/ viernes 18 de marzo de 2022

Anatomía de lo Social | Deporte

El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.

Montesquieu

Calificado, por muchos, un acierto el de tener en Tlaxcala un evento deportivo de talla internacional, específicamente del volibol de playa; en consecuencia, los resultados servirán a los participantes para pocisionarse en los umbrales de los Juegos Olímpicos de París, a celebrarse en el 2024; desde luego, el evento en sí mismo quedó revestido de algunas características que le dieron, más allá de la organización, una imagen a la capital del estado que trasciende fuera de las fronteras del país.

Por supuesto, en una primera instancia, al respecto de la presentación cultural representada por los edificios públicos, su gastronomía y de la anfitronía de los tlaxcaltecas.

Además de las pasiones e inquietudes provocadas por la juventud y características físicas de los y las atletas; miradas furtivas y exclamaciones de admiración, han sido expresadas por los jóvenes que han tenido la oportunidad de mirar de cerca a los deportistas visitantes.

Solo para contextualizar, el aparentemente nuevo deporte fue una adaptación y transformación del volibol tradicional, cuyo origen se le atribuye al vecino país del norte en el año de 1020, en la playas de Santa Mónica, California; en los años 70´s empezaron a surgir algunas competencias y torneos ya profesionales, patrocinados por empresas de bebidas alcohólicas y cigarros. Ante tanta publicidad, este deporte empezó a ganar popularidad en el mundo, obvio, en lugares donde hay playas, ya en 1996 se convirtió en una modalidad olímpica, tanto par mujeres como para varones.

Aunque el juego no es muy atractivo en su competencia, la imagen que le dan los atletas, al parecer, es lo más atractivo, por ello, ese tipo de competencias reúnen a miles de personas para ver los cuerpos esbeltos y los minúsculos uniformes; bueno, eso es una percepción particular que seguramente habrá quienes la compartan.

Regresando a tema principal, evidentemente Tlaxcala se encuentra en el centro de las miradas en el mundo, ojalá, así se espera, sirva como una convocatoria para que este lugar sea visitado como lo fue en otros tiempos. De alguna manera, además que lo invertido para que no se denomine como gasto, se retribuya cuando los turistas se den la oportunidad de llegar a estas tierras.

En contrasentido al ambiente deportivo, también hubo desacuerdos por todo el caos que ha provocado este Volleyball World Beach Pro Tour; pues alrededor se notan las malas condiciones en que se encuentran las calles del centro de la capital; por ejemplo, los grandes embotellamientos causados por el desvío de la circulación vehicular, las autoridades sugieren tomar vías alternas, lo complicado es que no se sabe cuáles son.

Desafortunadamente, la falta de preparación vial de la gran mayoría de agentes encargados de estas acciones, no ayudan, pues de nada sirve que se ubiquen hasta tres elementos en las esquinas principales, pues solo son simples espectadores, dejando a los semáforos esa tarea, sin importar su inutilidad pues el número de vehículos rebasa la ineptitud de los responsables del orden público, en este caso del exceso de vehículos en circulación.

También es importante que las autoridades encargadas de reglamentar el servicio de bares y restaurantes, quizá hasta la Profeco, se den una vueltecita para observar y sancionar, si fuera necesario, a quienes han aumentado sus precios, cobrando, mejor dicho, abusando, de quienes tienen la necesidad de tomar los alimentos en ese tipo de lugares, ahora, en especial, de los visitantes deportistas y, en algunos casos, de sus familias.

Desde una perspectiva orientada a lo bueno, esto que ocurre, no de ahora, en la capital, en otras ciudades, también hay que decirlo, deben considerarse como una serie de oportunidades para hacer los cambios pertinentes, regresándole el orden y la tranquilidad a quienes viven o trabajan en Tlaxcala.

A manera de una buena sugerencia, las autoridades competentes de cualquier ámbito contraten personal que conozca de planeación, para poder tomar decisiones en aras de conseguir buenos resultados, dígase reconstruir la imagen de la tierra de Xicohtencatl para convertirla en un centro de importancia turística; las visitas llegan pensando en encontrar la tranquilidad y la diversión que solo se encuentra en provincia; luego entonces, hay que trabajar para ello.

Finalmente, en una asociación perfecta, será posible traer más eventos, no solo deportivos sino culturales, cuya organización permita, como el buen pretexto, remodelar todo lo que sea necesario, dándole la posibilidad a Tlaxcala para demostrar sus capacidades de organización y de desarrollo.

