/ jueves 16 de julio de 2020

Deshojando el Cempasúchil | El enemigo público número uno del planeta: la pandemia

Hoy por hoy, el enemigo número uno del mundo es la Covid-19 de acuerdo con la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, está golpeando más fuertemente a los países de Norte y Sudamérica, ya que EUA ocupa el nada honroso primer lugar en cantidad de difuntos, Brasil el segundo y México el tercero. ¿Qué tienen estos tres países en común? Una gran cantidad de población, gobernantes a nivel nacional que privilegian el descuido y ¿la degradación de la economía? La llegada de la pandemia y la actitud descuidada de algunos gobiernos dejará como saldo el que a más de 80 millones de personas las agobiará el hambre.

Específicamente en nuestro país la pandemia está fuera de control, ocupamos el 4º lugar a nivel mundial por el número de muertos. Curiosamente nuestro índice de fallecimientos es el más alto del planeta ¿Porque tenemos más gordos, diabéticos e hipertensos que otros países? ¿Porque no tomamos oportunamente las medidas de contención adecuadas a pesar de saber de la amenaza con cuatro meses de anticipación? A pesar de tener los ejemplos de otros países, no nos apresuramos a cerrar las fronteras, ni a hacer pruebas sobre la presencia del virus y, a estas alturas, sólo confinamos a la gente a sus domicilios, y ellos los prisioneros en sus propias casas enfrentando unos, días de creatividad y descanso, otros, conociendo ¡al fin! la realidad y la forma de ser de su propia familia, y otros más enfrentándose a sus demonios personales; por ello, la gente, cansada de estar confinada o al filo de la hambruna, ha optado por ignorar cualquier medida de contención que se le quiera imponer. Así las cosas, mientras nos dicen que el número de camas ocupadas no llega al 65 %, también nos dicen que es porque se ha incrementado la cantidad de camas con respirador; sin embargo, sabemos que no hay suficiente personal calificado para manejar esos equipos. Sin duda, lo que vino a agravar la situación de contagios en el país, en la que parece que no hemos llegado a la cima y ni siquiera esperamos un rebrote porque aún no ha decrecido el mal, por culpa de la apertura caótica y desordenada, que ha hecho que la gente se sienta con libertad de no evitar aglomeraciones, ni usar cubrebocas. Mientras, habemos quienes de verdad estamos preocupados por nosotros y por los que amamos. Cada día sabemos de más conocidos, amigos y parientes que han perdido la vida, debido al desorden causado por los malos consejos y peores ejemplos, además de que –aunque no lo crean- aún hay gente ignorante, necia o absurda que no acepta que el coronavirus es una enfermedad, grave, mortal y para la que aún no hay cura o paliativos y que llegó para quedarse. En tanto, el ya famoso subsecretario López Gatell es defendido con pasión y denuedo por el otro López, su mancuerna; cada día se hace más difícil creerle, por las cifras contradictorias que maneja, y porque un día culpa a los gobernadores y al otro los disculpa. La realidad es que el control de la enfermedad está en manos de los gobiernos locales y municipales, que a la larga cosecharán el resultado de sus acciones, adecuadas o no. Eso se verá en las urnas, en las elecciones del año entrante.

Los periodistas somos culpables de la expansión del coronavirus

López Gatell declara -en una de sus ocurrencias- que los periodistas, especialmente los que laboran en periódicos nacionales -que no son de su simpatía ni en general de la 4T-, son los culpables de los garrafales errores que las autoridades federales de salud han cometido, así como del desmantelado sistema nacional de salud del país, que es, sin paliativos, obsoleto, caótico, destartalado, mal equipado y con presupuesto drásticamente reducido. Pienso que no hay que buscar culpables, sino soluciones. Ahora dice el subsecretario rockstar que no son culpables las autoridades, que la contención de la pandemia es corresponsabilidad de todos y cada uno de los mexicanos. Pensándolo bien, ¿usted se siente culpable de ignorancia, omisión, imprudencia, etc.? ¿O es de los que culpan a la mala suerte y al destino por los más de 35 mil muertos dados a conocer por las cifras oficiales? La única noticia buena es que científicos de Conacyt acaban de inventar dos tipos de respirador, de los que han construido 500 de cada uno –a precio inferior a los que vendía el hijos de Bartlett, y estos si funcionan- y han sido entregados al Sistema de Salud Nacional¡¡Aleluya!!

