/ lunes 16 de mayo de 2022

De terror

Es de terror la normalización de la violencia en México. La espiral de intimidación en que está sumida el país se muestra imparable y nuestra capacidad de asombro, avasallada.

No da el día para que se nos revuelva el alma de la cantidad de actos que las y los mexicanos cometemos contra nosotros y nosotras mismas. Es una guerra civil de facto donde la propia autoridad borra la línea entre buenos y malos uniéndoles como seres humanos a todas y todos sin distingo.

Marzo de 2022 ha sido el mes mas sangriento de la historia: aun con las protestas en el marco del día internacional de la mujer y las marchas de las madres de hijas e hijos desaparecidos que suman a la publicación de boletines de búsqueda fotos que van desde bebés hasta adultos mayores. De terror que solo en ese mes se hayan cometido 3632 asesinatos de los 120,174 del sexenio; alrededor de 120 cada día. Ni hablar ya de las horas de pánico que las sobrevivientes cuentan ni del temor permanente de convertirse en una mas.

Nadie puede, nadie logra, nadie avanza, el miedo avasalla y no queda mas que reforzar las medidas de seguridad, esas que tampoco detienen a los delincuentes, esas que nos queremos aprender de un video en tik tok, esas que llegan al extremo de convertirte a ti en potencial homicida cuando te enseñan a sentarte atrás del chofer porque será la manera en que dada la necesidad de defensa propia le ahorques con el cinturón de seguridad. Me pregunto si no será que solo ponemos ahora en peligro de uno o muchos locos a los propios taxistas y choferes de plataforma buenos, que muchos hay.

De terror que de enero a marzo de este año se hayan reportado 56,224 delitos de violencia familiar, que solo en marzo se hayan registrado 2,287 de las 5,315 violaciones del primer trimestre de este año y que de diciembre de 2018 a marzo de 2022, 3,297 mujeres hayan sufrido tortura y muerte feminicida sin que se sepa siquiera quién las mató.

De terror que la situación de la infancia sea encarnada en un pequeño de 4 añitos torturado, violado, encadenado hasta dejar cicatrices en sus tobillos y muñecas, y golpeado a muerte por sus padres. ¿Quién alivia la cadena perpetua de los 5.4 millones de niños, niñas y adolescentes violentados sexualmente cada año? ¿en dónde se refugian si 6 de cada 10 veces esto sucede en casa y el perpetrador es su familiar? en México a diario hay 32 nacimientos en niñas ¡de 10 a 14 años! ellas no tienen edad emocional ni legal para consentir relaciones sexuales; la autoridad debería estar persiguiendo de oficio a esos pedófilos sin cuestionar estúpidamente si fueron ellas, las chiquitas, quienes provocaron con su ropa, baile, sonrisa, los instintos asquerosos de esos monstruos. Y de quienes perdieron a su madre por homicidio o desaparición, ¿Cuántos quedaron en orfandad? ¿Dónde están? ¿Qué hace el estado mexicano para rescatarlos del trastorno de estrés post traumático que les afectará de por vida si no son atendidos adecuadamente? ¿irán a la escuela? ¿comerán?¡Dios! ¡Cuánto dolor!

De terror que las fuerzas del orden sean humilladas públicamente por quienes tal vez en algún momento tuvieron alma pero que hoy son la encarnación del mal. Mas de terror que no se les pueda tocar ni con el pétalo de una denuncia pues mas miedo da hacer del conocimiento de fiscalías, ministerios públicos, jueces y abogados los delitos por la incertidumbre de represalias o de si ellos se prestarán a defender y liberar delincuentes escudando su propio miedo a venganzas o su incapacidad en argumentos leguleyos o pretextando el respeto a los derechos humanos de los delincuentes pero olvidando los de las víctimas y sus familias.

Y, ¿dónde está la Comisión Nacional de los Derechos Humanos? antes, una recomendación de la CNDH era prácticamente garantizar acción por parte de la autoridad señalada. Jueces, magistrados, todos, le tenían pavor, ¿Hoy? Con el organismo en genuflexión permanente ante el gobierno, tiene mas valor, atención y peso una llamada a misa.

El único camino prístino para abatir la violencia es el compromiso al mas alto nivel de abatir la impunidad, de que quien la haga la pague, que quien delinca sea atrapado, sentenciado, y las víctimas acogidas y resarcidas en el daño. Sin sanción, no hay estado de derecho y sin éste, queda seguir viviendo en el caos. La capacidad de asombro y reacción social, como diría Susanita, el personaje frívolo y charlatán de Mafalda ante el llamado de esta última a combatir los conflictos mundiales, queda en: “todos digamos nuestro ¡qué barbaridad! y sigamos jugando”. De terror.

