/ martes 20 de abril de 2021

Conspiraciones

El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez

Adolfo Bioy Casares

Uno de los mayores proyectos narrativos de la historia de la literatura lleva por título “La Comedia Humana”. El proyecto de Honoré de Balzac tuvo por objetivo escribir 137 novelas e historias interconectadas del “estado social” francés.

El proyecto literario incluía dos décadas de narrativas, donde se relata la caída del Imperio Napoleónico a la Monarquía, donde se suspendió la libertad de prensa y acomodó a los intereses del Rey disolviendo la Cámara de Diputados, con mayoría liberal, y alentando la primera revolución.

De alguna suerte, “La Comedia Humana” se ha mantenido durante siglos, no por su teoría, no por sus personajes, si por “su insaciable capacidad de imitar el juego escabroso de la vida social y política del poder, su tragedia” y sus paralelismos con otras latitudes. Si se nos permite una forzosa e irreverente analogía con México, guste o no, llevamos décadas de transiciones políticas tanto a nivel local como a nivel federal. Estas transformaciones electorales han puesto a prueba proyectos políticos de centro, derecha e izquierda, al tiempo que se ha edificado un avance relevante contra toda resistencia en materia de derechos humanos.

Sin embargo, la Comedia de México ha entrado en un escenario escabroso en el cual se reconstruye una nueva narrativa de la realidad histórica donde todo aquello que parecía no lo es, sosteniéndose y justificándose en conspiraciones contra la “realidad” que trastocan los derechos más elementales como el acceso a la información y el derecho de expresión.

Cualquier realidad distinta a la instaurada desde la lógica gubernamental; se niega, se ataca, se rechaza y se desacredita bajo el estandarte de hacerlo en pro de la igualdad y de la justicia social. Arrojando a las mayorías a las “verdades a medias” para saciarlas; a los enemigos imaginarios para concentrar el poder, y entiendo, subestimando su propia estupidez. Veamos algunos ejemplos:

Sucedió así cuando nuestro país rebasó a Reino Unido en los primeros tres lugares del mundo con más muertes a causa de la Covid-19, en julio de 2020, donde el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington alertó que en caso de que el uso obligatorio del cubrebocas no se implementara como medida mitigatoria en los espacios públicos, entonces, México rebasaría en 300% el número de muertes que en aquel momento era de 46 mil víctimas ¿Y qué se nos dijo desde el Gobierno de la República?: “Los pronósticos [son] para hacer amarillismo en el periodismo”.

Sucedió también cuando el premio Nobel de Química mexicano, el fallecido Mario Molina, realizó variadas investigaciones que sugerían la necesidad de recomendar a la población el uso obligatorio del cubrebocas ante la pandemia… ¿Y qué se nos dijo desde el Gobierno de la República?: “¡No hay evidencias científicas!”

Es así cuando Artículo 19 reporta que en México hay una grave crisis de derechos humanos que se ha recrudecido en los últimos años, particularmente por el ataque a periodistas y a la libertad de prensa incitada desde el propio Gobierno… ¿Y qué se nos dice desde el Gobierno de la República?: “¡Artículo 19 está financiada por empresas extranjeras y pertenece al movimiento conservador!”

Es así cuando hoy la Organización Mundial de la Salud da cuenta que México, “no sólo fracasó en su respuesta a la pandemia”, sino que con una respuesta “promedio”, pudo evitar unas “190 mil muertes por todas las causas en 2020… ¿Y qué nos dice el Gobierno de la República? ¡Falso! Pero si hay duda de; que los médicos del sector privado nos esperen con la vacunación “¡Hasta que nos toque a todos!”

El infortunio de México es que todos somo conspiradores. Y el próximo 6 de junio lo demostraremos. De ahí la frase tan acertada y acuñada por De Balzac: “Todo poder es una conspiración permanente”.

