/ miércoles 18 de septiembre de 2019

Caras y Máscaras | La migración, fuente de fortalecimiento y proyección de la cultura tlaxcalteca

En el artículo de la semana pasada se adoptó la definición de migración humana como la actividad por medio de la cual las personas cambian de lugar de residencia mudándose a otra ciudad, región o país, fenómeno que se puede observar desde dos puntos de vista: como emigración o salida del lugar de origen para asentarse en otro sitio, o como inmigración, por la cual un individuo o grupo llega a un país diferente de su lugar de origen para establecer su residencia. Ambos casos, se apuntó, implican la percepción de un cambio de vida con mejores perspectivas económicas, políticas o sociales.

Se convino, asimismo, que la historia de la humanidad es, en gran medida, la historia de las migraciones, de millones y millones de personas en busca de mejores lugares para vivir y que, casi en su totalidad, las poblaciones mundiales han sido fundadas por migrantes o descendientes de migrantes.

Causas y efectos de la migración

Una de las principales causas de la emigración es la necesidad de sobrevivir que conlleva la búsqueda del bienestar individual y social, pero hay otras causas -de carácter ambiental, económico, social o político-, que obligan a personas o grupos a dejar los lugares de su residencia original, entre ellas los desastres naturales, las crisis económicas, los conflictos interétnicos, las dictaduras o las guerras, que impiden a las poblaciones disponer de los medios indispensables para su manutención, vida saludable, así como de oportunidades de educación y de trabajo.

Los efectos de las migraciones son diversos: a los emigrados la incorporación a un escenario cultural diferente al acostumbrado puede ocasionarles depresión, ansiedad, angustia, pánico, desórdenes alimenticios y otros trastornos; las comarcas abandonadas, por su parte, experimentan un paulatino envejecimiento de la población, debido a que los emigrados generalmente son los jóvenes, portadores del vigor físico y la decisión de buscar mejores condiciones de vida.

A su vez, sin dejar de considerar las acciones indeseables de maltrato, humillación y violencia, entre las consecuencias positivas para las poblaciones que reciben a los inmigrantes, cabe mencionar la captación de personal preparado que no encuentra oportunidades de empleo en su lugar de origen, o bien la ocupación de los puestos de trabajo que los locales no desean, lo cual favorece el dinamismo y crecimiento económicos.

El tlaxcalteca un pueblo de migrantes

Según la Reseña Histórica que aparece en la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México, publicada por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), los viejos cronistas afirman que los tlaxcaltecas fueron la sexta de las siete tribus o linajes que salieron de Chicomóztoc (lugar de las siete cuevas), llegando en el año de 1208 a los llanos de Poyahutlán ubicados entre las poblaciones actuales de Texcoco y Chimalhuacán, estado de México, donde combatieron con los tepanecas saliendo victoriosos. Pese a ello, guiados por su dios Camaxtli decidieron continuar su peregrinaje y hacia 1350 abandonaron los llanos de Poyahutlán, dividiéndose en dos grupos: el que se dirigió hacia el norte de Texcoco, llegando al territorio del actual estado de Hidalgo, donde fundó Tulancingo y Huauchinango, y el que atravesó la Sierra Nevada por Amecameca y rodeando la falda del volcán Popocatépetl pasó por Huejotzingo y Cholula, hasta llegar a Tepectipac, en el año de 1380, donde fundó el primer señorío que, posteriormente con los señoríos de Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán, conformarían la llamada república de Tlaxcallan.

La doctora Andrea Martínez Baracs, profesora e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en el artículo denominado Colonizaciones Tlaxcaltecas, publicado en 1993 en la revista Historia Mexicana, afirma que “Siguiendo una práctica expansionista prehispánica, promovida por el poder colonial como una estrategia de conquista, después de la caída de Tenochtitlán diversos núcleos tlaxcaltecas se expandieron fuera de su provincia. La extensión llegó más lejos del actual territorio mexicano, como a Texas o a la Alta California en el Norte y Centroamérica en el Sur, hasta por lo menos Honduras y el Salvador. Se afirma además que hubo colonización tlaxcalteca en Perú, como resultado de la expedición de Pedro de Alvarado, acompañado de doña Luisa Xicoténcatl.”

