/ miércoles 31 de julio de 2019

CARAS Y MÁSCARAS

El padre Juan es un destacado difusor de la tlaxcaltequidad

Convencionalmente la tlaxcaltequidad puede definirse como la expresión cultural del conjunto de costumbres, tradiciones y valores propios de las personas originarias de Tlaxcala o descendientes de ellas.

Entre los componentes de ese conjunto se encuentran:

- El reconocimiento y agradecimiento a los esfuerzos de sus progenitores, padre y madre, para darles techo, alimentarlos, vestirlos, asistirlos en sus enfermedades, educarlos y, en general, apoyarlos para la satisfacción de sus necesidades.

- El respeto a las personas mayores.

- La solidaridad con sus parientes y coterráneos.

- Su decidido afán de superación personal, familiar y comunitario.

- La construcción y cuidado de sus viviendas.

- La organización vecinal para el mejoramiento de sus comunidades.

- La práctica y el mantenimiento de sus tradiciones religiosas, sus celebraciones familiares y comunitarias.

- Su gastronomía.

La expresión material de tales características identifica a los tlaxcaltecas entre los suyos y ante los ajenos. La tlaxcaltequidad es la base, el eje, de la identidad de los tlaxcaltecas, reconocida y aun admirada por propios y extraños.

Promotor de la cultura tlaxcalteca

Un practicante y, por tanto, un difusor de la tlaxcaltequidad, entre otros distinguidos personajes, es el sacerdote católico Juan Sánchez Hernández, que, dondequiera que ha estado para desempeñar su ministerio, ha propagado ostensiblemente los valores de la cultura tlaxcalteca.

El “padre Juan”, como lo llaman quienes lo conocen y estiman, con su incansable labor en el ámbito de sus quehaceres se ha ganado el reconocimiento y el cariño de sus familiares, amigos, feligreses y autoridades eclesiásticas y civiles que conocen su trayectoria personal y profesional.

Nació el 24 de noviembre de 1965 en el pueblo de Atotonilco, municipio de Tlaxco, estado de Tlaxcala. Su padre fue el señor Juan Sánchez Contreras y su madre es la señora Clara Hernández Sosa. Fue el mayor de 10 hermanos y el único dentro del medio religioso.

A los 12 años ingresó al seminario Nuestra Señora de Ocotlán y en 1987, a los 22 años, emigró a Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se ordenó como sacerdote en la catedral de ese lugar en 1994.

En abril de 2009 fue designado párroco en San Miguel Arcángel del municipio de Bustamante, Nuevo León, población que, habiendo sido fundada por tlaxcaltecas, anteriormente llevaba el nombre de San Miguel de Aguayo y nunca había contado con un cura nacido en Tlaxcala. A partir de entonces se intensificó la labor de promover la cultura tlaxcalteca al interior y exterior de ese municipio.

Desde su llegada a Bustamante su principal aportación y satisfacción ha sido “inculcar entre los ciudadanos la veneración al Señor de Tlaxcala, que es un cristo que llevaron indios tlaxcaltecas a ese lugar el 14 de diciembre de 1715.”

Los festejos del Señor de Tlaxcala se llevan a cabo del 28 de julio al 7 de agosto, días en que hay oficios religiosos especiales, eventos culturales, danzas de matachines, alfombras de Huamantla y grupos musicales. El 6 de agosto es uno de los días más importantes por ser el único día en el que la imagen se saca del templo y se lleva en peregrinación por las calles del pueblo.

En Bustamante la biblioteca lleva el nombre del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, junto al edificio de la presidencia municipal hay un monumento a los tlaxcaltecas de Tizatlán fundadores de la población, hay huertos de aguacate procedente de Tepeyanco, se produce pan de pulque y se comen quelites.

Actualmente el padre Juan es responsable de la Cuasi parroquia de San Juan Diego en Nuevo Laredo, lugar que le recuerda mucho sus inicios como sacerdote y donde puede influir para que se vaya creando el tejido social y se formen la iglesia y la comunidad parroquial.

XXV años de sacerdocio

El pasado 26 de abril Juan Sánchez Hernández celebró el XXV aniversario de su ordenación como sacerdote con una misa solemne oficiada por el obispo Enrique Sánchez y numerosos religiosos en la Catedral del Espíritu Santo, la misma donde fue ordenado.

Ese día agradeció a su familia presente y en especial a su madre que, a pesar de sus padecimientos viajó 1 200 kilómetros para acompañarlo en la celebración, junto con numerosos integrantes de la comunidad a la que atiende religiosamente.

En esa ocasión comentó que “Los tlaxcaltecas fueron misioneros y tienen sus vestigios desde Sudamérica, desde Perú, Centroamérica en Guatemala y todo lo que es México en especial el norte del país y más allá de esta frontera, como las misiones de Texas, Nuevo México y las altas Californias”. Explicó que “esos misioneros tlaxcaltecas han inspirado mucho su trabajo pastoral y lo aprendió estando en Bustamante al encontrarse con el Señor de Tlaxcala, que veneran también en la Catedral del Espíritu Santo”

El padre Juan extendió la celebración de sus XXV años de ordenación para compartirla, el pasado sábado 27 de los corrientes, con sus familiares, amigos y paisanos, en el Atotonilco de su niñez, de sus recuerdos y de la cultura heredada de sus ancestros. ¡Felicidades!

