/ miércoles 29 de agosto de 2018

Burocracia permanente, ¿tentación de MORENA? “Teoría de las élites”

En honor a mi amigo entrañable Federico Barbosa en su partida, con solidaridad y respeto.

Empezamos con algo un poco tedioso, con teoría política pero vale la pena repasarla. Dicen teóricos de la ciencia política y especialistas en partidos políticos, que existe una nueva forma de interpretar los fenómenos sociales, en franca oposición a las teorías liberal-democrática y marxista y esta es: “la teoría de las élites”, que concibe a la circulación de las élites como la esencia real de la historia.

Debido a la falta de líderes capaces, sigue siendo imprescindible analizar la teoría de las élites, la necesidad de educar en la moralidad y en la eficacia de la acción política a los hombres llamados a dirigir y gobernar, la falta de cualidades y valores, ha hecho fracasar a los liderazgos del gobierno actual.

Se ha señalado la urgencia de líderes responsables, eficaces, comprometidos con su sociedad, eficientes, honestos, cultos y capaces de regir los destinos de la sociedad, independientemente del régimen político, tipo de gobierno o partido que represente.

Una expresión conservadora de ella es que plantea un cambio lento, gradual y controlado desde arriba, sin reconocerse las virtudes del método electoral como mecanismo de cambio de la clase en el poder, en México, fue reconocido hasta el resultado de la elección del 1 de julio pasado.

La teoría de las élites afirma que en todas las sociedades la dirección política, administrativa, militar, religiosa, económica y moral es ejercida por una minoría organizada, es más antigua de lo que se cree.

Maquiavelo afirmó en sus "Discursos" que en cualquier ciudad, no importa como esté ordenada, en los niveles de comando hay apenas unas cuantas personas. Saint-Simón estableció que la dirección política debe estar confiada a quienes tienen la capacidad de hacer progresar la ciencia y conducir la producción económica, Comte Alumno de Saint-Simon, el mando de la sociedad debía corresponder a una aristocracia científica. Taine la Revolución Francesa de 1789, se dio como necesidad de renovar a la aristocracia anterior, que había perdido las aptitudes para el comando.

Las clases políticas se forman según dos tendencias: la aristocrática, que se gesta desde arriba, y la democrática, que proviene de abajo. En México la mayoría de los gobiernos han sido del primer ejemplo, aun con elecciones, pero manipuladas por el poder en turno y sobre el segundo caso, la democrática, es la última elección en donde ganó Morena.

La primera se caracteriza por la organización militar burocrática y la segunda por la organización del sistema electoral. Esta última estimula un proceso de rotación o circulación de la élite controlada, ya que, por lo general, la clase política cuenta con los medios idóneos para orientar la voluntad de los electores.

Wilfredo Pareto, Gaetano Mosca y Robert Michels lograron compartir la teoría de las élites y el concepto de circulación de las élites de Pareto. La circulación de las élites es la sustancia real de la historia, la historia es un cementerio de aristocracias. Éstas se menguan en la calidad, disminuye en ellas la energía y modifican las circunstancias que les ayudaron a adueñarse del poder y la clase gobernante es restaurada, no sólo en número sino en calidad.

La tentación para Morena podría caer en crear su propia burocracia política, que podría traducirse en la élite que renueve a la anterior y pretenda permanecer en el poder, los pasos que nos alertan sobre este posible rumbo, fueron los acuerdos del consejo de Morena, celebrado hace un par de semanas, en donde la designación de líderes estatales y municipales desde el centro, la reelección hasta por nueve años de las dirigencia de los partidos y la creación de un instituto político nacional que forme a los nuevos cuadros con formación doctrinaria sólida y que dominen el aspecto programático y replicar esta idea en las entidades federativas.

Pasando a otra cosa, Manuel Clouthier tiene razón en que todo gobierno debe gastar menos de lo que se ingresa, pero le gana el hígado y se lanza contra el presidente electo, anunciando su populismo, será que las medidas populares o rescatar el compromiso de la élite gubernamental con la sociedad en general, rescatar a los 60 millones de mexicanos pobres, olvidados por los regímenes anteriores, por los no populistas, por los que respetan las reglas financieras internacionales aunque se endeuden sobremanera, y regalan los activos gubernamentales con altas ventajas personales o amarran contratos de gasolina con el exterior a cuenta de cancelar trabajos mexicanos, arriesgando medidas impopulares como el gasolinazo por ganarse algunos miles de millones de dólares.

Estos gobernantes, para Clouthier ¿no son populistas? Creo que con el avance del gobierno entrante se tendrá que revisar este concepto de populista, rl expresidente Obama le decía al Presidente Peña “yo soy populista” si se refiere a defender a la clase mayoritaria y protegerla desde el gobierno.

López Obrador es populista si pretende defender, desde el gobierno, a las clases más desprotegidas olvidadas por los últimos 6 gobiernos, y en buena hora que se defienda a este sector olvidado.