El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.

Montesquieu

Calificado, por muchos, un acierto el de tener en Tlaxcala un evento deportivo de talla internacional, específicamente del volibol de playa; en consecuencia, los resultados servirán a los participantes para pocisionarse en los umbrales de los Juegos Olímpicos de París, a celebrarse en el 2024; desde luego, el evento en sí mismo quedó revestido de algunas características que le dieron, más allá de la organización, una imagen a la capital del estado que trasciende fuera de las fronteras del país.

Por supuesto, en una primera instancia, al respecto de la presentación cultural representada por los edificios públicos, su gastronomía y de la anfitronía de los tlaxcaltecas.

Además de las pasiones e inquietudes provocadas por la juventud y características físicas de los y las atletas; miradas furtivas y exclamaciones de admiración, han sido expresadas por los jóvenes que han tenido la oportunidad de mirar de cerca a los deportistas visitantes.

Solo para contextualizar, el aparentemente nuevo deporte fue una adaptación y transformación del volibol tradicional, cuyo origen se le atribuye al vecino país del norte en el año de 1020, en la playas de Santa Mónica, California; en los años 70´s empezaron a surgir algunas competencias y torneos ya profesionales, patrocinados por empresas de bebidas alcohólicas y cigarros. Ante tanta publicidad, este deporte empezó a ganar popularidad en el mundo, obvio, en lugares donde hay playas, ya en 1996 se convirtió en una modalidad olímpica, tanto par mujeres como para varones.

Aunque el juego no es muy atractivo en su competencia, la imagen que le dan los atletas, al parecer, es lo más atractivo, por ello, ese tipo de competencias reúnen a miles de personas para ver los cuerpos esbeltos y los minúsculos uniformes; bueno, eso es una percepción particular que seguramente habrá quienes la compartan.

Regresando a tema principal, evidentemente Tlaxcala se encuentra en el centro de las miradas en el mundo, ojalá, así se espera, sirva como una convocatoria para que este lugar sea visitado como lo fue en otros tiempos. De alguna manera, además que lo invertido para que no se denomine como gasto, se retribuya cuando los turistas se den la oportunidad de llegar a estas tierras.

En contrasentido al ambiente deportivo, también hubo desacuerdos por todo el caos que ha provocado este Volleyball World Beach Pro Tour; pues alrededor se notan las malas condiciones en que se encuentran las calles del centro de la capital; por ejemplo, los grandes embotellamientos causados por el desvío de la circulación vehicular, las autoridades sugieren tomar vías alternas, lo complicado es que no se sabe cuáles son.

Desafortunadamente, la falta de preparación vial de la gran mayoría de agentes encargados de estas acciones, no ayudan, pues de nada sirve que se ubiquen hasta tres elementos en las esquinas principales, pues solo son simples espectadores, dejando a los semáforos esa tarea, sin importar su inutilidad pues el número de vehículos rebasa la ineptitud de los responsables del orden público, en este caso del exceso de vehículos en circulación.

También es importante que las autoridades encargadas de reglamentar el servicio de bares y restaurantes, quizá hasta la Profeco, se den una vueltecita para observar y sancionar, si fuera necesario, a quienes han aumentado sus precios, cobrando, mejor dicho, abusando, de quienes tienen la necesidad de tomar los alimentos en ese tipo de lugares, ahora, en especial, de los visitantes deportistas y, en algunos casos, de sus familias.

Desde una perspectiva orientada a lo bueno, esto que ocurre, no de ahora, en la capital, en otras ciudades, también hay que decirlo, deben considerarse como una serie de oportunidades para hacer los cambios pertinentes, regresándole el orden y la tranquilidad a quienes viven o trabajan en Tlaxcala.

A manera de una buena sugerencia, las autoridades competentes de cualquier ámbito contraten personal que conozca de planeación, para poder tomar decisiones en aras de conseguir buenos resultados, dígase reconstruir la imagen de la tierra de Xicohtencatl para convertirla en un centro de importancia turística; las visitas llegan pensando en encontrar la tranquilidad y la diversión que solo se encuentra en provincia; luego entonces, hay que trabajar para ello.

Finalmente, en una asociación perfecta, será posible traer más eventos, no solo deportivos sino culturales, cuya organización permita, como el buen pretexto, remodelar todo lo que sea necesario, dándole la posibilidad a Tlaxcala para demostrar sus capacidades de organización y de desarrollo.