/ martes 25 de mayo de 2021

Cuidar a quien cuida

Una de las razones que mantienen a las mujeres sin alcanzar su más alto potencial en el ámbito laboral es que ellas tienen normalmente doble o triple jornada; se asume en la sociedad que por el solo hecho de ser mujeres, ellas deben hacerse cargo de los cuidados en casa, trabajo que además de no representarles remuneración, se convierte en un piso chicloso que se erige en principal obstáculo para su desarrollo.

Cuidar a la familia y los enfermos no está mal por supuesto, lo incorrecto es que ellas trabajen 59.5 horas a la semana, ellos 6.2 horas menos con 53.3 y aun así los hombres ganen 24% más que las mujeres, con salarios diarios promedio asociados a empleos formales registrados por el IMSS de $449.57 pesos, contra los $395.48 pesos que perciben las mujeres.

Pero, ¿cómo es posible esto? Si ellas trabajan más horas, lo lógico es que ganaran más dinero, ¿no? La respuesta está en las actividades de cuidados. Ellas dedican 28.8 horas a la semana a dichas actividades mientras ellos solo 12.9; esto es 15.9 (casi dos jornadas laborales) horas a la semana que los hombres pueden dedicar a actividades remuneradas, a disfrutar el tiempo propio siendo beneficiarios de esas actividades de cuidados que a ellas retienen como ciudadanas de segunda, sin reconocimiento a su esfuerzo y su desgaste físico, emocional y psicológico.

La responsabilidad de un hogar equilibrado, limpio y feliz es de cada una de las personas que lo habitan; especialmente cuando hay niños pequeños y/o personas adultas mayores o con discapacidad, las labores de cuidados corresponden a todas y todos aquellos que tengan la fuerza y capacidad para atenderles; no es un asunto de mujeres sino de trabajo en equipo. Durante muchos años, activistas pro Derechos Humanos han impulsado esta idea pero finalmente los líderes están comenzando a escuchar y ya se vislumbran cambios importantes para las sociedades modernas.

La administración de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, y sus aliados, impulsan la agenda de que cuidar a los enfermos, las y los niños y los adultos mayores es tan importante para que la economía funcione como cualquier autopista, tendido eléctrico o construcción de infraestructura y ya proponen considerar presupuestos para impulsar políticas públicas congruentes con este pensar.

En México, la Legislatura de la Paridad impulsó desde cámara de diputados, que el derecho humano a los cuidados sea elevado a rango Constitucional. Se espera solo que el Senado lo apruebe. Dulce María Sauri Riancho, presidenta de las y los diputados, en conjunto con otros legilsadores, presentó una iniciativa para dotar de recursos presupuestarios a este Sistema en cuanto sea Ley y que los mismos sean irreductibles.

Dice el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, que si mujeres y hombres participáramos equitativamente en el mercado laboral, la economía crecería al 7% anual. Se requieren políticas y programas públicos para reconocer la valía del trabajo femenino no remunerado y darle la importancia que siempre ha tenido.

Por lo pronto, comencemos en casa; todas y todos a limpiar, cuidar y amar, que la vida en familia debe ser fuente de felicidad y equilibrio, no de abuso y explotación como muchas sufren, por el simple hecho de haber nacido mujer.

Una de las razones que mantienen a las mujeres sin alcanzar su más alto potencial en el ámbito laboral es que ellas tienen normalmente doble o triple jornada; se asume en la sociedad que por el solo hecho de ser mujeres, ellas deben hacerse cargo de los cuidados en casa, trabajo que además de no representarles remuneración, se convierte en un piso chicloso que se erige en principal obstáculo para su desarrollo.

Cuidar a la familia y los enfermos no está mal por supuesto, lo incorrecto es que ellas trabajen 59.5 horas a la semana, ellos 6.2 horas menos con 53.3 y aun así los hombres ganen 24% más que las mujeres, con salarios diarios promedio asociados a empleos formales registrados por el IMSS de $449.57 pesos, contra los $395.48 pesos que perciben las mujeres.

Pero, ¿cómo es posible esto? Si ellas trabajan más horas, lo lógico es que ganaran más dinero, ¿no? La respuesta está en las actividades de cuidados. Ellas dedican 28.8 horas a la semana a dichas actividades mientras ellos solo 12.9; esto es 15.9 (casi dos jornadas laborales) horas a la semana que los hombres pueden dedicar a actividades remuneradas, a disfrutar el tiempo propio siendo beneficiarios de esas actividades de cuidados que a ellas retienen como ciudadanas de segunda, sin reconocimiento a su esfuerzo y su desgaste físico, emocional y psicológico.

La responsabilidad de un hogar equilibrado, limpio y feliz es de cada una de las personas que lo habitan; especialmente cuando hay niños pequeños y/o personas adultas mayores o con discapacidad, las labores de cuidados corresponden a todas y todos aquellos que tengan la fuerza y capacidad para atenderles; no es un asunto de mujeres sino de trabajo en equipo. Durante muchos años, activistas pro Derechos Humanos han impulsado esta idea pero finalmente los líderes están comenzando a escuchar y ya se vislumbran cambios importantes para las sociedades modernas.

La administración de Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, y sus aliados, impulsan la agenda de que cuidar a los enfermos, las y los niños y los adultos mayores es tan importante para que la economía funcione como cualquier autopista, tendido eléctrico o construcción de infraestructura y ya proponen considerar presupuestos para impulsar políticas públicas congruentes con este pensar.

En México, la Legislatura de la Paridad impulsó desde cámara de diputados, que el derecho humano a los cuidados sea elevado a rango Constitucional. Se espera solo que el Senado lo apruebe. Dulce María Sauri Riancho, presidenta de las y los diputados, en conjunto con otros legilsadores, presentó una iniciativa para dotar de recursos presupuestarios a este Sistema en cuanto sea Ley y que los mismos sean irreductibles.

Dice el Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, que si mujeres y hombres participáramos equitativamente en el mercado laboral, la economía crecería al 7% anual. Se requieren políticas y programas públicos para reconocer la valía del trabajo femenino no remunerado y darle la importancia que siempre ha tenido.

Por lo pronto, comencemos en casa; todas y todos a limpiar, cuidar y amar, que la vida en familia debe ser fuente de felicidad y equilibrio, no de abuso y explotación como muchas sufren, por el simple hecho de haber nacido mujer.