/ viernes 10 de septiembre de 2021

Anatomía de lo Social | Fenómenos

La hipótesis es una interpretación anticipada y racional de los fenómenos de la naturaleza.

Claude Bernard

A lo largo de la historia, la humanidad ha padecido grandes y graves problemas, donde la naturaleza, provocada por los seres humanos ha reaccionado en consecuencia, manifestándose a través de diversos fenómenos atentatorios contra la vida de los seres vivos; ahora, en la actualidad, el contexto donde se desarrollan los grupos humanos no ha podido sustraerse a estos eventos, cuyas afectaciones se permean en lo social y económico, sin soslayar el involucramiento de la política.

Para ilustrar, en una clasificación particular, los fenómenos, pueden visualizarse desde su origen hasta sus consecuencias, de tal manera, sin que sean declaratorias únicas, se pueden establecer diferencias entre unos y otros; por ejemplo, en el ámbito de la salud, se puede decir que basado en criterios estadísticos, así como por su letalidad, se hace referencia, entre muchas otras, a las pandemias, desde la peste negra hasta el coronavirus; la primera considerada como la pandemia más mortífera y de mayor tiempo establecida (1347-1351), transitando desde el Asía Central, donde se supone se originó el brote, hasta llegar a la península de Crimea, situada al sudeste de Europa, contabilizándose cerca de 200 millones de muertes.

En América, la viruela aparecida en 1520 causó 56 millones de muertes, enfermedad traída por los conquistadores españoles, determinante en la caída del imperio azteca, considerada como la segunda mayor pandemia, considerándose que mato hasta el 90 % de la población nativa americana.

La Covid-19, en comparación a las anteriores, pareciera menos contundente, pues su impacto en la salud y en la pérdida de vidas humanas ha sido mucho menor en comparación con las dos anteriores; sin embargo, puede decirse que su impacto mundial desató una severa crisis, afectando la economía de millones de personas.

Por otro lado, los fenómenos naturales, como el ocurrido el pasado martes, han traído también algunas desgracias, cuando por su naturaleza han provocado la muerte de miles de personas; solo para sustentar el comentario, se tienen en México cuatro eventos cuyos efectos devastadores se han quedado registrados en la historia de las tragedias nacionales, aunque diferenciadas por sus consecuencias. El más destructor fue el del 19 de septiembre de 1985, seguido por los del 7 y 17 y 19 de septiembre, y el último, ocurrido apenas el 7 de este mes; sin duda, por sus temporalidades, pudiera suponerse que el mes de septiembre se ha convertido en el mes de los temblores; aunque en contrasentido la comunidad científica tiene argumentos en el sentido de que estos no son predecibles, por lo tanto, solo son coincidencias en su presencia; de alguna manera, no se ha podido evitar la sicosis creada a partir del primero, pues quienes dan testimonio de vida, aseguran que fue un acontecimiento que dejó un amargo recuerdo para aquellos que perdieron familia y bienes materiales.

Finalmente, otros fenómenos de similares condiciones por su actividad destructiva son los huracanes y tormentas tropicales; iniciando con Gilberto, considerado como uno de los fenómenos meteorológicos más devastadores en el país, ocasionando la muerte de decenas de personas y la pérdida de miles de hectáreas de cultivo, especialmente de maíz y frijol; adicionándose cerca de 675 mil damnificados y daños materiales superiores al billón de pesos, de acuerdo a las cifras emitidas por el gobierno de entonces.

No puede soslayarse comentar sobre el huracán Paulina, pues su presencia, solo por cuatro días, entre el 6 de octubre y el 10 de octubre de 1997, ocasionó la muerte de doscientas personas y pérdidas de más de 1,400 millones de pesos, principalmente en el puerto de Acapulco; en total, Paulina causó daños en 63 mil viviendas tanto de Guerrero como de Oaxaca, la caída de siete puentes carreteros y el colapso total de seis carreteras y 305 derrumbes y deslaves.

Finalmente, usando un criterio de tiempo, por su presencia en septiembre de 2005, fueron los huracanes Ingrid y Manuel, ciclones que se presentaron de manera simultánea, el primero por el golfo de México y el segundo por la costa del Pacífico; ambos provocaron desastres en 401 municipios, 157 muertes y afectaciones a más de 900 mil personas; siendo Guerrero, otra vez, el más afectado, registrándose daños en 10 mil 497 viviendas, 540 escuelas y 35 unidades de salud.

Ante tantos acontecimientos, donde la naturaleza aparece como primera interviniente en el origen de las cosas, debe ser imperioso iniciar la construcción de un nuevo paradigma cultural, cuya esencia sea la del cuidado personal, de inicio, junto con los iguales; dicho de otra manera, la sociedad debe ir buscando las formas, en este caso no preventivas, para enfrentar las nuevas condiciones que la naturaleza nos compromete, se tienen que modificar los criterios en la construcción de todo tipo de infraestructura, así como evitar asentamientos irregulares, evitando cualquier tipo de contingencias a las que actualmente nos enfrentamos.

