/ miércoles 9 de octubre de 2019

Caras y Máscaras | Miguel León-Portilla y Tlaxcala

El pasado martes 1 de los corrientes la Universidad Nacional Autónoma de México informó del muy lamentable deceso, a los 93 años, del Dr. Miguel León-Portilla, “ilustre universitario, humanista, maestro de maestros, investigador emérito y doctor honoris causa de esta casa de estudios”.

Figura clave de la cultura y el pensamiento de México, experto en materia de literatura náhuatl, el Dr. Miguel León-Portilla falleció en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Subirán”, a donde fue ingresado en julio pasado.

En la edición del jueves 3 de los corrientes del noticiario “Ahora noticias”, del Sistema de Noticias Tlaxcala, al informar de la muerte de Miguel León-Portilla, el reportero recordó que, en una entrevista concedida en relación a un proyecto documental, el fallecido destacó la riqueza de Tlaxcala, así como su dimensión en la historia del país, expresó al respecto:

- Yo creo que Tlaxcala por su herencia indígena, por sus monumentos que lucen las zonas arqueológicas que hay en su territorio, por su personalidad, debe ocupar un lugar muy destacado en la historia prehispánica de Mesoamérica, de México.

El periodista agregó que, con apego al contexto histórico, Miguel León-Portilla argumentó que el pacto con los españoles no significó una traición a la nación mexicana, al respecto dijo el entrevistado:

- Quiero yo, para terminar, decir que esta conmemoración no debe tener un sentido ambiguo, que la gente no crea que va a conmemorar que los tlaxcaltecas al aliarse con Cortés son enemigos de la nación mexicana. ¡No son enemigos! ¡Porque no existía la nación mexicana!

Asimismo, prosiguió el comunicador, Tlaxcala ha tenido que sortear varias dificultades una vez que se logró la Independencia del país, como lo afirmó el interrogado:

- Tlaxcala era grande, era un territorio muy grande, pero, repito, en el México moderno gente miope obligó a que se redujera.

Estudios y cargos

El doctor León-Portilla cursó sus primeros estudios en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y en la ciudad de Los Ángeles, California, donde obtuvo el título de Master of Arts, con mención honorífica.

Se doctoró en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, bajo la guía del doctor Ángel María Garibay, con la tesis titulada “La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes”, obra que ha sido traducida a varios idiomas.

Desde 1957 fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, estuvo al frente de la dirección del Instituto de Investigaciones Históricas y fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. También se desempeñó como director de la Academia Mexicana de la Historia.

Fungió como consejero para el Instituto de Civilizaciones Diferentes, de Bruselas, Bélgica; la Sociedad de Americanistas, con sede en París, Francia; la American Anthropological Association, la Sociedad Mexicana de Antropología y la Academia de la Investigación Científica.

Producción académica

Su producción académica comprende más de medio centenar de libros -31 de los cuales han sido traducidos a distintos idiomas- y más de 500 artículos de investigación.

De sus libros destacan "La visión de los vencidos", "El reverso de la conquista", "Trece poetas del mundo azteca", "Literaturas indígenas de México", "Bernardino de Sahagún", "Toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl", “Tonantzin Guadalupe” y “Los antiguos mexicanos”, entre muchos otros.

Reconocimientos

En reconocimiento a su brillante carrera recibió 30 doctorados Honoris Causa, entre ellos los de las universidades de Tel Aviv, Complutense de Madrid, Alcalá de Henares, de Praga, de Guadalajara, Bolivariana de Venezuela, de La Habana y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Entre las distinciones que le fueron otorgadas se encuentran el Premio Elías Sourasky, el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía, el Premio Universidad Nacional, la Medalla Belisario Domínguez y el Premio Menéndez Pelayo.

León-Portilla cronista

Ángeles González Gamio, cronista del Centro Histórico de la Ciudad de México y sobrina de León-Portilla, en su columna del domingo pasado en La Jornada narra un hecho poco conocido:

“Mucho se ha escrito estos días sobre su vasta obra, las traducciones de sus libros a varios idiomas, los innumerables doctorados Honoris Causa, premios y demás reconocimientos, pero un episodio poco recordado es cuando fue nombrado cronista de la Ciudad de México en 1974, sin pretenderlo, decía con gracia.

“Cargo honorífico en el que duró un par de años, ya que le dificultaba su labor en la Universidad Nacional. Sin ningún apoyo presupuestal, sin embargo, realizó importantes trabajos y dejó propuestas que aún son vigentes, entre otras: Realizar y difundir investigaciones sobre la historia de la ciudad teniendo presente un objetivo social en pro de la ciudadanía para que pueda comprender su realidad presente e incluso, avizorar muchos de los grandes problemas de un porvenir cercano.

“Consideraba que la labor más importante de un cronista es crear una conciencia histórica en la ciudadanía, esto –decía– puede hacer que la vida en la metrópoli sea menos hostil, más grata, más humana”.

“Propuso la creación de un centro de investigaciones acerca de la gran metrópoli que, para entonces, mediados de la década de los años setenta, ya marchaba a pasos agigantados para convertirse en la urbe más grande del mundo.”

González Gamio concluyó su colaboración con una jaculatoria: “A esta, tu Ciudad de México que tanto amabas, queridísimo Miguel, la has dejado en la orfandad. Descansa en paz”.

