/ viernes 6 de marzo de 2020

Anatomía de lo Social | Un día sin mujeres

La persona que no está interiormente preparada para la violencia es siempre más débil que el opresor.

Aleksandr Solzhenitsin

Atomizados se encuentran los intereses respecto del evento en cuya convocatoria se invita a las mujeres a participar en un movimiento donde, justamente, las mujeres son, o serán, las principales protagonistas. De inicio, se le atribuye a un colectivo veracruzano ser el promotor primario, en el inicio de una cruzada donde se pretende demostrar la unidad y participación de las féminas, en aras de demandar a la estructura de gobierno para que se atiendan sus peticiones y en justicia les sea reconocido el derecho a la no violencia, ni al abuso sexual del que han sido objeto; legitimo entonces el reclamo ante el aumento constante de este tipo de casos.

A unos días de que sea una realidad, el 9 de marzo, la arenga, parece, les ha rendido buenos resultados, pues hasta este momento se han sumado un gran número de instituciones del sector público, así como algunas del sector privado, brindándoles las facilidades necesarias para que puedan participar en los actos y acciones convocadas; sin duda, bajo estas circunstancias, se esperan nutridas participaciones en todos los lugares donde la invitación ha sido bien recibida.

Más allá de la “desaparición” del escenario público, hasta familiar de las mujeres, en los ámbitos productivos habrá de notarse si el impacto social incide en el ánimo de las autoridades de gobierno para atender y resolver, con justicia, los casos hasta ahora divulgados; desde luego, también, en la reformulación de las leyes en el sentido correcto para determinar la tipificación correcta de los delitos cometidos en agravio de las mujeres.

Desde otra perspectiva, se espera la evidencia sobre el impacto social de la convocatoria, ojalá las mujeres verdaderamente participen en las manifestaciones y expresen su postura real en relación al día señalado, es decir, que no solo se considere como un día de asueto, sino que sea la exigencia de sus derechos el factor que promueva un nuevo paradigma y se le reconozca todo el valor que tiene de acuerdo al papel que desempeñan en la sociedad; por ello, se puede suponer, este sería el momento justo para el cambio.

No podían faltar en este asunto los actores de la política cuya presencia, más que fortalecer o apoyar a este grupo, pareciera solo buscan a través de sus declaraciones posicionarse en las preferencias de sus seguidores; sin duda, estas posturas pueden ser influyentes o hasta destructoras de los ideales del movimiento, la independencia del mismo, desde un punto de vista particular, puede aportarles el éxito, si no se claudica, de lo contrario, puede ser contraproducente si no se consigue una participación generalizada.

Bajo estas consideraciones, se puede suponer, si hay presencia nutrida podrán lograr el empoderamiento en la aplicación de la justicia, la seguridad de ser escuchadas en los foros correspondientes, sobre todo en aquellas donde las leyes y su aplicación tienen sus fundamentos.

Así han sido los ejemplos de movimientos similares en otras partes del mundo y en contextos de temporalidad diferentes, sin soslayar que el origen de este tipo de manifestaciones puede ser a partir del reconocimiento y nombramiento, por la Organización de la Naciones Unidas, del día de la mujer, celebrado por primera vez el 8 de marzo de 1975; desde esta postura quizá se alimentaron los movimientos como el de España, realizado en 2018, haciendo un paro de actividades cuya duración fue de 24 horas; o bien los de Argentina y Polonia, en el 2016; o la ocurrida en el 2017 efectuada en los Estados Unidos, cuando su presidente fue señalado como un misógino por hacer comentarios atentatorios en contra de las mujeres.

Evidentemente, la división y diferencia de opiniones, desde la naturaleza de los movimientos, hasta los propósitos principales que les alientan; el resultado de la convocatoria “Un día sin Mujeres” será todavía más cuestionada a partir de lo que se pueda apreciar en los diferentes medios de comunicación y, desde luego, las consabidas críticas al respecto.

La persona que no está interiormente preparada para la violencia es siempre más débil que el opresor.

Aleksandr Solzhenitsin

Atomizados se encuentran los intereses respecto del evento en cuya convocatoria se invita a las mujeres a participar en un movimiento donde, justamente, las mujeres son, o serán, las principales protagonistas. De inicio, se le atribuye a un colectivo veracruzano ser el promotor primario, en el inicio de una cruzada donde se pretende demostrar la unidad y participación de las féminas, en aras de demandar a la estructura de gobierno para que se atiendan sus peticiones y en justicia les sea reconocido el derecho a la no violencia, ni al abuso sexual del que han sido objeto; legitimo entonces el reclamo ante el aumento constante de este tipo de casos.

A unos días de que sea una realidad, el 9 de marzo, la arenga, parece, les ha rendido buenos resultados, pues hasta este momento se han sumado un gran número de instituciones del sector público, así como algunas del sector privado, brindándoles las facilidades necesarias para que puedan participar en los actos y acciones convocadas; sin duda, bajo estas circunstancias, se esperan nutridas participaciones en todos los lugares donde la invitación ha sido bien recibida.

Más allá de la “desaparición” del escenario público, hasta familiar de las mujeres, en los ámbitos productivos habrá de notarse si el impacto social incide en el ánimo de las autoridades de gobierno para atender y resolver, con justicia, los casos hasta ahora divulgados; desde luego, también, en la reformulación de las leyes en el sentido correcto para determinar la tipificación correcta de los delitos cometidos en agravio de las mujeres.

Desde otra perspectiva, se espera la evidencia sobre el impacto social de la convocatoria, ojalá las mujeres verdaderamente participen en las manifestaciones y expresen su postura real en relación al día señalado, es decir, que no solo se considere como un día de asueto, sino que sea la exigencia de sus derechos el factor que promueva un nuevo paradigma y se le reconozca todo el valor que tiene de acuerdo al papel que desempeñan en la sociedad; por ello, se puede suponer, este sería el momento justo para el cambio.

No podían faltar en este asunto los actores de la política cuya presencia, más que fortalecer o apoyar a este grupo, pareciera solo buscan a través de sus declaraciones posicionarse en las preferencias de sus seguidores; sin duda, estas posturas pueden ser influyentes o hasta destructoras de los ideales del movimiento, la independencia del mismo, desde un punto de vista particular, puede aportarles el éxito, si no se claudica, de lo contrario, puede ser contraproducente si no se consigue una participación generalizada.

Bajo estas consideraciones, se puede suponer, si hay presencia nutrida podrán lograr el empoderamiento en la aplicación de la justicia, la seguridad de ser escuchadas en los foros correspondientes, sobre todo en aquellas donde las leyes y su aplicación tienen sus fundamentos.

Así han sido los ejemplos de movimientos similares en otras partes del mundo y en contextos de temporalidad diferentes, sin soslayar que el origen de este tipo de manifestaciones puede ser a partir del reconocimiento y nombramiento, por la Organización de la Naciones Unidas, del día de la mujer, celebrado por primera vez el 8 de marzo de 1975; desde esta postura quizá se alimentaron los movimientos como el de España, realizado en 2018, haciendo un paro de actividades cuya duración fue de 24 horas; o bien los de Argentina y Polonia, en el 2016; o la ocurrida en el 2017 efectuada en los Estados Unidos, cuando su presidente fue señalado como un misógino por hacer comentarios atentatorios en contra de las mujeres.

Evidentemente, la división y diferencia de opiniones, desde la naturaleza de los movimientos, hasta los propósitos principales que les alientan; el resultado de la convocatoria “Un día sin Mujeres” será todavía más cuestionada a partir de lo que se pueda apreciar en los diferentes medios de comunicación y, desde luego, las consabidas críticas al respecto.