/ miércoles 18 de abril de 2018

Caras y Máscaras

Los bergantines, naves clave en la caída de Tenochtitlán

El bergantín es un medio de transporte acuático (marítimo o lacustre) que se clasifica como barca de vela y como buque de guerra. Es una nave de dos palos: el mayor y el trinquete, con bauprés y velas cuadradas. Trinquete se denomina al palo que se arbola inmediato a la proa y el bauprés es uno de los mástiles, concretamente el que sale casi horizontalmente por la proa.

El bergantín -que podía transportar hasta 25 hombres (1 capitán, 1 timonel, 6 remeros de cada lado y 11 soldados)-, surgió en el siglo XVI y prevaleció de manera generalizada hasta el siglo XIX; la rapidez, la agilidad en las maniobras y la adecuación para el transporte de personas y objetos fueron sus ventajas predominantes. Los bergantines se emplearon tanto para actividades mercantiles como bélicas, debido a su gran velocidad, que les permitía escapar de los corsarios y dar alcance con celeridad a cualquier navío.

Uno de los episodios más dramáticos vividos por los españoles en su afán de conquistar la gran Tenochtitlán, fue “la noche triste”, pues en su intento de huir de la crispada ciudad con motivo del asesinato de Moctezuma y la brutalidad con la que Pedro de Alvarado masacró a la nobleza mexica en el Templo Mayor, los guerreros aztecas dieron muerte a 400 hispanos y a más de mil de sus aliados indígenas.

Cortés en los primeros días de julio de 1520 se refugió en Tlaxcala, sus soldados curaron sus heridas, reorganizó su ejército, sometió a pueblos tributarios de los mexicas y decidió realizar una nueva acometida a la sede imperial, sitiándola por el entorno lacustre para lo cual ordenó la construcción de trece bergantines.

El maestre de flota español, Martín López, dirigió el corte de los árboles y la fabricación de la tablazón que se hizo en Tlaxcala y su correspondiente traslado a Texcoco. Los tlaxcaltecas construyeron los 13 bergantines con madera de la región de Tlaxco. Estos fueran ensamblados y botados en diques construidos a lo largo del río Zahuapan, posteriormente desarmados y transportados por 8 mil tamemes (cargadores en náhuatl) hacía el lago de Texcoco donde son nuevamente fueron ensamblados y calafateados para atacar la Gran Tenochtitlan por agua, al mismo tiempo que se haría por tierra.

Actualmente, en un pequeño parque cerca de la calle Benito Juárez, en la ciudad de Texcoco, Estado de México, se encuentra un pilar conocido como “el puerto de los bergantines”, donde se dice que Cortés amarró sus barcos. Este es un punto limítrofe entre la hacienda de Chapingo y Texcoco. A inicios del siglo XIX el sitio era llamado “Puente de los Bergantines”, ya que los vestigios anteriores al pilar semejaban un puente. Hoy el lugar es tierra firme, pues la laguna se ha retirado a gran distancia, aún más, este sitio tampoco en el pasado fue la orilla del lago de Texcoco, sino uno de los muchos canales desde los cuales los indígenas salían al lago precisamente.

Dos expresiones dan testimonio de la trascendencia histórica de este lugar: “Puente de los Bergantines, donde Cortés botó las naves para la toma de la capital azteca” y “En un atardecer texcocano... se hundió para siempre detrás de las montañas el Quinto Sol de los Mexicas”.

El día 28 de abril de 1521, después de una misa, tuvo lugar la ceremonia para botar los 13 bergantines, los cuales previamente fueron llenados de armas y provisiones, como ordenó Cortés se hiciera...

Las crónicas dan cuenta del drama: “Tenochtitlan pierde el ánimo necesario para soportar al asedio; los pueblos que le proveían comida ahora son parte de sus enemigos y el acueducto que va de Chapultepec hasta la ciudad, único surtidor de agua dulce, es destruido. En las noches cada vez son menos las canoas que llegan con agua potable, capulines y de ésta cosa enfermaron y murieron muchos...”.

“En el primer encuentro, los guerreros mexicas no atacaron porque sus canoas no estaban armadas y sólo servían para transportar a los guerreros quienes combatían en tierra, y aunque durante el segundo encuentro tiraron flechas con sus arcos, piedras y proyectiles con su atlatl (lanzadardos), los españoles respondieron con sus ballestas, arcabuces y con los pequeños cañones de bronce que las naves llevaban instalados en la proa, matando a un gran número de guerreros mexicas”.

“El barrio de Tlatelolco es el último reducto. El 12 de agosto, al mando de Pedro de Alvarado se origina una masacre, era casi imposible dar un paso sin pisar cadáveres y cuerpos despedazados. A pesar de la hecatombe la artillería sigue disparando y los soldados destrozan a los habitantes. Cortés escribe: “…cesó la guerra, a la cual plugo a Dios Nuestro Señor dar conclusión el martes, día de san Hipólito, que fue 13 de agosto de 1521 años”.

En la ciudad de Tlaxcala, en la comunidad de Atempa, existe un monumento que recuerda que en este lugar estuvo el astillero donde se construyeron los bergantines y cerca la represa del río Zahuapan donde se probaron. En el Museo de América ubicado en Madrid, España, existe una pintura que representa el transporte de los bergantines a Texcoco.

