/ martes 9 de febrero de 2021

Betty

La vi por primera vez un domingo de 2012; me tocó la fortuna enorme de coincidir con ella en un viaje a Sinaloa y Sonora como parte de la comitiva de quien después fue nuestro coordinador parlamentario, pero antes nos fuimos a una novillada a La Plaza México con mis hijas y hermana a quienes desde entonces apodó con cariño “Mis golondrinas”, feliz de ver a tantas mujeres juntas, ya que ella era única entre su amado compañero de vida Juan -su “Bigotes”- y sus tres hijos varones, Juan Carlos, Jorge y Julio. Betty Yamamoto se convirtió muy pronto en mi hermana mayor, esa que nunca tuve, esa que te centra con amor y que en cada consejo convierte a quien toca en mejor ser humano, en un ser parecido a ella.

Nunca he conocido mujer más apegada a su familia y a la vez tan exitosa profesionalmente; maestra de profesión, salió muy jovencita de su natal Coahuila rumbo a León, Guanajuato con su educación, principios y formación japonesa como equipaje e infinitas ganas de triunfar y ser independiente. Lo ha logrado en todos sentidos; además de su familia hermosa, comenzó a diseñar y fabricar bolsas y artículos de piel, empresa que hasta la fecha es referente en su ramo y que la llevó a la presidencia estatal de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa, a una diputación federal, regidora del ayuntamiento de León, la mexicana más reconocida y laureada por el gobierno y comunidad japonesa y recientemente, diputada local en Guanajuato.

Betty y yo fuimos compañeras en la LVII Legislatura. Comprendió antes que nadie que mientras yo estaba trabajando, las relaciones públicas no se me dan. Como hermana y amiga, disculpaba mis desatenciones con otras compañeras diputadas con un: “Ay, así es mi sister, mientras opera, no hace caso; ahorita que termine viene a conversar”. También me alertaba de peligros; “Hay personas que son como alimañas, aléjate hermana, te están haciendo daño” me decía mientras me obligaba, no sin yo hacerme la remolona a “pintarme el chipo” para estar siempre arreglada como ella; su labor en ese sentido era infructuosa, nadie puede estar siempre tan guapa como ella. Betty es de esa clase de personas maravillosas que bendice a quien toca; tiene desde 2015 siendo la primera en dar los buenos días en el chat de la legislatura. Con ella el día comienza con una bendición y una sonrisa. Siempre sonriente, siempre elegante, siempre prudente, siempre dama, siempre cariñosa, siempre amiga, siempre generosa…siempre adorable.

Betty abre su hermosísima casa a amigos, familia y compañeros. A mí hasta una habitación me tiene reservada para cuando quiera llegar. Le encanta estar rodeada de personas, especialmente de sus nietos a quienes adora. Es taurina, tequilera, bailadora y alegre pero sobretodo, es una enamorada de la vida y de su Juan, con quien es invariablemente amorosa y atenta y también con quien canta “La Venia Bendita” abrazadita y acurrucadita con él como cuando eran novios. En realidad ellos siguen siendo novios casi cuarenta años después de casados, son el mejor ejemplo de cómo se construye una pareja bien avenida.

Hoy mi sister del alma está con tubos en un hospital sin poder recibir abrazos, pero bombardeada de amor en forma de oraciones por su salud. ¡Resiste…respira! Aquí te estamos esperando. Tu familia, cuates, golondrinas y yo te amamos con todo el corazón, hermana.

La vi por primera vez un domingo de 2012; me tocó la fortuna enorme de coincidir con ella en un viaje a Sinaloa y Sonora como parte de la comitiva de quien después fue nuestro coordinador parlamentario, pero antes nos fuimos a una novillada a La Plaza México con mis hijas y hermana a quienes desde entonces apodó con cariño “Mis golondrinas”, feliz de ver a tantas mujeres juntas, ya que ella era única entre su amado compañero de vida Juan -su “Bigotes”- y sus tres hijos varones, Juan Carlos, Jorge y Julio. Betty Yamamoto se convirtió muy pronto en mi hermana mayor, esa que nunca tuve, esa que te centra con amor y que en cada consejo convierte a quien toca en mejor ser humano, en un ser parecido a ella.

Nunca he conocido mujer más apegada a su familia y a la vez tan exitosa profesionalmente; maestra de profesión, salió muy jovencita de su natal Coahuila rumbo a León, Guanajuato con su educación, principios y formación japonesa como equipaje e infinitas ganas de triunfar y ser independiente. Lo ha logrado en todos sentidos; además de su familia hermosa, comenzó a diseñar y fabricar bolsas y artículos de piel, empresa que hasta la fecha es referente en su ramo y que la llevó a la presidencia estatal de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa, a una diputación federal, regidora del ayuntamiento de León, la mexicana más reconocida y laureada por el gobierno y comunidad japonesa y recientemente, diputada local en Guanajuato.

Betty y yo fuimos compañeras en la LVII Legislatura. Comprendió antes que nadie que mientras yo estaba trabajando, las relaciones públicas no se me dan. Como hermana y amiga, disculpaba mis desatenciones con otras compañeras diputadas con un: “Ay, así es mi sister, mientras opera, no hace caso; ahorita que termine viene a conversar”. También me alertaba de peligros; “Hay personas que son como alimañas, aléjate hermana, te están haciendo daño” me decía mientras me obligaba, no sin yo hacerme la remolona a “pintarme el chipo” para estar siempre arreglada como ella; su labor en ese sentido era infructuosa, nadie puede estar siempre tan guapa como ella. Betty es de esa clase de personas maravillosas que bendice a quien toca; tiene desde 2015 siendo la primera en dar los buenos días en el chat de la legislatura. Con ella el día comienza con una bendición y una sonrisa. Siempre sonriente, siempre elegante, siempre prudente, siempre dama, siempre cariñosa, siempre amiga, siempre generosa…siempre adorable.

Betty abre su hermosísima casa a amigos, familia y compañeros. A mí hasta una habitación me tiene reservada para cuando quiera llegar. Le encanta estar rodeada de personas, especialmente de sus nietos a quienes adora. Es taurina, tequilera, bailadora y alegre pero sobretodo, es una enamorada de la vida y de su Juan, con quien es invariablemente amorosa y atenta y también con quien canta “La Venia Bendita” abrazadita y acurrucadita con él como cuando eran novios. En realidad ellos siguen siendo novios casi cuarenta años después de casados, son el mejor ejemplo de cómo se construye una pareja bien avenida.

Hoy mi sister del alma está con tubos en un hospital sin poder recibir abrazos, pero bombardeada de amor en forma de oraciones por su salud. ¡Resiste…respira! Aquí te estamos esperando. Tu familia, cuates, golondrinas y yo te amamos con todo el corazón, hermana.