/ viernes 31 de enero de 2020

Anatomía de lo Social | Mis tres amigos y la rifa del avión presidencial

El valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa.

Oscar Wilde

Después de un largo receso en nuestras reuniones, derivado de las ya lejanas festividades de diciembre, finalmente, una vez más, tendremos la oportunidad de compartir nuestras experiencias, como siempre, sentados alrededor de una mesa para disfrutar, además de la charla, la infaltable taza del aromático y delicioso café; con ese pensamiento y con la emoción de saludar a mis amigos, recorría las calles de mi ciudad capital proveniente de la zona por donde se encuentra la rectoría de la UATx. En el camino, quedé gratamente sorprendido al observar cómo una de las calles aledañas del otrora CECyT 144, se encuentra en remodelación, después de decenas de años de ser un empedrado, obvio ya deteriorado por el tiempo; bueno, pensé, ojalá así se tratarán otras calles que tienen esa necesidad de arreglo y mejora.

Con esos pensamientos llegué al lugar donde ya se encontraban todos mis camaradas. ¡Qué bueno que llegaste! Dijo uno de ellos al tiempo que todos se levantaban, extendiendo los brazos para darnos un saludo de grupo, desde luego, con toda la emotividad y afecto que nos hemos profesado desde hace muchos años, donde nuestra amistad se sigue construyendo a pesar del tiempo.

Sentémonos, dijo uno de ellos, ya me urge platicar mi postura de las pretensiones del presidente de querer vender el llamado “avión presidencial”, pues me parece una absurda ocurrencia que nadie en su sano juicio pueda adquirir.

Espera un momento -lo atajó el amigo que se sintió aludido por el comentario-, ni siquiera sabes cuál es la intención verdadera del Ejecutivo, primero, lo piensa “rifar” para que con el dinero que se obtenga se puedan destinar los recursos para la realización de obras y, de manera especial, se le asignen cantidades importantes al sector salud, cuyas necesidades podrían atenderse en aras de la gente que lo necesite.

Tienes parcialmente razón -refutó el interpelado-, venta o rifa es lo mismo, el problema será para quienes pretendan comprar un boleto, cuando ni siquiera se han definido las reglas para esta, insisto, maquiavélica idea.

Mira quién lo dice -le arrebató la palabra el amigo cuestionado-, en primer lugar, tendrías que valorar, para criticar, ver que esta situación solo es el resultado de la corrupción y despilfarro de los anteriores gobiernos, porque, además creyeron que siempre se iban a mantener en el poder; ya ves ahorita, los anteriormente intocados, como los altos funcionarios de alto nivel del Instituto Nacional Electoral, o los de la Comisión Federal de Competencia Económica, entre otros, ahora han hecho impugnaciones por lo de su salario, pues no quieren que se les recorte, a pesar de que gana una fortuna mensual, impensada para el pueblo de los comunes; esas si son “chi….fladeras” y siguen siendo, mientras no se les detenga, los saqueadores de “cuello blanco”.

Difícil encontrar una respuesta que lograra aglutinar la mayoría de las posturas -dijo el amigo de la cordura- peor aun cuando una propuesta parece un mal chiste o una mala idea, como esto de la “rifa” del avión presidencial, en una primera parte, parece, se cumple con un ofrecimiento hecho en campaña, no se debe olvidar, sobretodo el compromiso de utilizar los recursos que, se supone, habrán de recaudarse por este concepto. Tampoco puede soslayarse el origen y el costo multimillonario de este artefacto volador, que requirió un enorme gasto, y que de cualquier manera, sigue siendo un elefante blanco, inútil para el pueblo, igual es cierto, que hay instituciones y funcionarios que tienen excesos en sus presupuestos y que deberían recortarse para utilizarse en la salud y la educación, esferas altamente importantes, digo, mucho más que unas elecciones; ahora, por otro lado, pensemos en quienes serían los posibles compradores de un boleto para la rifa, si se lo saca un común, por ejemplo, como haría para sostenerlo, ubicarlo y sobre todo pagar los impuestos como consecuencia de lo ganado.

Mejor dejemos a las mentes brillantes -les dije- que sean ellos los que resuelvan el problema y, nosotros, hablemos de otras cosas y sigamos disfrutando de nuestro delicioso café…

El valor de una idea no tiene nada que ver con la sinceridad del hombre que la expresa.