El pasado martes 1 de los corrientes la Universidad Nacional Autónoma de México informó del muy lamentable deceso, a los 93 años, del Dr. Miguel León-Portilla, “ilustre universitario, humanista, maestro de maestros, investigador emérito y doctor honoris causa de esta casa de estudios”.

Figura clave de la cultura y el pensamiento de México, experto en materia de literatura náhuatl, el Dr. Miguel León-Portilla falleció en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Subirán”, a donde fue ingresado en julio pasado.

En la edición del jueves 3 de los corrientes del noticiario “Ahora noticias”, del Sistema de Noticias Tlaxcala, al informar de la muerte de Miguel León-Portilla, el reportero recordó que, en una entrevista concedida en relación a un proyecto documental, el fallecido destacó la riqueza de Tlaxcala, así como su dimensión en la historia del país, expresó al respecto:

- Yo creo que Tlaxcala por su herencia indígena, por sus monumentos que lucen las zonas arqueológicas que hay en su territorio, por su personalidad, debe ocupar un lugar muy destacado en la historia prehispánica de Mesoamérica, de México.

El periodista agregó que, con apego al contexto histórico, Miguel León-Portilla argumentó que el pacto con los españoles no significó una traición a la nación mexicana, al respecto dijo el entrevistado:

- Quiero yo, para terminar, decir que esta conmemoración no debe tener un sentido ambiguo, que la gente no crea que va a conmemorar que los tlaxcaltecas al aliarse con Cortés son enemigos de la nación mexicana. ¡No son enemigos! ¡Porque no existía la nación mexicana!

Asimismo, prosiguió el comunicador, Tlaxcala ha tenido que sortear varias dificultades una vez que se logró la Independencia del país, como lo afirmó el interrogado:

- Tlaxcala era grande, era un territorio muy grande, pero, repito, en el México moderno gente miope obligó a que se redujera.

Estudios y cargos

El doctor León-Portilla cursó sus primeros estudios en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, y en la ciudad de Los Ángeles, California, donde obtuvo el título de Master of Arts, con mención honorífica.

Se doctoró en filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, bajo la guía del doctor Ángel María Garibay, con la tesis titulada “La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes”, obra que ha sido traducida a varios idiomas.

Desde 1957 fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, estuvo al frente de la dirección del Instituto de Investigaciones Históricas y fue miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM. También se desempeñó como director de la Academia Mexicana de la Historia.

Fungió como consejero para el Instituto de Civilizaciones Diferentes, de Bruselas, Bélgica; la Sociedad de Americanistas, con sede en París, Francia; la American Anthropological Association, la Sociedad Mexicana de Antropología y la Academia de la Investigación Científica.

Producción académica

Su producción académica comprende más de medio centenar de libros -31 de los cuales han sido traducidos a distintos idiomas- y más de 500 artículos de investigación.

De sus libros destacan "La visión de los vencidos", "El reverso de la conquista", "Trece poetas del mundo azteca", "Literaturas indígenas de México", "Bernardino de Sahagún", "Toltecáyotl, aspectos de la cultura náhuatl", “Tonantzin Guadalupe” y “Los antiguos mexicanos”, entre muchos otros.

Reconocimientos

En reconocimiento a su brillante carrera recibió 30 doctorados Honoris Causa, entre ellos los de las universidades de Tel Aviv, Complutense de Madrid, Alcalá de Henares, de Praga, de Guadalajara, Bolivariana de Venezuela, de La Habana y Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Entre las distinciones que le fueron otorgadas se encuentran el Premio Elías Sourasky, el Premio Nacional de Ciencias Sociales, Historia y Filosofía, el Premio Universidad Nacional, la Medalla Belisario Domínguez y el Premio Menéndez Pelayo.

León-Portilla cronista

Ángeles González Gamio, cronista del Centro Histórico de la Ciudad de México y sobrina de León-Portilla, en su columna del domingo pasado en La Jornada narra un hecho poco conocido:

“Mucho se ha escrito estos días sobre su vasta obra, las traducciones de sus libros a varios idiomas, los innumerables doctorados Honoris Causa, premios y demás reconocimientos, pero un episodio poco recordado es cuando fue nombrado cronista de la Ciudad de México en 1974, sin pretenderlo, decía con gracia.

“Cargo honorífico en el que duró un par de años, ya que le dificultaba su labor en la Universidad Nacional. Sin ningún apoyo presupuestal, sin embargo, realizó importantes trabajos y dejó propuestas que aún son vigentes, entre otras: Realizar y difundir investigaciones sobre la historia de la ciudad teniendo presente un objetivo social en pro de la ciudadanía para que pueda comprender su realidad presente e incluso, avizorar muchos de los grandes problemas de un porvenir cercano.

“Consideraba que la labor más importante de un cronista es crear una conciencia histórica en la ciudadanía, esto –decía– puede hacer que la vida en la metrópoli sea menos hostil, más grata, más humana”.

“Propuso la creación de un centro de investigaciones acerca de la gran metrópoli que, para entonces, mediados de la década de los años setenta, ya marchaba a pasos agigantados para convertirse en la urbe más grande del mundo.”

González Gamio concluyó su colaboración con una jaculatoria: “A esta, tu Ciudad de México que tanto amabas, queridísimo Miguel, la has dejado en la orfandad. Descansa en paz”.