En honor a mi amigo entrañable Federico Barbosa en su partida, con solidaridad y respeto.

Empezamos con algo un poco tedioso, con teoría política pero vale la pena repasarla. Dicen teóricos de la ciencia política y especialistas en partidos políticos, que existe una nueva forma de interpretar los fenómenos sociales, en franca oposición a las teorías liberal-democrática y marxista y esta es: “la teoría de las élites”, que concibe a la circulación de las élites como la esencia real de la historia.

Debido a la falta de líderes capaces, sigue siendo imprescindible analizar la teoría de las élites, la necesidad de educar en la moralidad y en la eficacia de la acción política a los hombres llamados a dirigir y gobernar, la falta de cualidades y valores, ha hecho fracasar a los liderazgos del gobierno actual.

Se ha señalado la urgencia de líderes responsables, eficaces, comprometidos con su sociedad, eficientes, honestos, cultos y capaces de regir los destinos de la sociedad, independientemente del régimen político, tipo de gobierno o partido que represente.

Una expresión conservadora de ella es que plantea un cambio lento, gradual y controlado desde arriba, sin reconocerse las virtudes del método electoral como mecanismo de cambio de la clase en el poder, en México, fue reconocido hasta el resultado de la elección del 1 de julio pasado.

La teoría de las élites afirma que en todas las sociedades la dirección política, administrativa, militar, religiosa, económica y moral es ejercida por una minoría organizada, es más antigua de lo que se cree.

Maquiavelo afirmó en sus "Discursos" que en cualquier ciudad, no importa como esté ordenada, en los niveles de comando hay apenas unas cuantas personas. Saint-Simón estableció que la dirección política debe estar confiada a quienes tienen la capacidad de hacer progresar la ciencia y conducir la producción económica, Comte Alumno de Saint-Simon, el mando de la sociedad debía corresponder a una aristocracia científica. Taine la Revolución Francesa de 1789, se dio como necesidad de renovar a la aristocracia anterior, que había perdido las aptitudes para el comando.

Las clases políticas se forman según dos tendencias: la aristocrática, que se gesta desde arriba, y la democrática, que proviene de abajo. En México la mayoría de los gobiernos han sido del primer ejemplo, aun con elecciones, pero manipuladas por el poder en turno y sobre el segundo caso, la democrática, es la última elección en donde ganó Morena.

La primera se caracteriza por la organización militar burocrática y la segunda por la organización del sistema electoral. Esta última estimula un proceso de rotación o circulación de la élite controlada, ya que, por lo general, la clase política cuenta con los medios idóneos para orientar la voluntad de los electores.

Wilfredo Pareto, Gaetano Mosca y Robert Michels lograron compartir la teoría de las élites y el concepto de circulación de las élites de Pareto. La circulación de las élites es la sustancia real de la historia, la historia es un cementerio de aristocracias. Éstas se menguan en la calidad, disminuye en ellas la energía y modifican las circunstancias que les ayudaron a adueñarse del poder y la clase gobernante es restaurada, no sólo en número sino en calidad.

La tentación para Morena podría caer en crear su propia burocracia política, que podría traducirse en la élite que renueve a la anterior y pretenda permanecer en el poder, los pasos que nos alertan sobre este posible rumbo, fueron los acuerdos del consejo de Morena, celebrado hace un par de semanas, en donde la designación de líderes estatales y municipales desde el centro, la reelección hasta por nueve años de las dirigencia de los partidos y la creación de un instituto político nacional que forme a los nuevos cuadros con formación doctrinaria sólida y que dominen el aspecto programático y replicar esta idea en las entidades federativas.

Pasando a otra cosa, Manuel Clouthier tiene razón en que todo gobierno debe gastar menos de lo que se ingresa, pero le gana el hígado y se lanza contra el presidente electo, anunciando su populismo, será que las medidas populares o rescatar el compromiso de la élite gubernamental con la sociedad en general, rescatar a los 60 millones de mexicanos pobres, olvidados por los regímenes anteriores, por los no populistas, por los que respetan las reglas financieras internacionales aunque se endeuden sobremanera, y regalan los activos gubernamentales con altas ventajas personales o amarran contratos de gasolina con el exterior a cuenta de cancelar trabajos mexicanos, arriesgando medidas impopulares como el gasolinazo por ganarse algunos miles de millones de dólares.

Estos gobernantes, para Clouthier ¿no son populistas? Creo que con el avance del gobierno entrante se tendrá que revisar este concepto de populista, rl expresidente Obama le decía al Presidente Peña “yo soy populista” si se refiere a defender a la clase mayoritaria y protegerla desde el gobierno.

López Obrador es populista si pretende defender, desde el gobierno, a las clases más desprotegidas olvidadas por los últimos 6 gobiernos, y en buena hora que se defienda a este sector olvidado.