/ miércoles 3 de julio de 2019

CARAS Y MÁSCARAS

Arte mudéjar en Tlaxcala

En el año 711 los musulmanes ocuparon casi todo el territorio de la España actual. Únicamente la región montañosa del norte quedó libre de invasores. Desde allí los cristianos iniciaron la reconquista de su espacio. En 1492, la toma de Granada, el último bastión musulmán, por los reyes católicos Fernando e Isabel, culminó la reconquista.

Durante el avance de los reinos cristianos estos integraron a muchos musulmanes. El término mudéjar significa “aquel a quien le es permitido quedarse”. Así, la palabra “mudéjar” designa a los musulmanes que mantuvieron su morada en el territorio reconquistado por los cristianos.

El arte mudéjar fue creado por los mudéjares, quienes, a cambio de un impuesto, conservaron su religión y su situación jurídica. Desde luego, también lo practicaron los cristianos que aprendieron las técnicas propias del arte musulmán.

En síntesis, el mudéjar se desarrolla en los reinos cristianos de la península ibérica. Florece entre los siglos XII a XVI. Es consecuencia de la convivencia entre cristianos y musulmanes e incorpora influencias, elementos y materiales de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) por una parte, y musulmanas, por otra.

El término “arte mudéjar” fue empleado por vez primera por José Amador de los Ríos en 1859, quien tituló “El estilo mudéjar en arquitectura” su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Los carpinteros mudéjares, herederos de la fecunda tradición artesanal andalusí, dejaron magníficos ejemplos de su destreza: bellas muestras de mobiliario, especialmente puertas decoradas con lacerías (adornos con bandas entrelazadas) y las techumbres donde la carpintería mudéjar alcanzó su mejor expresión.

El arte mudéjar no es un estilo artístico unitario, pues posee características peculiares según la región que lo adoptó: toledano, leonés, aragonés y andaluz.

La cultura árabe y especialmente la arquitectura mudéjar se han manifestado en diversas regiones de Europa y América. Desde la península ibérica viajó al continente americano. En países como México, Bolivia, Chile y Colombia es notable su influencia.

En la Nueva España hubo una acelerada construcción de edificios, principalmente religiosos, pero no de estilo propiamente mudéjar a la manera de los españoles, aunque sí con diferentes elementos mudéjares tanto formales como estructurales.

El arte mudéjar se caracteriza por la utilización de materiales blandos como ladrillo, yeso, cerámica y madera, que facilitan la profusión de elementos arquitectónicos y temas decorativos. La ornamentación cubre toda la superficie con sebka o paños de arquillos entrecruzados, composiciones geométricas con lacerías, estrellas y vegetales estilizados o empleo de cerámica vidriada.

Muros de ladrillo y yeso, arcos de herradura, techumbres de madera o suelos de azulejos se combinaron con los estilos de la arquitectura occidental: el románico y el gótico, el renacimiento y más tarde el barroco.

Una de las aportaciones mudéjares estructurales más importantes fue el sistema de cubiertas (techos) de madera. Los primeros templos fueron construidos con cubiertas de madera por ser dicho material ligero, abundante, y de cierta facilidad constructiva. Asimismo, por estar en una zona sísmica, las cubiertas de madera tenían una mejor respuesta a los temblores.

La larga serie existente de alfarjes (techumbre plana de madera labrada y ornamentada) y la diversa tipología de artesonado, armaduras a dos aguas o en forma de artesa invertida, además de aligerar sustancialmente el peso de la cubierta, permitió plasmar los típicos motivos abstractos y geométricos propios de la estética musulmana

Desafortunadamente un gran número de cubiertas de madera, de alfarjes, se perdieron por incendio, falta de mantenimiento y abandono, por lo que fueron sustituidas por bóvedas, que requieren un menor mantenimiento y tienen un periodo de vida útil mayor.

Otro elemento árabe que perdura hasta nuestros días, relacionado con las cubiertas de madera son los canes que se usaron como apoyos de las vigas. Entre los canes generalmente hay aliceres o tableros decorados. En las fundaciones franciscanas existen, rematando los canes en la parte inferior y superior, molduras de madera en forma de cordón franciscano, que corren perimetralmente entre can y can.

Los pies derechos de madera, otro elemento constructivo árabe, se encuentran en los edificios de la época virreinal como apoyos verticales, generalmente rematados con zapatas que reciben las vigas a manera de capitel, sostienen los entrepisos de coros, sirven como elementos soportantes en claustros e inclusive son los apoyos centrales en las cubiertas de madera en algunos templos. También suelen encontrarse en los pórticos (portales) de casas y de plazas.

El alfiz es otro elemento mudéjar que se repite constantemente en la arquitectura del siglo XVI. Lo encontramos en gran número de portadas de iglesias, enmarcando las puertas principales, ventanas simples o ajimezadas.

La decoración de lazo, tan característica de la arquitectura mudéjar, la encontramos principalmente en las cubiertas de madera, como en Tlaxcala y Huejotzingo en Puebla.

La mano de obra que edificó los grandes complejos conventuales virreinales no fue la de los mudéjares sino la de los indígenas, quienes se destacaron por ser buenos trabajadores y aprendieron rápidamente las nuevas técnicas constructivas. Incluso, la aportación indígena en la realización de los edificios de influencia mudéjar no fue solamente de mano de obra, sino también de aspectos técnicos, ya que ellos conocían los materiales de cada región, así como las condiciones climáticas y sísmicas.

