/ viernes 19 de julio de 2019

¿De veras se construye buena educación?

A pesar de los esfuerzos del gobierno porque la educación pública se supere, se notan aspectos limitantes que no permiten alcanzar lo que otrora los ignorantes pregonaban como “educación de calidad”, y ese factor que limita es la precaria asignación de recursos: financieros, económicos y materiales. Esta vez señalaremos la ausencia de personal idóneo para evaluar a niños del área importante conocida como: preescolar. Que es primera etapa para detectar inteligencias de educandos mismas que servirán de guía a futuros profesionistas útiles a sí mismos y a la sociedad.

Al inicio del decenio de los años cincuenta del siglo pasado, maestras educadoras de Tlaxcala visitaron en algunos países de Europa internados de niños en edad preescolar de los cuales tomaron como ejemplo para aplicar lo aprendido de ese grado preescolar, donde niños aprendían desde pequeños a ser autosuficientes como el levantarse y “tender” su cama, llevar al inodoro el recipiente de la orina, asearse y vestirse para acudir a desayunar, era notorio que algunos niños todavía no dominaban el ponerse sus zapatos y atarse las agujetas para sujetar su calzado. Quehaceres que al parecer eran exagerados para la edad de los pupilos. Sin embargo tenían base para que la educación de esos países impusieran esas tareas materiales y la explicación sencilla de esa determinación pedagógica era la de educar desde pequeños en la autosuficiencia porque el ejemplo de la terrible II Guerra Mundial mostró que muchos niños debieron sobrevivir en lugar de sucumbir por ignorar como utilizar la llave de la puerta para abrirla y pedir auxilio, así como otros murieron de hambre y sed por no saber subir al mueble donde había pan y agua. Ello porque sus padres ya habían sido muertos por balas del combate.

Otra lección que trajeron las educadoras de jardines de niños europeos fue; observar que había una persona además de la educadora en el aula de párvulos, y esa persona ostentaba estudios de psicología encargada de realizar el perfil psicológico de cada uno de los educandos, con el propósito de descubrir cuáles eran sus aptitudes, capacidades e inclinaciones características de su mente intelectual. ¿Cuál era el propósito? De continuar el avance en observaciones en subsiguientes estudios, para determinar la aptitud que ubicaría sin equívoco proseguir el curso de nivel profesional. Ello contribuiría obtener profesionales bien ubicados de acuerdo con sus aptitudes el que lo harían un buen médico, maestro, inventor, obrero o dirigente social.

Acá en nuestro país, no ocurre lo mismo, porque la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, no opera con esta clase de estudios psicológicos desde temprana edad. Lo que ocurre en nuestro país es que el estudiante cuando aspira a estudiar en escuelas profesionales en cierta especialidad, no la obtiene por varios motivos: no es admitido por reprobar el examen de admisión, no hay cupo para inscripción, ello obliga a estudiar “lo que sea” dentro de la institución de estudios superiores, esto es; estudiará carrera equivocada, por ello tanto profesional inepto.

Ejemplo de forzosas carreras equivocadas da motivo a que el ingeniero, químico o médico, trunque la carrera y la cambie por la que sus estudios arrojados durante su escolaridad le señalen. En este caso se ha perdido vida y recursos financieros útiles.

En algún tiempo pasado, la educadora tenía indicación de ubicar el tipo de inteligencia de cada uno de los pequeñitos, para ello; se valía de una libreta donde iba anotando la sobresaliente actitud de la personalidad con el propósito de obtener el perfil personal. Esa observación valiosa ayuda a localizar a cerebros lógico-matemáticos, lingüísticos, musicales, corporal-cinestésica, capacidades visuales y otros que la ciencia no considera.

¿Pregunta a Secretarios de Educación (federal y estatal), se interesan por mejorar la educación que dirigen? ¿Ellos mismos saben qué clase de inteligencia poseen? Porque hay inteligencias que acusan faltas ortográficas, sin embargo son excelentes en técnicas de ballet. Inteligencias que dirigen a grupos y otras que graban en su memoria la fisonomía de una ciudad.

La educación pública requiere ser atendida por quienes saben de educación, los que sepan dirigir la política educativa, la que requiere de gran responsabilidad.