Adrián González Romo y Roberto Estrada Bárcenas, profesores e investigadores del Instituto de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en el resumen de su artículo denominado “Los nuevos migrantes de Tlaxcala: cambios, transformaciones y nuevos escenarios del fenómeno migratorio”, indican que como primera etapa de este trabajo: “Se analizan las peculiaridades que muestra el proceso migratorio de los tlaxcaltecas a través de la historia, retomando los aportes que dejó la salida de las 400 familias en 1591 dando el apoyo para colonizar el norte bárbaro durante la colonia española.

La segunda etapa se refiere a la migración concertada de la población tlaxcalteca a través de los convenios laborales, uno el Programa denominado ‘Braceros’ con Estados Unidos que duró de 1942 a 1964 y el otro lo es sin duda el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales con Canadá por su vigencia, normatividad establecida y número de personas participantes ya que dependen directamente de él más de 2,000 familias, en 23 municipios.

“La tercera etapa que muestra cambios reflejados en la migración (interna) de los habitantes de Tlaxcala, se da a principios de 1970 y culmina a principios de los años 90, cuando se establecen los grandes corredores industriales, como es el caso del corredor Malinche y el Corredor Industrial que va de Zacatelco a Xicohtzinco y Panzacola

“Y, por último, la cuarta etapa que es considerada como de la migración indocumentada de la población tlaxcalteca a los Estados Unidos, caracterizada por la falta de oportunidades en los lugares de origen, donde se fueron conformando las bases de la migración de las nuevas generaciones de hoy en día.

En todos los casos la migración es un factor de enriquecimiento cultural, tanto por la necesidad de los emigrantes de adaptarse a los valores y principios del país de acogida cuanto por los usos y costumbres que el receptor adopta de los inmigrantes.

En el artículo de la semana pasada se adoptó la definición de migración humana como la actividad por medio de la cual las personas cambian de lugar de residencia mudándose a otra ciudad, región o país, fenómeno que se puede observar desde dos puntos de vista: como emigración o salida del lugar de origen para asentarse en otro sitio, o como inmigración, por la cual un individuo o grupo llega a un país diferente de su lugar de origen para establecer su residencia. Ambos casos, se apuntó, implican la percepción de un cambio de vida con mejores perspectivas económicas, políticas o sociales.

Se convino, asimismo, que la historia de la humanidad es, en gran medida, la historia de las migraciones, de millones y millones de personas en busca de mejores lugares para vivir y que, casi en su totalidad, las poblaciones mundiales han sido fundadas por migrantes o descendientes de migrantes.

Causas y efectos de la migración

Una de las principales causas de la emigración es la necesidad de sobrevivir que conlleva la búsqueda del bienestar individual y social, pero hay otras causas -de carácter ambiental, económico, social o político-, que obligan a personas o grupos a dejar los lugares de su residencia original, entre ellas los desastres naturales, las crisis económicas, los conflictos interétnicos, las dictaduras o las guerras, que impiden a las poblaciones disponer de los medios indispensables para su manutención, vida saludable, así como de oportunidades de educación y de trabajo.

Los efectos de las migraciones son diversos: a los emigrados la incorporación a un escenario cultural diferente al acostumbrado puede ocasionarles depresión, ansiedad, angustia, pánico, desórdenes alimenticios y otros trastornos; las comarcas abandonadas, por su parte, experimentan un paulatino envejecimiento de la población, debido a que los emigrados generalmente son los jóvenes, portadores del vigor físico y la decisión de buscar mejores condiciones de vida.

A su vez, sin dejar de considerar las acciones indeseables de maltrato, humillación y violencia, entre las consecuencias positivas para las poblaciones que reciben a los inmigrantes, cabe mencionar la captación de personal preparado que no encuentra oportunidades de empleo en su lugar de origen, o bien la ocupación de los puestos de trabajo que los locales no desean, lo cual favorece el dinamismo y crecimiento económicos.