La hipótesis es una interpretación anticipada y racional de los fenómenos de la naturaleza.

Claude Bernard

A lo largo de la historia, la humanidad ha padecido grandes y graves problemas, donde la naturaleza, provocada por los seres humanos ha reaccionado en consecuencia, manifestándose a través de diversos fenómenos atentatorios contra la vida de los seres vivos; ahora, en la actualidad, el contexto donde se desarrollan los grupos humanos no ha podido sustraerse a estos eventos, cuyas afectaciones se permean en lo social y económico, sin soslayar el involucramiento de la política.

Para ilustrar, en una clasificación particular, los fenómenos, pueden visualizarse desde su origen hasta sus consecuencias, de tal manera, sin que sean declaratorias únicas, se pueden establecer diferencias entre unos y otros; por ejemplo, en el ámbito de la salud, se puede decir que basado en criterios estadísticos, así como por su letalidad, se hace referencia, entre muchas otras, a las pandemias, desde la peste negra hasta el coronavirus; la primera considerada como la pandemia más mortífera y de mayor tiempo establecida (1347-1351), transitando desde el Asía Central, donde se supone se originó el brote, hasta llegar a la península de Crimea, situada al sudeste de Europa, contabilizándose cerca de 200 millones de muertes.

En América, la viruela aparecida en 1520 causó 56 millones de muertes, enfermedad traída por los conquistadores españoles, determinante en la caída del imperio azteca, considerada como la segunda mayor pandemia, considerándose que mato hasta el 90 % de la población nativa americana.

La Covid-19, en comparación a las anteriores, pareciera menos contundente, pues su impacto en la salud y en la pérdida de vidas humanas ha sido mucho menor en comparación con las dos anteriores; sin embargo, puede decirse que su impacto mundial desató una severa crisis, afectando la economía de millones de personas.

Por otro lado, los fenómenos naturales, como el ocurrido el pasado martes, han traído también algunas desgracias, cuando por su naturaleza han provocado la muerte de miles de personas; solo para sustentar el comentario, se tienen en México cuatro eventos cuyos efectos devastadores se han quedado registrados en la historia de las tragedias nacionales, aunque diferenciadas por sus consecuencias. El más destructor fue el del 19 de septiembre de 1985, seguido por los del 7 y 17 y 19 de septiembre, y el último, ocurrido apenas el 7 de este mes; sin duda, por sus temporalidades, pudiera suponerse que el mes de septiembre se ha convertido en el mes de los temblores; aunque en contrasentido la comunidad científica tiene argumentos en el sentido de que estos no son predecibles, por lo tanto, solo son coincidencias en su presencia; de alguna manera, no se ha podido evitar la sicosis creada a partir del primero, pues quienes dan testimonio de vida, aseguran que fue un acontecimiento que dejó un amargo recuerdo para aquellos que perdieron familia y bienes materiales.

Finalmente, otros fenómenos de similares condiciones por su actividad destructiva son los huracanes y tormentas tropicales; iniciando con Gilberto, considerado como uno de los fenómenos meteorológicos más devastadores en el país, ocasionando la muerte de decenas de personas y la pérdida de miles de hectáreas de cultivo, especialmente de maíz y frijol; adicionándose cerca de 675 mil damnificados y daños materiales superiores al billón de pesos, de acuerdo a las cifras emitidas por el gobierno de entonces.

No puede soslayarse comentar sobre el huracán Paulina, pues su presencia, solo por cuatro días, entre el 6 de octubre y el 10 de octubre de 1997, ocasionó la muerte de doscientas personas y pérdidas de más de 1,400 millones de pesos, principalmente en el puerto de Acapulco; en total, Paulina causó daños en 63 mil viviendas tanto de Guerrero como de Oaxaca, la caída de siete puentes carreteros y el colapso total de seis carreteras y 305 derrumbes y deslaves.

Finalmente, usando un criterio de tiempo, por su presencia en septiembre de 2005, fueron los huracanes Ingrid y Manuel, ciclones que se presentaron de manera simultánea, el primero por el golfo de México y el segundo por la costa del Pacífico; ambos provocaron desastres en 401 municipios, 157 muertes y afectaciones a más de 900 mil personas; siendo Guerrero, otra vez, el más afectado, registrándose daños en 10 mil 497 viviendas, 540 escuelas y 35 unidades de salud.

Ante tantos acontecimientos, donde la naturaleza aparece como primera interviniente en el origen de las cosas, debe ser imperioso iniciar la construcción de un nuevo paradigma cultural, cuya esencia sea la del cuidado personal, de inicio, junto con los iguales; dicho de otra manera, la sociedad debe ir buscando las formas, en este caso no preventivas, para enfrentar las nuevas condiciones que la naturaleza nos compromete, se tienen que modificar los criterios en la construcción de todo tipo de infraestructura, así como evitar asentamientos irregulares, evitando cualquier tipo de contingencias a las que actualmente nos enfrentamos.