/ viernes 17 de diciembre de 2021

Anatomía de lo Social | Mis tres amigos y el fin de año

El tiempo de la reflexión es una economía del tiempo

Publio Siro

Sin lugar a dudas, el año que se acaba nos ha dejado un sinnúmero de experiencias; lo ocurrido en todos los ámbitos deja, además, grandes satisfacciones para unos, cuando para otros, grandes decepciones, según criterios particulares, en función de haber conseguido, o no, alguno de los ofrecimientos de los programas sociales construidos en este Gobierno, o bien, haber recibido la oportunidad institucional de resolver cualquier tipo de problema. Luego entonces, esa diversidad no asegura que este año haya sido de lo mejor para todos.

Con este pensamiento, caminaba para el sitio de las reuniones con mis amigos para disfrutar, amén de su compañía, del delicioso sabor del café, así como también de las pláticas inagotables alimentadas por el mismo contexto en que hemos vivido por tantos años.

Al llegar, ya se encontraban bien instalados, en los lugares correspondientes, mis tres amigos, faltando únicamente yo para completar el cuadro…

Ya nos puede servir -dijo uno de ellos al camarero- la bebida de siempre, una deliciosa taza de café para cada quien; mientras eso ocurría y nos dábamos el saludo y el abrazo, sin omitir los cuidados necesarios, una vez realizado el ritual, les pregunté: ¿De qué vamos a platicar hoy? Porque hay mucho qué decir…

Haciendo uso de la voz, el amigo de la mesura sugirió: Mejor hablemos de lo que queremos que sea el año que sigue, del que está a punto de terminar, ya lo hemos comentado y de todos modos ya nada se puede corregir…

Tienes razón -dijo el amigo de la bonanza-, hablemos de lo que podemos esperar para el año venidero, por ejemplo, yo creo que podemos hablar de los empleos, pues me parece que, como en el año actual, se crearon muchas fuentes de trabajo para beneficio de muchos, como yo, que no me puedo quejar; buen trabajo y bien remunerado…

Espera un momento -lo atajó el amigo de las controversias-, no se puede generalizar, pues hay muchos, como yo, que no tenemos ese empleo del que tú presumes y nos hemos dedicado al comercio informal para medio sacar adelante a las familias…

Para entrar en contradicciones -tomó nuevamente la voz el amigo de a mesura- mejor hay que enfocarnos a lo que se puede esperar en el futuro; es decir, yo hablaría en una primera instancia del ámbito de la salud, esperando que todo lo que nos ha dejado la pandemia por el virus de la Covid se pueda revertir y la vida, aunque reformada, pueda mantener un cauce normal, donde las actividades de cualquier índole recobren, para mejorar, las formas acostumbradas para salir adelante…

Tienes razón -habló quien le había precedido-, a mí me preocupa el crecimiento de la violencia, en consecuencia de la inseguridad; aquí en Tlaxcala, aunque las estadísticas no lo reflejen, se han dado hechos de violencia, agresiones, robos, homicidios, los que en su evolución desatan una sicosis colectiva, y ya existe el temor de caminar libremente por las calles, pues no se sabe en qué momento se puede uno encontrar con el peligro…

De alguna manera -comenté- sería importante que las autoridades correspondientes hicieran una restructuración, quizá no del personal, pero sí de las formas y estrategias para mantener el orden social…

De eso se trata -me secundó el amigo de la cordura- que, en efecto, se hiciera caso a las opiniones de los ciudadanos para identificar esas áreas de oportunidad para asignar a los elementos de seguridad, en un continuo seguimiento y vigilancia de los acontecimientos que atenten contra la integridad de las personas, y bueno, mucho por hacer en esos términos de seguridad y vigilancia, en todos sus aspectos, las calles se volverían más seguras si todos hicieran su trabajo…

Eso es lo ideal, cuando todos realicen sus actividades con el suficiente empeño, hasta con gusto por hacerlo, todo funcionaría mejor -habló el amigo de las contradicciones-, pero desafortunadamente hay personas que solo hacen su trabajo como un requisito, se les nota la incomodidad, su comportamiento y actitud para cuando se presentan las personas a realizar trámites personales; esto pasa en instituciones de gobierno y particulares, por eso creo que la actitud para el trabajo también es importante…

Tomando la palabra nuevamente, le dije: Ya nos desviamos un poco de los temas originales, la intención era poder hablar de aquellas áreas que son prioritarias para todos y que merecen un tratamiento especial, pero en fin, nos falta hablar de la educación, de la pobreza, de la corrupción, de las vialidades, de las pésimas condiciones en que se encuentran nuestros edificios del centro, entre otras tantas cosas…

Así como está nuestra conversación de desarreglada, está la situación en muchas partes del Gobierno, porque hay quienes han abusado de la buena fe de quienes los nombraron y han cometido abuso y excesos en las tareas que les han encomendado, un ejemplo es el Colegio de Bachilleres, donde han despedido a decenas de personas, sin pensar en el daño provocado en las familias de los trabajadores, buen tema que dejaremos para después y precisar sobre todas las arbitrariedades cometidas y las malas decisiones de sus nuevas autoridades…

Sin el tiempo ni el espacio para más, mejor vamos a organizar las fiestas para este Fin de Año; con la aprobación de todos nos dimos a esa tarea…

El tiempo de la reflexión es una economía del tiempo

Publio Siro

Sin lugar a dudas, el año que se acaba nos ha dejado un sinnúmero de experiencias; lo ocurrido en todos los ámbitos deja, además, grandes satisfacciones para unos, cuando para otros, grandes decepciones, según criterios particulares, en función de haber conseguido, o no, alguno de los ofrecimientos de los programas sociales construidos en este Gobierno, o bien, haber recibido la oportunidad institucional de resolver cualquier tipo de problema. Luego entonces, esa diversidad no asegura que este año haya sido de lo mejor para todos.

