/ miércoles 22 de julio de 2020

Caras y Máscaras | La pandemia de hambre puede ser el siguiente episodio

El pasado 9 de julio, el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, por sus siglas en inglés), publicó una nota informativa denominada “El virus del hambre: cómo el coronavirus está agravando el hambre en un mundo hambriento”, texto que analiza cómo los efectos económicos y sociales de la pandemia están contribuyendo a incrementar el número de personas que fallecen por hambre en el mundo: “más personas morirían por el hambre que por la Covid-19”, es la conclusión general de este documento.

El contenido incluye el pronóstico de que el desempleo masivo, las interrupciones en el suministro de alimentos y la disminución de las ayudas a causa de la pandemia podrían ocasionar en el mundo hasta 12 mil muertos por hambre al día, lo que excedería la tasa de mortalidad máxima por Covid-19 alcanzada en abril, que fue de poco más de 10 mil fallecidos diarios, según datos de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

El director ejecutivo de la organización, Danny Sriskandarajah, considera que “Los efectos colaterales de la Covid-19 están mucho más extendidos que el virus en sí, empujando a millones de las personas más pobres del mundo al hambre y la pobreza”.

Se estima que en 2019 padecieron inseguridad alimentaria 821 millones de personas en el mundo, las que, paralelamente a su lucha contra la pandemia, deberán enfrentar el cambio climático, la desigualdad y un sistema alimentario fracturado que ha empobrecido a millones de productores y trabajadores de la rama de alimentos.

“La Covid-19 está profundizando la crisis alimentaria mundial y creando nuevos epicentros de hambre en el planeta”, se afirma en el documento. “Hasta mil millones de personas podrían verse en situación de inseguridad alimentaria, una cifra nunca vista”, argumenta la ONG Acción contra el Hambre (ACH) en el texto.

Los 10 puntos donde la crisis alimentaria es más severa y ha empeorado como resultado de la pandemia, son: Afganistán, Burkina Faso, Etiopía, Haití, República Democrática del Congo, Sahel de África Occidental, Siria, Sudán, Sudán del Sur, Venezuela y Yemen.

Según Oxfam, en América Latina la situación más crítica la vive Venezuela, en este país, azotado por la escasez, incluso antes de la pandemia más de la mitad de sus habitantes sufrían de hambre y malnutrición, se estima que 9,3 millones de ellos no pudieron comer lo suficiente durante el año pasado como resultado del desempleo masivo, la caída de los ingresos, el acceso deficiente a la ayuda humanitaria y la hiperinflación, entre otros factores.

Además de los países antes mencionados, están surgiendo nuevos puntos críticos de hambre en países de ingresos medios, como India, Sudáfrica y Brasil, donde se está dando un rápido aumento en los niveles de insuficiencia alimentaria de su población.

Los países más ricos tampoco han salido bien librados, advierte Oxfam, en el Reino Unido 7.7 millones de adultos han reducido el tamaño de las porciones de sus alimentos u omitido alguna comida, y hasta 3.7 millones de adultos buscaron alimentos de caridad o usaron un banco de alimentos.

En contraste con lo anterior, el informe señala que, mientras el hambre en el mundo crece, “ocho de las mayores compañías de alimentos y bebidas pagaron más de 18 mil millones de dólares a sus accionistas desde enero”, cuando la pandemia ya se extendía por todo el mundo. Estas ganancias son diez veces más de lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) había solicitado para evitar que las personas pasaran hambre durante la pandemia.

En sus conclusiones Oxfam sugiere medidas urgentes para poner fin a la alarmante y progresiva crisis alimentaria y propone construir sistemas alimentarios más justos y sostenibles. Es vital que los gobiernos contengan la propagación del hambre, enfermedad mortal que está cobrando incontables vidas.

En México Arnoldo Kraus, profesor en la UNAM, en una entrevista concedida a El Financiero Bloomberg, expresó que la pobreza debería considerarse una enfermedad y que en México mueren 23 personas al día por hambre.

