, se construirá otro apoyado por la tecnología. Por otro lado, no se puede soslayar el hecho de que habrá algunas personas, cuyas costumbres no les permitirán aceptar las prohibiciones establecidas por las autoridades para permanecer en casa y la de guardar la sana distancia, en consecuencia festejarán, seguramente, a su manera.

Bajo estas consideraciones, es evidente que se han trastocado las pautas culturales en el contexto de las celebraciones, para darle paso a nuevas formas cuyas aplicaciones, probablemente, sean la base en la sustitución de los afectos, las emociones y los sentimientos personalizados por aquellos construidos por la modernidad en sus diferentes instrumentos de comunicación, es decir, las mañanitas, se podrán enviar vía WhatsApp, usando el YouTube; sin necesidad de contratar un mariachi o un grupo de cuerdas; los obsequios podrán enviarse por correo o mensajería; deteriorando las relaciones interpersonales, besos y abrazos quedarán en la historia.

Aunque parece una utopía, las condiciones actuales, están poniendo a prueba, no solo las relaciones entre las personas, sino, además, las formas comerciales y el uso del dinero, dando paso, por un lado, al dinero electrónico y a la ruptura de la convivencia social, quedando únicamente, individuos manipulables, despojados de sus formas de pensamiento y comportamiento; como ejemplos, las compras por internet, las relaciones de “amor” por la misma vía, la comunicación por mensajes de texto etc. etc…

Desde esta perspectiva particular, se considera entonces, el cambio paulatino e inexorable de las sociedades tradicionales a las sociedades del conocimiento con el respaldo de la tecnología; pero bueno, el tiempo será el mejor aliado para demostrar lo que hoy en día ya se percibe como una realidad, quedando como testimonios los hombres deshumanizados.

Sin la defensa a ultranza de los comentarios anteriores, se considera oportuno restablecer la línea del festejo, todavía, existen los pensamientos anticuados, pero permeados de emociones y sentimientos, por eso, en contrasentido a lo expuesto en las “nuevas” formas, todavía se puede argumentar la importancia de la figura materna en el fortalecimiento de la familia y sus relaciones interiores; por ello, se debe aprovechar, todavía, cualquier espacio, donde las condiciones lo permitan, para expresarle a la mamá todo el valor que representa ese amor, simbolizado en todo tipo de demostraciones que por siempre le prodigan a sus hijos.

Aquí es donde se revalúa su imagen, la madre amorosa que está dispuesta a entregar su vida a cambio de la felicidad de sus hijos, esa mujer que, a pesar de sus problemas, se enfrenta contra cualquier obstáculo con tal de ayudar a quien lleva algo más que su sangre, su amor infinito, inquebrantable, de entrega total, a pesar de, muchas veces, no recibir en correspondencia lo que se merecen.

“Muchas maravillas hay en el universo: pero la obra maestra de la creación es el corazón materno”. Ernest Bersot

El domingo siguiente habrá de celebrarse, según el calendario, el día de la madre, para ello, así se estima, muchos estarán preparándose, desde hoy, con el propósito de encontrar la mejor forma de festejarlo; pues, sin duda, las afectaciones provocadas por la pandemia del Covid-19 harán mella, no solo en lo comercial, sino, además, en las tradicionales formas de mostrarle los afectos a quien les dio la vida.

Obvio, las circunstancias serán las condicionantes en el comportamiento de los festejantes, pues, seguramente, no podrán llevarle mañanitas, mucho menos invitarla a ese lugar donde se había hecho una tradición para el almuerzo o la comida, quizá la posibilidad, quien la tenga, sea comprarle algún objeto utilitario, o bien, alguna prenda de vestir, tal vez flores o hasta alguna alhaja o un perfume, entre otras tantas cosas; en fin, más allá de los obsequios, este año se presenta como oportunidad para el cambio de un paradigma muy añejo, por uno proveniente de la modernidad y, por supuesto, se construirá otro apoyado por la tecnología. Por otro lado, no se puede soslayar el hecho de que habrá algunas personas, cuyas costumbres no les permitirán aceptar las prohibiciones establecidas por las autoridades para permanecer en casa y la de guardar la sana distancia, en consecuencia festejarán, seguramente, a su manera.

Bajo estas consideraciones, es evidente que se han trastocado las pautas culturales en el contexto de las celebraciones, para darle paso a nuevas formas cuyas aplicaciones, probablemente, sean la base en la sustitución de los afectos, las emociones y los sentimientos personalizados por aquellos construidos por la modernidad en sus diferentes instrumentos de comunicación, es decir, las mañanitas, se podrán enviar vía WhatsApp, usando el YouTube; sin necesidad de contratar un mariachi o un grupo de cuerdas; los obsequios podrán enviarse por correo o mensajería; deteriorando las relaciones interpersonales, besos y abrazos quedarán en la historia.

Aunque parece una utopía, las condiciones actuales, están poniendo a prueba, no solo las relaciones entre las personas, sino, además, las formas comerciales y el uso del dinero, dando paso, por un lado, al dinero electrónico y a la ruptura de la convivencia social, quedando únicamente, individuos manipulables, despojados de sus formas de pensamiento y comportamiento; como ejemplos, las compras por internet, las relaciones de “amor” por la misma vía, la comunicación por mensajes de texto etc. etc…

Desde esta perspectiva particular, se considera entonces, el cambio paulatino e inexorable de las sociedades tradicionales a las sociedades del conocimiento con el respaldo de la tecnología; pero bueno, el tiempo será el mejor aliado para demostrar lo que hoy en día ya se percibe como una realidad, quedando como testimonios los hombres deshumanizados.

Sin la defensa a ultranza de los comentarios anteriores, se considera oportuno restablecer la línea del festejo, todavía, existen los pensamientos anticuados, pero permeados de emociones y sentimientos, por eso, en contrasentido a lo expuesto en las “nuevas” formas, todavía se puede argumentar la importancia de la figura materna en el fortalecimiento de la familia y sus relaciones interiores; por ello, se debe aprovechar, todavía, cualquier espacio, donde las condiciones lo permitan, para expresarle a la mamá todo el valor que representa ese amor, simbolizado en todo tipo de demostraciones que por siempre le prodigan a sus hijos.

Aquí es donde se revalúa su imagen, la madre amorosa que está dispuesta a entregar su vida a cambio de la felicidad de sus hijos, esa mujer que, a pesar de sus problemas, se enfrenta contra cualquier obstáculo con tal de ayudar a quien lleva algo más que su sangre, su amor infinito, inquebrantable, de entrega total, a pesar de, muchas veces, no recibir en correspondencia lo que se merecen.