/ viernes 1 de abril de 2022

“¿De qué mundo hablamos?”

Se dice que existe el “Día Mundial del Agua”. Así son nuestros lideres, cuando simulan resolver un problema o le dedican un día o le hacen una ley. Pero ni conmemoraciones ni normas resuelven los problemas. Quizás tienen la ilusión de que hagamos conciencia de lo que el tema representa en nuestra vida. Siendo que es vital, yo me pregunto ¿De qué agua estamos hablando? ¿De qué mundo estamos hablando? Porque honestamente no creo que sea del nuestro.

El agua planetaria, la estamos dilapidando, contaminando, comercializando, malgastando y exterminando. Lo hacemos aun conscientes de que es un bien finito y que para nuestra especie es asunto de sobrevivencia como el aire. Una y otra vez se repite el discurso acerca del tema, pero a la catástrofe del exterminio, no se le pone solución definitiva. Aun siendo el agua la posibilidad de la vida humana, no la protegemos con el “amor” que merece. ¡Vea Ud. si no! Pátzcuaro, Cuitzeo, Chapala se están secando y contaminados.

  • El Cañón del Sumidero en Chiapas es un basurero de plásticos. Al Papaloapan, los pueblos circunvecinos le llaman el “Cacaloapan”. Del Zahuapan ni hablamos, porque entre espumas industriales y descargas humanas que acarrean, han extinguido toda posibilidad de vida acuática. El problema del agua en el planeta es cultural.

Los polos son inmensos reservorios que ahora se descongelan y mezclan con el agua salada. Las montañas tienen cada vez menos bosques que son el imán de aquellas nubes que evapora el océano y luego descargan en el continente. Son enormes esponjas que atraen, retienen y filtran el agua que calma nuestra sed. Pero las transnacionales como Coca-Cola, PepsiCo, Bonafont y Danone irracionalmente la explotan, y agotan aquellos ricos mantos subterráneos. Los pozos domésticos no existen ya. Los sistemas de suministro, no satisfacen y son negocio de unos cuantos, cada vez con más dificultad para la dotación.

En la gran Ciudad de México para esos millones, el agua se trae de muy lejos, desprotegiendo otras regiones. Los pulpos inmobiliarios construyen y construyen enormes complejos habitacionales, que luego conectan al suministro y descarga públicos. Detergentes y químicos de nuestra vida diaria, se arrojan al drenaje que irremediable para en los ríos, ahora convertidos en acueductos de aguas negras de imposible recuperación, pero que envenenan valles y campos de cultivo y al final los mares. Un garrafón de agua bebible vale $38 pesos. Infinito negocio que engorda la fortuna de las transnacionales.

Pero las autoridades en su momento, fueron “generosas, comprensivas” con el capital foráneo que embotella. Aprobaron leyes para defender sus intereses y proporcionarles “certeza jurídica”. Porque cuando el poder lo quiere, el derecho sirve a los menos, como son los intereses foráneos que succionan el agua de nuestro país y envenenan la naturaleza en su conjunto. Por eso vuelvo a preguntar ¿del agua de que mundo estamos hablando?, tal vez celebren la que se dice, existe en el subsuelo de Marte, porque la del planeta tierra ¡no! Esa, la tenemos condenada a su exterminio a pesar, de ser vital para la raza humana.

Los niveles de gobierno juegan al sordomudo y “pelotean” la obligación. Porque nadie con efectividad ataca el problema. Basta con ver cuantas plantas de tratamiento de aguas negras en Tlaxcala están en el abandono y en algunas, hasta bombas y equipamientos se robaron. Ah, pero eso sí, seguirán “atragantándonos” con discursos y declaraciones gubernamentales y el problema mundial seguirá gestándose. Porque con esas declaraciones nada se arregla en esta vida, eso ya lo sabemos, ¡pero lo seguimos haciendo!

Se dice que existe el “Día Mundial del Agua”. Así son nuestros lideres, cuando simulan resolver un problema o le dedican un día o le hacen una ley. Pero ni conmemoraciones ni normas resuelven los problemas. Quizás tienen la ilusión de que hagamos conciencia de lo que el tema representa en nuestra vida. Siendo que es vital, yo me pregunto ¿De qué agua estamos hablando? ¿De qué mundo estamos hablando? Porque honestamente no creo que sea del nuestro.

El agua planetaria, la estamos dilapidando, contaminando, comercializando, malgastando y exterminando. Lo hacemos aun conscientes de que es un bien finito y que para nuestra especie es asunto de sobrevivencia como el aire. Una y otra vez se repite el discurso acerca del tema, pero a la catástrofe del exterminio, no se le pone solución definitiva. Aun siendo el agua la posibilidad de la vida humana, no la protegemos con el “amor” que merece. ¡Vea Ud. si no! Pátzcuaro, Cuitzeo, Chapala se están secando y contaminados.

  • El Cañón del Sumidero en Chiapas es un basurero de plásticos. Al Papaloapan, los pueblos circunvecinos le llaman el “Cacaloapan”. Del Zahuapan ni hablamos, porque entre espumas industriales y descargas humanas que acarrean, han extinguido toda posibilidad de vida acuática. El problema del agua en el planeta es cultural.

Los polos son inmensos reservorios que ahora se descongelan y mezclan con el agua salada. Las montañas tienen cada vez menos bosques que son el imán de aquellas nubes que evapora el océano y luego descargan en el continente. Son enormes esponjas que atraen, retienen y filtran el agua que calma nuestra sed. Pero las transnacionales como Coca-Cola, PepsiCo, Bonafont y Danone irracionalmente la explotan, y agotan aquellos ricos mantos subterráneos. Los pozos domésticos no existen ya. Los sistemas de suministro, no satisfacen y son negocio de unos cuantos, cada vez con más dificultad para la dotación.

En la gran Ciudad de México para esos millones, el agua se trae de muy lejos, desprotegiendo otras regiones. Los pulpos inmobiliarios construyen y construyen enormes complejos habitacionales, que luego conectan al suministro y descarga públicos. Detergentes y químicos de nuestra vida diaria, se arrojan al drenaje que irremediable para en los ríos, ahora convertidos en acueductos de aguas negras de imposible recuperación, pero que envenenan valles y campos de cultivo y al final los mares. Un garrafón de agua bebible vale $38 pesos. Infinito negocio que engorda la fortuna de las transnacionales.

Pero las autoridades en su momento, fueron “generosas, comprensivas” con el capital foráneo que embotella. Aprobaron leyes para defender sus intereses y proporcionarles “certeza jurídica”. Porque cuando el poder lo quiere, el derecho sirve a los menos, como son los intereses foráneos que succionan el agua de nuestro país y envenenan la naturaleza en su conjunto. Por eso vuelvo a preguntar ¿del agua de que mundo estamos hablando?, tal vez celebren la que se dice, existe en el subsuelo de Marte, porque la del planeta tierra ¡no! Esa, la tenemos condenada a su exterminio a pesar, de ser vital para la raza humana.

Los niveles de gobierno juegan al sordomudo y “pelotean” la obligación. Porque nadie con efectividad ataca el problema. Basta con ver cuantas plantas de tratamiento de aguas negras en Tlaxcala están en el abandono y en algunas, hasta bombas y equipamientos se robaron. Ah, pero eso sí, seguirán “atragantándonos” con discursos y declaraciones gubernamentales y el problema mundial seguirá gestándose. Porque con esas declaraciones nada se arregla en esta vida, eso ya lo sabemos, ¡pero lo seguimos haciendo!