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204

El mundo atribuye sus infortunios a las conspiraciones y maquinaciones de grandes malvados. Entiendo que se subestima la estupidez

Adolfo Bioy Casares

Uno de los mayores proyectos narrativos de la historia de la literatura lleva por título “La Comedia Humana”. El proyecto de Honoré de Balzac tuvo por objetivo escribir 137 novelas e historias interconectadas del “estado social” francés.

El proyecto literario incluía dos décadas de narrativas, donde se relata la caída del Imperio Napoleónico a la Monarquía, donde se suspendió la libertad de prensa y acomodó a los intereses del Rey disolviendo la Cámara de Diputados, con mayoría liberal, y alentando la primera revolución.

De alguna suerte, “La Comedia Humana” se ha mantenido durante siglos, no por su teoría, no por sus personajes, si por “su insaciable capacidad de imitar el juego escabroso de la vida social y política del poder, su tragedia” y sus paralelismos con otras latitudes. Si se nos permite una forzosa e irreverente analogía con México, guste o no, llevamos décadas de transiciones políticas tanto a nivel local como a nivel federal. Estas transformaciones electorales han puesto a prueba proyectos políticos de centro, derecha e izquierda, al tiempo que se ha edificado un avance relevante contra toda resistencia en materia de derechos humanos.

Sin embargo, la Comedia de México ha entrado en un escenario escabroso en el cual se reconstruye una nueva narrativa de la realidad histórica donde todo aquello que parecía no lo es, sosteniéndose y justificándose en conspiraciones contra la “realidad” que trastocan los derechos más elementales como el acceso a la información y el derecho de expresión.

Cualquier realidad distinta a la instaurada desde la lógica gubernamental; se niega, se ataca, se rechaza y se desacredita bajo el estandarte de hacerlo en pro de la igualdad y de la justicia social. Arrojando a las mayorías a las “verdades a medias” para saciarlas; a los enemigos imaginarios para concentrar el poder, y entiendo, subestimando su propia estupidez. Veamos algunos ejemplos:

Sucedió así cuando nuestro país rebasó a Reino Unido en los primeros tres lugares del mundo con más muertes a causa de la Covid-19, en julio de 2020, donde el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington alertó que en caso de que el uso obligatorio del cubrebocas no se implementara como medida mitigatoria en los espacios públicos, entonces, México rebasaría en 300% el número de muertes que en aquel momento era de 46 mil víctimas ¿Y qué se nos dijo desde el Gobierno de la República?: “Los pronósticos [son] para hacer amarillismo en el periodismo”.

Sucedió también cuando el premio Nobel de Química mexicano, el fallecido Mario Molina, realizó variadas investigaciones que sugerían la necesidad de recomendar a la población el uso obligatorio del cubrebocas ante la pandemia… ¿Y qué se nos dijo desde el Gobierno de la República?: “¡No hay evidencias científicas!”

Es así cuando Artículo 19 reporta que en México hay una grave crisis de derechos humanos que se ha recrudecido en los últimos años, particularmente por el ataque a periodistas y a la libertad de prensa incitada desde el propio Gobierno… ¿Y qué se nos dice desde el Gobierno de la República?: “¡Artículo 19 está financiada por empresas extranjeras y pertenece al movimiento conservador!”

Es así cuando hoy la Organización Mundial de la Salud da cuenta que México, “no sólo fracasó en su respuesta a la pandemia”, sino que con una respuesta “promedio”, pudo evitar unas “190 mil muertes por todas las causas en 2020… ¿Y qué nos dice el Gobierno de la República? ¡Falso! Pero si hay duda de; que los médicos del sector privado nos esperen con la vacunación “¡Hasta que nos toque a todos!”

El infortunio de México es que todos somo conspiradores. Y el próximo 6 de junio lo demostraremos. De ahí la frase tan acertada y acuñada por De Balzac: “Todo poder es una conspiración permanente”.

  • *Analista Político. Colaborador de Integridad Ciudadana A.C. @Integridad_AC @VJ1204