/ viernes 30 de julio de 2021

Anatomía de lo Social | Mis tres amigos y las olimpiadas

El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.

Montesquieu

Ataviado con un pants parecido a los que usa la selección mexicana de futbol, se presentó a la reunión el amigo de la bonanza al lugar donde, por costumbre, celebramos nuestras reuniones, con el saludo distanciado, solo agitando la mano, mirándonos a todos, presumió su indumentaria, señalando la imagen que llevaba en el pecho, que daba evidencia que era de esa de marca, los que, obviamente, usa la clase privilegiada, -¿Qué les parece mi uniforme’, -decía mientras se daba una breve vuelta para que se pudiera apreciar, la forma y el color; además me costó una cantidad considerable, pues lo compré en una tienda de lujo allá en Puebla…

Ya deja de presumir, lo interrumpió el amigo de la contradicción constante; porque de nada te sirve el uniforme, pues los que te conocemos sabemos que tú nunca has practicado ningún deporte, eras solo el utilero en el equipo de la escuela; al terminar el comentario, todos nos reímos porque, efectivamente, el traje solo era una ropa más…

Bueno, -intervino el amigo de la mesura- aprovechemos el vestuario de nuestro amigo el riquillo, para platicar sobre la atípicas olimpiadas de Tokio 2020, digo atípicas, o todo aquello que las permea; principalmente por la malignidad de una pandemia provocada por el virus de a Covid; pero bueno, al final, con virus y todo se decidió, llevar al cabo estos juegos donde se da cita la elite del deporte…

Atípica también tu participación -decía a quien le había precedido en la palabra-, pues siempre te guardas al final para ponernos en el lugar de la razón; pero tienes razón, hablar de los juegos nos obliga a hablar de quienes nos representan en esa justa mundial; aunque poco tengamos que decir, pues los resultados han dejado mucho que desear…

Tienes razón, me atrevía a comentar, pues el deporte, se ha visto salpicado de muchos problemas, en consecuencia, esta participación, no llegará a ocupar el pódium de los ganadores, salvo los que ya lograron el par de medallas para nuestro país, aunque de bronce, todo tiene un reconocimiento…

Nada hay que reconocer -habló otra vez el amigo de las inconformidades- al contrario, debemos de señalar, todo aquello que ensucia al deporte nacional, empezando desde la clase política, pues los presupuestos que se destinan al deporte son verdaderamente absurdos, por sus cantidades, ni que decir que hay muchos competidores que ponen dinero de su bolsa para poder viajar y pagar sus gastos de estancia, no en las villas, pero si en otros en el que se ocupa en los tiempos libres, en fin, México siempre será el ocupante de los últimos lugares del medallero…

Eres muy pesimista -protestó el amigo de la bonanza- deberías reconocer que las autoridades deportivas han puesto todo su empeño para que los participantes se presenten de manera muy decorosa a los eventos, y eso es lo que debe de alabarse; y de los resultados pues eso depende los deportistas en particular, por su falta de entrega y dedicación…

Ves como no sabes nada del deporte -le refutaron-, de nada te sirve que te vistas como un jugador si ni siquiera has hecho una análisis de la realidad; pues son precisamente los jugadores, o deportistas que le dan un limitado realce a nuestro país, a pesar de las muchas carencias que se tienen, por ejemplo, la infraestructura deportiva es casi nula, mientras que en otros países, tiene centros de alto rendimiento, donde preparan desde niños y niñas, a los futuros campeones; tiene preparadores físicos, médicos, patrocinadores, en fin, todos los elementos necesarios, para ser competidores de alto rendimiento…

Un razonable comentario -tomo la voz nuevamente el amigo de la mesura y tranquilidad- el deporte nacional, tiene grandes deficiencias, no por los atletas, sino por lo que se acaba de comentar; por ejemplo, agregaría, la formación para competencia inicia a edades muy tempranas; para quien tiene talento, se les otorgan becas para estudiar y, obvio, para dedicarse de tiempo completo, al deporte; las instituciones educativas, cuentan con estadios, albercas, pistas para correr, en fin, para cualquier tipo de deporte; en cambio, aquí, no se cuenta con todo eso, por consecuencia, la diferencia en los resultados es más que evidente; tanto que al parecer, en este torneo, no se escucharan las notas de nuestro glorioso himno nacional…

Que les parece -intervino una vez más el amigo de la buena posición económica- si mejor nos ponemos de acuerdo para que vayan a mi casa a ver el partido de la selección en el que seguramente tendremos un triunfo y estaremos a un paso de conseguir otra medalla…

Con la conformidad generalizada, decidimos pedir otra taza de café pues la primera, poco tiempo nos había durado, así fue y aprovechamos para hablar de otras cosas que nada tenían que ver con el deporte…

El deporte gusta porque halaga la avaricia, es decir, la esperanza de poseer más.