Y la política en Tlaxcala ¿cómo va?

La verdad es que está medio pausada. Mientras el gobernador Marco Mena aparece como muy bien calificado, algunas de las candidatas –prevalecen las mujeres- ni fu, ni fa, y quizá sea mejor que no aparezcan públicamente, porque están enfrentándose a una pandemia muuuuuy difícil de controlar… A quien no ha dejado de lloverle es a Lorena, quizá sea por culpa de los integrantes de su equipo, ella los conoce y sabe de qué pie cojean; ahora la están culpando por el mal manejo de fondos de las universidades Benito Juárez, ya que, de acuerdo a algunos de los responsables nacionales, se han desviado muchos recursos que no han sido aplicados… Adriana, más madura por la experiencia, se ha vuelto en verdad eficaz y certera como columnista y está presente en los medios. Mientras, los partidos están desbalagados, el PAN en Tlaxcala anda perdido… y que les digo del PRD… en el tricolor peor se pondrá la situación con los escándalos que les están cocinando a sus antiguos jerarcas y a algunos de sus miembros distinguidos… Aquí y en varios estados no va a haber de otra que privilegiar currículos –especialmente de acciones personales positivas y en pro de la gente- más que la bandera del partido en el que los candidatos militan. Ahora se tratará de ver personalidades y privilegiar trayectorias de acciones específicas, no se tratará ni de compadres, ni de colores, es más, los partidos, como tales, sólo pueden convertirse en rémoras y estorbos.

Hoy por hoy, el enemigo número uno del mundo es la Covid-19 de acuerdo con la Organización Mundial de Salud. Sin embargo, está golpeando más fuertemente a los países de Norte y Sudamérica, ya que EUA ocupa el nada honroso primer lugar en cantidad de difuntos, Brasil el segundo y México el tercero. ¿Qué tienen estos tres países en común? Una gran cantidad de población, gobernantes a nivel nacional que privilegian el descuido y ¿la degradación de la economía? La llegada de la pandemia y la actitud descuidada de algunos gobiernos dejará como saldo el que a más de 80 millones de personas las agobiará el hambre.

Específicamente en nuestro país la pandemia está fuera de control, ocupamos el 4º lugar a nivel mundial por el número de muertos. Curiosamente nuestro índice de fallecimientos es el más alto del planeta ¿Porque tenemos más gordos, diabéticos e hipertensos que otros países? ¿Porque no tomamos oportunamente las medidas de contención adecuadas a pesar de saber de la amenaza con cuatro meses de anticipación? A pesar de tener los ejemplos de otros países, no nos apresuramos a cerrar las fronteras, ni a hacer pruebas sobre la presencia del virus y, a estas alturas, sólo confinamos a la gente a sus domicilios, y ellos los prisioneros en sus propias casas enfrentando unos, días de creatividad y descanso, otros, conociendo ¡al fin! la realidad y la forma de ser de su propia familia, y otros más enfrentándose a sus demonios personales; por ello, la gente, cansada de estar confinada o al filo de la hambruna, ha optado por ignorar cualquier medida de contención que se le quiera imponer. Así las cosas, mientras nos dicen que el número de camas ocupadas no llega al 65 %, también nos dicen que es porque se ha incrementado la cantidad de camas con respirador; sin embargo, sabemos que no hay suficiente personal calificado para manejar esos equipos. Sin duda, lo que vino a agravar la situación de contagios en el país, en la que parece que no hemos llegado a la cima y ni siquiera esperamos un rebrote porque aún no ha decrecido el mal, por culpa de la apertura caótica y desordenada, que ha hecho que la gente se sienta con libertad de no evitar aglomeraciones, ni usar cubrebocas. Mientras, habemos quienes de verdad estamos preocupados por nosotros y por los que amamos. Cada día sabemos de más conocidos, amigos y parientes que han perdido la vida, debido al desorden causado por los malos consejos y peores ejemplos, además de que –aunque no lo crean- aún hay gente ignorante, necia o absurda que no acepta que el coronavirus es una enfermedad, grave, mortal y para la que aún no hay cura o paliativos y que llegó para quedarse. En tanto, el ya famoso subsecretario López Gatell es defendido con pasión y denuedo por el otro López, su mancuerna; cada día se hace más difícil creerle, por las cifras contradictorias que maneja, y porque un día culpa a los gobernadores y al otro los disculpa. La realidad es que el control de la enfermedad está en manos de los gobiernos locales y municipales, que a la larga cosecharán el resultado de sus acciones, adecuadas o no. Eso se verá en las urnas, en las elecciones del año entrante.

