/ miércoles 7 de marzo de 2018

Caras y Máscaras

Importación de maíz: no hay mal que por bien no venga


Ante la posibilidad de que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pueda afectar el suministro de maíz procedente de Estados Unidos, en 2017 los compradores mexicanos importaron de Brasil 10 veces más que en 2016.

El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, alentó el año pasado a los principales compradores de cereales del país a explorar el maíz sudamericano para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones del TLCAN, señalando que el país necesitaba un plan B en caso de que Washington se retirara del acuerdo comercial.

En respuesta, compradores mexicanos importaron más de 583 mil toneladas métricas de maíz brasileño en 2017, un alza de 970 por ciento respecto al año anterior, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de México. Brasil tiene la ventaja de poder cultivar dos cosechas por año debido a un clima más favorable y algunos compradores no solo encontraron el maíz más barato en Brasil, sino también de mejor calidad.

De acuerdo con una nota de Reuters -agencia de noticias con sede en el Reino Unido- reproducida en varios medios de circulación nacional, México ha sido durante mucho tiempo el primer importador de maíz de Estados Unidos, pero los mexicanos están cambiando al maíz brasileño para reducir la dependencia habida por décadas de los suministros estadounidenses del grano, tal hecho podría perjudicar aún más al agobiado sector agrícola estadunidense que enfrenta los bajos precios de los cereales y la creciente amenaza competitiva de América del Sur.

Agricultores, procesadores de alimentos y comerciantes de granos de Estados Unidos han pasado meses tratando de evitar que los acuerdos y las relaciones comerciales se rompan si el TLCAN se acaba, han luchado por mantener sus ventajas comerciales desde que Trump asumió el poder, deseosos de retener el acceso libre o de bajos aranceles cuando comercian con México, Canadá y otros países.

La mayoría de las grandes empresas agrícolas y grupos comerciales dedicados al suministro de alimentos básicos están en favor del TLCAN, ya que el fin de este, dicen, llevaría a un alza en los aranceles a los granos, perjudicando a un importante grupo de electores que llevó a Trump al poder y a quienes preocupan en mayor medida las repercusiones a largo plazo de la pérdida de participación de mercado, pues, una vez que los compradores mexicanos forjen nuevas redes, recuperar el negocio será difícil, aunque las relaciones comerciales con Estados Unidos fueran mejores.

No obstante lo anterior, la agencia mencionada destaca, también, que pese al aumento del flujo del grano proveniente de Brasil las exportaciones de maíz de Estados Unidos hacia México de 2016 a 2017 subieron 6.6 por ciento para compensar el impacto de la sequía que afectó la producción local del grano y satisfacer el aumento del consumo pecuario para la producción de cerdo, pollo y huevo.

Conforme a los datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), a diciembre del 2017 México importó más de 15 millones 262 mil toneladas de maíz, con un valor de 2 mil 546 millones de dólares, de los cuales 14 millones 319 mil toneladas y 2 mil 337 millones de dólares correspondieron al maíz amarillo (para consumo pecuario e industrial) y 943 mil toneladas y 208 millones de dólares al maíz blanco (para consumo humano).

De acuerdo con un pronóstico de la Sagarpa, la balanza disponibilidad-consumo de maíz blanco prevista para el año comercial octubre 2016-septiembre 2017 fue de 25.6 millones de toneladas, de las cuales 23.3 millones serían de producción nacional -lo que representaría un aumento de 4.7 por ciento respecto al periodo anterior-, 1.5 serían de inventario inicial y el resto 800 mil toneladas de compras al exterior.

La demanda de maíz blanco, integrada por un consumo humano de 12.5 millones de toneladas, 4.4 millones de autoconsumo y 4.4 millones de consumo pecuario, entre otros rubros al estar prácticamente cubierta por la producción nacional fortalece la autosuficiencia en la producción de este grano básico para la alimentación de los mexicanos.

Las importaciones de Brasil y de Argentina “ya se veían venir” por la diversificación de mercados que busca México y también porque ambos países registran récords en la producción de dicho grano básico, así que ofrecen precios competitivos a los importadores mexicanos pese a los costos de distancia.

Sudamérica representa una fuente alternativa para México en el abasto de maíz amarillo, utilizado para el sector pecuario, alternativa que puede desarrollarse y reducir nuestra histórica dependencia del maíz estadounidense.

De desaparecer el TLCAN México debe tomar medidas para incrementar su producción en granos básicos, en particular de maíz, en lugar de cambiar la dependencia que tiene al respecto con Estados Unidos por importaciones de otros países, como Argentina y Brasil.

No se trata de cambiar la dependencia de un país a otro –opinan los especialistas en producción agropecuaria-, sino de lograr la independencia y autosuficiencia alimentaria, reactivar la producción interna de alimentos para generar empleos, ingresos y oportunidades para los jóvenes y también evitar que la gente recurra a la migración o al crimen organizado. Ya tenemos 22 años y 9 meses de malas experiencias con el modelo de dependencia alimentaria y abandono del campo mexicano.

La suficiencia alimentaria en maíz puede alcanzarse con semillas mexicanas nativas y mejoradas, sin transgénicos, privilegiando la diversidad genética, la agricultura de subsistencia, tradicional y comercial, por medio de empresas mexicanas con asesoría técnica y aprovechando la experiencia de investigadores y productores mexicanos.

