/ jueves 10 de octubre de 2019

Ciudadanía y partidos políticos, una relación disfuncional

  • EDGAR ALFONSO ALDAVE AGUILAR

El sistema democrático en México, basado en el acceso a un cargo de elección popular a través de las instituciones conocidas como partidos políticos no tiene una historia longeva en México y que, con las reformas en materia electoral de 2012, se estableció la participación a través de las llamadas candidaturas independientes.

Es un hecho que a partir del ejercicio de la ciudadanización de las candidaturas, el sistema mixto (partidos políticos e independientes) no ha dado los resultados que se esperaban, pues la figura de la candidatura ciudadana o no representada por partidos perdió fuerza después de su primera implementación, derivado no solo de la gran disparidad en fuerzas económicas, sino en estructuras políticas consolidadas o en consolidación, así como al pluralismo de la última década, llamado por Sartori como sistema político atomizado, es decir, la multiplicación de partidos políticos, tanto nacionales como locales, que buscan en la ciudadanía, afiliada o no, las y los mejores perfiles para competir en la arena electoral.

Solo revisemos Tlaxcala, en la que contamos actualmente con 7 partidos con acreditación nacional y 4 con la respectiva local, lo que suma un total de 11 y que en 2020, serán 12 con el otorgamiento de registro de uno local más; y aun tomando en consideración que existen las figuras de coalición y candidatura común en la Entidad, en el año 2016 para el proceso electoral de dicho año se registraron a más de 12,000 candidatos y candidatas a algún cargo de elección popular, desde la gubernatura, hasta las presidencias de comunidad.

Estos datos nos dan una idea de representatividad en el Estado, pero más allá, de la conciencia política y democrática de nuestra ciudadanía; se dice en broma o coloquialmente que por lo menos existe un abogado en cada familia tlaxcalteca, podríamos así pensar que habría un familiar que haya sido candidata o candidato.

En tal afirmación subjetiva, también existe ciudadanía que apoya de manera específica a una u otra candidatura, sea por afinidad partidista, personal o simplemente por ejercer su derecho al voto, tan es así que dos de cada 3 personas en aptitud de votar lo realizan en Tlaxcala.

Y por tanto me atrevería a preguntar: ¿Cuántos partidos políticos que conoce se han acercado a su familia, colonia, barrio, comunidad o municipio en temporada no electoral para invitarle, capacitarle o presentarle algún programa con el que se abanderan?, la realidad es compleja y pareciera que el avance democrático en México no ha permeado en mucho a estas instituciones, que se convierten en clubes o fortalezas en las que únicamente una reducida parte de la población son miembros o tienen acceso.

Y la relación se da al preguntar: ¿Cuántas veces como ciudadano nos acercamos a estas instituciones, sea para conocerlas, afiliarse, solicitar alguna asesoría, capacitarse, o para conocer sus programas de acción?, la responsabilidad que tienen los partidos políticos se mide en función de la cultura ciudadana en materia política electoral.

Por estos motivos, es dable pensar que el binomio partido-ciudadanía son inseparables; el primero porque su existencia como sistema depende del respaldo ciudadano y el segundo porque la transición pacífica del poder depende de las postulaciones que se realizan en estas organizaciones políticas acreditadas, al menos en la mayoría de los casos.

Por último, ¿podríamos pensar en elecciones sin la conformación de este binomio?, la historia reciente del país nos dice que no, aún la ciudadanía no está acostumbrada a concebir una candidatura sin colores partidistas o una campaña sin representación de un emblema partidario, por lo que es imperante reforzar esta relación a niveles comunitarios, dejar de lado el prejuicio que aqueja a estas instituciones y pugnar por partidos políticos ciudadanizados, en el que las personas tengan un acceso real al poder, que siempre que cumpla con los requisitos constitucionales y legales, pueda pensar en formar parte de ellos en cualquiera de sus vertientes.

  • EDGAR ALFONSO ALDAVE AGUILAR

El sistema democrático en México, basado en el acceso a un cargo de elección popular a través de las instituciones conocidas como partidos políticos no tiene una historia longeva en México y que, con las reformas en materia electoral de 2012, se estableció la participación a través de las llamadas candidaturas independientes.

Es un hecho que a partir del ejercicio de la ciudadanización de las candidaturas, el sistema mixto (partidos políticos e independientes) no ha dado los resultados que se esperaban, pues la figura de la candidatura ciudadana o no representada por partidos perdió fuerza después de su primera implementación, derivado no solo de la gran disparidad en fuerzas económicas, sino en estructuras políticas consolidadas o en consolidación, así como al pluralismo de la última década, llamado por Sartori como sistema político atomizado, es decir, la multiplicación de partidos políticos, tanto nacionales como locales, que buscan en la ciudadanía, afiliada o no, las y los mejores perfiles para competir en la arena electoral.

Solo revisemos Tlaxcala, en la que contamos actualmente con 7 partidos con acreditación nacional y 4 con la respectiva local, lo que suma un total de 11 y que en 2020, serán 12 con el otorgamiento de registro de uno local más; y aun tomando en consideración que existen las figuras de coalición y candidatura común en la Entidad, en el año 2016 para el proceso electoral de dicho año se registraron a más de 12,000 candidatos y candidatas a algún cargo de elección popular, desde la gubernatura, hasta las presidencias de comunidad.

Estos datos nos dan una idea de representatividad en el Estado, pero más allá, de la conciencia política y democrática de nuestra ciudadanía; se dice en broma o coloquialmente que por lo menos existe un abogado en cada familia tlaxcalteca, podríamos así pensar que habría un familiar que haya sido candidata o candidato.

En tal afirmación subjetiva, también existe ciudadanía que apoya de manera específica a una u otra candidatura, sea por afinidad partidista, personal o simplemente por ejercer su derecho al voto, tan es así que dos de cada 3 personas en aptitud de votar lo realizan en Tlaxcala.

Y por tanto me atrevería a preguntar: ¿Cuántos partidos políticos que conoce se han acercado a su familia, colonia, barrio, comunidad o municipio en temporada no electoral para invitarle, capacitarle o presentarle algún programa con el que se abanderan?, la realidad es compleja y pareciera que el avance democrático en México no ha permeado en mucho a estas instituciones, que se convierten en clubes o fortalezas en las que únicamente una reducida parte de la población son miembros o tienen acceso.

Y la relación se da al preguntar: ¿Cuántas veces como ciudadano nos acercamos a estas instituciones, sea para conocerlas, afiliarse, solicitar alguna asesoría, capacitarse, o para conocer sus programas de acción?, la responsabilidad que tienen los partidos políticos se mide en función de la cultura ciudadana en materia política electoral.

Por estos motivos, es dable pensar que el binomio partido-ciudadanía son inseparables; el primero porque su existencia como sistema depende del respaldo ciudadano y el segundo porque la transición pacífica del poder depende de las postulaciones que se realizan en estas organizaciones políticas acreditadas, al menos en la mayoría de los casos.

Por último, ¿podríamos pensar en elecciones sin la conformación de este binomio?, la historia reciente del país nos dice que no, aún la ciudadanía no está acostumbrada a concebir una candidatura sin colores partidistas o una campaña sin representación de un emblema partidario, por lo que es imperante reforzar esta relación a niveles comunitarios, dejar de lado el prejuicio que aqueja a estas instituciones y pugnar por partidos políticos ciudadanizados, en el que las personas tengan un acceso real al poder, que siempre que cumpla con los requisitos constitucionales y legales, pueda pensar en formar parte de ellos en cualquiera de sus vertientes.