Carlos Castillo Peraza dijo que "la democracia no es el peligro, es la oportunidad". No hay frase más coherente para entender que es, precisamente la democracia, la sustancia para recomponer al PAN y recobrar en él, esa herramienta ciudadana que defienda los intereses del pueblo.
No podemos permanecer estáticos ante el momento que enfrenta México, ni indiferentes frente a decisiones equivocadas de los gobiernos de Morena.
Acción Nacional tiene la obligación histórica de defender las causas ciudadanas que han sido abandonadas por la dirigencia, pensando estrictamente en intereses particulares.
Hoy esa fórmula está caduca, le sabe a rancio a la militancia y elimina cualquier posibilidad de participación interna. Cierra la puerta a la oportunidad y abre la ventana al oportunismo; se han vuelto incapaces de construir un partido fuerte, plural y participativo, y lo han convertido en un club cerrado donde las ideas no existen y la fuerza se limita a la nómina gubernamental.
Mención especial merece el hecho de que el Comité Ejecutivo Nacional del PAN haya determinado que, en aras de impulsar la participación de las mujeres, sea encabezada la fórmula para la renovación estatal por una mujer.
Coincido con lo que alguna vez dijo María Elena Álvarez Bernal: "Las circunstancias por las que hoy atravesamos, son la oportunidad de reencausar el rumbo". Para lograrlo, habremos de quitar de en medio los fantasmas de las diferencias naturales, para partir de aquello que nos hace coincidir, que es Acción Nacional y Tlaxcala.
El partido es una herramienta de participación y representación, por eso creo que siempre será un buen momento hacer trabajo para fortalecer a nuestra institución frente a los arrebatos del poder autoritario.
Emprendamos pues ese camino para recuperar la esperanza entre los panistas y confianza de los ciudadanos.
Conmemoraciones peligrosas
El fin de semana pasado, el Gobierno federal impulsó la proyección de un material audiovisual, sobre un escenario construido con forma del antiguo templo mayor de la Ciudad de México.
Al evento asistieron miles de ciudadanos que abarrotaron la plancha del zócalo de la Ciudad de México, dejando de lado la pandemia que sigue creciendo en nuestro país.
Fue un acto irresponsable de la autoridad, quien debería ser la primera interesada en evitar un colapso de las unidades hospitalarias, ante la cada vez más constante demanda de camas con ventiladores.
El evento representó otro atropello para el personal de salud que libra batallas campales contra la Covid-19, ante la indiferencia de un gobierno que sigue sin dotar de material de protección sanitaria correcta y que avanza con pasos cortos en el proceso de vacunación, que apenas alcanza el 20%.
No es momento de conmemorar el pasado, si antes no le apostamos a mejorar el presente. Hoy el gobierno debería enfocar todas sus baterías en mejorar las condiciones de salud pública y en reducir los contagios para evitar el colapso de los hospitales y la pérdida de más vidas a causa de la pandemia.
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