Con este pensamiento, caminaba para el sitio de las reuniones con mis amigos para disfrutar, amén de su compañía, del delicioso sabor del café, así como también de las pláticas inagotables alimentadas por el mismo contexto en que hemos vivido por tantos años.

Al llegar, ya se encontraban bien instalados, en los lugares correspondientes, mis tres amigos, faltando únicamente yo para completar el cuadro…

Ya nos puede servir -dijo uno de ellos al camarero- la bebida de siempre, una deliciosa taza de café para cada quien; mientras eso ocurría y nos dábamos el saludo y el abrazo, sin omitir los cuidados necesarios, una vez realizado el ritual, les pregunté: ¿De qué vamos a platicar hoy? Porque hay mucho qué decir…

Haciendo uso de la voz, el amigo de la mesura sugirió: Mejor hablemos de lo que queremos que sea el año que sigue, del que está a punto de terminar, ya lo hemos comentado y de todos modos ya nada se puede corregir…

Tienes razón -dijo el amigo de la bonanza-, hablemos de lo que podemos esperar para el año venidero, por ejemplo, yo creo que podemos hablar de los empleos, pues me parece que, como en el año actual, se crearon muchas fuentes de trabajo para beneficio de muchos, como yo, que no me puedo quejar; buen trabajo y bien remunerado…

Espera un momento -lo atajó el amigo de las controversias-, no se puede generalizar, pues hay muchos, como yo, que no tenemos ese empleo del que tú presumes y nos hemos dedicado al comercio informal para medio sacar adelante a las familias…

Para entrar en contradicciones -tomó nuevamente la voz el amigo de a mesura- mejor hay que enfocarnos a lo que se puede esperar en el futuro; es decir, yo hablaría en una primera instancia del ámbito de la salud, esperando que todo lo que nos ha dejado la pandemia por el virus de la Covid se pueda revertir y la vida, aunque reformada, pueda mantener un cauce normal, donde las actividades de cualquier índole recobren, para mejorar, las formas acostumbradas para salir adelante…

Tienes razón -habló quien le había precedido-, a mí me preocupa el crecimiento de la violencia, en consecuencia de la inseguridad; aquí en Tlaxcala, aunque las estadísticas no lo reflejen, se han dado hechos de violencia, agresiones, robos, homicidios, los que en su evolución desatan una sicosis colectiva, y ya existe el temor de caminar libremente por las calles, pues no se sabe en qué momento se puede uno encontrar con el peligro…

De alguna manera -comenté- sería importante que las autoridades correspondientes hicieran una restructuración, quizá no del personal, pero sí de las formas y estrategias para mantener el orden social…

De eso se trata -me secundó el amigo de la cordura- que, en efecto, se hiciera caso a las opiniones de los ciudadanos para identificar esas áreas de oportunidad para asignar a los elementos de seguridad, en un continuo seguimiento y vigilancia de los acontecimientos que atenten contra la integridad de las personas, y bueno, mucho por hacer en esos términos de seguridad y vigilancia, en todos sus aspectos, las calles se volverían más seguras si todos hicieran su trabajo…

Eso es lo ideal, cuando todos realicen sus actividades con el suficiente empeño, hasta con gusto por hacerlo, todo funcionaría mejor -habló el amigo de las contradicciones-, pero desafortunadamente hay personas que solo hacen su trabajo como un requisito, se les nota la incomodidad, su comportamiento y actitud para cuando se presentan las personas a realizar trámites personales; esto pasa en instituciones de gobierno y particulares, por eso creo que la actitud para el trabajo también es importante…

Tomando la palabra nuevamente, le dije: Ya nos desviamos un poco de los temas originales, la intención era poder hablar de aquellas áreas que son prioritarias para todos y que merecen un tratamiento especial, pero en fin, nos falta hablar de la educación, de la pobreza, de la corrupción, de las vialidades, de las pésimas condiciones en que se encuentran nuestros edificios del centro, entre otras tantas cosas…

Así como está nuestra conversación de desarreglada, está la situación en muchas partes del Gobierno, porque hay quienes han abusado de la buena fe de quienes los nombraron y han cometido abuso y excesos en las tareas que les han encomendado, un ejemplo es el Colegio de Bachilleres, donde han despedido a decenas de personas, sin pensar en el daño provocado en las familias de los trabajadores, buen tema que dejaremos para después y precisar sobre todas las arbitrariedades cometidas y las malas decisiones de sus nuevas autoridades…

Sin el tiempo ni el espacio para más, mejor vamos a organizar las fiestas para este Fin de Año; con la aprobación de todos nos dimos a esa tarea…