Importación de maíz: no hay mal que por bien no venga


Ante la posibilidad de que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pueda afectar el suministro de maíz procedente de Estados Unidos, en 2017 los compradores mexicanos importaron de Brasil 10 veces más que en 2016.

El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, alentó el año pasado a los principales compradores de cereales del país a explorar el maíz sudamericano para fortalecer su posición en la mesa de negociaciones del TLCAN, señalando que el país necesitaba un plan B en caso de que Washington se retirara del acuerdo comercial.

En respuesta, compradores mexicanos importaron más de 583 mil toneladas métricas de maíz brasileño en 2017, un alza de 970 por ciento respecto al año anterior, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de México. Brasil tiene la ventaja de poder cultivar dos cosechas por año debido a un clima más favorable y algunos compradores no solo encontraron el maíz más barato en Brasil, sino también de mejor calidad.

De acuerdo con una nota de Reuters -agencia de noticias con sede en el Reino Unido- reproducida en varios medios de circulación nacional, México ha sido durante mucho tiempo el primer importador de maíz de Estados Unidos, pero los mexicanos están cambiando al maíz brasileño para reducir la dependencia habida por décadas de los suministros estadounidenses del grano, tal hecho podría perjudicar aún más al agobiado sector agrícola estadunidense que enfrenta los bajos precios de los cereales y la creciente amenaza competitiva de América del Sur.

Agricultores, procesadores de alimentos y comerciantes de granos de Estados Unidos han pasado meses tratando de evitar que los acuerdos y las relaciones comerciales se rompan si el TLCAN se acaba, han luchado por mantener sus ventajas comerciales desde que Trump asumió el poder, deseosos de retener el acceso libre o de bajos aranceles cuando comercian con México, Canadá y otros países.

La mayoría de las grandes empresas agrícolas y grupos comerciales dedicados al suministro de alimentos básicos están en favor del TLCAN, ya que el fin de este, dicen, llevaría a un alza en los aranceles a los granos, perjudicando a un importante grupo de electores que llevó a Trump al poder y a quienes preocupan en mayor medida las repercusiones a largo plazo de la pérdida de participación de mercado, pues, una vez que los compradores mexicanos forjen nuevas redes, recuperar el negocio será difícil, aunque las relaciones comerciales con Estados Unidos fueran mejores.

No obstante lo anterior, la agencia mencionada destaca, también, que pese al aumento del flujo del grano proveniente de Brasil las exportaciones de maíz de Estados Unidos hacia México de 2016 a 2017 subieron 6.6 por ciento para compensar el impacto de la sequía que afectó la producción local del grano y satisfacer el aumento del consumo pecuario para la producción de cerdo, pollo y huevo.

Conforme a los datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), a diciembre del 2017 México importó más de 15 millones 262 mil toneladas de maíz, con un valor de 2 mil 546 millones de dólares, de los cuales 14 millones 319 mil toneladas y 2 mil 337 millones de dólares correspondieron al maíz amarillo (para consumo pecuario e industrial) y 943 mil toneladas y 208 millones de dólares al maíz blanco (para consumo humano).

De acuerdo con un pronóstico de la Sagarpa, la balanza disponibilidad-consumo de maíz blanco prevista para el año comercial octubre 2016-septiembre 2017 fue de 25.6 millones de toneladas, de las cuales 23.3 millones serían de producción nacional -lo que representaría un aumento de 4.7 por ciento respecto al periodo anterior-, 1.5 serían de inventario inicial y el resto 800 mil toneladas de compras al exterior.

La demanda de maíz blanco, integrada por un consumo humano de 12.5 millones de toneladas, 4.4 millones de autoconsumo y 4.4 millones de consumo pecuario, entre otros rubros al estar prácticamente cubierta por la producción nacional fortalece la autosuficiencia en la producción de este grano básico para la alimentación de los mexicanos.

Las importaciones de Brasil y de Argentina “ya se veían venir” por la diversificación de mercados que busca México y también porque ambos países registran récords en la producción de dicho grano básico, así que ofrecen precios competitivos a los importadores mexicanos pese a los costos de distancia.

Sudamérica representa una fuente alternativa para México en el abasto de maíz amarillo, utilizado para el sector pecuario, alternativa que puede desarrollarse y reducir nuestra histórica dependencia del maíz estadounidense.

De desaparecer el TLCAN México debe tomar medidas para incrementar su producción en granos básicos, en particular de maíz, en lugar de cambiar la dependencia que tiene al respecto con Estados Unidos por importaciones de otros países, como Argentina y Brasil.

No se trata de cambiar la dependencia de un país a otro –opinan los especialistas en producción agropecuaria-, sino de lograr la independencia y autosuficiencia alimentaria, reactivar la producción interna de alimentos para generar empleos, ingresos y oportunidades para los jóvenes y también evitar que la gente recurra a la migración o al crimen organizado. Ya tenemos 22 años y 9 meses de malas experiencias con el modelo de dependencia alimentaria y abandono del campo mexicano.

La suficiencia alimentaria en maíz puede alcanzarse con semillas mexicanas nativas y mejoradas, sin transgénicos, privilegiando la diversidad genética, la agricultura de subsistencia, tradicional y comercial, por medio de empresas mexicanas con asesoría técnica y aprovechando la experiencia de investigadores y productores mexicanos.