Los bergantines, naves clave en la caída de Tenochtitlán

El bergantín es un medio de transporte acuático (marítimo o lacustre) que se clasifica como barca de vela y como buque de guerra. Es una nave de dos palos: el mayor y el trinquete, con bauprés y velas cuadradas. Trinquete se denomina al palo que se arbola inmediato a la proa y el bauprés es uno de los mástiles, concretamente el que sale casi horizontalmente por la proa.

El bergantín -que podía transportar hasta 25 hombres (1 capitán, 1 timonel, 6 remeros de cada lado y 11 soldados)-, surgió en el siglo XVI y prevaleció de manera generalizada hasta el siglo XIX; la rapidez, la agilidad en las maniobras y la adecuación para el transporte de personas y objetos fueron sus ventajas predominantes. Los bergantines se emplearon tanto para actividades mercantiles como bélicas, debido a su gran velocidad, que les permitía escapar de los corsarios y dar alcance con celeridad a cualquier navío.

Uno de los episodios más dramáticos vividos por los españoles en su afán de conquistar la gran Tenochtitlán, fue “la noche triste”, pues en su intento de huir de la crispada ciudad con motivo del asesinato de Moctezuma y la brutalidad con la que Pedro de Alvarado masacró a la nobleza mexica en el Templo Mayor, los guerreros aztecas dieron muerte a 400 hispanos y a más de mil de sus aliados indígenas.

Cortés en los primeros días de julio de 1520 se refugió en Tlaxcala, sus soldados curaron sus heridas, reorganizó su ejército, sometió a pueblos tributarios de los mexicas y decidió realizar una nueva acometida a la sede imperial, sitiándola por el entorno lacustre para lo cual ordenó la construcción de trece bergantines.

El maestre de flota español, Martín López, dirigió el corte de los árboles y la fabricación de la tablazón que se hizo en Tlaxcala y su correspondiente traslado a Texcoco. Los tlaxcaltecas construyeron los 13 bergantines con madera de la región de Tlaxco. Estos fueran ensamblados y botados en diques construidos a lo largo del río Zahuapan, posteriormente desarmados y transportados por 8 mil tamemes (cargadores en náhuatl) hacía el lago de Texcoco donde son nuevamente fueron ensamblados y calafateados para atacar la Gran Tenochtitlan por agua, al mismo tiempo que se haría por tierra.

Actualmente, en un pequeño parque cerca de la calle Benito Juárez, en la ciudad de Texcoco, Estado de México, se encuentra un pilar conocido como “el puerto de los bergantines”, donde se dice que Cortés amarró sus barcos. Este es un punto limítrofe entre la hacienda de Chapingo y Texcoco. A inicios del siglo XIX el sitio era llamado “Puente de los Bergantines”, ya que los vestigios anteriores al pilar semejaban un puente. Hoy el lugar es tierra firme, pues la laguna se ha retirado a gran distancia, aún más, este sitio tampoco en el pasado fue la orilla del lago de Texcoco, sino uno de los muchos canales desde los cuales los indígenas salían al lago precisamente.

Dos expresiones dan testimonio de la trascendencia histórica de este lugar: “Puente de los Bergantines, donde Cortés botó las naves para la toma de la capital azteca” y “En un atardecer texcocano... se hundió para siempre detrás de las montañas el Quinto Sol de los Mexicas”.

El día 28 de abril de 1521, después de una misa, tuvo lugar la ceremonia para botar los 13 bergantines, los cuales previamente fueron llenados de armas y provisiones, como ordenó Cortés se hiciera...

Las crónicas dan cuenta del drama: “Tenochtitlan pierde el ánimo necesario para soportar al asedio; los pueblos que le proveían comida ahora son parte de sus enemigos y el acueducto que va de Chapultepec hasta la ciudad, único surtidor de agua dulce, es destruido. En las noches cada vez son menos las canoas que llegan con agua potable, capulines y de ésta cosa enfermaron y murieron muchos...”.

“En el primer encuentro, los guerreros mexicas no atacaron porque sus canoas no estaban armadas y sólo servían para transportar a los guerreros quienes combatían en tierra, y aunque durante el segundo encuentro tiraron flechas con sus arcos, piedras y proyectiles con su atlatl (lanzadardos), los españoles respondieron con sus ballestas, arcabuces y con los pequeños cañones de bronce que las naves llevaban instalados en la proa, matando a un gran número de guerreros mexicas”.

“El barrio de Tlatelolco es el último reducto. El 12 de agosto, al mando de Pedro de Alvarado se origina una masacre, era casi imposible dar un paso sin pisar cadáveres y cuerpos despedazados. A pesar de la hecatombe la artillería sigue disparando y los soldados destrozan a los habitantes. Cortés escribe: “…cesó la guerra, a la cual plugo a Dios Nuestro Señor dar conclusión el martes, día de san Hipólito, que fue 13 de agosto de 1521 años”.

En la ciudad de Tlaxcala, en la comunidad de Atempa, existe un monumento que recuerda que en este lugar estuvo el astillero donde se construyeron los bergantines y cerca la represa del río Zahuapan donde se probaron. En el Museo de América ubicado en Madrid, España, existe una pintura que representa el transporte de los bergantines a Texcoco.