Los periodistas somos culpables de la expansión del coronavirus

López Gatell declara -en una de sus ocurrencias- que los periodistas, especialmente los que laboran en periódicos nacionales -que no son de su simpatía ni en general de la 4T-, son los culpables de los garrafales errores que las autoridades federales de salud han cometido, así como del desmantelado sistema nacional de salud del país, que es, sin paliativos, obsoleto, caótico, destartalado, mal equipado y con presupuesto drásticamente reducido. Pienso que no hay que buscar culpables, sino soluciones. Ahora dice el subsecretario rockstar que no son culpables las autoridades, que la contención de la pandemia es corresponsabilidad de todos y cada uno de los mexicanos. Pensándolo bien, ¿usted se siente culpable de ignorancia, omisión, imprudencia, etc.? ¿O es de los que culpan a la mala suerte y al destino por los más de 35 mil muertos dados a conocer por las cifras oficiales? La única noticia buena es que científicos de Conacyt acaban de inventar dos tipos de respirador, de los que han construido 500 de cada uno –a precio inferior a los que vendía el hijos de Bartlett, y estos si funcionan- y han sido entregados al Sistema de Salud Nacional¡¡Aleluya!!

Y la política en Tlaxcala ¿cómo va?

La verdad es que está medio pausada. Mientras el gobernador Marco Mena aparece como muy bien calificado, algunas de las candidatas –prevalecen las mujeres- ni fu, ni fa, y quizá sea mejor que no aparezcan públicamente, porque están enfrentándose a una pandemia muuuuuy difícil de controlar… A quien no ha dejado de lloverle es a Lorena, quizá sea por culpa de los integrantes de su equipo, ella los conoce y sabe de qué pie cojean; ahora la están culpando por el mal manejo de fondos de las universidades Benito Juárez, ya que, de acuerdo a algunos de los responsables nacionales, se han desviado muchos recursos que no han sido aplicados… Adriana, más madura por la experiencia, se ha vuelto en verdad eficaz y certera como columnista y está presente en los medios. Mientras, los partidos están desbalagados, el PAN en Tlaxcala anda perdido… y que les digo del PRD… en el tricolor peor se pondrá la situación con los escándalos que les están cocinando a sus antiguos jerarcas y a algunos de sus miembros distinguidos… Aquí y en varios estados no va a haber de otra que privilegiar currículos –especialmente de acciones personales positivas y en pro de la gente- más que la bandera del partido en el que los candidatos militan. Ahora se tratará de ver personalidades y privilegiar trayectorias de acciones específicas, no se tratará ni de compadres, ni de colores, es más, los partidos, como tales, sólo pueden convertirse en rémoras y estorbos.