/ lunes 1 de junio de 2020

Blanco y Negro | Retroceso en el futbol mexicano

Han transcurrido cinco años de que equipos mexicanos incursionaron por última vez en la Copa Libertadores de América, el principal torneo de clubes de Sudamérica. A partir de ese año comenzó una caída silenciosa del balompié azteca, afectado por intereses de los presidentes de clubes y maquinado por representantes de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut), en ese entonces con Decio de María al frente del timón.

En los últimos cinco años, la calidad competitiva del balompié de este país ha ido a la baja al cerrar el paso a jugadores nacionales por el alto número de extranjeros permitidos en cancha.

A eso le sumamos la declinación a jugar Copa Libertadores y Copa América, alejando al futbolista mexicano del roce requerido para competir ante los mejores del mundo.

Contrario a ello, México se encerró en un círculo de mediocridad al dar prioridad al torneo Concachampions, en el que sus rivales son equipos de Centro y Norteamérica.

Jugar ante clubes de Panamá, Dominicana, Haití, El Salvador, Guatemala ha marcado un entorno de lástima y si continuamos, veremos cómo quienes conducen este deporte profesional en el país, lo llevan a la quiebra.

Este año surgió la idea de desaparecer el ascenso y descenso, una medida que rompe con el principio de competitividad en el mundo de este deporte.

El reclamo generalizado de las diferentes divisiones que conforman el futbol profesional mexicano, sumándose el sector amateur, de nada ha servido, cuando el círculo cerrado que manipula esta disciplina tiene definido lo qué seguirá para enriquecer sus bolsillos.

Pero surgió una reacción de la Federación Internacional de Futbol Asociado, que envió un comunicado al organismo mexicano para hacerle ver qué no estaba de acuerdo con sus nuevas medidas, que contraponen el espíritu del juego limpio. El llamado del máximo organismo mundial fue hecho público la semana pasada por la dirigencia de la Femexfut, pero no le generó reacción para echar atrás sus iniciativas.

La Femexfut en el pecado llevará la penitencia, ya que su caso llegó al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), el que le notificó que tiene una demanda de los clubes del Ascenso MX: Leones Negros, Venados y Correcaminos.

El riesgo de su juego sucio contra el bienestar y progreso del balompié nacional es que pudiera perderla y verse obligada a pagar al menos 60 millones de dólares, 20 por equipo.

Han transcurrido cinco años de que equipos mexicanos incursionaron por última vez en la Copa Libertadores de América, el principal torneo de clubes de Sudamérica. A partir de ese año comenzó una caída silenciosa del balompié azteca, afectado por intereses de los presidentes de clubes y maquinado por representantes de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut), en ese entonces con Decio de María al frente del timón.

En los últimos cinco años, la calidad competitiva del balompié de este país ha ido a la baja al cerrar el paso a jugadores nacionales por el alto número de extranjeros permitidos en cancha.

A eso le sumamos la declinación a jugar Copa Libertadores y Copa América, alejando al futbolista mexicano del roce requerido para competir ante los mejores del mundo.

Contrario a ello, México se encerró en un círculo de mediocridad al dar prioridad al torneo Concachampions, en el que sus rivales son equipos de Centro y Norteamérica.

Jugar ante clubes de Panamá, Dominicana, Haití, El Salvador, Guatemala ha marcado un entorno de lástima y si continuamos, veremos cómo quienes conducen este deporte profesional en el país, lo llevan a la quiebra.

Este año surgió la idea de desaparecer el ascenso y descenso, una medida que rompe con el principio de competitividad en el mundo de este deporte.

El reclamo generalizado de las diferentes divisiones que conforman el futbol profesional mexicano, sumándose el sector amateur, de nada ha servido, cuando el círculo cerrado que manipula esta disciplina tiene definido lo qué seguirá para enriquecer sus bolsillos.

Pero surgió una reacción de la Federación Internacional de Futbol Asociado, que envió un comunicado al organismo mexicano para hacerle ver qué no estaba de acuerdo con sus nuevas medidas, que contraponen el espíritu del juego limpio. El llamado del máximo organismo mundial fue hecho público la semana pasada por la dirigencia de la Femexfut, pero no le generó reacción para echar atrás sus iniciativas.

La Femexfut en el pecado llevará la penitencia, ya que su caso llegó al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), el que le notificó que tiene una demanda de los clubes del Ascenso MX: Leones Negros, Venados y Correcaminos.

El riesgo de su juego sucio contra el bienestar y progreso del balompié nacional es que pudiera perderla y verse obligada a pagar al menos 60 millones de dólares, 20 por equipo.