Arte mudéjar en Tlaxcala

En el año 711 los musulmanes ocuparon casi todo el territorio de la España actual. Únicamente la región montañosa del norte quedó libre de invasores. Desde allí los cristianos iniciaron la reconquista de su espacio. En 1492, la toma de Granada, el último bastión musulmán, por los reyes católicos Fernando e Isabel, culminó la reconquista.

Durante el avance de los reinos cristianos estos integraron a muchos musulmanes. El término mudéjar significa “aquel a quien le es permitido quedarse”. Así, la palabra “mudéjar” designa a los musulmanes que mantuvieron su morada en el territorio reconquistado por los cristianos.

El arte mudéjar fue creado por los mudéjares, quienes, a cambio de un impuesto, conservaron su religión y su situación jurídica. Desde luego, también lo practicaron los cristianos que aprendieron las técnicas propias del arte musulmán.

En síntesis, el mudéjar se desarrolla en los reinos cristianos de la península ibérica. Florece entre los siglos XII a XVI. Es consecuencia de la convivencia entre cristianos y musulmanes e incorpora influencias, elementos y materiales de las corrientes artísticas cristianas (románicas, góticas y renacentistas) por una parte, y musulmanas, por otra.

El término “arte mudéjar” fue empleado por vez primera por José Amador de los Ríos en 1859, quien tituló “El estilo mudéjar en arquitectura” su discurso de ingreso a la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Los carpinteros mudéjares, herederos de la fecunda tradición artesanal andalusí, dejaron magníficos ejemplos de su destreza: bellas muestras de mobiliario, especialmente puertas decoradas con lacerías (adornos con bandas entrelazadas) y las techumbres donde la carpintería mudéjar alcanzó su mejor expresión.

El arte mudéjar no es un estilo artístico unitario, pues posee características peculiares según la región que lo adoptó: toledano, leonés, aragonés y andaluz.

La cultura árabe y especialmente la arquitectura mudéjar se han manifestado en diversas regiones de Europa y América. Desde la península ibérica viajó al continente americano. En países como México, Bolivia, Chile y Colombia es notable su influencia.

En la Nueva España hubo una acelerada construcción de edificios, principalmente religiosos, pero no de estilo propiamente mudéjar a la manera de los españoles, aunque sí con diferentes elementos mudéjares tanto formales como estructurales.

El arte mudéjar se caracteriza por la utilización de materiales blandos como ladrillo, yeso, cerámica y madera, que facilitan la profusión de elementos arquitectónicos y temas decorativos. La ornamentación cubre toda la superficie con sebka o paños de arquillos entrecruzados, composiciones geométricas con lacerías, estrellas y vegetales estilizados o empleo de cerámica vidriada.

Muros de ladrillo y yeso, arcos de herradura, techumbres de madera o suelos de azulejos se combinaron con los estilos de la arquitectura occidental: el románico y el gótico, el renacimiento y más tarde el barroco.

Una de las aportaciones mudéjares estructurales más importantes fue el sistema de cubiertas (techos) de madera. Los primeros templos fueron construidos con cubiertas de madera por ser dicho material ligero, abundante, y de cierta facilidad constructiva. Asimismo, por estar en una zona sísmica, las cubiertas de madera tenían una mejor respuesta a los temblores.

La larga serie existente de alfarjes (techumbre plana de madera labrada y ornamentada) y la diversa tipología de artesonado, armaduras a dos aguas o en forma de artesa invertida, además de aligerar sustancialmente el peso de la cubierta, permitió plasmar los típicos motivos abstractos y geométricos propios de la estética musulmana

Desafortunadamente un gran número de cubiertas de madera, de alfarjes, se perdieron por incendio, falta de mantenimiento y abandono, por lo que fueron sustituidas por bóvedas, que requieren un menor mantenimiento y tienen un periodo de vida útil mayor.

Otro elemento árabe que perdura hasta nuestros días, relacionado con las cubiertas de madera son los canes que se usaron como apoyos de las vigas. Entre los canes generalmente hay aliceres o tableros decorados. En las fundaciones franciscanas existen, rematando los canes en la parte inferior y superior, molduras de madera en forma de cordón franciscano, que corren perimetralmente entre can y can.

Los pies derechos de madera, otro elemento constructivo árabe, se encuentran en los edificios de la época virreinal como apoyos verticales, generalmente rematados con zapatas que reciben las vigas a manera de capitel, sostienen los entrepisos de coros, sirven como elementos soportantes en claustros e inclusive son los apoyos centrales en las cubiertas de madera en algunos templos. También suelen encontrarse en los pórticos (portales) de casas y de plazas.

El alfiz es otro elemento mudéjar que se repite constantemente en la arquitectura del siglo XVI. Lo encontramos en gran número de portadas de iglesias, enmarcando las puertas principales, ventanas simples o ajimezadas.

La decoración de lazo, tan característica de la arquitectura mudéjar, la encontramos principalmente en las cubiertas de madera, como en Tlaxcala y Huejotzingo en Puebla.

La mano de obra que edificó los grandes complejos conventuales virreinales no fue la de los mudéjares sino la de los indígenas, quienes se destacaron por ser buenos trabajadores y aprendieron rápidamente las nuevas técnicas constructivas. Incluso, la aportación indígena en la realización de los edificios de influencia mudéjar no fue solamente de mano de obra, sino también de aspectos técnicos, ya que ellos conocían los materiales de cada región, así como las condiciones climáticas y sísmicas.