El pasado 9 de julio, el Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (Oxfam, por sus siglas en inglés), publicó una nota informativa denominada “El virus del hambre: cómo el coronavirus está agravando el hambre en un mundo hambriento”, texto que analiza cómo los efectos económicos y sociales de la pandemia están contribuyendo a incrementar el número de personas que fallecen por hambre en el mundo: “más personas morirían por el hambre que por la Covid-19”, es la conclusión general de este documento.

El contenido incluye el pronóstico de que el desempleo masivo, las interrupciones en el suministro de alimentos y la disminución de las ayudas a causa de la pandemia podrían ocasionar en el mundo hasta 12 mil muertos por hambre al día, lo que excedería la tasa de mortalidad máxima por Covid-19 alcanzada en abril, que fue de poco más de 10 mil fallecidos diarios, según datos de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

El director ejecutivo de la organización, Danny Sriskandarajah, considera que “Los efectos colaterales de la Covid-19 están mucho más extendidos que el virus en sí, empujando a millones de las personas más pobres del mundo al hambre y la pobreza”.

Se estima que en 2019 padecieron inseguridad alimentaria 821 millones de personas en el mundo, las que, paralelamente a su lucha contra la pandemia, deberán enfrentar el cambio climático, la desigualdad y un sistema alimentario fracturado que ha empobrecido a millones de productores y trabajadores de la rama de alimentos.

“La Covid-19 está profundizando la crisis alimentaria mundial y creando nuevos epicentros de hambre en el planeta”, se afirma en el documento. “Hasta mil millones de personas podrían verse en situación de inseguridad alimentaria, una cifra nunca vista”, argumenta la ONG Acción contra el Hambre (ACH) en el texto.

Los 10 puntos donde la crisis alimentaria es más severa y ha empeorado como resultado de la pandemia, son: Afganistán, Burkina Faso, Etiopía, Haití, República Democrática del Congo, Sahel de África Occidental, Siria, Sudán, Sudán del Sur, Venezuela y Yemen.

Según Oxfam, en América Latina la situación más crítica la vive Venezuela, en este país, azotado por la escasez, incluso antes de la pandemia más de la mitad de sus habitantes sufrían de hambre y malnutrición, se estima que 9,3 millones de ellos no pudieron comer lo suficiente durante el año pasado como resultado del desempleo masivo, la caída de los ingresos, el acceso deficiente a la ayuda humanitaria y la hiperinflación, entre otros factores.

Además de los países antes mencionados, están surgiendo nuevos puntos críticos de hambre en países de ingresos medios, como India, Sudáfrica y Brasil, donde se está dando un rápido aumento en los niveles de insuficiencia alimentaria de su población.

Los países más ricos tampoco han salido bien librados, advierte Oxfam, en el Reino Unido 7.7 millones de adultos han reducido el tamaño de las porciones de sus alimentos u omitido alguna comida, y hasta 3.7 millones de adultos buscaron alimentos de caridad o usaron un banco de alimentos.

En contraste con lo anterior, el informe señala que, mientras el hambre en el mundo crece, “ocho de las mayores compañías de alimentos y bebidas pagaron más de 18 mil millones de dólares a sus accionistas desde enero”, cuando la pandemia ya se extendía por todo el mundo. Estas ganancias son diez veces más de lo que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) había solicitado para evitar que las personas pasaran hambre durante la pandemia.

En sus conclusiones Oxfam sugiere medidas urgentes para poner fin a la alarmante y progresiva crisis alimentaria y propone construir sistemas alimentarios más justos y sostenibles. Es vital que los gobiernos contengan la propagación del hambre, enfermedad mortal que está cobrando incontables vidas.

En México Arnoldo Kraus, profesor en la UNAM, en una entrevista concedida a El Financiero Bloomberg, expresó que la pobreza debería considerarse una enfermedad y que en México mueren 23 personas al día por hambre.