/ miércoles 25 de marzo de 2020

Caras y Máscaras | Tlaxcala: enfermedad, hambre y muerte en el siglo XVI

La historia enseña. En marzo de 1520 Pánfilo de Narváez -quien tiene la encomienda del gobernador de Cuba, Diego Velazquez, de capturar, vivo o muerto, a Hernán Cortés- desembarca en Veracruz, con él viaja el negro Juan o Francisco Eguía, enfermo de viruela, un mal desconocido por los pueblos indígenas, que da origen a una de las epidemias más devastadoras en Mesoamérica. Víctimas de este mal fueron Maxixcatzin de Tlaxcallan y Cuitláhuac de Tenochtitlan.

El historiador argentino Carlos Sempat Assadourian, en el Capítulo I "La crisis demográfica y los cambios en el poblamiento espacial", de la Segunda Parte del libro "Tlaxcala una historia compartida Siglo XVI", Vol. 9 de la magnífica colección editada durante el gobierno de Beatriz Paredes, describe a grandes rasgos la manifestación de la hecatombe en la tierra del Matlalcueye.

Inicia citando a Muñoz Camargo, quien relata que esta provincia fue "en los tiempos de su gentilidad, la más poblada tierra que hubo en estas partes". …su tierra ‘poblada de gente como una colmena’, y sin lugar que no estuviese ocupado por las labranzas, los tlaxcaltecas no tenían ‘por donde extenderse, no cabían en ella’, ‘faltaban tierras para sembrar’. Y así forzados, iban talando los bosques para ganar más áreas de cultivo."

Con la advertencia de que "resulta azaroso cuantificar la población de Tlaxcala en el momento del contacto con los españoles", el historiador citado, luego de aludir a otras estimaciones, menciona que "Si se adopta como base hipotética la cifra dada por Motolinía de 100 mil hombres de pelea y apreciamos el tamaño promedio de sus familias en cuatro o cinco personas, la población total de Tlaxcala habría ascendido a 400 mil o 500 mil almas en el momento de la irrupción europea".

El padrón levantado en 1557, cuyos resultados son semejantes a las cifras dadas por el virrey Velasco en 1562 y el visitador Valderrama en 1564, muestran la probable existencia de 50 mil hombres casados, dato que pone manifiesto un primer derrumbe demográfico del 50 por ciento con relación al año 1519.

Muñoz Camargo y Motolinía coinciden en que los factores principales de la catástrofe poblacional fueron las epidemias de viruela y las guerras. Al respecto, Sempat Assadourian cita: "Aunque sin proponer, como Muñoz Camargo, su primacía, todas las fuentes disponibles coinciden en señalar la alta incidencia del factor militar en la despoblación de Tlaxcala".

En cuanto a las epidemias, en la mitad inicial del siglo XVI fueron dos, la primera (huey zahuatl) se presentó en 1520 y de ella Motolinía dio la siguiente imagen:

"Murió más de la mitad de la gente, muchos de ellos también de hambre, porque como todos enfermaron de golpe, no se podían curar los unos a los otros, ni había quien les diese pan ni otra cosa ninguna. Y en muchas partes aconteció morir todos los de una casa; y porque no podían enterrar tantos como morían… echábanles la casa encima, de manera que su casa era la sepultura…"

La segunda epidemia (huey cocoliztli) se desencadenó en 1545 y según Muñoz Camargo "arruinó y acabó lugares que el día de hoy no son sino montes".

El mal no se eliminó, las enfermedades con proporciones epidémicas afectaron seriamente a Tlaxcala en los años 1563-1564, 1576-1577 y 1586, estas dos últimas con prolongadas hambrunas ya que "empezaron antes del tiempo de las cosechas y los cultivos se perdieron por la fuga o la muerte de la gente."

"En 1595 –narra Sempat- advino la epidemia que Mendieta describe como una mezcla de sarampión, paperas y tabardillo y una fuente indígena llama sarapio sahuatli…", que por un hecho providencial estalló "después de cogidos y encerrados los frutos de la tierra que suelen sembrar los indios..."

El historiador argentino aquí aludido concluye en que a pesar de la imprecisión que pudieran tener las cifras, estas "permiten fijar una imagen cuantitativa del derrumbe de la población acaecido a lo largo del siglo XVI en Tlaxcala: de 1519 a 1599 Tlaxcala habría perdido el 85 por ciento de su población, decrecimiento que refleja un hecho incuestionable, absolutamente cierto, antes de la irrupción de Hernán Cortés, Tlaxcala estaba ‘poblada de gente como una colmena’, pero al concluir el siglo XVI, en su paisaje humano indígena, la provincia se había convertido en una tierra desolada."

Actualmente las condiciones son distintas. A pesar del dramático desarrollo de la pandemia, que extiende el dolor por las ya numerosas pérdidas humanas en el mundo entero, en Tlaxcala hasta el reciente lunes no se había registrado un caso positivo de Covid-19. La historia enseña.

