/ martes 19 de julio de 2022

Descomposición institucional y social

Los hechos ocurridos el domingo pasado en el municipio de Xaltocan, nuevamente encienden las alarmas respecto de la efectividad del gobierno estatal para la prevención de conflictos que deriven en actos violentos en los municipios.

Una vez más nos preguntamos ¿Dónde está la Secretaría General de Gobierno? ¿Dónde está la Secretaría de Seguridad Ciudadana? ¿Dónde está el aparato de inteligencia del estado? ¿Dónde están las capacitaciones para los elementos de seguridad, respecto del manejo de crisis, control de confianza y protocolos para el resguardo de los asegurados?

Todo parece indicar que la revuelta tuvo lugar como consecuencia de la muerte de una persona que fue detenida y quien, presuntamente, fue golpeada por elementos adscritos a la Dirección Municipal de Seguridad Pública.

Lo que ha sido una constante en los casos de violencia que han estallado en diversos puntos del estado, es la tardía reacción de los elementos estatales y federales, quienes acuden prácticamente al acordonamiento de la zona, cuando el conflicto alcanzó su punto máximo, o bien, ya hay víctimas y destrozos que lamentar.

Los alcaldes están solos, no tienen el respaldo de su gobierno, que está más interesado en afiliar alcaldes al proyecto de Morena, que en un trabajo interinstitucional que permita el anhelado progreso y la tan esperada paz en la entidad “más segura del país”.

Desde mi perspectiva estos conflictos son derivados de dos situaciones; por una parte, la falta de confianza en las instituciones de procuración de justicia ha llevado a pensar a la población que “es mejor hacer justicia porque las autoridades siempre terminan soltando al delincuente”.

Este pensamiento recurrente es causado por el altísimo e indignante índice de impunidad en el país, donde más del 90% de los casos no son resueltos, o terminan beneficiando a los presuntos delincuentes por procedimientos erróneos en la detención.

Por otra parte, vivimos en una sociedad cada vez más compleja, con más problemáticas y males que nos aquejan como colectivo: el acceso a diversas drogas que modifican la conducta del ser humano, la desintegración familiar causada por diversos factores, la falta de políticas públicas que fortalezcan los valores en la sociedad y una economía que lastima los bolsillos de la gente.

Mientras el gobierno estatal no vea y atienda de manera integral la situación, el problema seguirá creciendo, debilitando al Estado de Derecho.

Debemos impulsar desde todas las trincheras la recomposición social y la recuperación del valor de las instituciones para el servicio de la gente.

Hoy se necesita un gobierno que mantenga interlocución con los ciudadanos y apertura firme y decidida entre quienes tenemos un cargo de representación popular y diversos actores políticos, anteponiendo el interés superior que se llama Tlaxcala.

Para esto y todo lo relacionado con el desarrollo de nuestra tierra, siempre tendrán en mí el compromiso irrenunciable que adquirí con los ciudadanos, para trabajar en favor de nuestro estado.

Agradezco el favor de su lectura.

Lo que ha sido una constante en los casos de violencia que han estallado en diversos puntos del estado, es la tardía reacción de los elementos estatales y federales...


Los hechos ocurridos el domingo pasado en el municipio de Xaltocan, nuevamente encienden las alarmas respecto de la efectividad del gobierno estatal para la prevención de conflictos que deriven en actos violentos en los municipios.

Una vez más nos preguntamos ¿Dónde está la Secretaría General de Gobierno? ¿Dónde está la Secretaría de Seguridad Ciudadana? ¿Dónde está el aparato de inteligencia del estado? ¿Dónde están las capacitaciones para los elementos de seguridad, respecto del manejo de crisis, control de confianza y protocolos para el resguardo de los asegurados?

Todo parece indicar que la revuelta tuvo lugar como consecuencia de la muerte de una persona que fue detenida y quien, presuntamente, fue golpeada por elementos adscritos a la Dirección Municipal de Seguridad Pública.

Lo que ha sido una constante en los casos de violencia que han estallado en diversos puntos del estado, es la tardía reacción de los elementos estatales y federales, quienes acuden prácticamente al acordonamiento de la zona, cuando el conflicto alcanzó su punto máximo, o bien, ya hay víctimas y destrozos que lamentar.

Los alcaldes están solos, no tienen el respaldo de su gobierno, que está más interesado en afiliar alcaldes al proyecto de Morena, que en un trabajo interinstitucional que permita el anhelado progreso y la tan esperada paz en la entidad “más segura del país”.

Desde mi perspectiva estos conflictos son derivados de dos situaciones; por una parte, la falta de confianza en las instituciones de procuración de justicia ha llevado a pensar a la población que “es mejor hacer justicia porque las autoridades siempre terminan soltando al delincuente”.

Este pensamiento recurrente es causado por el altísimo e indignante índice de impunidad en el país, donde más del 90% de los casos no son resueltos, o terminan beneficiando a los presuntos delincuentes por procedimientos erróneos en la detención.

Por otra parte, vivimos en una sociedad cada vez más compleja, con más problemáticas y males que nos aquejan como colectivo: el acceso a diversas drogas que modifican la conducta del ser humano, la desintegración familiar causada por diversos factores, la falta de políticas públicas que fortalezcan los valores en la sociedad y una economía que lastima los bolsillos de la gente.

Mientras el gobierno estatal no vea y atienda de manera integral la situación, el problema seguirá creciendo, debilitando al Estado de Derecho.

Debemos impulsar desde todas las trincheras la recomposición social y la recuperación del valor de las instituciones para el servicio de la gente.

Hoy se necesita un gobierno que mantenga interlocución con los ciudadanos y apertura firme y decidida entre quienes tenemos un cargo de representación popular y diversos actores políticos, anteponiendo el interés superior que se llama Tlaxcala.

Para esto y todo lo relacionado con el desarrollo de nuestra tierra, siempre tendrán en mí el compromiso irrenunciable que adquirí con los ciudadanos, para trabajar en favor de nuestro estado.

Agradezco el favor de su lectura.

Lo que ha sido una constante en los casos de violencia que han estallado en diversos puntos del estado, es la tardía reacción de los elementos estatales y federales...