/ viernes 25 de junio de 2021

Anatomía de lo Social | ¿Y las vacunas?

Si alguien busca la salud, pregúntale si esta dispuesto a evitar, en el futuro, las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle.

Sócrates

Desafortunadamente, el proceso de vacunación, cuando menos en Tlaxcala, se encuentra prácticamente detenido, inclusive, además, mal organizado, pues mientras en algunos estados del país, ya se encuentran suministrando el biológico, del rango de edad menor a los cuarenta años, en el estado, aun siguen faltando personas entre los 50 y 59 años; en este mismo grupo hay a quienes les falta la segunda dosis, notándose ya, un amplio espacio entre la primera y la segunda.

Ante esta situación se han multiplicado los comentarios, en contrasentido a las posturas oficiales, principalmente los relativos al concluido proceso electoral, en cuyo periodo de duración se detuvo, en aparente parcialidad, la inoculación del biológico con el arriesgado asunto de las votaciones; pues a pesar del discurso de los funcionarios del INE, la observancia de los cuidados sanitarios fue más que nula, es decir, no hubo filtros sanitarios, ni tampoco sana distancia, mucho menos la aplicación de gel antibacterial; luego entonces con todo esto, se puede suponer que se antepusieron las votaciones al aspecto fundamental de la salud.

Aunque parezca toro pasado, la incertidumbre, hoy generada, sobre el reinicio de los calendarios de vacunación, ha provocado temor, no solo entre los ya vacunados, sino también en aquellos, cuya espera se ha convertido en una larga espera; desafortunadamente, en muchos casos, se ha dejado llevar por lo “decretos” sobre los colores del calendario, ignorando que el problema aun persiste, actuando como si no lo hubiera, de ahí la importancia de usar comportamientos verdaderos no solo palabrería, para mantener el rigor y la exigencia de mantener vigente el cuidado de la salud, en lo individual, de inicio, para extenderlo en lo general.

Si bien es cierto que en estos aparentes descuidos, la economía local ha tenido un restablecimiento sostenido, eso no se refuta, sin embargo, lo observable es lo que se cuestiona, , pues, efectivamente, cuando el semáforo cambió al color verde, como ocurre con esos aparatos ordenadores de la vialidad, su significado es el libre paso, como todos lo saben, si tomar las medidas precautorias correspondientes, pues la libertad de tránsito se convirtió en una anarquía para poder adelantarse en el paso.

Con esta metáfora, se pueden señalar infinidad de acciones que, intrínsicamente, pueden suponer un nuevo y masivo contagio, primero por la falta de vacunas y, en segundo término, por la irresponsabilidad de muchos en el cuidado de su salud personal, ignorando, quizá por conveniencia, que la pandemia no se ha erradicado y, por obviedad, existe el peligro latente de un nuevo rebrote.

Con todo esto, ante el descuido de muchos, es imperioso que las autoridades, no solo las de salud, sino de aquellos que, se supone, deben garantizar el orden público; vigilando y, en su caso, sancionar a todos los establecimientos donde se hace notoria la indiscriminada concurrencia de personas, sobre todo de aquellos lugares donde dejan de cumplirse los lineamientos para el cuidado y protección de las personas.

Estos cuidados, deben ser extremadamente rigurosos, en especial, en esos lugares donde la diversión se prolonga hasta altas horas de la noche, aderezado de la venta de bebidas alcohólicas, minimizándose el uso de cubrebocas, como debe exigirse a los asistentes y participantes en estos lugares; desde luego, también en las tiendas departamentales, donde los consumidores olvidan distanciarse y los expendedores se despreocupan de esos cuidados; luego entonces, sí todos participamos y las autoridades se apuran con las vacunas, tal vez, con ello, estaremos disminuyendo las posibilidades de un contagio.

Si alguien busca la salud, pregúntale si esta dispuesto a evitar, en el futuro, las causas de la enfermedad; en caso contrario, abstente de ayudarle.

Sócrates

Desafortunadamente, el proceso de vacunación, cuando menos en Tlaxcala, se encuentra prácticamente detenido, inclusive, además, mal organizado, pues mientras en algunos estados del país, ya se encuentran suministrando el biológico, del rango de edad menor a los cuarenta años, en el estado, aun siguen faltando personas entre los 50 y 59 años; en este mismo grupo hay a quienes les falta la segunda dosis, notándose ya, un amplio espacio entre la primera y la segunda.

Ante esta situación se han multiplicado los comentarios, en contrasentido a las posturas oficiales, principalmente los relativos al concluido proceso electoral, en cuyo periodo de duración se detuvo, en aparente parcialidad, la inoculación del biológico con el arriesgado asunto de las votaciones; pues a pesar del discurso de los funcionarios del INE, la observancia de los cuidados sanitarios fue más que nula, es decir, no hubo filtros sanitarios, ni tampoco sana distancia, mucho menos la aplicación de gel antibacterial; luego entonces con todo esto, se puede suponer que se antepusieron las votaciones al aspecto fundamental de la salud.

Aunque parezca toro pasado, la incertidumbre, hoy generada, sobre el reinicio de los calendarios de vacunación, ha provocado temor, no solo entre los ya vacunados, sino también en aquellos, cuya espera se ha convertido en una larga espera; desafortunadamente, en muchos casos, se ha dejado llevar por lo “decretos” sobre los colores del calendario, ignorando que el problema aun persiste, actuando como si no lo hubiera, de ahí la importancia de usar comportamientos verdaderos no solo palabrería, para mantener el rigor y la exigencia de mantener vigente el cuidado de la salud, en lo individual, de inicio, para extenderlo en lo general.

Si bien es cierto que en estos aparentes descuidos, la economía local ha tenido un restablecimiento sostenido, eso no se refuta, sin embargo, lo observable es lo que se cuestiona, , pues, efectivamente, cuando el semáforo cambió al color verde, como ocurre con esos aparatos ordenadores de la vialidad, su significado es el libre paso, como todos lo saben, si tomar las medidas precautorias correspondientes, pues la libertad de tránsito se convirtió en una anarquía para poder adelantarse en el paso.

Con esta metáfora, se pueden señalar infinidad de acciones que, intrínsicamente, pueden suponer un nuevo y masivo contagio, primero por la falta de vacunas y, en segundo término, por la irresponsabilidad de muchos en el cuidado de su salud personal, ignorando, quizá por conveniencia, que la pandemia no se ha erradicado y, por obviedad, existe el peligro latente de un nuevo rebrote.

Con todo esto, ante el descuido de muchos, es imperioso que las autoridades, no solo las de salud, sino de aquellos que, se supone, deben garantizar el orden público; vigilando y, en su caso, sancionar a todos los establecimientos donde se hace notoria la indiscriminada concurrencia de personas, sobre todo de aquellos lugares donde dejan de cumplirse los lineamientos para el cuidado y protección de las personas.

Estos cuidados, deben ser extremadamente rigurosos, en especial, en esos lugares donde la diversión se prolonga hasta altas horas de la noche, aderezado de la venta de bebidas alcohólicas, minimizándose el uso de cubrebocas, como debe exigirse a los asistentes y participantes en estos lugares; desde luego, también en las tiendas departamentales, donde los consumidores olvidan distanciarse y los expendedores se despreocupan de esos cuidados; luego entonces, sí todos participamos y las autoridades se apuran con las vacunas, tal vez, con ello, estaremos disminuyendo las posibilidades de un contagio.