/ viernes 15 de julio de 2022

Anatomía de lo Social | Repunte

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear salud.

Aristóteles

Extremada confianza pudo observarse entre la gente, cuando empezaron a liberarse los cuidados sobre la pandemia; principalmente en otros países, donde los esquemas de vacunación habían alcanzado cifras extraordinarias. Se aplicaron millones de dosis, hasta tres por cada persona, significando, la posibilidad de regresar a la “normalidad” de la vida cotidiana; en México no podía haber excepciones, la gente se desbordó su algarabía, la celebración no podía ser menor, en adición, al recibir el aval de las autoridades sanitarias, aunque también se hicieron recomendaciones, es decir, el virus no iba a desaparecer, al contrario, sufriría mutaciones que, obligaban a mantener el cuidado necesario, con el propósito de evitar nuevos contagios.

Dejaron de difundirse los semáforos y sus colores, las estadísticas, como hasta hoy, con su respectiva manipulación, para evidenciar solamente datos comparativos y, por supuesto menores, después de los procesos de vacunación; sin embargo, también hay que decirlo, hubo quienes hicieron de todos los cuidados sanitarios, pues se siguen observando a personas con la mascarilla cubriéndose boca y nariz, así como su frasquito de alcohol para las manos, es decir, hicieron un nuevo estilo de vida, en contrasentido, también hay quienes todavía celebran el éxito de la ciencia sobre el Covid-19; estas contradicciones en los comportamientos, no permitieron, así se percibe, la disminución en los contagios, por eso, aunque poco se ha divulgado, una vez más, el peligro latente de contagiarse vuelve a cobrar vigencia.

Por eso, se considera de vital importancia, retomar las medidas sanitarias tan comúnmente utilizadas, el uso del cubre bocas, el lavado de manos, la sanitización, la sana distancia, la omisión del saludo, en fin, todo esto en consideración al repunte de contagios, aparecido recientemente, causando alarma en algunos sectores de la población, sobretodo en aquella, considerada de riesgo; luego entonces, se debe entender que el virus, como lo han dicho los especialistas, llegó para quedarse, por eso la insistencia de que, la única forma de enfrentar al virus es con la participación colectiva, principalmente de las personas, luego de las autoridades y de la continuidad de las campañas de vacunación, hasta lograr, el cien por ciento de personas vacunadas, donde se incluyan las niñas y los niños.

Consideren el comentario, sin ser peyorativo, como una arenga para enfrentar al malévolo virus, evitemos, los contagios, la reapertura de centros de atención hospitalaria, el duelo por la pérdida de seres queridos, los problemas económicos, como una consecuencia, de la propagación de la enfermedad, al cerrase, si así ocurriera, los centros y fuentes de trabajo, el recorte del personal; evidentemente, la experiencia de lo anterior, debe despertar la conciencia ciudadana, con el propósito de salvaguardar la vida en lo personal y lo familiar y, por supuesto, de toda la sociedad.

Con todo lo observado hasta hoy, es importante considerar el papel fundamental que han desempeñado, tratando de no ser omiso, toda la estructura que se moviliza en las vacunaciones, la participación, no solo del personal médico y enfermeras, también de las instituciones de seguridad pública, del ejército, así como de voluntariados, evidentemente, esta sinergia de colaboración denota una solidaridad incuestionable, dejando saldos positivos e irrefutables; empañados, en algunos casos, por la, innecesaria, necedad de comparar los números diferenciados por los tiempos, es decir, este repunte, no puede negarse, que tiene ya tintes de tragedia, nuevamente, se han restablecido espacios para atender a los contagiados, sin que esto quiera decir que ya estamos nuevamente a salvo.

Bajo esta consideración, también es importante, como una exigencia, que las autoridades encargadas de vigilar, o de controlar, los costos en los servicios de prevención y cuidado de la salud, hagan recorridos, pues la reaparición del Covid, ha desatado la codicia de quienes tienen autorización para realizar los estudios, o pruebas, a un alto costo; sin equilibrar o igualar las cantidades, obviamente, excesivas a cobrar, luego, después, se atreven a recetar medicamentos, que se ocupan en personas con un avance significativo en el contagio, lo que, obviamente, demuestra la arbitrariedad y el abuso de este tipo de atenciones; como ocurre en las farmacias que dicen que se ahorra, o en otras donde te obligan a sacar una cita, para otorgarte el servicio.

Estos son los contrastes en la actitud y seriedad con la que se debe atender el fenómeno ya radicado entre la gente, acordándose que la vacuna no inmuniza, ni inmortaliza, solo es una medida alternativa para el cuidado; por eso es imperioso procurar, o bien, utilizar todos los recursos de prevención, porque además de la salud en riesgo, ahora hay que enfrentar a los comerciantes abusivos que lucran con la preocupación de las personas; en conclusión, hagamos lo correspondiente y, con responsabilidad, evitemos que la tragedia aumente con este nuevo repunte.