Es de terror la normalización de la violencia en México. La espiral de intimidación en que está sumida el país se muestra imparable y nuestra capacidad de asombro, avasallada.

No da el día para que se nos revuelva el alma de la cantidad de actos que las y los mexicanos cometemos contra nosotros y nosotras mismas. Es una guerra civil de facto donde la propia autoridad borra la línea entre buenos y malos uniéndoles como seres humanos a todas y todos sin distingo.

Marzo de 2022 ha sido el mes mas sangriento de la historia: aun con las protestas en el marco del día internacional de la mujer y las marchas de las madres de hijas e hijos desaparecidos que suman a la publicación de boletines de búsqueda fotos que van desde bebés hasta adultos mayores. De terror que solo en ese mes se hayan cometido 3632 asesinatos de los 120,174 del sexenio; alrededor de 120 cada día. Ni hablar ya de las horas de pánico que las sobrevivientes cuentan ni del temor permanente de convertirse en una mas.

Nadie puede, nadie logra, nadie avanza, el miedo avasalla y no queda mas que reforzar las medidas de seguridad, esas que tampoco detienen a los delincuentes, esas que nos queremos aprender de un video en tik tok, esas que llegan al extremo de convertirte a ti en potencial homicida cuando te enseñan a sentarte atrás del chofer porque será la manera en que dada la necesidad de defensa propia le ahorques con el cinturón de seguridad. Me pregunto si no será que solo ponemos ahora en peligro de uno o muchos locos a los propios taxistas y choferes de plataforma buenos, que muchos hay.

De terror que de enero a marzo de este año se hayan reportado 56,224 delitos de violencia familiar, que solo en marzo se hayan registrado 2,287 de las 5,315 violaciones del primer trimestre de este año y que de diciembre de 2018 a marzo de 2022, 3,297 mujeres hayan sufrido tortura y muerte feminicida sin que se sepa siquiera quién las mató.

De terror que la situación de la infancia sea encarnada en un pequeño de 4 añitos torturado, violado, encadenado hasta dejar cicatrices en sus tobillos y muñecas, y golpeado a muerte por sus padres. ¿Quién alivia la cadena perpetua de los 5.4 millones de niños, niñas y adolescentes violentados sexualmente cada año? ¿en dónde se refugian si 6 de cada 10 veces esto sucede en casa y el perpetrador es su familiar? en México a diario hay 32 nacimientos en niñas ¡de 10 a 14 años! ellas no tienen edad emocional ni legal para consentir relaciones sexuales; la autoridad debería estar persiguiendo de oficio a esos pedófilos sin cuestionar estúpidamente si fueron ellas, las chiquitas, quienes provocaron con su ropa, baile, sonrisa, los instintos asquerosos de esos monstruos. Y de quienes perdieron a su madre por homicidio o desaparición, ¿Cuántos quedaron en orfandad? ¿Dónde están? ¿Qué hace el estado mexicano para rescatarlos del trastorno de estrés post traumático que les afectará de por vida si no son atendidos adecuadamente? ¿irán a la escuela? ¿comerán?¡Dios! ¡Cuánto dolor!

De terror que las fuerzas del orden sean humilladas públicamente por quienes tal vez en algún momento tuvieron alma pero que hoy son la encarnación del mal. Mas de terror que no se les pueda tocar ni con el pétalo de una denuncia pues mas miedo da hacer del conocimiento de fiscalías, ministerios públicos, jueces y abogados los delitos por la incertidumbre de represalias o de si ellos se prestarán a defender y liberar delincuentes escudando su propio miedo a venganzas o su incapacidad en argumentos leguleyos o pretextando el respeto a los derechos humanos de los delincuentes pero olvidando los de las víctimas y sus familias.

Y, ¿dónde está la Comisión Nacional de los Derechos Humanos? antes, una recomendación de la CNDH era prácticamente garantizar acción por parte de la autoridad señalada. Jueces, magistrados, todos, le tenían pavor, ¿Hoy? Con el organismo en genuflexión permanente ante el gobierno, tiene mas valor, atención y peso una llamada a misa.

El único camino prístino para abatir la violencia es el compromiso al mas alto nivel de abatir la impunidad, de que quien la haga la pague, que quien delinca sea atrapado, sentenciado, y las víctimas acogidas y resarcidas en el daño. Sin sanción, no hay estado de derecho y sin éste, queda seguir viviendo en el caos. La capacidad de asombro y reacción social, como diría Susanita, el personaje frívolo y charlatán de Mafalda ante el llamado de esta última a combatir los conflictos mundiales, queda en: “todos digamos nuestro ¡qué barbaridad! y sigamos jugando”. De terror.