Oscar Wilde

Después de un largo receso en nuestras reuniones, derivado de las ya lejanas festividades de diciembre, finalmente, una vez más, tendremos la oportunidad de compartir nuestras experiencias, como siempre, sentados alrededor de una mesa para disfrutar, además de la charla, la infaltable taza del aromático y delicioso café; con ese pensamiento y con la emoción de saludar a mis amigos, recorría las calles de mi ciudad capital proveniente de la zona por donde se encuentra la rectoría de la UATx. En el camino, quedé gratamente sorprendido al observar cómo una de las calles aledañas del otrora CECyT 144, se encuentra en remodelación, después de decenas de años de ser un empedrado, obvio ya deteriorado por el tiempo; bueno, pensé, ojalá así se tratarán otras calles que tienen esa necesidad de arreglo y mejora.

Con esos pensamientos llegué al lugar donde ya se encontraban todos mis camaradas. ¡Qué bueno que llegaste! Dijo uno de ellos al tiempo que todos se levantaban, extendiendo los brazos para darnos un saludo de grupo, desde luego, con toda la emotividad y afecto que nos hemos profesado desde hace muchos años, donde nuestra amistad se sigue construyendo a pesar del tiempo.

Sentémonos, dijo uno de ellos, ya me urge platicar mi postura de las pretensiones del presidente de querer vender el llamado “avión presidencial”, pues me parece una absurda ocurrencia que nadie en su sano juicio pueda adquirir.

Espera un momento -lo atajó el amigo que se sintió aludido por el comentario-, ni siquiera sabes cuál es la intención verdadera del Ejecutivo, primero, lo piensa “rifar” para que con el dinero que se obtenga se puedan destinar los recursos para la realización de obras y, de manera especial, se le asignen cantidades importantes al sector salud, cuyas necesidades podrían atenderse en aras de la gente que lo necesite.

Tienes parcialmente razón -refutó el interpelado-, venta o rifa es lo mismo, el problema será para quienes pretendan comprar un boleto, cuando ni siquiera se han definido las reglas para esta, insisto, maquiavélica idea.

Mira quién lo dice -le arrebató la palabra el amigo cuestionado-, en primer lugar, tendrías que valorar, para criticar, ver que esta situación solo es el resultado de la corrupción y despilfarro de los anteriores gobiernos, porque, además creyeron que siempre se iban a mantener en el poder; ya ves ahorita, los anteriormente intocados, como los altos funcionarios de alto nivel del Instituto Nacional Electoral, o los de la Comisión Federal de Competencia Económica, entre otros, ahora han hecho impugnaciones por lo de su salario, pues no quieren que se les recorte, a pesar de que gana una fortuna mensual, impensada para el pueblo de los comunes; esas si son “chi….fladeras” y siguen siendo, mientras no se les detenga, los saqueadores de “cuello blanco”.

Difícil encontrar una respuesta que lograra aglutinar la mayoría de las posturas -dijo el amigo de la cordura- peor aun cuando una propuesta parece un mal chiste o una mala idea, como esto de la “rifa” del avión presidencial, en una primera parte, parece, se cumple con un ofrecimiento hecho en campaña, no se debe olvidar, sobretodo el compromiso de utilizar los recursos que, se supone, habrán de recaudarse por este concepto. Tampoco puede soslayarse el origen y el costo multimillonario de este artefacto volador, que requirió un enorme gasto, y que de cualquier manera, sigue siendo un elefante blanco, inútil para el pueblo, igual es cierto, que hay instituciones y funcionarios que tienen excesos en sus presupuestos y que deberían recortarse para utilizarse en la salud y la educación, esferas altamente importantes, digo, mucho más que unas elecciones; ahora, por otro lado, pensemos en quienes serían los posibles compradores de un boleto para la rifa, si se lo saca un común, por ejemplo, como haría para sostenerlo, ubicarlo y sobre todo pagar los impuestos como consecuencia de lo ganado.

Mejor dejemos a las mentes brillantes -les dije- que sean ellos los que resuelvan el problema y, nosotros, hablemos de otras cosas y sigamos disfrutando de nuestro delicioso café…