El padre Juan es un destacado difusor de la tlaxcaltequidad

Convencionalmente la tlaxcaltequidad puede definirse como la expresión cultural del conjunto de costumbres, tradiciones y valores propios de las personas originarias de Tlaxcala o descendientes de ellas.

Entre los componentes de ese conjunto se encuentran:

- El reconocimiento y agradecimiento a los esfuerzos de sus progenitores, padre y madre, para darles techo, alimentarlos, vestirlos, asistirlos en sus enfermedades, educarlos y, en general, apoyarlos para la satisfacción de sus necesidades.

- El respeto a las personas mayores.

- La solidaridad con sus parientes y coterráneos.

- Su decidido afán de superación personal, familiar y comunitario.

- La construcción y cuidado de sus viviendas.

- La organización vecinal para el mejoramiento de sus comunidades.

- La práctica y el mantenimiento de sus tradiciones religiosas, sus celebraciones familiares y comunitarias.

- Su gastronomía.

La expresión material de tales características identifica a los tlaxcaltecas entre los suyos y ante los ajenos. La tlaxcaltequidad es la base, el eje, de la identidad de los tlaxcaltecas, reconocida y aun admirada por propios y extraños.

Promotor de la cultura tlaxcalteca

Un practicante y, por tanto, un difusor de la tlaxcaltequidad, entre otros distinguidos personajes, es el sacerdote católico Juan Sánchez Hernández, que, dondequiera que ha estado para desempeñar su ministerio, ha propagado ostensiblemente los valores de la cultura tlaxcalteca.

El “padre Juan”, como lo llaman quienes lo conocen y estiman, con su incansable labor en el ámbito de sus quehaceres se ha ganado el reconocimiento y el cariño de sus familiares, amigos, feligreses y autoridades eclesiásticas y civiles que conocen su trayectoria personal y profesional.

Nació el 24 de noviembre de 1965 en el pueblo de Atotonilco, municipio de Tlaxco, estado de Tlaxcala. Su padre fue el señor Juan Sánchez Contreras y su madre es la señora Clara Hernández Sosa. Fue el mayor de 10 hermanos y el único dentro del medio religioso.

A los 12 años ingresó al seminario Nuestra Señora de Ocotlán y en 1987, a los 22 años, emigró a Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde se ordenó como sacerdote en la catedral de ese lugar en 1994.

En abril de 2009 fue designado párroco en San Miguel Arcángel del municipio de Bustamante, Nuevo León, población que, habiendo sido fundada por tlaxcaltecas, anteriormente llevaba el nombre de San Miguel de Aguayo y nunca había contado con un cura nacido en Tlaxcala. A partir de entonces se intensificó la labor de promover la cultura tlaxcalteca al interior y exterior de ese municipio.

Desde su llegada a Bustamante su principal aportación y satisfacción ha sido “inculcar entre los ciudadanos la veneración al Señor de Tlaxcala, que es un cristo que llevaron indios tlaxcaltecas a ese lugar el 14 de diciembre de 1715.”

Los festejos del Señor de Tlaxcala se llevan a cabo del 28 de julio al 7 de agosto, días en que hay oficios religiosos especiales, eventos culturales, danzas de matachines, alfombras de Huamantla y grupos musicales. El 6 de agosto es uno de los días más importantes por ser el único día en el que la imagen se saca del templo y se lleva en peregrinación por las calles del pueblo.

En Bustamante la biblioteca lleva el nombre del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, junto al edificio de la presidencia municipal hay un monumento a los tlaxcaltecas de Tizatlán fundadores de la población, hay huertos de aguacate procedente de Tepeyanco, se produce pan de pulque y se comen quelites.

Actualmente el padre Juan es responsable de la Cuasi parroquia de San Juan Diego en Nuevo Laredo, lugar que le recuerda mucho sus inicios como sacerdote y donde puede influir para que se vaya creando el tejido social y se formen la iglesia y la comunidad parroquial.

XXV años de sacerdocio

El pasado 26 de abril Juan Sánchez Hernández celebró el XXV aniversario de su ordenación como sacerdote con una misa solemne oficiada por el obispo Enrique Sánchez y numerosos religiosos en la Catedral del Espíritu Santo, la misma donde fue ordenado.

Ese día agradeció a su familia presente y en especial a su madre que, a pesar de sus padecimientos viajó 1 200 kilómetros para acompañarlo en la celebración, junto con numerosos integrantes de la comunidad a la que atiende religiosamente.

En esa ocasión comentó que “Los tlaxcaltecas fueron misioneros y tienen sus vestigios desde Sudamérica, desde Perú, Centroamérica en Guatemala y todo lo que es México en especial el norte del país y más allá de esta frontera, como las misiones de Texas, Nuevo México y las altas Californias”. Explicó que “esos misioneros tlaxcaltecas han inspirado mucho su trabajo pastoral y lo aprendió estando en Bustamante al encontrarse con el Señor de Tlaxcala, que veneran también en la Catedral del Espíritu Santo”

El padre Juan extendió la celebración de sus XXV años de ordenación para compartirla, el pasado sábado 27 de los corrientes, con sus familiares, amigos y paisanos, en el Atotonilco de su niñez, de sus recuerdos y de la cultura heredada de sus ancestros. ¡Felicidades!