Montesquieu

Ataviado con un pants parecido a los que usa la selección mexicana de futbol, se presentó a la reunión el amigo de la bonanza al lugar donde, por costumbre, celebramos nuestras reuniones, con el saludo distanciado, solo agitando la mano, mirándonos a todos, presumió su indumentaria, señalando la imagen que llevaba en el pecho, que daba evidencia que era de esa de marca, los que, obviamente, usa la clase privilegiada, -¿Qué les parece mi uniforme’, -decía mientras se daba una breve vuelta para que se pudiera apreciar, la forma y el color; además me costó una cantidad considerable, pues lo compré en una tienda de lujo allá en Puebla…

Ya deja de presumir, lo interrumpió el amigo de la contradicción constante; porque de nada te sirve el uniforme, pues los que te conocemos sabemos que tú nunca has practicado ningún deporte, eras solo el utilero en el equipo de la escuela; al terminar el comentario, todos nos reímos porque, efectivamente, el traje solo era una ropa más…

Bueno, -intervino el amigo de la mesura- aprovechemos el vestuario de nuestro amigo el riquillo, para platicar sobre la atípicas olimpiadas de Tokio 2020, digo atípicas, o todo aquello que las permea; principalmente por la malignidad de una pandemia provocada por el virus de a Covid; pero bueno, al final, con virus y todo se decidió, llevar al cabo estos juegos donde se da cita la elite del deporte…

Atípica también tu participación -decía a quien le había precedido en la palabra-, pues siempre te guardas al final para ponernos en el lugar de la razón; pero tienes razón, hablar de los juegos nos obliga a hablar de quienes nos representan en esa justa mundial; aunque poco tengamos que decir, pues los resultados han dejado mucho que desear…

Tienes razón, me atrevía a comentar, pues el deporte, se ha visto salpicado de muchos problemas, en consecuencia, esta participación, no llegará a ocupar el pódium de los ganadores, salvo los que ya lograron el par de medallas para nuestro país, aunque de bronce, todo tiene un reconocimiento…

Nada hay que reconocer -habló otra vez el amigo de las inconformidades- al contrario, debemos de señalar, todo aquello que ensucia al deporte nacional, empezando desde la clase política, pues los presupuestos que se destinan al deporte son verdaderamente absurdos, por sus cantidades, ni que decir que hay muchos competidores que ponen dinero de su bolsa para poder viajar y pagar sus gastos de estancia, no en las villas, pero si en otros en el que se ocupa en los tiempos libres, en fin, México siempre será el ocupante de los últimos lugares del medallero…

Eres muy pesimista -protestó el amigo de la bonanza- deberías reconocer que las autoridades deportivas han puesto todo su empeño para que los participantes se presenten de manera muy decorosa a los eventos, y eso es lo que debe de alabarse; y de los resultados pues eso depende los deportistas en particular, por su falta de entrega y dedicación…

Ves como no sabes nada del deporte -le refutaron-, de nada te sirve que te vistas como un jugador si ni siquiera has hecho una análisis de la realidad; pues son precisamente los jugadores, o deportistas que le dan un limitado realce a nuestro país, a pesar de las muchas carencias que se tienen, por ejemplo, la infraestructura deportiva es casi nula, mientras que en otros países, tiene centros de alto rendimiento, donde preparan desde niños y niñas, a los futuros campeones; tiene preparadores físicos, médicos, patrocinadores, en fin, todos los elementos necesarios, para ser competidores de alto rendimiento…

Un razonable comentario -tomo la voz nuevamente el amigo de la mesura y tranquilidad- el deporte nacional, tiene grandes deficiencias, no por los atletas, sino por lo que se acaba de comentar; por ejemplo, agregaría, la formación para competencia inicia a edades muy tempranas; para quien tiene talento, se les otorgan becas para estudiar y, obvio, para dedicarse de tiempo completo, al deporte; las instituciones educativas, cuentan con estadios, albercas, pistas para correr, en fin, para cualquier tipo de deporte; en cambio, aquí, no se cuenta con todo eso, por consecuencia, la diferencia en los resultados es más que evidente; tanto que al parecer, en este torneo, no se escucharan las notas de nuestro glorioso himno nacional…

Que les parece -intervino una vez más el amigo de la buena posición económica- si mejor nos ponemos de acuerdo para que vayan a mi casa a ver el partido de la selección en el que seguramente tendremos un triunfo y estaremos a un paso de conseguir otra medalla…

Con la conformidad generalizada, decidimos pedir otra taza de café pues la primera, poco tiempo nos había durado, así fue y aprovechamos para hablar de otras cosas que nada tenían que ver con el deporte…