/ miércoles 13 de noviembre de 2019

Caras y Máscaras | Moctezuma Xocoyotzin frente a Hernán Cortés

El 8 de noviembre pasado se cumplieron 500 años del encuentro -en el sitio donde hoy se encuentran las calles de República del Salvador y Pino Suarez de la ciudad de México- de dos personalidades representantes de dos mundos, dos culturas, dos cosmogonías diferentes: Moctezuma Xocoyotzin y Hernán Cortés.

Moctezuma, dirigente de un pueblo guerrero

Moctezuma II o Moctezuma el Joven, el noveno huey tlatoani –gobernante- de los mexicas, nació en 1467, fue hijo de Axayácatl -el sexto tlatoani mexica- y hermano de Cuitláhuac, quien lo sucedió en el trono. Gobernó 18 años, de 1502 hasta 1520.

Hombre enérgico. Su nombre significa “el que se muestra enojado”. Diego Muñoz Camargo lo describe como “Señor muy severo y grave y hombre de coraje y sañudo, que se enoja súbitamente con liviana ocasión." Nadie podía verlo directamente a la cara, ni hablarle en voz alta, ni estar calzado en su presencia.

Bernal Díaz del Castillo lo describe como un “Hombre de hasta cuarenta años, buena estatura, proporcionado, cenceño, pocas carnes, de un color no muy moreno sino con un color y matiz de indio, con el cabello no muy largo, solo le cubría las orejas, barba negra y rala, rostro alegre, ojos expresivos que denotaban amor o menester de gravedad, pulido y limpio, se bañaba cada tarde y nunca utilizaba su ropa más de un día…” Contaba con doscientos principales en otras salas junto a la suya para atenderlo, quienes tenían que ir descalzos al visitarlo y dirigirse con las palabras: "Señor, mi señor, mi gran señor", sin darle la espalda y con la vista abajo.

Cuando ascendió al trono, Moctezuma Xocoyotzin tenía 35 años y era un hombre maduro, que se distinguía por su valor en el campo de batalla y por sus habilidades políticas. Entre 1508 y 1517 conquistó alrededor de 450 poblaciones que incluían 48 de las más importantes en su tiempo. Una vez conquistadas las hacía tributarias de aportaciones económicas y de personas para sacrificarlas en honor de sus dioses.

Heredero de un imperio de vastas proporciones, bajo su dominio la ciudad de Tenochtitlan vivió el esplendor que asombró a los conquistadores españoles.

Moctezuma dedicaba gran parte de su tiempo al estudio de los dioses y del destino a través de agüeros y vaticinios. Al tener noticias de la presencia de desconocidos blancos y barbados, quiso alejarlos con magníficos regalos, pero esto, precisamente, avivó la codicia de los conquistadores.

Hernán Cortés, la contraparte

José Luis Martínez, uno de sus mejores biógrafos, hace de Hernán Cortés la siguiente semblanza:

“Estaba formado por un conjunto de cualidades, aptitudes y monstruosidades: calculada audacia y valentía, resistencia física, necesidad compulsiva de acción, comprensión y utilización de los resortes psicológicos y los móviles del enemigo, evaluación de las circunstancias de cada situación y decisiones rápidas ante ellas, dominio de los hombres con una mezcla de severidad, tolerancia y objetividad; aceptación impávida del crimen y la crueldad por razones políticas y tácticas; ausencia de escrúpulos morales y de propensiones sentimentales; sobriedad en el comer y el beber; avidez erótica puramente animal, sin pasión; gusto por la pulcritud personal y por el trato señorial; curiosidad y amor por la tierra conquistada y su pueblo con los que acababa de identificarse; intensas religiosidad y fidelidad a su rey, nunca ofuscadoras; capacidad de organización, de legislación y de reglamentación, y ambición de poder y de fama más fuertes que el afán de riqueza.”

El 8 de noviembre pasado se cumplieron 500 años del encuentro -en el sitio donde hoy se encuentran las calles de República del Salvador y Pino Suarez de la ciudad de México- de dos personalidades representantes de dos mundos, dos culturas, dos cosmogonías diferentes: Moctezuma Xocoyotzin y Hernán Cortés.

Moctezuma, dirigente de un pueblo guerrero

Moctezuma II o Moctezuma el Joven, el noveno huey tlatoani –gobernante- de los mexicas, nació en 1467, fue hijo de Axayácatl -el sexto tlatoani mexica- y hermano de Cuitláhuac, quien lo sucedió en el trono. Gobernó 18 años, de 1502 hasta 1520.

Hombre enérgico. Su nombre significa “el que se muestra enojado”. Diego Muñoz Camargo lo describe como “Señor muy severo y grave y hombre de coraje y sañudo, que se enoja súbitamente con liviana ocasión." Nadie podía verlo directamente a la cara, ni hablarle en voz alta, ni estar calzado en su presencia.

Bernal Díaz del Castillo lo describe como un “Hombre de hasta cuarenta años, buena estatura, proporcionado, cenceño, pocas carnes, de un color no muy moreno sino con un color y matiz de indio, con el cabello no muy largo, solo le cubría las orejas, barba negra y rala, rostro alegre, ojos expresivos que denotaban amor o menester de gravedad, pulido y limpio, se bañaba cada tarde y nunca utilizaba su ropa más de un día…” Contaba con doscientos principales en otras salas junto a la suya para atenderlo, quienes tenían que ir descalzos al visitarlo y dirigirse con las palabras: "Señor, mi señor, mi gran señor", sin darle la espalda y con la vista abajo.

Cuando ascendió al trono, Moctezuma Xocoyotzin tenía 35 años y era un hombre maduro, que se distinguía por su valor en el campo de batalla y por sus habilidades políticas. Entre 1508 y 1517 conquistó alrededor de 450 poblaciones que incluían 48 de las más importantes en su tiempo. Una vez conquistadas las hacía tributarias de aportaciones económicas y de personas para sacrificarlas en honor de sus dioses.

Heredero de un imperio de vastas proporciones, bajo su dominio la ciudad de Tenochtitlan vivió el esplendor que asombró a los conquistadores españoles.

Moctezuma dedicaba gran parte de su tiempo al estudio de los dioses y del destino a través de agüeros y vaticinios. Al tener noticias de la presencia de desconocidos blancos y barbados, quiso alejarlos con magníficos regalos, pero esto, precisamente, avivó la codicia de los conquistadores.

Hernán Cortés, la contraparte

José Luis Martínez, uno de sus mejores biógrafos, hace de Hernán Cortés la siguiente semblanza:

“Estaba formado por un conjunto de cualidades, aptitudes y monstruosidades: calculada audacia y valentía, resistencia física, necesidad compulsiva de acción, comprensión y utilización de los resortes psicológicos y los móviles del enemigo, evaluación de las circunstancias de cada situación y decisiones rápidas ante ellas, dominio de los hombres con una mezcla de severidad, tolerancia y objetividad; aceptación impávida del crimen y la crueldad por razones políticas y tácticas; ausencia de escrúpulos morales y de propensiones sentimentales; sobriedad en el comer y el beber; avidez erótica puramente animal, sin pasión; gusto por la pulcritud personal y por el trato señorial; curiosidad y amor por la tierra conquistada y su pueblo con los que acababa de identificarse; intensas religiosidad y fidelidad a su rey, nunca ofuscadoras; capacidad de organización, de legislación y de reglamentación, y ambición de poder y de fama más fuertes que el afán de riqueza.”