A pesar de los esfuerzos del gobierno porque la educación pública se supere, se notan aspectos limitantes que no permiten alcanzar lo que otrora los ignorantes pregonaban como “educación de calidad”, y ese factor que limita es la precaria asignación de recursos: financieros, económicos y materiales. Esta vez señalaremos la ausencia de personal idóneo para evaluar a niños del área importante conocida como: preescolar. Que es primera etapa para detectar inteligencias de educandos mismas que servirán de guía a futuros profesionistas útiles a sí mismos y a la sociedad.

Al inicio del decenio de los años cincuenta del siglo pasado, maestras educadoras de Tlaxcala visitaron en algunos países de Europa internados de niños en edad preescolar de los cuales tomaron como ejemplo para aplicar lo aprendido de ese grado preescolar, donde niños aprendían desde pequeños a ser autosuficientes como el levantarse y “tender” su cama, llevar al inodoro el recipiente de la orina, asearse y vestirse para acudir a desayunar, era notorio que algunos niños todavía no dominaban el ponerse sus zapatos y atarse las agujetas para sujetar su calzado. Quehaceres que al parecer eran exagerados para la edad de los pupilos. Sin embargo tenían base para que la educación de esos países impusieran esas tareas materiales y la explicación sencilla de esa determinación pedagógica era la de educar desde pequeños en la autosuficiencia porque el ejemplo de la terrible II Guerra Mundial mostró que muchos niños debieron sobrevivir en lugar de sucumbir por ignorar como utilizar la llave de la puerta para abrirla y pedir auxilio, así como otros murieron de hambre y sed por no saber subir al mueble donde había pan y agua. Ello porque sus padres ya habían sido muertos por balas del combate.

Otra lección que trajeron las educadoras de jardines de niños europeos fue; observar que había una persona además de la educadora en el aula de párvulos, y esa persona ostentaba estudios de psicología encargada de realizar el perfil psicológico de cada uno de los educandos, con el propósito de descubrir cuáles eran sus aptitudes, capacidades e inclinaciones características de su mente intelectual. ¿Cuál era el propósito? De continuar el avance en observaciones en subsiguientes estudios, para determinar la aptitud que ubicaría sin equívoco proseguir el curso de nivel profesional. Ello contribuiría obtener profesionales bien ubicados de acuerdo con sus aptitudes el que lo harían un buen médico, maestro, inventor, obrero o dirigente social.

Acá en nuestro país, no ocurre lo mismo, porque la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, no opera con esta clase de estudios psicológicos desde temprana edad. Lo que ocurre en nuestro país es que el estudiante cuando aspira a estudiar en escuelas profesionales en cierta especialidad, no la obtiene por varios motivos: no es admitido por reprobar el examen de admisión, no hay cupo para inscripción, ello obliga a estudiar “lo que sea” dentro de la institución de estudios superiores, esto es; estudiará carrera equivocada, por ello tanto profesional inepto.

Ejemplo de forzosas carreras equivocadas da motivo a que el ingeniero, químico o médico, trunque la carrera y la cambie por la que sus estudios arrojados durante su escolaridad le señalen. En este caso se ha perdido vida y recursos financieros útiles.

En algún tiempo pasado, la educadora tenía indicación de ubicar el tipo de inteligencia de cada uno de los pequeñitos, para ello; se valía de una libreta donde iba anotando la sobresaliente actitud de la personalidad con el propósito de obtener el perfil personal. Esa observación valiosa ayuda a localizar a cerebros lógico-matemáticos, lingüísticos, musicales, corporal-cinestésica, capacidades visuales y otros que la ciencia no considera.

¿Pregunta a Secretarios de Educación (federal y estatal), se interesan por mejorar la educación que dirigen? ¿Ellos mismos saben qué clase de inteligencia poseen? Porque hay inteligencias que acusan faltas ortográficas, sin embargo son excelentes en técnicas de ballet. Inteligencias que dirigen a grupos y otras que graban en su memoria la fisonomía de una ciudad.

La educación pública requiere ser atendida por quienes saben de educación, los que sepan dirigir la política educativa, la que requiere de gran responsabilidad.