La historia enseña. En marzo de 1520 Pánfilo de Narváez -quien tiene la encomienda del gobernador de Cuba, Diego Velazquez, de capturar, vivo o muerto, a Hernán Cortés- desembarca en Veracruz, con él viaja el negro Juan o Francisco Eguía, enfermo de viruela, un mal desconocido por los pueblos indígenas, que da origen a una de las epidemias más devastadoras en Mesoamérica. Víctimas de este mal fueron Maxixcatzin de Tlaxcallan y Cuitláhuac de Tenochtitlan.

El historiador argentino Carlos Sempat Assadourian, en el Capítulo I "La crisis demográfica y los cambios en el poblamiento espacial", de la Segunda Parte del libro "Tlaxcala una historia compartida Siglo XVI", Vol. 9 de la magnífica colección editada durante el gobierno de Beatriz Paredes, describe a grandes rasgos la manifestación de la hecatombe en la tierra del Matlalcueye.

Inicia citando a Muñoz Camargo, quien relata que esta provincia fue "en los tiempos de su gentilidad, la más poblada tierra que hubo en estas partes". …su tierra ‘poblada de gente como una colmena’, y sin lugar que no estuviese ocupado por las labranzas, los tlaxcaltecas no tenían ‘por donde extenderse, no cabían en ella’, ‘faltaban tierras para sembrar’. Y así forzados, iban talando los bosques para ganar más áreas de cultivo."

Con la advertencia de que "resulta azaroso cuantificar la población de Tlaxcala en el momento del contacto con los españoles", el historiador citado, luego de aludir a otras estimaciones, menciona que "Si se adopta como base hipotética la cifra dada por Motolinía de 100 mil hombres de pelea y apreciamos el tamaño promedio de sus familias en cuatro o cinco personas, la población total de Tlaxcala habría ascendido a 400 mil o 500 mil almas en el momento de la irrupción europea".

El padrón levantado en 1557, cuyos resultados son semejantes a las cifras dadas por el virrey Velasco en 1562 y el visitador Valderrama en 1564, muestran la probable existencia de 50 mil hombres casados, dato que pone manifiesto un primer derrumbe demográfico del 50 por ciento con relación al año 1519.

Muñoz Camargo y Motolinía coinciden en que los factores principales de la catástrofe poblacional fueron las epidemias de viruela y las guerras. Al respecto, Sempat Assadourian cita: "Aunque sin proponer, como Muñoz Camargo, su primacía, todas las fuentes disponibles coinciden en señalar la alta incidencia del factor militar en la despoblación de Tlaxcala".

En cuanto a las epidemias, en la mitad inicial del siglo XVI fueron dos, la primera (huey zahuatl) se presentó en 1520 y de ella Motolinía dio la siguiente imagen:

"Murió más de la mitad de la gente, muchos de ellos también de hambre, porque como todos enfermaron de golpe, no se podían curar los unos a los otros, ni había quien les diese pan ni otra cosa ninguna. Y en muchas partes aconteció morir todos los de una casa; y porque no podían enterrar tantos como morían… echábanles la casa encima, de manera que su casa era la sepultura…"

La segunda epidemia (huey cocoliztli) se desencadenó en 1545 y según Muñoz Camargo "arruinó y acabó lugares que el día de hoy no son sino montes".

El mal no se eliminó, las enfermedades con proporciones epidémicas afectaron seriamente a Tlaxcala en los años 1563-1564, 1576-1577 y 1586, estas dos últimas con prolongadas hambrunas ya que "empezaron antes del tiempo de las cosechas y los cultivos se perdieron por la fuga o la muerte de la gente."

"En 1595 –narra Sempat- advino la epidemia que Mendieta describe como una mezcla de sarampión, paperas y tabardillo y una fuente indígena llama sarapio sahuatli…", que por un hecho providencial estalló "después de cogidos y encerrados los frutos de la tierra que suelen sembrar los indios..."

El historiador argentino aquí aludido concluye en que a pesar de la imprecisión que pudieran tener las cifras, estas "permiten fijar una imagen cuantitativa del derrumbe de la población acaecido a lo largo del siglo XVI en Tlaxcala: de 1519 a 1599 Tlaxcala habría perdido el 85 por ciento de su población, decrecimiento que refleja un hecho incuestionable, absolutamente cierto, antes de la irrupción de Hernán Cortés, Tlaxcala estaba ‘poblada de gente como una colmena’, pero al concluir el siglo XVI, en su paisaje humano indígena, la provincia se había convertido en una tierra desolada."

Actualmente las condiciones son distintas. A pesar del dramático desarrollo de la pandemia, que extiende el dolor por las ya numerosas pérdidas humanas en el mundo entero, en Tlaxcala hasta el reciente lunes no se había registrado un caso positivo de Covid-19. La historia enseña.