/ viernes 7 de mayo de 2021

Desarrollo democrático de Tlaxcala

Hace unos días, una candidata que participa en la elección de Gobernadora en Tlaxcala sostuvo que la democracia está en riesgo, y que debía ser defendida. Según ella, es a través de los “movimientos sociales”, y no de las instituciones, como esto puede lograrse.

Su narrativa plantea que “un pequeño grupo de personas busca regresar al pasado nacional y no permitir el cambio en nuestro estado”. Y bajo este argumento plantea la conformación de comités de defensa del voto que, dicho sea de paso, carecen de toda regulación y autoridad legal para actuar en tal sentido.

En un contexto de campaña como el que vivimos, esta clase de expresiones y llamados representan ingredientes para la nociva polarización social, porque diseminan una trama de buenos y malos que pretende la radicalización de conductas de resistencia entre los ciudadanos, a pesar de carecer de base objetiva.

Decir que la democracia está en riesgo en Tlaxcala es temerario, pues, por un lado, advierte perversidad, y por otro, esconde ignorancia.

La última edición del Índice de Desarrollo Democrático de México (IDD-Mex), que evalúa el comportamiento de la democracia y el desarrollo democrático en cada uno de los 32 estados del país, ubicó a Tlaxcala en el sexto lugar nacional. Y este resultado debe llamar la atención, porque, por primera vez, en 10 años, Tlaxcala logró su mejor posición, integrándose al grupo de estados de alto desarrollo democrático en México.

El IDD-Mex mide 24 indicadores presentados en cuatro dimensiones, cuyo mejoramiento en 2020 permitió a Tlaxcala subir 17 posiciones en el ranking nacional.

En Democracia de los ciudadanos, que integra los indicadores relacionados al ejercicio efectivo de los derechos ciudadanos y de las situaciones que los violentan, Tlaxcala pasó del lugar 19 al octavo; y en Democracia de las instituciones, que aglutina aquellos relacionados con la calidad de las instituciones y la eficiencia del sistema político para lograr avances democráticos, pasó del sitio 26 al número 10.

Asimismo, en Democracia Social, que contiene los indicadores que miden la gestión del gobierno para lograr mejores condiciones de desarrollo social y humano, el estado pasó del sitio 16 al 17; y en Democracia Económica, que incluye aquellos que evalúan el desarrollo económico en la generación de mayores oportunidades y mayor equidad, pasó del lugar 27 al octavo.

Es así que, en términos generales, Tlaxcala presenta un progreso democrático importante, logrando su mejor registro en el IDD-MEX hasta ahora, y, por quinta vez, supera el promedio nacional del índice. Por supuesto, no se le puede restar mérito a la gestión del gobernador Marco Antonio Mena, que ha contribuido positivamente con políticas que han fortalecido la democracia estatal.

El trabajo elaborado por la Fundación Konrad Adenauer en México, y la consultora política Polilat, especializada en Latinoamérica, cobra vigencia en este momento en que los ciudadanos están por elegir a quien ocupará la gubernatura para los próximos 6 años. Ofrece un diagnóstico sobre el estado de la democracia en la entidad, brindando un punto de partida hacia un camino de mejoras que sean verificables en el tiempo por medio de indicadores objetivos.

Con la colaboración de la Confederación USEM y el Centro de Estudios Políticos y Sociales, el apoyo del Instituto Nacional Electoral (INE), y la cooperación académica de El Colegio de México, el IDD-Mex echa por tierra la idea de que la democracia en Tlaxcala está en riesgo.

El trabajo hecho por el gobierno estatal para modernizar las instituciones y las leyes en la entidad, así como fortalecer las libertades civiles y políticas, y favorecer la celebración de elecciones libres, no se anula negándolo, como se intenta hacer al calor de las campañas.

Hace unos días, una candidata que participa en la elección de Gobernadora en Tlaxcala sostuvo que la democracia está en riesgo, y que debía ser defendida. Según ella, es a través de los “movimientos sociales”, y no de las instituciones, como esto puede lograrse.

Su narrativa plantea que “un pequeño grupo de personas busca regresar al pasado nacional y no permitir el cambio en nuestro estado”. Y bajo este argumento plantea la conformación de comités de defensa del voto que, dicho sea de paso, carecen de toda regulación y autoridad legal para actuar en tal sentido.

En un contexto de campaña como el que vivimos, esta clase de expresiones y llamados representan ingredientes para la nociva polarización social, porque diseminan una trama de buenos y malos que pretende la radicalización de conductas de resistencia entre los ciudadanos, a pesar de carecer de base objetiva.

Decir que la democracia está en riesgo en Tlaxcala es temerario, pues, por un lado, advierte perversidad, y por otro, esconde ignorancia.

La última edición del Índice de Desarrollo Democrático de México (IDD-Mex), que evalúa el comportamiento de la democracia y el desarrollo democrático en cada uno de los 32 estados del país, ubicó a Tlaxcala en el sexto lugar nacional. Y este resultado debe llamar la atención, porque, por primera vez, en 10 años, Tlaxcala logró su mejor posición, integrándose al grupo de estados de alto desarrollo democrático en México.

El IDD-Mex mide 24 indicadores presentados en cuatro dimensiones, cuyo mejoramiento en 2020 permitió a Tlaxcala subir 17 posiciones en el ranking nacional.

En Democracia de los ciudadanos, que integra los indicadores relacionados al ejercicio efectivo de los derechos ciudadanos y de las situaciones que los violentan, Tlaxcala pasó del lugar 19 al octavo; y en Democracia de las instituciones, que aglutina aquellos relacionados con la calidad de las instituciones y la eficiencia del sistema político para lograr avances democráticos, pasó del sitio 26 al número 10.

Asimismo, en Democracia Social, que contiene los indicadores que miden la gestión del gobierno para lograr mejores condiciones de desarrollo social y humano, el estado pasó del sitio 16 al 17; y en Democracia Económica, que incluye aquellos que evalúan el desarrollo económico en la generación de mayores oportunidades y mayor equidad, pasó del lugar 27 al octavo.

Es así que, en términos generales, Tlaxcala presenta un progreso democrático importante, logrando su mejor registro en el IDD-MEX hasta ahora, y, por quinta vez, supera el promedio nacional del índice. Por supuesto, no se le puede restar mérito a la gestión del gobernador Marco Antonio Mena, que ha contribuido positivamente con políticas que han fortalecido la democracia estatal.

El trabajo elaborado por la Fundación Konrad Adenauer en México, y la consultora política Polilat, especializada en Latinoamérica, cobra vigencia en este momento en que los ciudadanos están por elegir a quien ocupará la gubernatura para los próximos 6 años. Ofrece un diagnóstico sobre el estado de la democracia en la entidad, brindando un punto de partida hacia un camino de mejoras que sean verificables en el tiempo por medio de indicadores objetivos.

Con la colaboración de la Confederación USEM y el Centro de Estudios Políticos y Sociales, el apoyo del Instituto Nacional Electoral (INE), y la cooperación académica de El Colegio de México, el IDD-Mex echa por tierra la idea de que la democracia en Tlaxcala está en riesgo.

El trabajo hecho por el gobierno estatal para modernizar las instituciones y las leyes en la entidad, así como fortalecer las libertades civiles y políticas, y favorecer la celebración de elecciones libres, no se anula negándolo, como se intenta hacer al calor de las campañas.