/ miércoles 23 de diciembre de 2020

Caras y máscaras | 500 años de las primeras Ordenanzas de Hernán Cortés

Después de la derrota sufrida en la noche del 30 de junio de 1520, la “noche triste”, Hernán Cortés se refugia en Tlaxcala a donde llega el 8 de julio con lo que queda de sus soldados españoles y guerreros indígenas aliados. El resto de ese año lo dedica a reorganizar su ejército, replantear su estrategia de reconquista incorporando bergantines al asalto a Tenochtitlán y asegurando el paso hacia Veracruz sometiendo a la población de Tepeaca aliada de los mexicas.


El escritor José Luis Martínez, en su excelente biografía del conquistador, refiere al respecto: “Por los mismos días de este recuento, (Cortés) comprende que debe transformar aquella banda, animosa e indisciplinada, de sus soldados, en algo más cercano a un verdadero ejército y redacta y hace pregonar en Tlaxcala, el 22 y el 26 de diciembre de 1520, respectivamente, unas “ordenanzas militares”.


“… el principal objetivo de estas disposiciones es el de establecer una organización y una disciplina en sus huestes y evitar los pillajes y las acciones personales. Las ordenanzas comienzan por señalar, como principal motivo de la lucha, el combate a las idolatrías y la implantación de la fe católica, y a continuación señalan dos prohibiciones de índole más bien personal: las blasfemias y los juegos de azar.”


La historiadora y comunicadora guanajuatense Doralicia Carmona Dávila publicó, en el portal electrónico Memoria Política de México, un relato de la efeméride que no tiene desperdicio, helo aquí:


“Este día, 26 de diciembre de 1520, en la plaza del teocali mayor de Tlaxcala, Cortés organiza un desfile militar para exhibir sus fuerzas. Él pasa a caballo vestido, luego los ballesteros que disparan y hacen un saludo militar; los rodeleros muestran un acometimiento con la espada y luego una reverencia; pasan los piqueros y luego los escopeteros que con los arcabuces hacen salva; finalmente, pasan los cuarenta caballeros escaramuceando.


“Luego del desfile, Cortés arenga a los soldados y ante el escribano Juan de Rivera y voz del pregonero Antón García, presentes Gonzalo de Sandoval alguacil mayor, Alonso de Prado contador, y Rodrigo Álvarez Chico veedor, manda dar lectura a unas ordenanzas que cuatro días antes había redactado en su carácter de Capitán General y Justicia Mayor de la Nueva España.



“Al siguiente 27 de diciembre, desfilarán los aliados, que reciben instrucción militar de Alonso de Ojeda y de Juan Márquez: pasarán las músicas tocando bocinas, caracoles y otros instrumentos; luego, pasarán los cuatro jefes de los señoríos con sus estandartes de plumas y piedras preciosas a la espalda, sus macana y chimalli, vestidos con ricas cotaras y luciendo diademas, bezotes y orejeras de oro; luego, pasarán cuatro escuderos con las banderas de las señorías; sesenta mil flecheros divididos en escuadrones de veinte en veinte que harán saludos militares; seguirán cuarenta mil guerreros de escudo y macana y diez mil piqueros. De ellos, ochenta mil saldrán con Cortés quien, conforme a su plan, primero controlará el Valle de Anáhuac y luego sitiará México-Tenochtitlan.”


Repuesto de la derrota, en tierra hospitalaria y preparando la batalla naval, Cortés planea el embate militar que culminará con la caída de la Gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521. A los lectores de El Sol de Tlaxcala: ¡Feliz Navidad y Saludable Año 2021!


Después de la derrota sufrida en la noche del 30 de junio de 1520, la “noche triste”, Hernán Cortés se refugia en Tlaxcala a donde llega el 8 de julio con lo que queda de sus soldados españoles y guerreros indígenas aliados. El resto de ese año lo dedica a reorganizar su ejército, replantear su estrategia de reconquista incorporando bergantines al asalto a Tenochtitlán y asegurando el paso hacia Veracruz sometiendo a la población de Tepeaca aliada de los mexicas.


El escritor José Luis Martínez, en su excelente biografía del conquistador, refiere al respecto: “Por los mismos días de este recuento, (Cortés) comprende que debe transformar aquella banda, animosa e indisciplinada, de sus soldados, en algo más cercano a un verdadero ejército y redacta y hace pregonar en Tlaxcala, el 22 y el 26 de diciembre de 1520, respectivamente, unas “ordenanzas militares”.


“… el principal objetivo de estas disposiciones es el de establecer una organización y una disciplina en sus huestes y evitar los pillajes y las acciones personales. Las ordenanzas comienzan por señalar, como principal motivo de la lucha, el combate a las idolatrías y la implantación de la fe católica, y a continuación señalan dos prohibiciones de índole más bien personal: las blasfemias y los juegos de azar.”


La historiadora y comunicadora guanajuatense Doralicia Carmona Dávila publicó, en el portal electrónico Memoria Política de México, un relato de la efeméride que no tiene desperdicio, helo aquí:


“Este día, 26 de diciembre de 1520, en la plaza del teocali mayor de Tlaxcala, Cortés organiza un desfile militar para exhibir sus fuerzas. Él pasa a caballo vestido, luego los ballesteros que disparan y hacen un saludo militar; los rodeleros muestran un acometimiento con la espada y luego una reverencia; pasan los piqueros y luego los escopeteros que con los arcabuces hacen salva; finalmente, pasan los cuarenta caballeros escaramuceando.


“Luego del desfile, Cortés arenga a los soldados y ante el escribano Juan de Rivera y voz del pregonero Antón García, presentes Gonzalo de Sandoval alguacil mayor, Alonso de Prado contador, y Rodrigo Álvarez Chico veedor, manda dar lectura a unas ordenanzas que cuatro días antes había redactado en su carácter de Capitán General y Justicia Mayor de la Nueva España.



“Al siguiente 27 de diciembre, desfilarán los aliados, que reciben instrucción militar de Alonso de Ojeda y de Juan Márquez: pasarán las músicas tocando bocinas, caracoles y otros instrumentos; luego, pasarán los cuatro jefes de los señoríos con sus estandartes de plumas y piedras preciosas a la espalda, sus macana y chimalli, vestidos con ricas cotaras y luciendo diademas, bezotes y orejeras de oro; luego, pasarán cuatro escuderos con las banderas de las señorías; sesenta mil flecheros divididos en escuadrones de veinte en veinte que harán saludos militares; seguirán cuarenta mil guerreros de escudo y macana y diez mil piqueros. De ellos, ochenta mil saldrán con Cortés quien, conforme a su plan, primero controlará el Valle de Anáhuac y luego sitiará México-Tenochtitlan.”


Repuesto de la derrota, en tierra hospitalaria y preparando la batalla naval, Cortés planea el embate militar que culminará con la caída de la Gran Tenochtitlán el 13 de agosto de 1521. A los lectores de El Sol de Tlaxcala: ¡Feliz Navidad y Saludable Año 2021!