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear salud.

Aristóteles

Extremada confianza pudo observarse entre la gente, cuando empezaron a liberarse los cuidados sobre la pandemia; principalmente en otros países, donde los esquemas de vacunación habían alcanzado cifras extraordinarias. Se aplicaron millones de dosis, hasta tres por cada persona, significando, la posibilidad de regresar a la “normalidad” de la vida cotidiana; en México no podía haber excepciones, la gente se desbordó su algarabía, la celebración no podía ser menor, en adición, al recibir el aval de las autoridades sanitarias, aunque también se hicieron recomendaciones, es decir, el virus no iba a desaparecer, al contrario, sufriría mutaciones que, obligaban a mantener el cuidado necesario, con el propósito de evitar nuevos contagios.

Dejaron de difundirse los semáforos y sus colores, las estadísticas, como hasta hoy, con su respectiva manipulación, para evidenciar solamente datos comparativos y, por supuesto menores, después de los procesos de vacunación; sin embargo, también hay que decirlo, hubo quienes hicieron de todos los cuidados sanitarios, pues se siguen observando a personas con la mascarilla cubriéndose boca y nariz, así como su frasquito de alcohol para las manos, es decir, hicieron un nuevo estilo de vida, en contrasentido, también hay quienes todavía celebran el éxito de la ciencia sobre el Covid-19; estas contradicciones en los comportamientos, no permitieron, así se percibe, la disminución en los contagios, por eso, aunque poco se ha divulgado, una vez más, el peligro latente de contagiarse vuelve a cobrar vigencia.

Por eso, se considera de vital importancia, retomar las medidas sanitarias tan comúnmente utilizadas, el uso del cubre bocas, el lavado de manos, la sanitización, la sana distancia, la omisión del saludo, en fin, todo esto en consideración al repunte de contagios, aparecido recientemente, causando alarma en algunos sectores de la población, sobretodo en aquella, considerada de riesgo; luego entonces, se debe entender que el virus, como lo han dicho los especialistas, llegó para quedarse, por eso la insistencia de que, la única forma de enfrentar al virus es con la participación colectiva, principalmente de las personas, luego de las autoridades y de la continuidad de las campañas de vacunación, hasta lograr, el cien por ciento de personas vacunadas, donde se incluyan las niñas y los niños.

Consideren el comentario, sin ser peyorativo, como una arenga para enfrentar al malévolo virus, evitemos, los contagios, la reapertura de centros de atención hospitalaria, el duelo por la pérdida de seres queridos, los problemas económicos, como una consecuencia, de la propagación de la enfermedad, al cerrase, si así ocurriera, los centros y fuentes de trabajo, el recorte del personal; evidentemente, la experiencia de lo anterior, debe despertar la conciencia ciudadana, con el propósito de salvaguardar la vida en lo personal y lo familiar y, por supuesto, de toda la sociedad.

Con todo lo observado hasta hoy, es importante considerar el papel fundamental que han desempeñado, tratando de no ser omiso, toda la estructura que se moviliza en las vacunaciones, la participación, no solo del personal médico y enfermeras, también de las instituciones de seguridad pública, del ejército, así como de voluntariados, evidentemente, esta sinergia de colaboración denota una solidaridad incuestionable, dejando saldos positivos e irrefutables; empañados, en algunos casos, por la, innecesaria, necedad de comparar los números diferenciados por los tiempos, es decir, este repunte, no puede negarse, que tiene ya tintes de tragedia, nuevamente, se han restablecido espacios para atender a los contagiados, sin que esto quiera decir que ya estamos nuevamente a salvo.

Bajo esta consideración, también es importante, como una exigencia, que las autoridades encargadas de vigilar, o de controlar, los costos en los servicios de prevención y cuidado de la salud, hagan recorridos, pues la reaparición del Covid, ha desatado la codicia de quienes tienen autorización para realizar los estudios, o pruebas, a un alto costo; sin equilibrar o igualar las cantidades, obviamente, excesivas a cobrar, luego, después, se atreven a recetar medicamentos, que se ocupan en personas con un avance significativo en el contagio, lo que, obviamente, demuestra la arbitrariedad y el abuso de este tipo de atenciones; como ocurre en las farmacias que dicen que se ahorra, o en otras donde te obligan a sacar una cita, para otorgarte el servicio.

Estos son los contrastes en la actitud y seriedad con la que se debe atender el fenómeno ya radicado entre la gente, acordándose que la vacuna no inmuniza, ni inmortaliza, solo es una medida alternativa para el cuidado; por eso es imperioso procurar, o bien, utilizar todos los recursos de prevención, porque además de la salud en riesgo, ahora hay que enfrentar a los comerciantes abusivos que lucran con la preocupación de las personas; en conclusión, hagamos lo correspondiente y, con responsabilidad, evitemos que la tragedia aumente con este nuevo repunte.