El tlaxcalteca un pueblo de migrantes

Según la Reseña Histórica que aparece en la Enciclopedia de los Municipios y Delegaciones de México, publicada por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED), los viejos cronistas afirman que los tlaxcaltecas fueron la sexta de las siete tribus o linajes que salieron de Chicomóztoc (lugar de las siete cuevas), llegando en el año de 1208 a los llanos de Poyahutlán ubicados entre las poblaciones actuales de Texcoco y Chimalhuacán, estado de México, donde combatieron con los tepanecas saliendo victoriosos. Pese a ello, guiados por su dios Camaxtli decidieron continuar su peregrinaje y hacia 1350 abandonaron los llanos de Poyahutlán, dividiéndose en dos grupos: el que se dirigió hacia el norte de Texcoco, llegando al territorio del actual estado de Hidalgo, donde fundó Tulancingo y Huauchinango, y el que atravesó la Sierra Nevada por Amecameca y rodeando la falda del volcán Popocatépetl pasó por Huejotzingo y Cholula, hasta llegar a Tepectipac, en el año de 1380, donde fundó el primer señorío que, posteriormente con los señoríos de Ocotelulco, Tizatlán y Quiahuixtlán, conformarían la llamada república de Tlaxcallan.

La doctora Andrea Martínez Baracs, profesora e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en el artículo denominado Colonizaciones Tlaxcaltecas, publicado en 1993 en la revista Historia Mexicana, afirma que “Siguiendo una práctica expansionista prehispánica, promovida por el poder colonial como una estrategia de conquista, después de la caída de Tenochtitlán diversos núcleos tlaxcaltecas se expandieron fuera de su provincia. La extensión llegó más lejos del actual territorio mexicano, como a Texas o a la Alta California en el Norte y Centroamérica en el Sur, hasta por lo menos Honduras y el Salvador. Se afirma además que hubo colonización tlaxcalteca en Perú, como resultado de la expedición de Pedro de Alvarado, acompañado de doña Luisa Xicoténcatl.”

Adrián González Romo y Roberto Estrada Bárcenas, profesores e investigadores del Instituto de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, en el resumen de su artículo denominado “Los nuevos migrantes de Tlaxcala: cambios, transformaciones y nuevos escenarios del fenómeno migratorio”, indican que como primera etapa de este trabajo: “Se analizan las peculiaridades que muestra el proceso migratorio de los tlaxcaltecas a través de la historia, retomando los aportes que dejó la salida de las 400 familias en 1591 dando el apoyo para colonizar el norte bárbaro durante la colonia española.

La segunda etapa se refiere a la migración concertada de la población tlaxcalteca a través de los convenios laborales, uno el Programa denominado ‘Braceros’ con Estados Unidos que duró de 1942 a 1964 y el otro lo es sin duda el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales con Canadá por su vigencia, normatividad establecida y número de personas participantes ya que dependen directamente de él más de 2,000 familias, en 23 municipios.

“La tercera etapa que muestra cambios reflejados en la migración (interna) de los habitantes de Tlaxcala, se da a principios de 1970 y culmina a principios de los años 90, cuando se establecen los grandes corredores industriales, como es el caso del corredor Malinche y el Corredor Industrial que va de Zacatelco a Xicohtzinco y Panzacola

“Y, por último, la cuarta etapa que es considerada como de la migración indocumentada de la población tlaxcalteca a los Estados Unidos, caracterizada por la falta de oportunidades en los lugares de origen, donde se fueron conformando las bases de la migración de las nuevas generaciones de hoy en día.

En todos los casos la migración es un factor de enriquecimiento cultural, tanto por la necesidad de los emigrantes de adaptarse a los valores y principios del país de acogida cuanto por los usos y costumbres que el receptor adopta de los inmigrantes.